Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

jueves, 30 de junio de 2022

Palabras verdaderas: los temas importantes de contar en el documental mexicano.





Contar la anécdota que hacen que el trabajo de Denisse Quintero y Sueño en otro idioma de Ernesto Contreras estén conectadas, creo que no tiene interés ni fondo en lo que es al final de cuentas este documental del 2020, pero llega a ser una de esas curiosidades que hacen tan ricas las proyecciones en los festivales de cine. Esto sólo lo digo como introducción para hablar de este valioso documental cuyo protagonista y tema central viene a ser una comunidad entera.


El documental narra como en el pueblo de Ayapa, en el estado de Tabasco, se hace un esfuerzo por parte de varios habitantes por rescatar la lengua nativa del lugar, el Ayapa Zoque que está en vías de extinción. Pero conforme vemos y escuchamos los testimonios recabados por Denisse sobre los hablantes ancianos del lugar, vemos todos los problemas que han venido arrastrando los habitantes del pueblo desde décadas atrás como la discriminación, la violencia, el saqueo del lugar, poniendo como prueba fehaciente que, siempre el "hombre civilizado" es el menos civilizado, y el que siempre se empeña en desaparecer el patrimonio que hace rico a su lugar de origen y a sus raíces. Pero el documental también es testigo y evidencia de que hay personas que siempre quieren ayudar y que están en la lucha para que las lenguas nativas que existen en nuestro país no desaparezcan del todo, aunque sea una lucha contra el tiempo y lo imposible, pero siempre la luz de la juventud brilla por muy mínima que sea la probabilidad y la intensidad de la llama.


Cuando uno tiene la posibilidad de ver un documental como el de Denisse, es imposible que le vengan a la mente otros documentales sobre las lenguas originarias que se han producido en los últimos años en nuestro país, sin la mínima intención de compararlos por supuesto. Kuxlejal es uno de los que a mi me vinieron a la mente inmediatamente, por este grupo de jóvenes chiapanecos que defienden su lengua nativa, el tsotsil, formando un grupo de hip-hop para que los jóvenes se incorporen y así luchar de alguna manera y desde su trinchera contra los altos índices de suicidio que ocurren entre su comunidad. También recordé a Laberinto Yo'eme de Sergi Pedro Ros, en el que se ve como el pueblo Yaqui en el estado de Sonora sufre el desplazamiento de sus tierras a través de la violencia ejercida por el crimen organizado, pero también a base de discriminación por su identidad y las adicciones a las que los hacen caer a la fuerza. Pero sobre todo me recordó al hermoso documental Tote Abuelo de María Sojob, y que es con el que yo encuentro una conexión muy afín con el trabajo de Denisse, aunque en la forma son particulares y distintos.

Si bien en el trabajo de María, el deseo de que la lengua y las enseñanzas que tiene su abuelo no se pierdan, y que ella las pueda transmitir a su hija, y que claramente hay una línea más personal, además de ser un trabajo más contemplativo y cercano al cine-ensayo (como lo llega a ser La danza del hipocampo); en el trabajo de Denisse es más general el espectro que ella toma, pues logra retratar fielmente los deseos y las necesidades de la comunidad a través de todos los personajes/personas que retrata su lente, y eso, además de ser más complicado, vuelve el mensaje del documental más poderoso y cercano al espectador que no alcanzaría a comprender todos estos problemas si los viviera de primera mano. El tema de la discriminación ambos documentales lo retratan a la perfección, y me parece que si bien en el trabajo de María tiene más peso dramático, en Palabras verdaderas es sólo una de las tantas piezas bien expuestas en el documental.

Quizá lo que a mí más me conmovió del documental (porque hay muchas cosas que en verdad me llegaron a conmover), es cuando los ancianos del pueblo y los niños conviven en el mismo lugar aprendiendo unos de otros, y vemos como una niña habla fluido el zoque, y vemos como habla sobre la lengua con amor y orgullo, algo que recuerda a la niña en La recua, y aquí es donde el documental pone a pensar a su espectador, y lo pone a pensar con un dejo de esperanza: de cuantos niños que convivieron en vida con estos ancianos, alguno será una semilla donde el zoque seguirá viviendo, junto con los que lo llevan en el recuerdo y que algún día quisieron aprenderlo pero que sus padres no quisieron que sufrieran lo que ellos tuvieron que vivir por la ignorancia de la "gente de ciudad".

