lunes, 30 de septiembre de 2019
La historia negra del cine mexicano.
¿Cómo entrelazas la historia que originó el hecho de que el espectador mexicano no vea el cine que se produce en el país, con tu historia personal, y el personaje que une estas dos historias y que siendo parte de tu familia lo descubres muchos años después? Esta es la premisa que presenta y desarrolla Andrés García Franco con La historia negra del cine mexicano.
Documental del 2016 que narra la historia de Miguel Contreras Torres, uno de los directores pioneros de nuestro cine, quien es el tío abuelo de Andrés García Franco, al que descubre siendo muy niño por un libro que encuentra en su casa, ese libro era El libro negro del cine mexicano. En el documental revisa su filmografía que abarcó desde el cine mudo, hasta el cine sonoro realizando 56 películas en su carrera. Pero es luego de que en 1950 denuncia públicamente al empresario William O. Jenkins por el monopolio que ejerce al ser dueño de todas las salas de cine del país donde primero se enriquecía exhibiéndo las grandes películas mexicanas llevándose la mayor parte de las ganancias, y después de la Segunda Guerra Mundial, programando sólo las películas norteamericanas (como nueva manera que utilizan los norteamericanos por colonizar el mundo) haciendo que esto en un principio hiciera que el cine de oro mexicano fuera al declive, y en consecuencia Contreras Torres fuera enterrado en el olvido, difamado y tachado de loco, al grado de que ni siquiera su familia quería hablar de él.
Lo valioso del documental más allá de conocer esta historia que con mayor o menor detalle muchos amantes del cine mexicano conocemos, es el modo en que Andrés la cuenta, y como a la par entrelaza su historia propia en algún momento, y porque este trabajo se siente un relato personal (sobretodo en ese gran prólogo, [y que de alguna manera me recordó al documental de Luna Marán, Tío Yim] y en el epílogo, pero de ese hablamos a mayor detalle más adelante). Para empezar, podríamos empezar diciendo que a pesar de ser un documental que basó su realización en un método científico en la investigación para abarcar completamente todo lo que Andrés quería representar en el mismo, utiliza el material de archivo de tal manera en la que haciéndole tributo a lo utilizado, le rompe cierto protocolo, formalismo y respeto al mismo, utilizándolo tan libremente como si fuera de él (y como no sentirlo de él después de todo el tiempo que le llevó buscarlo, encontrarlo y mirarlo, así como todo cinéfilo siente tan suyas las películas que lo han marcado en la vida y que le han llevado años invertidos de su vida buscando, viendo, y reviendo), se da tal libertad que a mi parecer el documental no se puede encasillar o catalogar, y eso además de ser valioso y valorado, se agradece. Lo modifica digitalmente (como un artesano) para darle animación, hacer hablar a los fotogramas que se muestran, y colorear algunas escenas de los fragmentos de películas que nos muestra. Hablando de las películas que nos muestra, Andrés narra básicamente la película en los fragmentos que no son testimonios o recreaciones actuadas, con las películas del mismo Contreras Torres, trece de ellas para ser exactos, y ver como hace que estas compaginen con el discurso que se va narrando, es verdaderamente un privilegio de observar. Además del como se nos cuenta la historia con la narrativa empleada por Andrés, el aprender detalladamente la lucha que libró Contreras Torres ante el poder en aquellos años, el gran director que éste fue, su vida personal y familiar, el como se formó en Los Ángeles, codeándose con los más grandes exponentes del cine mudo en los primeros años de la cinematografía mundial como D.W. Griffith y Josef von Sternberg, y todas las figuras que trabajaron con él, como los hermanos Soler, es extraordinario (además de conocer que la primera película de Mario Moreno antes de ser Cantinflas, fue dirigida por él, donde además ya se descubría un pequeño germen que años después le daría la gran fama mundial).
