Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

miércoles, 31 de marzo de 2021

Los otros californios.





Escribir sobre el documental dirigido por Cesar Talamantes es escribir, me parece sin lugar a dudas, sobre uno de esos trabajos estandarte que va dando identidad a la forma de hacer cine en ciertas regiones del país, que si bien no es una regla que se tenga que aplicar con rigor, tanto por formas y temas, si llegan a ser punta de lanza para empezar a entender no sólo la identidad de una región y su gente, sino también de las personas que empiezan a observar la cultura de distinta forma, tanto como espectador como realizador.


Este pionero documental muestra la vida que lleva el ranchero sudcaliforniano desde siempre, como tiene que lidiar con sequias, con ciclones, con carencias, o más que carencias, con dificultades de vivir por ejemplo, sin un buen camino, o con la falta de agua para el ganado o las plantas; pero que a pesar de ello, son felices, y que resguardan sus memorias de un tiempo pasado aún más duro, pero que en el acto de contarlas ante la cámara, se convierten en memoria compartida y en un acto empático, porque por muy distintas que sean las geografías en el norte del país, de alguna manera las memorias y nuestro pasado, son vistas de una comprensión muy similar cuando se es un infante, como las memorias de quien ha tenido que desplazarse para sobrevivir, o las memorias de un hombre en una isla desierta.


Me parece un gran acierto como Cesar elige como escena de apertura (el conjunto de cuerdas y acordeón que abren y cierran el documental es grandioso) esta toma volando sobre el mar, elemento más que significativo del estado, pero pronto se interna en la región de la montaña de Baja California Sur. El registro de memoria que hace de lugares que ya no existen, como el rancho San Vicente, lugares pequeños y de difícil acceso como El Jarillal, lugares que uno creería no sobrevivirán al paso de los años, y de lugares ya más desarrollados como lo es Las Pocitas, nos van dando una idea del estudio social de la vida del ranchero, lo que lo motiva, lo que lo hace quedarse.

Tanto en la entrevista como en el registro a la distancia, el documental se siente cercano, pero también se siente una especie de respeto, tanto de quien observa como de quien es observado, una especie de respeto que, pareciera para el hombre de ciudad es desconocido. Es muy ceremonioso, y quizá se siente esa sensación por la forma en la que el realizador se involucró de manera tan profunda con las historias de las personas a las que sigue en este viaje (como don Venancio el cuentacuentos, o el hombre que monta palmas y caballos salvajes), y en este apartado también es muy importante la fotografía, que también a pesar de ser un documental que centra el peso de su realización a los testimonios, se toma el tiempo de exponer interesantes técnicas como unas hermosas vistas de paisajes a contra luz, un par de planos secuencia que se perciben con un gran grado de genuinidad, y algunos time lapses y slow motions.

Me parece que la parte final del documental es la más redonda de todas, pues en cierta forma muestra lo que es la tesis del documental, la esencia del ser ranchero de estas regiones, y de las regiones del norte de nuestro país, pues para aguantar tantas pericias, hay que amar lo que se hace, y este discurso lo empieza a marcar desde las distintas formas y expresiones de amor, el amor por la madre, el amor por los hijos (aunque en algunos casos, como se expone en el documental, estos se tengan que ir a estudiar a la ciudad con la esperanza de que vuelvan), el amor por los animales, el amor por la pareja, el deseo de encontrar una pareja que ame el rancho, esto pronto nos conduce a esas pláticas en la fogata con amigos, o las fiestas patronales y los bailes en estos ranchos, las que quizá para mí, sin afán de ser sensacionalista ni mucho menos, son las mejores fiestas y bailes a las que uno puede asistir.

En gran medida, aunque no lo ocupe, hay una dignificación del hombre ranchero, de la importancia del lugar que ocupan y el oficio que desempeñan. Hay una redefinición del hombre pobre, de la vida simple y tranquila que se vive en estos lugares. También muestra el concepto que tienen muchas de estas personas, sobre todo los más jóvenes de lo que es la vida en la ciudad, que en muchas formas es muy distinta, pero también en muchas formas hay puntos de encuentro. Muestra lo pesado del trabajo y de la vida en este lugar, pero yo me pregunto: ¿Qué no es pesado y trabajoso en esta vida? Quizá la respuesta la encontramos en estas personas, quizá la respuesta sería: Aquello que se hace con amor.

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