Un documental sencillo y con una propuesta muy única, en el que se percibe que si bien la mirada de Denisse no se siente tan íntima como la de otros documentalistas que retratan historias sobre nuestros pueblos originarios, si se siente una mirada que mira todo con cariño y la distancia apropiada, y sobre todo se siente que la mirada de Denisse tiene más amplitud en el sentido que puede enfocar la narrativa en muchas personas y muchos temas, sin perder el mensaje que quiere transmitir, y que tanto es importante como cineasta que es, como por la misma importancia en sí del tema.

sábado, 18 de junio de 2022

I, Daniel Blake: El estado Vs. las personas buenas.





Dentro del cine social hay directores que son imprescindibles para la historia del cine mundial, y que su importancia va más allá de la etiqueta que puede dar muchas veces decir cine social. Los hermanos Dardenne, Costa Gravas, Glauber Rocha, Andrzej Wajda, son algunos, y entre ellos podemos poner de manera muy particular al británico Ken Loach.

Ganador de dos palmas de oro (que eso no nos tendría que decir mucho) la primera con la que para mí es su mejor película The wind that shakes the barley (llamada en México "Vientos de libertad", con un Cillian Murphy descomunal) y la segunda con la película en cuestión: I, Daniel Blake.


Daniel es un carpintero de 59 años que, después de sobrevivir a un infarto, lo obligan a dejar de trabajar, entonces inicia el trámite para recibir la asistencia social, pero para poder recibir la ayuda él debe empezar los trámites que para un hombre de su generación, resultan ser muy complicados, pues además de que nada lo puede hacer personalmente, debe acreditar ciertas horas en las que debe comprobar que ha estado buscando trabajo, pero su alta médica aún no se lo permite, pero aún así el trata a toda costa de hacer lo humanamente posible para que el estado le brinde una ayuda que, en el papel debería de recibir. En este largo viacrucis conoce a Katie, una joven madre soltera de dos niños que es transferida de Londres hasta la ciudad donde vive Daniel para que le puedan asignar una casa y ayuda social, pero ese cambio desestabiliza su vida por completo, pues además de dejar ella y sus hijos todo lo que conocían, se da cuenta que ni es tan sencillo lidiar con la burocracia, ni la ayuda que le brindan es suficiente. Entre altas y bajas, ambos se sirven de apoyo y soporte en los momentos muy malos y en los no tan malos, Katie haciendo sacrificios, y Daniel alzando la voz de la única manera que él cae en cuenta que le pueden hacer caso, al final parece que Daniel será escuchado como lo que es: un ciudadano que ha contribuido y a cumplido con sus obligaciones desde siempre, pero la vida sólo nos muestra al final el legado y la figura de un hombre ante los suyos, que sólo luchó por lo que le correspondía y que el estado hizo hasta lo imposible para no otorgárselo.


El retrato que hace Loach a una situación que quizá está más vigente que nunca no sólo en Europa, sino yo diría en la mayor parte del mundo, es crudo, directo, sencillo, honesto y desgarrador, pues retrata a la más llana perfección ambas caras de la moneda, la fría y desinteresada del estado y su muchas veces fallida y absurda burocracia, y la de la desesperación de las personas que no pueden hacer nada más que sobrevivir a su realidad. El apoyo y empatía de los ciudadanos afectados es real, vemos a Daniel, aún con su situación, ayudar a todo aquel que lo necesita, si bien no en apoyo económico porque no lo tiene, si en estar presente, y así lo vemos con Katie y con su vecino China, que también lo ayudan sin interés alguno, sólo por comprensión y afecto, es ahí que vemos que lo económico no es necesario cuando se quiere servir de soporte en los momentos complicados de la vida. Ahí radica la luz humana tan conmovedora que desprende, a pesar de la situación que sufren y que nosotros espectadores vemos muchas veces cómodamente desde nuestras butacas.