Además de ver el documental, fue muy gratificante escuchar una charla con el director sobre el proceso de elaboración del documental y todo lo que este le demandó, además de otros temas que se tocaron referente directa o indirectamente con el documental en poco menos de dos horas, esto antes de ver el documental, la charla que sostuvo con los asistentes que estuvimos en el Cineclub Tropical después de ver el documental, y una corta plática que sostuve con él, en la que yo sin saberlo, hasta después de ver el documental, hablamos sobre eso que él retrata en el epílogo, con los cines de barrio de nuestra infancia (al menos los que tenemos más de 30 años) cerrados o convertidos desde un estacionamiento, hasta una iglesia cristiana; y la importancia que vuelven a tener los espacios públicos, al aire libre y los cafés para el refugio de los espectadores de cine que buscan encontrar otras expresiones fuera de lo que establece el sistema o la norma. En otras palabras, ver como la exhibición vuelve a los lugares donde se originó.
Quizá lo único que a mi me resulta un enigma es el saber como hubiera sido ver este documental de manera menos apresurada y ver ciertos pasajes descritos o narrados con más detalle, y haber visto como el mismo Andrés lo comentó, una película con media hora más de duración, diciendo exactamente lo mismo, y estando en el departamento de edición todo el tiempo, y no cumpliendo funciones de productor. Y no podría cerrar este texto sin reconocer al gran reparto de especialistas con el que cuenta este documental.
(En la parte en la Jorge Ayala Blanco que dice que cuando las personas le cuestionan porque invierte tanto tiempo en escribir sobre películas que nadie va a ver, él les responde que precisamente por eso lo hace, me vi plenamente identificado con él)
Al final (además del episodio personal que vemos de Andrés, que si bien no fortalece o aporta en nada al argumento del documental rigurosamente a la vista de algunos espectadores, si nos hace verlo desde un punto de vista honesto del propio realizador, y estas cuestiones valientes, yo; más desde un enfoque cinéfilo que desde un enfoque crítico, siempre agradezco, como ese final tan abrupto que tanto me encanta mencionar de Lady Bird), el documental nos platea que hoy día nosotros vivimos una batalla muy similar a la que Contreras Torres en su tiempo, al igual que unos pocos (entre ellos, José Revueltas) que denunciaron y lucharon contra ella, en menor o mayor escala, y la vivimos en la era en la que pareciera teniendo mayor acceso a películas gracias al Internet, se pretende desde regular el tráfico de información en la red, cierre de sitios "ilegales" y dañinos para el consumismo, y servicios streaming que nos imponen una forma de vivir y consumir acorde a las normas que quieren implementar los gobiernos poderosos del mundo (aunque claro, no se pueden satanizar del todo estos sitios, pues contenido de calidad tienen, aunque sea un mínimo porcentaje de todo su catálogo, al final de cuentas los consumidores eligen lo que quieren consumir), nos es momento de levantar la voz y exigir a instancias culturales y gubernamentales que se apoye a proyectos que buscan contar historias diferentes, a cineastas que buscan hacer del documental una herramienta socialmente útil para la sociedad y formadora de audiencias más abiertas a encontrar verdadera retroalimentación en el cine, y a cineastas que buscan contar por primera vez una historia a través del cine; eso se debe exigir desde mi punto de vista, películas con temas ligeros y actores reconocidos, esos se pueden financiar por otros medios y simplemente darles otros estímulos menos significativos, es a los otros proyectos, que la gente no ve en el cine simplemente porque el hoy duopolio que maneja las salas de cine en México, malinchista, y quizá más voráz que el del personaje tan macabro y polémico que fue el señor Jenkins el siglo pasado, no quiere que veamos, como el documental de Andrés, a esos se les debe apoyar con una ley que ampare su financiamiento, una mayor distribución y exhibición en salas de cine además de la que se les pueda dar en festivales (aunque también debemos cuestionar el hecho de que los grandes festivales del país inviten a producciones extranjeras y a las nacionales las someta a un proceso de inscripción o registro), de ahí que siempre que tenga la oportunidad de comentar, mencionar, celebrar, aplaudir y agradecer el trabajo tanto de Cedecine y los distintos cineclubes que conozco (no sólo de la ciudad donde vivo ahora mismo, sino de todos los que he conocido y conozco en diferentes lugares de la república) por crear estos encuentros con realizadores, poder disfrutar estos documentales que nos hacen crear conversación y reconocer que organizados como sociedad sin apoyo del gobierno se pueden hacer cosas para movilizar esta rueda participativa que nos permita crear y tener un mejor lugar para vivir, y en consecuencia, un mundo mejor para vivir, y alimentar a mi alma cinéfila cada vez con más fuerza; siempre que pueda hacerlo, lo haré.
jueves, 26 de septiembre de 2019
L'homme fidele.
