De las cosas que más recuerdo de mi infancia y las convivencias con mis
amigos cercanos y mis primos además de las semanas santas y los diciembres sin duda
alguna son los días del niño, y lo recuerdo muy bien porque tuvimos en la
familia, además de unas tías y madres maravillosas que siempre se preocuparon
por la sana convivencia entre nosotros y el siempre inculcarnos el vernos como
hermanos, esos primos con los que crecí que en realidad el margen de años entre
unos y otros no era demasiado lo cual aumentaba más la complicidad entre
nosotros. (Éramos alrededor de 7 los primos cercanos además de los amigos de la
cuadra y la diferencia entre el mayor y el menos eran sólo cinco años)
Recuerdo que ese día todo era juegos, desde la mañana, hubiera escuela o
no, ese día era especial (era como un cumpleaños más) en la tarde la comida era
especial, por lo general eran hamburguesas hechas por ellas mismas, nieve
napolitano, y por supuesto lo que yo más disfrutaba, las películas.
Mi mamá para ese día en especial (así como para mi cumpleaños) solía ir
a rentar películas. (Desde chico si algo me inculcó mi madre es a comprar lo
que vale la pena comprar, más que legalmente, original; porque estas comprando
el trabajo que alguien más hace con mucho esfuerzo y sudor, como si fuera un
artesano, estas comprando algo que se volverá quizá en algo de lo más especial
que tendrás y escucharás o verás en tu vida)
Recuerdo en especial un día del niño, tendría entre seis y ocho años
(tengo buena memoria, pero a esta altura de la vida no suelo ser tan exacto en
las fechas, (diría Julio Cortázar) en los
acontecimientos si [y eso a veces porque también uno empieza a mezclar fantasías
con sueños y con la realidad] y mi madre había rentado la película The Sandlot
(los recurrentes de mi blog sabrán que es una de mis películas favoritas por los recuerdos) y otra llamada La Llave Mágica que
también era una de esas películas que todo niño amaba en aquellos años.
Entonces recuerdo aquel día del niño y los días siguientes volviendo a verla y
replicando con los amigos las escenas de esta y poniéndonos los nombres de los
niños de la película. Pero sin duda lo que más recuerdo y lo que más me encantó
de aquella ocasión en especial es que mi madre al entregar las películas me
llevó con ella, era la primera vez que lo hacía, y al entrar a aquel videocentro
que estaba en la calle 20 de Noviembre de la ciudad de Durango, es una de esas
cosas que uno jamás olvida, como la primera vez que vas al cine y esa clase de
cosas. Entonces yo quedé maravillado y decidí en ese preciso instante que
muchas de mis tardes las pasaría en ese lugar. Entonces años después vino el
cierre de los videocentro, creo que tendría doce o trece años cuando eso paso,
en ese entonces no me afectó tanto porque además de que en aquellos años en la
televisión se podían ver muy buenas películas, mi videoteca se había hecho
bastante amplia gracias a mi papá que cada
año me traía montones de películas de Los Angeles donde el trabajaba y
prácticamente donde él se las encontraba a veces en la calle (o al menos era lo
que el nos contaba) además llegó el DVD, todavía podías tocar y palpar lo que
veías, he de aceptar que en aquellos años mis gustos en el cine quizá no eran
tan buenos, pero la verdad siempre he creído que el cine es universal y como en
la vida misma uno evoluciona y va encontrando en él lo que necesita, el cine
cambia con uno, o uno cambia con el cine.