Me parece que las actuaciones de los actores no son del todo perfectas, pero es en esa imperfección que los personajes se vuelven más humanos y creíbles, en esos momentos de indecisión, incluso pareciera que ellos en su rol interpretativo no están del todo preparados, pero esa es una reacción que el espectador puede creer, pues se está acostumbrado en el cine dramático meramente comercial que las reacciones en este tipo de situaciones sean desmedidas, acá hay incluso una contención en las emociones que vemos a los personajes todo el tiempo nerviosos, avergonzados, tartamudos, como en la escena en que Katie llora en las escaleras, o cuando empieza a comer desesperada en el banco de alimentos y pide perdón todo el tiempo (Hayley Squires hace un papel tremendo).

Como lo dije, uno quisiera que el cine de Loach fuera una ficción, bien contada y escrita, que lo es en sí, pero el cine del británico no deja de ser un reflejo digno de ese realismo social que sólo él sabe contar y que logra impactar y despertar al espectador de lo que otros sufren, y que lo hacen a él, sin lugar a dudas; uno de los directores más valorados, importantes y valientes de la cinematografía mundial. Un director al que se ve el cine social le importa desde las entrañas, y no sólo para hacerse de apoyos y premios.




viernes, 10 de junio de 2022

La recua: los sueños son para cumplirse.




Hay una máxima, o mejor dicho; hay un dicho que dice: "cuéntame como es tu pueblo y te diré que tan universal eres", y al ver un documental como el dirigido por Trudi Angell y Dario Higuera uno puede fácilmente reivindicar y dar toda la valía posible a este dicho, pero decir que el galardonado documental es sólo una memoria histórica del acontecimiento que es leído desde su título, sería quedarnos en la más corta de las lecturas.

El documental que surge de la idea y de la ilusión del señor Dario, figura más que emblemática de la cultura ranchera del norte del estado de Baja California Sur, y que se ha ganado el respeto de todo el estado, no sólo cuenta los largos trayectos que los viejos rancheros hacían en mulas y burros a mediados del siglo pasado en las que trasladaban sus productos hechos en la inhospita zona serrana del estado, hasta llegar a las costas en el sur del estado, para a su vez proveerse de insumos indisensables para ellos; sino que también recrea la travesía en pleno siglo XXI con un Dario que, venido a menos por los achaques de la edad, el trabajo y la enfermedad, va sorteando con tal de cumplir su sueño acompañado de su familia y amigos cercanos, es así que el viaje no sólo es un testimonio de lucha y perseverancia, sino también es un viaje inspirador que irradia una calidez humana que une un valor más que rescatable sobre el amor por la tierra, las tradiciones, y sobre todo, la familia.

Además de ser un road-movie en el que hay un valor histórico, también hay un aire de reivindicación hacia una zona muy olvidada por la memoria colectiva nacional, pues es bien sabido que el estado de Baja California Sur se destaca por sus litorales y la zona sur de su geografía, donde tenemos las ciudades en las que el turismo es su más grande aliado, pero en el documental también podemos ver como la hermosura no se limita a mostrar lo que ya conocemos, también nos muestra esa zona que muy pocos conocen, y que se llega a ver tan hermosa en sus sierras del norte, en un sitio que afortunadamente y gracias al desierto y a lo inhospito del lugar, sigue siendo un paraíso poco conocido y aún resguardado por sus habitantes, sus ecosistemas, y la gente que ama la tierra y el arraigo por sobre todas las cosas.

El documental sin lugar a dudas se sirve del trabajo más que valiente de su crew, tanto sonidistas como fotógrafos, acompañan todo el trayecto de los arrieros, y aquí radica el valor y la belleza por donde contagian el entusiasmo y el amor por lo que Dario soñó, la cuestión técnica no es la más importante, pero sirve de su perfección para que el espectador descubra qué es lo más importante del documental: el viaje emprendido por la recua.

Me parece que también es más que valioso y apremiante el trabajo del guionista del documental, pues logra compactar en el guion la idea de lo que se tenía que mostrar en el documental, y sobre eso también podemos destacar el trabajo  de edición, ya que logran mostrar en 90 minutos, el trayecto de 20 días y 350 kilómetros que Dario y compañía hacen en el trayecto, sin que se sienta en ningún momento que algo nos falta.