Hacía
mucho que no me surgía el problema de no saber cómo abordar el análisis de una
película, cómo empezar a escribir sobre ella, o qué valor le daría en
particular para escribir de ella. Esto me ha pasado con esta peculiar cinta
francesa; así que lo haré tal cual solo mencionando las cosas que me han
llamado la atención y comentar por qué vale la pena verla y comentar sobre
ella.
Amante
fiel
(a mi parecer nefasto título que se le da en esta región del mundo, pues bien
pudieron simplemente traducir como tal el título original: “El hombre fiel”) es
la segunda película del muy reconocido actor francés Louis Garrel, luego de su
ópera prima Les deux amis, del 2015. La película tuvo su estreno en el
Festival de Venecia del año pasado y posteriormente en San Sebastián y la
última semana de diciembre en salas comerciales europeas (en nuestro país se
estrenó en pocas salas).
En
esta película, la cual también protagoniza y coescribe Garrel (Les deux amis
lo hace con Christophe Honoré y en esta con el gran Jean-Claude Carriere), explora
varios temas y géneros de forma muy sutil pero convincente, lo hace sin
enfatizar tanto o cargar de más el discurso, pero de manera efectiva y eficaz.
La
película comienza con una toma de la Torre Eiffel y los tejados de París,
acompañada de una melodía extraordinaria. Luego de eso escuchamos decir a Abel
(Garrel), nuestro protagónico, que su vida era tranquila hasta que un día cambió
todo por completo. Ese día es cuando tiene que dejar el apartamento de Marianne
(Laetitia Casta encantadoramente imperfecta), su novia, luego de que ella le
confiesa con la calma de alguien que estuviera hablando sobre el clima de la
ciudad, que está embarazada de su amigo Paul, al que sólo mencionan, pues no
hay una aparición, ni en su funeral nueve años después, que es cuando Abel, luego
de entregarse por completo a su trabajo como reportero y a amores fugaces (que
nunca vemos en pantalla) se vuelve a reencontrar con Marianne.
Pero
no sólo con ella, también con Eve (Lily Rose-Depp), la hermana menor del
difunto, quien desde pequeña está perdidamente enamorada de él, y Joseph
(Joseph Engel), hijo de Marianne y Paul, el causante de que Abel se quedara
solo y que tratará en un principio alejar lo más posible a Abel. Es luego del
funeral que Abel y Marianne retoman su relación, y con ello muchas intrigas y
dudas que no se ven, pero se escuchan, empiezan a surgir, y quizá lo más
relevante: descubrir qué hizo que Marianne tomara la decisión de dejar a Abel
por Paul, por qué Abel no cuestionó en su momento la noticia de Marianne y cómo
esto se pone a prueba con la figura de Eve y de Joseph.
Garrel,
al más puro estilo de su señor padre, que el año pasado nos entregó la
fantástica Amante por un día (aquella sí traducida literalmente de su
título original) nos pone en escena temas como la fidelidad, el romance y la
masculinidad desafiada, en una maqueta delicada, cómica, inteligente y
deliciosa disfrazada de comedia romántica.
El
mayor encanto de la película radica en lo que los personajes piensan pero no
dicen, así como de las cosas que pasan sin pasar. Por ejemplo el hecho de que
el rostro de Paul no lo conocemos y no tenemos una figura con la cual comparar
el parentesco que podría tener Joseph con su padre, los amoríos de Abel que
jamás vemos, al grado de poner en duda el hecho de si los hay o no, y la duda
que siembra Joseph en Abel sobre la muerte de su padre (que no revelaré ya que
es muy importante para la trama).