Hace unos meses, no más de un año en Estados Unidos se anunció la banca
rota de Blockbuster, lo que obligó al cierre de sus tiendas en el país vecino
del norte, no tardó mucho en llegar esta debacle a México, antes de quebrar
cambió su nombre (me imagino que por cuestiones ecomómicas) y meses después,
justo hace unas semanas, cerró sus puertas, años de descubrimientos
maravillosos, significativos y valiosos momentos que viví entre pasillos de más
de una de estas tiendas, es verdad lo que dicen, la película indicada, así como
un libro pueden cambiar tu vida, yo cambié infinidad de veces gracias a esta
clase de lugares, pero por desgracia, además de la piratería, la aparición de
Netflix, acabó por matar a los lugares de alquilamiento de películas, donde se
veían esos poster´s retro de años atrás, donde conocías a gente amante del cine
como tú, donde veías desde cine de arte europeo, documentales, de todo tipo de
películas, y no sólo hablo de los blockbuster´s y videocentros que al final de
cuentas eran emporios y cadenas que al final aunque tuvieron que cerrar,
hicieron su riqueza sin lugar a dudas, hablo también por esos pequeños
santuarios fundados por cinéfilos y cinéfagos como yo que amando el cine se
encargaron por años de coleccionar y juntar películas para después crear pequeños
cineclubes y compartir su grande amor por grandes películas (gente que amaba el
cine de verdad no como los empleados de las cadenas de cine y de los
blockbuster´s que sólo estaban en esos lugares por dinero, no por amor, salvo
por una persona, un joven que conocí hace años precisamente el cual me animó a
comprar Jackie Brown) y lo que más me duele es que Netflix no quiere crear
lazos entre películas y nosotros, netflix lo único que quiere es hacer dinero y
hacernos perder el tiempo viendo películas en cualquier lado donde podamos
llevar un celular o una computadora, antes siendo niños podíamos perder el
tiempo en la calle, haciendo otras cosas, sin celulares ni wifi, sólo amigos y
nuestra imaginación, para después ver películas en esos lapsos de tiempo que
uno se permitía el tiempo para eso, no nos absorbía todo el tiempo, y eso hacía
especiales a las películas. Ahora el hecho de que muchas películas decidan
hacer sus estrenos y sus premiere a través de esta plataforma sólo porque es
mucho más económico, rápido y costeable, me hace corroborar aun más de que la
gente detrás de esto sólo es movida por el dinero, los
verdaderos cineastas no hacían cine por dinero, lo hacían porque querían
expresar algo. Es como la sensación que se siente y que comentaba hace
un tiempo Eric Villa, coordinador editorial de la Revista Cinéfagos donde decía como antes tenías que ir al cine y un día
cualquiera ser sorprendido con el trailer de una película que esperabas durante
años con ansias, no como ahora que meses después los tienes disponible en
internet y ya no sólo es un trailer, ahora hasta tres adelantos puedes tener,
en muchas ocasiones sin exagerar, puedes adivinar la trama de la película con
sólo ver sus trailers, puedes saber si van a ser buenas o malas, es como el hecho de que ahora también por netflix
puedas ver una serie de inicio a fin cuantas veces quieras, quitándote esa
sensación que años atrás se sentía cuando te gustaba una serie (poco me
gustaron desde siempre las series, pero recuerdo de cuando me obsesioné con
Lost) y tenías que esperar toda una semana para ver un capítulo nuevo. Y que
conste que mi problema no es con que ahora ya no vaya a haber material físico
(que no se me tache de materialista) pero es un poco a lo que comentaba en esta entrada, es el hecho de, como ya lo dije ya
no se haga conexiones con las películas y el cine como años atrás se hacía, el
hecho de que ahora el cine sea más un negocio que un arte, el hecho de que se
busque sólo el hacer que las personas pierdan su tiempo, ahora pienso en un
video que hace unos meses hizo Beto de En 10 Puntos con Memo y su canal de Memento del cine
donde hablaban de si se llegaría el día en que Netflix acabaría con el cine, yo
la verdad al igual que ellos, no creo que vaya a llegar ese día, no creo que la
gente prefiera ver una película en su celular o en su laptop en lugar de salir
con familia, amigos o sólos a ver ese espejo gigantesco iluminar sus mentes, no
creo y me niego a creer que un día eso pasara, pero de llegar a pasar, se los
digo con certeza, ese día o me quito la vida o me hago cineasta para volver a
ver las películas como a mi me gusta verlas.
Aunque viendo las cosas con más calma, quizá no sea para tanto todo
esto, quizá no sea del todo malo todo esto, quizá sólo sea nostalgia por
tiempos mejores, quizá siempre ha sido así, uno tiene que adaptarse o morir. O
quizá también sea más que nada nostalgia por las cosas que yo viví al lado de
mis amigos cuando era niño, gracias a las películas que llegábamos y solíamos
ver juntos, esa libertad que se sentía a pesar de todo, de la tierra, de las
carencias, libertad que nuestro niños hoy no tienen,
con tantos celulares, aplicaciones y wifi´s, aunque como siempre lo he
dicho, no puedo generalizar, aun hay esperanza; espero.
Acá una entrevista donde Tarantino deja en claro su negativa ante este
tipo de productos como lo son netflix y muchos más como claro video o blim o
klick.
Y acá también una nota de El Universal del tema.
Y acá también una nota de El Universal del tema.
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