En tren con destino errado se va mas lento que andando a pie.
Hay quien dice que el camino te enseña cosas, yo no lo sé.
No hay tiempo perdido peor que el perdido en añorar.
Conozco esa carretera como a tu cuerpo en la oscuridad, porque sólo conozco deberás lo que una vez tuve que añorar.
Añoro esa lejanía como a mi propia felicidad, aunque a veces se añora en la vida algo que nunca llegó a pasar.
Por la misma senda que el amor abrió la pena camina.
Pero el tiempo pasa y el dolor también te enseña el camino.
La guerra y la vanidad comen en la misma mesa.
A mi me basta con una de tus miradas.
Siento que no tengo nada cuando no tengo tus besos.
Todo dura nada.
¿Quién quiere estar girando por siempre mirando su ombligo?
¿Qué habré hecho yo de bueno para que la vida crea que yo te merecía?
Este es tu sitio, esta es tu taza de café. No digas nada, dices con la mirada más de lo que crees.
No creo en la eternidad de las peleas, ni en las recetas de la felicidad.
Yo llevo tu sonrisa como bandera.
No es la luz, lo que importa en verdad son los 12 segundos de oscuridad.
De poco le sirve al navegante que no sepa esperar.
Pie detrás de pie, no hay otra manera de caminar.
Todas las versiones encuentran sitio en mi mesa.
No quiero que lleves de mi nada que no te marque, el tiempo dirá si al final nos valió lo dolido. Perderme por lo que yo vi, te rejuvenece.
Cuanto te quise, quizá, seguirás sin saberlo.
La fidelidad, brumosa palabra.
Tantos planes, tantos planes vueltos espuma. Tú por ejemplo tan a tiempo y tan, inoportuna.
Que raro que seas tú quien me acompañe, soledad. A mi que nunca supe bien como estar solo.
Las lagrimas van al cielo y vuelven a tus ojos desde el mar. El tiempo se va, se va y no vuelve.
Y aunque parezca mentira, tu corazón va a sanar, va a sanar y va a volver a quebrarse, mientras le toque pulsar.
Y nadie nace sabiendo que morir también es ley de vida.
Todas las horas, todos los besos, cada recuerdo que fuimos echando en el fuego. Un día tal vez darán calor.
Y esta canción que se disipa en el viento, como señales de humo, busca un cielo en que la leas tú.
Ya hacíamos música muchísimo antes de conocer la agricultura.
No tenemos pertenencias, sino equipaje.
De ningún lado del todo y de todos lados un poco.
Buscábamos oxigeno, encontramos sueños.
Si quieres que algo se muera, déjalo quieto.
Aunque todos creen que han inventado algo, siguen siendo las mismas las canciones.
Bésame ahora antes que diga algo completamente inadecuado.
Prefiero una noche entera en vela a tener el alma en vilo.
Prefiero lamer después mis heridas a que tu amor pierda filo.
El tiempo que todo lo cura, también todo lo derrite.
Aprendimos a abrigarnos midiéndonos con el hielo. y le fuimos dando nombres, dijimos: piedra de cielo. Y el planeta tiritó siete mil generaciones, pasando del agua al hielo y del frío a las canciones.
Soy un pescador de sueños, soy un catador de auroras, no cuento más que con mi empeño y esta pluma voladora.
Dejando en la hoja en blanco, cicatrices que el tiempo imprime.
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