Es muy
francés hablar de estos temas y no caer en dramatismo barato, son muy claros en
hablar de estos temas porque los conocen de primera mano y no se andan con
rodeos, y para muestra la breve introducción que hace Garrel de sus personajes
en flashback antes de ponernos en tiempo presente justo en el entierro de Paul,
y utilizando el recurso narrativo de la voz en off que seguiría el resto de la
película, para entenderlos perfectamente en la anécdota que hace funcionar a
esta película en tan poco tiempo, llegado al punto de la duración de la
película, hablemos de las similitudes que guardan esta película y la ya
mencionada del señor Garrel.
Siempre
he profesado que no tengo problema alguno con que las películas se alarguen
siempre y cuando esto esté justificado y no caigan en repeticiones (que no es
lo mismo que narrativas circulares), pero cuando uno encuentra una película en
la que en menos de 80 minutos son capaces de mostrarte una trama redonda, bien
estructurada y bien llevada con todo lo involucra hacer una buena película
(tanto técnica como narrativamente) uno no hace más que alabar y aplaudir estos
trabajos.
Esta
es solo la primera de las similitudes que tienen ambas películas. Otra es la
estupenda música, que cae en momentos precisos y es un acompañamiento
esplendido, no un elemento manipulador. Las actuaciones son muy buenas, el
ritmo de la película es muy atinado, y el tema sobre lo complicado de las
relaciones en pareja y las decisiones que tomamos es plenamente abordado,
Philippe lo hace en la figura de un padre y su hija, y la imposibilidad de
hablar de sus problemas amorosos (y con una maravillosa fotografía en blanco y
negro), y Louis lo hace desde el punto de la pareja que estuvo separada durante
determinado tiempo, y si bien el peso cae en el argumento de ambos, no solo
desde el punto de vista masculino, sorprende con este caso de la mujer honesta
y el hombre fiel, a pesar del mote o fama que tienen los franceses de lo
avanzado que es su raciocinio sobre la figura del amante en su cultura.
Al
final, ver cómo se deja de lado todo lo planteado hasta cierto punto de la
película que la hacía lucir como una comedia romántica y caer en cuenta que
esta película es muchas cosas, es extraordinario. Ver cómo se revela el hecho
de la fidelidad de Abel a pesar de la prueba que le pide Marianne, prueba que
le daba empoderamiento a Abel para de cierta manera vengarse por la traición de
Marianne en su momento, y ver cómo este responde al final con esa carrera
buscándola, y la postura de Eve al principio, durante y al final de la prueba,
y las pruebas también a las que se ve sometido Abel por parte de Joseph.
Y
llegado a este punto, esa escena donde Joseph y Abel se reconocen como lo que
en verdad pueden ser, y cómo Abel cae en cuenta cuando le dice a Marianne cómo
fue que supo que Paul era el padre de su hijo, hacen que al final de la
película se nos dé la clave y la respuesta de todo lo antes planteado, en un
gesto tan sencillo y bello como dos personas tomándose de las manos. Pensar si
todo al final fue orquestado por los tres a su manera, pero con un desenlace en
común, como una familia al fin de cuentas, una película otra vez sobre la relación
padre-hijo.
lunes, 23 de septiembre de 2019
Ad Astra.
Ad
Astra es la séptima película del peculiar director
norteamericano James Gray, cuyo estreno mundial se realizó en el Festival de
Venecia. El film es una pieza más en el tablero de este director de películas
tan distintas entre sí, pero con un hilo conductor, como suele haberlo en la
obra de los artistas, pero no con eso quiero decir que la película sea un gran
trabajo, tampoco significa lo contrario.
Después
de un accidente ocurrido en la antena espacial terrestre, por la cual en un
futuro no definido los humanos intentan establecer un contacto con seres de
otros planetas, cae desde la atmósfera hasta tierra el ingeniero astronauta Roy
McBride, un hombre que todo el tiempo está hablando para sí mismo, que es
contactado por sus superiores para explicarle el motivo de este accidente y el
riesgo que corre la humanidad con lo que han descubierto.
