La mancha de sangre
Película mexicana del año 1937 que, castigada por la censura que nunca se supo estipular impuesta por qué organismo o factor, no pudo ver la luz hasta el año 1943, y que por muchos años estuvo perdida hasta que la Filmoteca de la UNAM la pudo encontrar incompleta. Esta película es una de las primeras películas mexicanas, sino es que la primera, en mostrar un desnudo femenino.
La película gira entorno a un joven humilde que llega al bar que lleva por nombre el título de la película, en este lugar, al no llevar nada de dinero, una de las jóvenes meseras (una despampanante Stella Inda en el papel protagónico) lo invita a comer y a bailar, y de ahí empieza su relación, a pesar de que ha la mujer se lo prohíbe su padrote, y de que el joven se mete a trabajar con hombres que se dedican a robar.
La película, más allá del elemento de la censura (censura que, para los tiempos que corremos, pareciera una completa exageración, más por el sentido de que el desnudo que se muestra es, además de hermoso, completamente artístico) y de que si tiene muchos elementos de sensualidad explícita; hay valores técnicos que ya los quisieran emplear y tener la gran mayoría de las películas que hoy día se hacen en México. El montaje en muchas de las escenas es realmente destacado, hay un manejo entre cámara y visión que dan envidia. Esta visión se atribuye a que el director, artista plástico de profesión (y que sólo realizó esta película en su carrera) tenía una visión muy particular de la vida bohéme. Hablando estrictamente del contexto de la obra y el mundo que muestra y presenta, uno se da cuenta que muchos elementos de esta vida no han mutado mucho casi 90 años después.
Santuario
El peculiar primer documental de Christian Sida es uno de esos trabajos que a uno le dejan más preguntas que respuestas, pero esto lo digo más que como una crítica, como un halago.
Si bien es evidente que es un trabajo que tiene algunas deficiencias en muchos sentidos, aún así me parece sirve perfectamente para lo que Christian quería mostrar, pues si bien grandes maestros del cine han llegado a decir que el cine se hace para los amigos y con los amigos, porque no llevarlo literalmente al acto, al estricto sentido de la palabra.
Mostrar la vida de una duranguense, pareciera puede servir para mostrar la vida de cualquier duranguense, pues más allá de querer saber como surgió la concepción para que Christian quisiera hacer este documental, y que el contexto del viaje para la primera exposición en el extranjero de la talentosa artista plástica Paty Aguirre, para el espectador estos elementos pueden quedar algunas veces en un segundo plano. Así entonces, el documental pareciera sirve más como un pretexto para mostrar la vida de un coterráneo, en este caso de una paisana en particular, una muy talentosa además, cuyas vivencias quizá no sea muy diferente a las de nosotras y nosotros, por los lugares en donde ha estado en esta ciudad, como vivir en la Maderera, visitar el Santuario el 12 de diciembre, ir de fiesta a la casa de los amigos, ir por unos tacos por el multifamiliar Zarco.
Muchas de las preguntas que surgen al ver el documental es saber que tan importante fue el trabajo del guion como base del proyecto, y si hubo un guion, pues por momentos se siente un trabajo en el que se dio mucha libertad tanto para la protagonista como para la fotógrafa (la talentosa Paola Chavira) pues por momentos pareciera se les da una libertad para que ellas lleven las riendas y la narrativa del proyecto, y esto se nota más que nada por ciertas secuencias en las que Paola encuentra resquicios iluminados de creatividad y captura momentos y situaciones muy interesantes, quizá la más, en la que Paty está en el "viaje" en una fiesta con sus amigos al son de Miedo de María Daniela y su rayo laser.
Cabe destacar que la edición realizada por la extraordinaria Sofía Gómez Córdova da una estructura y una claridad para que uno sienta los múltiples viajes que expone el documental, el de Christian tratando de encontrar a Paty, el de Paty hacia Vancouver, y el del espectador encontrando la identidad durangueña a través de la figura de una artista.
Don´t look up
Adam McKay no es un director muy destacado, pero por allá del 2015 dirigió una película más que interesante llamada The big short, en la cual gracias a un reparto más que excepcional (entre ellos Brad Pitt, que también fungió como productor de la cinta) hacía una crítica del acontecimiento que aprovechó la crisis financiera del 2007 en Estados Unidos, para mostrarnos como los apostadores de mercado hacían sus respectivas movidas, ya fuera que les funcionaran a favor o en contra.
La apuesta que McKay buscaba con su más reciente película era similar, pero me parece que en esta no llega a siquiera mofarse o criticar o satirizar como tal, tanto el modo de vida de los norteamericanos, así como su política y su amor por las riquezas, me parece trata de hacer gracia de realidades nocivas en muchos sentidos, y las vanagloria, como el querer hacer la Tierra para los americanos así todo se vaya al traste o al carajo, mientras el resto del mundo los ve hacer lo que quieren. Y me parece que lo deja demostrado con el nefasto eslogan de la película.
Nos muestra como la gran mayoría de sus ciudadanos, y de la nación en general prefieren idolatrar, seguir y apoyar tanto a políticos como famosos basura, en vez de ocupar su tiempo en tratar de hacer un país más responsable y una sociedad mejor realizada.
La película se queda en una cosa entre el drama y la comedia, una cosa burda e inconexa que por momentos le quiere jugar al Terrence Malick en el peor sentido de la palabra (si, una fotografía muy chingona a cargo de Linus Sandgren, pero hueca, vacía), y me parece que todo lo extraordinario que logran la gran mayoría de los actores con sus papeles, no abonan en nada en este proyecto tan irritante y espantoso, que de ser sincero, yo lo pondría incluso por debajo de la cinta Presagio, y no tiene que ver con cosa de que a los cuadrados y a los snobs no nos guste, es que simplemente el "público" debería de dejar de ver las películas sólo por cuestiones técnicas o de reparto, o porque el mercado del streaming les dicta (BASH bien podría ser el alter ego de las empresas de los hombres más ricos del mundo), pues que hay películas más importantes y con discursos mucho más poderosos sobre los temas que esta mala, innecesaria y ridícula película toca con una comedia exagerada, estúpida y sin gracia.
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