La tercer largometraje de Ruizpalacios es un documental que por muchos lapsos del mismo se narra y se presenta como una ficción, haciendo de este un trabajo que muy pocos directores contemporáneos se atrevían a plantear, ya no digamos sólo directores mexicanos. Tanto este trabajo, como el resto de la obra del director chilango, hace que el espectador entre al juego planteado por el realizador, y este deduzca por sí mismo su criterio.
El director crea en base al testimonio de dos policías de la Ciudad de México que se vieron envueltos en un polémica por una noticia sensacionalista que repercutió en su trayectoria en la corporación policiaca, un trabajo en tres partes, en la primera parte vemos como los extraordinarios y talentosos actores Mónica del Carmen y Raúl Briones recrean algunos de los casos vividos por estos dos policías antes de conocerse y estar juntos en campo, aquí no sólo vemos como tal ya a los actores actuando, interactuando e interpretando a sus personajes, y por supuesto al director teniendo control de todos los elementos de una ficción por la recreación de las situaciones y los escenarios, sino que también vemos el trabajo actoral que va más allá de aprenderse líneas, vemos su trabajo corporal e incluso vocal, y esto corresponde y enlaza a la segunda parte del documental, donde Alonso sigue la preparación de los actores como tal en sus espacios personales, siendo ellos, Mónica y Raúl, ensayando sus diálogos y su caracterización, así como también nos presenta a las dos personas en las que se inspira para este trabajo, sus testimonios tanto antes del acontecimiento pasando por los casos más significativos en su trayectoria en la corporación, como las consecuencias que vinieron después de lo acontecido, y en este punto vemos las partes vulnerables que la corporación tiene hacia sus empleados y los descuidos hacia ellos. En la tercera parte del documental vemos a los dos actores interactuar y formar parte del cuerpo de policías, en este punto los actores se vuelven de cierta forma en la voz de Alonso, pues ellos indagan e investigan la vida de los policías en el campo, cuestionándolos y también viendo la realidad que viven.
Alonso hace una crítica muy sofisticada a la realidad del cuerpo de policías, pero también destaca las virtudes que tienen, no se jacta ni hace énfasis ni prejuicio alguno a la corporación o a las personas que forman parte de ella, los muestra como lo que son, seres humanos siendo parte y víctimas de sus circunstancias, no hay blancos o negros en la historia, sino una zona llena de grises de distintos matices que Ruizpalacios explora y aborda; el espectador, como lo mencioné al principal, creará su juicio de acuerdo a lo expuesto, y a su propia experiencia, lo que ha vivido, porque quién no ha tenido un episodio en la vida donde haya sido parte un policía, ya sea de vivencia propia, escuchando la historia de un compañero de trabajo, o como espectador desde nuestro vehículo.
Así como todos los trabajos de Ruizpalacios tienen una propuesta creativa muy valiosa narrativamente hablando ya sea por la historia, la producción o el montaje (este último elemento hizo acreedor a este trabajo de un reconocimiento en el pasado Festival de Berlín), todos también han tenido cierto roce con la polémica por distintos motivos, y me parece que eso ya es parte de su sello como realizador, estar al borde y al límite de lo permitido, pero sin duda todo es en pro y abonando a su trabajo presentado. En este me parece además hay una riqueza en el sentido que hay un desborde de creatividad en cómo formula y da una importancia preponderante a los dos protagonistas (actores profesionales) que dan vida a los testimonios, en un documental en todas sus letras, un lugar donde se supone no debería de haber actores, sino personas reales, es entonces donde vemos la propuesta claramente del director, tenemos el elemento del documental claramente, de dos documentales incluso diría yo, tanto el de los testimonios de los dos policías reales, y el de la preparación de dos actores para interpretar un papel, tanto en testimonios y vivencias de dos personas reales, y el de su preparación para ser parte de la policía. Otro elemento que hace muestra de la propuesta creativa de Alonso es que historia no se cuenta con un a-b-c convencional o tradicional, sino que el espectador debe de ver todo el panorama y armar el rompecabezas, algo que uno siempre agradece a autores como Ruizpalacios.
Quizá la forma en que finalizaría este texto sería diciendo que, después de leer en alguna nota que "Ruizpalacios ha alcanzado el tope creativo de su obra", me parece que para nada Ruizpalacios a rasgado el núcleo de su creatividad, este hombre, estoy cien por ciento seguro, aún está por mostrarnos su ingenio y su creatividad más desarrollados en sus futuros proyectos.
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