Su
padre, Cliffor McBride, una leyenda entre los astronautas, quien 20 años atrás
se embarcó en un proyecto llamado Lima al planeta Neptuno con la finalidad de
contactar vida inteligente en el espacio exterior. Pero luego de dejar de
enviar señales, todo mundo pensó que la misión había muerto, incluso Roy, hasta
que empezaron estas descargas de antimateria que, de no ser controladas, pueden
poner en riesgo la estabilidad del sistema solar, y repercutir con la vida en
la Tierra.
La
misión que debe seguir el mayor Roy es mandar un mensaje a su padre desde una
estación subterránea en Marte en donde no ha sido dañada la comunicación por
las descargas, y con este fin dar con el paradero de su padre; pero durante el
viaje, y al emitir ese mensaje, se da cuenta gracias a terceros que sus
superiores tienen planes muy en concreto para su padre y que no le han sido
revelados.
De ver
ese hombre de pensamientos y emociones contenidas, empezamos a notar como brota
el ser humano que él creía no ser, y que tenía la esperanza que aún en la
distancia su padre sí lo fuera, ahora se embarca por cuenta propia en la misión
de descubrir qué fue lo que pasó a su padre.
Carlos
Boyero, en su crítica escrita el 20 de septiembre de 2019 para el portal de El
País sobre la película, menciona la similitud de esta y la extraordinaria Apocalipsis
Now, con el relato “El corazón de las tinieblas”, de Joseph Conrad. Ahora,
yo no he leído el relato (cosa que corregiré a la brevedad posible), por lo que
mi crítica no se enfocará en ese contexto, pero sí con ciertas similitudes y
no-similitudes que guarda esta película con la de Coppola, y el otro contexto
que a mi parecer es el más importante-poderoso: la soledad a la que se somete
un hombre por los traumas en su niñez a raíz de la falta de su padre.
Gray,
a diferencia de Coppola, nos muestra en un principio a su navegante, al
enviado, al buscador, como una persona de emociones mesuradas, de temperamento
controlado, y esto lo comprobamos en las constantes revisiones que le hacen
para medir su estabilidad psicológica, pues muchos casos son los que hemos
visto en otras películas con la demencia que viene en el aislamiento y soledad
en el espacio, y lo vemos todo el tiempo repitiendo que está bien y que no se
puede permitir perder el control por lo que siente y el trabajo que realiza.
Esto
se deja saber en los primeros minutos de la película: un hombre que habla en el
pensamiento (pensamientos que claramente van dirigidos al espectador, para
conocer y en su momento sentirse identificados con el protagonista, y en su
debido momento avanzada la trama, no necesitar de estos para saber por lo que
pasa el personaje) que apenas y tiene interacción con sus compañeros, un hombre
que se siente tranquilo y en paz solo con la inmensidad del espacio.
Coppola
nos presenta a su protagónico completamente diferente. Cómo olvidar esa escena
en la que se nos presenta al capitán Willard, destrozando todo a su paso en su
habitación por los traumas que le ha ocasionado la guerra. La cosa interesante
en el personaje de Roy es el cómo se va dando su cambio de personalidad a raíz
de irse adentrando a la oscuridad del espacio y los desafíos que se van
presentando, las pérdidas humanas que va dejando a su paso, sean causa suya o
no, lo trastocan, y van haciendo que sus emociones lo desestabilizasen y
empiece a cometer locuras que quizá su padre también cometió y que en la Tierra
ninguno de los dos se atrevió, en aras de buscar lo que ya se tenía.
Este
cambio se va presentando como el típico caso de las cinco etapas del duelo:
negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cada una de ellas se va
presentando de determinada manera y van dictaminando el tiempo y la
trasformación del corazón de un hombre y sanar además la relación con el padre
del que es una imagen y semejanza (ciertas partes de la película se toca el
tema religioso en los tripulantes que lo llevan a marte, algo que podría
cuantificarse como similitud con Apocalipsis Now con el hecho de que el coronel
Kurtz era considerado por los camboyanos un semidios) al cual muy a pesar de
sus intenciones, sin llegar a asesinarlo (como sí ocurre en Apocalipsis…),
no puede salvar.