Es en los pensamientos del señor Dario que vemos que tenemos ante nosotros a un personaje con una sabiduría apabullante, con un propósito que va más allá de su ego. Vemos que quiere revivir y hacer un lazo entre el pasado y el futuro, no quiere que las historias de sus antepasados se mueran con él, que al menos sus hijos y nietos sepan en carne propia lo que sus antepasados vivieron, lo que es parte de su identidad y por qué ellos son parte del rancho; también vemos el dilema moral en Dario sobre la vida que él vivió, dura pero que recuerda y añora con mucha nostalgia y cariño, y que él no quisiera que sus nietos la sufran, aunque siempre las semillas del trabajo hecho con amor por un hombre con tanta identidad y humildad como Dario, pueden dejar frutos, aunque no queden en su familia.

La recua es en definitiva no sólo en el cine documental como tal, sino dentro de las producciones realizadas en el 2021, una de las mejores propuestas que nos dejan ver que, fuera del centro del país, hay cosas que se pueden hacer con una calidad envidiable de cualquier cinematografía, pero por sobre todas las cosas, una gran película en toda la extensión de la palabra, y que uno agradece que las haya. Pues al fin de cuentas, uno ama el cine por historias como esta.

Feral: el falso documental inconcluso.



Cuando uno lee en críticas de cine palabras como "la mejor película mexicana de terror de los últimos años", uno espera ver una película del género de terror en toda la extensión de la palabra, pero con "Feral", ópera prima de Andrés Kaiser; eso no pasa, para bien.

La película es una falso documental que se sirve de diversos recursos narrativos para abordar un acontecimiento ocurrido en la sierra oaxaqueña con un con un sacerdote y tres niños salvajes que tenía a su cuidado, con los que intentó hacer un estudio para reintegrarlos a la sociedad, hasta que un incendio consume la casa donde vivían y a ellos en su interior, dejando en tela de juicio el origen de su desceso; y al espectador, sacar sus propias conclusiones.

Si bien la veracidad en todos los hechos pueden ser cuestionables en muchos sentidos, hay elementos que me parece, aunque no sean tan innovadores ni únicos en el género, si saltan a la regla o la fórmula hollywoodense como debe de ser una película de terror.

Uno de los elementos que yo más destaco del trabajo de Kaiser, y que ha sido más atacado por sectores de la crítica, es el trabajo mal trabajado en el found footage, y me parece que es de los mejores recursos que tiene el trabajo de Kaiser porque así como da pie a la situación tan siniestra entre el sacerdote y los niños ferales, quien al principio se le ven las mejores intenciones al padre Juan Felipe, pero que después con sus propios traumas almacenados desde sus primeros años de vida, se va induciendo a un estado de locura y paranoia en este encierro al que se somete, pero jamás es revelada del todo lo que viven en esa casa, esa mala calidad en las grabaciones, la distorsión y lo incompleto en ellas, son en las que precisamente radica su valor, o el sentido de la enajenación; si todo lo que vieramos fuera limpio, claro y nítido, perdería el misterio que sugiere, y en el acto perdería lo mejor del trabajo, porque por supuesto, como ya lo dije al principio, muchos de los otros elementos hacen que el trabajo sea muy cuestionable, como la credibilidad y fluidez de los testimonios recabados en la investigación que ha uno lo hacen perder por completo la magia de un falso documental.

Aún con eso, la valentía y osadía de Kaiser de hacer este terror sugerente, en el que la sociedad de comunidades con influencias religiosas cerradas y de moral cuestionable, así como una serie de testimonios realmente destacados que, encaminados con el trabajo de cámara registrando los lugares correctos en el momento correcto del largometraje, hacen que uno si sienta que, aunque no sea el terror que todos creen que así debe de ser en el cine (y que los no-amantes del género lo agradecemos) y no sea perfecto en el estricto sentido de la palabra, es un trabajo que se hace valer, y si nos hace sentir una sensación de terror por no saber quien es más monstruo en la película, si los niños salvajes, si el sacerdote, si la comunidad, o la iglesia.