jueves, 4 de julio de 2019
Micro-críticas III
El Discreto Encanto de la Burguesía.
El deambulante paseo por los sueños de un grupo de amigos aristócratas de la sociedad francesa, cuya vida se entrelaza de maneras comunes e insospechadas, y la cena que nunca llega, es este exquisito filme del español Luis Buñuel, cuyo magnífico guion, co-escrito con el también extraordinario Jean-Claude Carriere.
La película es flamante no sólo por su guion, su director o sus actores, sino por todos esos afiches tan bien cimbrados en el cine del aragonés, desde su siempre punzante crítica al militarismo, a la corrupción y el deseo voraz del humano por lo sexual, hasta el onirismo que nos marca en la infancia, la escenificación del espectáculo y el medio del actor por su oficio, todo esto desmarañando y cruzando de un sueño a otro, mientras seguramente la caminata de estos personajes se da en la cabeza de Buñuel, donde no me extrañaría, empezó esta idea.
No hay tela de juicio en que esta es una de sus mejores películas, no cabe duda del por qué los franceses le adoran tanto.
El Viñedo que nos Une.
Una película francesa que tiene muchos elementos en su realización que bien podrían hacerla una de mis películas favoritas de los últimos cinco años del cine que exporta este país, pero que todo a mi parecer se ve opacado por una cosa: su música.
Y el problema es que además de que a mi parecer es malísima, está muy presente, no sólo es conductora de emociones (en algunas escenas muy buena conductora, cabe aclarar, pero sin ínfimas esas escenas en comparación a lo que dura la movie), sino que además se vuelve protagónica, cuando nuestros personajes se iban desarrollando y definiendo perfectamente en eso de media película. Un arranque rápido pero entendible, momentos muy bien logrados que son verdaderamente palpables y reconocibles, y las historias y definición de cada personaje que los hacen únicos están bien, pero la música hace que todo no dé a mi parecer para más.
María Valverde incluso con sus ojeras se ve encantadora.
Los Paragüas de Cherburgo.
Tenía que llegar el año 1964 para que a los americanos se les enseñara como se hace un musical realista, por supuesto, de la mano de uno de los directores más peculiares de la Nueva Ola Francesa.
No soy nada fan de los musicales, pero puedo apreciar de ellos como se aprecia toda expresión artística, los buenos musicales hollywoodenses son buenos a su manera, desde una mirada de la idealización, pero es que es imposible no engancharse de este en particular con esa flamante toma inicial de la lluvia cayendo, y nosotros viendo como empiezan a desfilar los paraguas al ritmo de la extraordinaria música del muy recién finado Michel Legrand.
Una puesta que es llevada con una base musical jamás manipuladora (vamos, que la pista se repite en lo que puede ser una expresión de amor, una despedida, rememorando un tiempo mejor) y que su importancia está en el realismo de sus diálogos, como si no fuera un musical el que estamos viendo, que si bien muy pocas veces estos se ven empañados por la visión de su director idealizando y sacando de este realismo al interacción de los enamorados, no hace tanto ruido como para salir del encanto, que dicho sea de paso es un encanto real, es decir, que lleva un grado de dolor, aunque al final todos por su lado hayan encontrado la felicidad.
No cabe ni por donde objetar que esta película es una clara influencia para la muy contemporánea La la land, y para quien crea que esta es una historia como muchas otras, no se equivoquen: todas las historias son iguales, gracias a la inspiración que les brindaron esta películas y sus natos realizadores.
Big Sleep.
El encanto de este film-noir de 1947 radica en algunos elementos más que importantes que enlistaré a continuación.
En primer lugar mucho nos tiene que decir los nombres de Howard Hawks, William Faulkner y Humphrey Bogart. Es en una cuarta colaboración de director-guionista, y una segunda entre ambos y el actor, que firman una de las más raras y bien ejecutadas obras maestras del cine negro americano de la década de los cuarentas.
Un detective de modos muy singulares es contratado por un anciano e inmovil de las piernas general para que investigue sobre unos chantajes que hace un sujeto para que le pague un dinero que una de sus dos hijas le debe, por su vida descarriada entregada al juego y el vicio libertino de su juventud, este acepta, pero el general le comenta sobre un sujeto al que el detective también conocía y que ha desaparecido sin dejar cuenta atrás, a pesar de lo cercano que era con el viejo. Es cuando el detective Marlowe (ahora caigo en cuenta de donde viene la inspiración del escritor Steve Berry para nombrar así a su personaje protagónico en la novela El Club de París) va descubriendo cosas que involucran a la segunda hija, de quien queda perdidamente enamorado.
Hawks firma una de sus mejores películas, con una dirección prodigiosa, que en su momento los franceses podrían adoptar como suya, por el trato tan impecable al género. Faulkner había escrito sin lugar a dudas un guion perfecto, es enredoso, pero claro, con diálogos, y momentos perfectos para que esta fluyera armoniosamente, hay una comedia inteligente, sofisticada y precisa, que cae para romper el hielo y la estructura en el momento perfecto, incluso hay referencias literarias como la hecha a Proust. Y de Bogart que se puede decir, quizá uno de los diez actores más importantes en la historia del cine, en esta película a mi parecer se consolida como el antihéroe por excelencia de aquella época, con un encanto a pesar de su estatura, como bien él lo dice, era tan buen actor, que quizá lo que le carecía de pulcritud, le sobraba de carisma, y el don de burlarse de sí mismo.
Dos Reinas.
Lastimosamente diré que el comentario sobre esta película será muy breve.
Esta era una película que yo esperaba ver con muchas ansias desde el año pasado, y he de decir que lastimosamente no me dejó satisfecho.
La película en términos generales es muy mediana. Una historia que empieza muy flojita y que involucra, o trata de involucrar muchos temas de peso e importantes en su trama, tales como la religión, el origen, la hermandad, el matrimonio, el feminismo, la satisfacción sexual, el identidad como mujer, pero de todos los temas que trata de desarrollar ninguno se desarrolla completamente y deja la sensación que la película de lo larga que es resulta sosa, vacía, lenta y sin valor.
Temas que históricamente pueden tener sentido, valor y veracidad, y si el director se hubiera enfocado a la lucha sólo del duro camino que era ser un par de gobernantes tratadas de poner en contra las cuales se identificaban como hermanas de lucha en este sentido, y que desgraciadamente no podrían hacer nada conociendo desde un principio su final destino infeliz, hubiera sido una mejor película, Y no quiero que se malinterprete mi comentario diciendo esto, que se piense que esto no está palpable, si lo está, pero hay tantos temas al rededor que no se nota con la fuerza que debería, así como no se notan como deberían sus protagonistas. Sus actuaciones las siento medianas en comparación a lo que en otros trabajos han demostrado. Para mi sorpresa me gustó más Margot Robbie que Saoirse Ronan, a pesar que Margot aparece menos que Ronan, y no cabe duda que el título original de la película es por demás mejor que el que le pusieron en México, tan fácil que era sólo traducirlo: Mary, Reina de Escocia.
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