Técnicamente
la película es impecable, sonido perfecto, visualmente correcta, como lo fuera
una Gravity, pero no tan impresionante o innovadora como lo es Interestelar,
y ni qué decir la más grande joya de este género en el cine: 2001 Odisea al
espacio. La fotografía de Hoyte van Hoytema nunca decepciona, es destacable
como los colores que emplea en determinadas circunstancias hacen que entone
cada emoción y etapa de duelo por la que atraviesa nuestro protagonista.
Por
ejemplo el rojo cuando abre su corazón y manda el mensaje que hace que
encuentren la señal de su padre, o ese blanco resplandeciente al ver morir a un
hombre en la Luna, o el azul cuando llega a Neptuno y alcanza a distinguir el
objetivo, o el amarillo cuando entra sin permiso a la nave que va en busca de
su padre; y esto no hace más que hacer lucir aún más a nuestro protagónico.
Brad
Pitt siempre me ha parecido un buen actor, sin embargo nunca lo consideré de
los más destacados, la única actuación que yo resalto es la que hace en El
Curioso Caso de Benjamin Buttom, y con esto no quiero decir que no me guste
en Fight Club, en 12 Monos o en Seven; sin duda alguna es
extraordinario, pero considero que en estas películas la actuación no es la que
lleva la voz cantante.
Si bien
en Once upon a time in Hollywood tiene una buena actuación, es en esta
donde firma su mejor trabajo hasta ahora, (en determinada parte incluso se le
ve venido a menos físicamente) y la película está hecha para ello, desde sus
líneas, sus monólogos y sus escenas emotivas lo confirman. De los pocos
problemas que tengo con la película es que ciertas escenas nos las quieren
meter a fuerzas con la música de acompañamiento y hacer que el espectador que
aún no se ha amoldado del todo con el viaje del protagónico con sus diálogos y
sus pensamientos de lo que dejó en la Tierra, empatice con la historia.
James
Gray, con su corta y discreta filmografía que empezó hace 25 años (con sólo 25
años de edad hizo su ópera prima en 1994: Little Odessa) ha mostrado una
versatilidad y un dominio del arte tras la cámara que valdría la pena ponerle
más atención. Su película anterior, Z: la ciudad perdida, es
extraordinaria, un cine expedicionario por demás fascinante, y también tiene
entre sus películas una adaptación a Noches Blancas de Dostoyevski, que si bien
no se puede presumir ser mejor que la joya del cine italiano dirigida por
Luchino Visconti en 1957, o la también excelente Cuatro noches de un soñador
del maestro Robert Bresson, tampoco es una copia barata de estas.
Es
interesante la puesta hecha por Gray, y con la actuación del siempre soberbio
Joaquin Phoenix (quien además ha protagonizado otras tres de sus películas). Y
lo comento porque con sólo estas dos películas y leyendo sobre las otras, veo
que el hilo conductor entre estas, a pesar de los diferentes géneros, siempre
hay un sentido de búsqueda y soledad en sus personajes, y este camino que se
hace por encontrar los hace cambiar en el transcurso de la película, ahí reside
el verdadero valor de estas, más que en el final como tal.
Finalmente
la película es un ejercicio interesante sobre los acontecimientos que vive a diferente
escala un humano para sensibilizarlo y hacerlo darse cuenta que el contener las
emociones y dar valor a la soledad sólo porque sí, o un estado de prioridad, no
vale la pena, ese viaje interno para sanar las cosas que no estaban en nuestras
manos y nos hicieron ser como somos.
Cómo
el hecho de buscar lo que creíamos perdido, como la figura de un padre ausente,
nos hace sacar tanto el odio, la rabia, la ira contra él por no haber querido
estar, y la empatía al ver que quizá en circunstancias muy parecidas, habríamos
hecho lo mismo. Y el hecho que de todo viaje, por muy lejos que este sea,
siempre se vuelve más introspectivo, y sana el interior, como el interior de
esas bitácoras que a todos nos acompañan y solo nosotros sabemos lo que está
escrito en ellas.
Parece
aún más interesante la forma, la propuesta y la narrativa de Claire Denis y su High
Life, o el poder de esa última parte de la relación padre-hijo en la
extraordinaria Parasite, pero por supuesto siempre se aplaude una
película bien hecha, pues muchos directores interponen la técnica sobre el
discurso, y James Gray no, expone la fragilidad del ser humano a través de la
relación padre e hijo, en un género que ayuda mucho a atenuar la metáfora de la
soledad, como también lo expuso Denis, pero más inclinado al lado de la
supervivencia como especie a través de la procreación y sexualidad.
El
tema del espacio siempre ha ido de la mano con la soledad del hombre y el
existencialismo, y Gray crea un buen drama espacial revitalizando ambas partes
de una manera sencilla. Esta película nos hace revivir otras extraordinarias
películas y nos hace dar lectura a la obra de un director, y descubrir nuevos
textos qué leer, y eso se agradece.
domingo, 22 de septiembre de 2019
Parasite.
Una de las películas que yo más esperaba en la segunda parte del año sin duda alguna era la acreedora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes este año, y me había resistido a verla porque tenía la esperanza de verla ya fuera en una sala de cine o en algún cineclub a corto plazo, pero no pude resistir la tentación ya una vez que la tenía en mi computadora y vaya que si me han dado ganas de escribir de ella, y comentarles porque es una película que no hay que dejar de ver a la primera oportunidad presentada. Y tratarles de explicar lo extraordinaria que es y por qué.
La película nos cuenta como a raíz de que Ki-woo, hijo de una familia integrada por madre, padre y hermana, en la que ninguno estudia o trabaja y que viven en un sótano en condiciones muy limitadas, es invitado y recomendado por su amigo universitario para trabajar en su lugar como maestro de inglés de la hija de una familia "bien acomodada" de Corea del Sur, familia integrada por los mismos miembros de la suya. Luego de que supera la prueba de esa familia a base de engaños sobre su educación recomendados por su amigo y las habilidades en diseño de su hermana, se entera que requieren una maestra de arte para el hijo de la familia, entonces Ki-woo empieza a trazar un plan para que toda su familia empiece a trabajar para la familia en cuestión suplantando identidades, aunque no las habilidades que tienen los miembros de su familia. Este plan en determinado momento va siendo modificado por algún miembro de la familia, sin importar lo que los empleados anteriores sufrirán al ser despedidos, la última de estas, ama de llaves de la casa, incluso desde antes que de los dueños en cuestión. Cierta noche en la que la familia de la casa sale de paseo, vuelve con el pretexto de recoger algo, noche en que se supone sólo debe estar la madre de Ki-woo, y no toda la familia gozando de las comodidades de la casa. A raíz de esa visita, y ver de frente la cara de la desesperación que ellos mismos tiempo atrás habían sufrido, es que las cosas no volverán a ser como antes para ninguno de los que estén en la casa a partir de esa noche, y que brotaran a partir de las cosas más insignificantes que los dividen.
La película se desarrolla como una comedia negra, pero los temas y detalles que giran en torno a la película son magníficos, la cuestión en torno a las clases sociales me parece muy bien llevado a la pantalla, Bong Joon-ho, muestra el lado bueno y el lado malo de cada clase social, sus virtudes y defectos, y la lucha librada sutilmente de cada una de estas entre ellas y entre si mismas. Otra de las cosas que magistralmente hace Joon-ho en su película es la dura crítica que hace al sistema político de su país en cuanto a políticas sociales y laborales, vemos un par de temas que involucra que dos personajes hayan sufrido por lo mismo y hayan quedado en la ruina luego de haber sido empresarios en su momento, y como al final de la película uno suplanta el lugar del otro (trataré de no dar muchos detalles para caer lo menos posible en spoilers, aunque considero para escribir profundamente sobre la película, es necesario hablar con detalle de ciertas partes de la trama y como se desarrollan). De hecho el tema del lugar que toman ciertos personajes por otros a lo largo de la película es interesante, como la figura de las dos amas de llaves, o el momento en el que lo debían tomar, y como cada personaje carga con una especie de trauma o de culpa, como en el caso particular de Ki-woo, (el cual no revelaré pero que ustedes se percatarán al instante) en cuanto a su propia situación o la de los demás. La parte medular o el punto climático de la película se desarrolla de manera impresionante y uno cae a partir de ese momento en el juego del director, y de ese momento en delante no se nos suelta en ningún momento, no deja de haber sorpresa, incluso en los momentos predecibles, porque los hay en demasía, pero Bong los resuelve con una clase digna de aprender. Impecable también la manera en como involucra a la estética de la película y la forma en que muestra el entorno de cada familia para identificar inmediatamente las claras diferencias entre estas (diferencias sólo económicas). Por un lado, los pocos escenarios (de escenografía minimalista) que utiliza para contar la trama, espacios cerrados y siempre subterráneos de la familia de clase baja, y los lugares abiertos y de gran espacio para la clase alta. La película no se llama así de a gratis, y lo vemos por una parte en la forma en que los propios personajes se refieren a ellos mismos entre si y a los otros, (la mamá de la familia "pobre" dice que en caso de una catástrofe su marido saldría corriendo primero como las cucarachas), como por la forma en que los vemos emerger pareciera por debajo del suelo (incluso a los privilegiados, y esto es gracias a la fotografía y la puesta de cámara que pareciera los hace ver saliendo de manera subterránea) venidos a menos, por no decir vulnerables. Y nuevamente, ambas formas se confirman extraordinariamente durante todo el transcurso de la película.
En su momento ambas familias se aprovechan de la situación de la otra, y de su lado más bueno y amable cuando los detectan "amables" o "vulnerables" en sus ingenuidades.
Por momentos la película pareciera plantea al principio si esta familia "pobre", (me explicaré en su debido momento porque pongo esta palabra entre comillas) en verdad con la oportunidad que ahora se les presenta porque no hacen nada para salir del lugar donde viven y buscar un lugar mejor ahora que todos trabajan y ganan dinero, nos sugiere si en verdad son unos vividores que sólo buscan la oportunidad de joder al "rico" gozando de sus privilegios sin querer robárselos, porque así debe de ser, cobrarse lo que el sistema le ha hecho. Pero durante el transcurso de la película se nos plantea otra opción: que quizá en alguna momento ya lo intentaron, y el sistema los volvió no sólo a orillar a volver a vivir en estas condiciones, sino que los obligó sin remedio alguno, ya sea por el crecimiento desmedido de la población, por el consumismo que nos hace comprar lo que queremos y no lo que necesitamos, o por las tendencias en el mundo a la globalización, industrialización, prácticas y políticas neo liberales e imperialistas que benefician a los que contribuyen al desarrollo a costa de no hacer nada, como la familia "rica" de la película. Lo vemos claramente en una escena en la que Ki-woo le pregunta a su papá cual es su plan para resolver el problema en el que se metieron, y este le responde que el mejor plan es no tener un plan, porque la vida al final se encarga de no dejarte realizarlo en las condiciones en las que ellos viven, puesto que tal era su plan al principio del día de dormir cómodamente en la casa de sus patrones, para acabar durmiendo con un montón de gente desconocida en una cancha de baloncesto sin cosas y quizá sin casa, después de haber salido de ese lugar a escondidas tras escuchar a sus patrones lo desagradable que es su olor (esta escena en especial es muy fuerte por el hecho de que mientras hablan de eso los patrones y después empiezan a masturbarse, mientras Ki-woo, su padre y su hermana están escondidos debajo de la mesa de la sala, vemos como los tres fingen estar dormidos para hacer creer a los otros que no han escuchado nada, pues aunque pareciera no les importan, les importa mucho, al grado que esto contribuye mucho al desenlace). Pero como lo dije al principio, Joon-ho nos muestra las virtudes y vicios de ambos, nos muestra de manera muy paulatina y mesurada lo que hace que al final detone cada uno de los hechos del desenlace, cosas tan simples como comentarios personales y pareciera insignificantes como el aroma que despiden las personas pobres que viven y se transportan en grandes aglomeraciones y espacios pequeños, hasta el hecho que los "suplantadores" luzcan de mejor manera, o encajen mejor en el mundo de los "acomodados", que ellos mismos.
La parte final de la película nos lleva del estado más frenético al lado más emocional, con un final inspirado y soñado en el que se confirma que no es que unos sean sólo soñadores que no aspiran a más en la vida que vivir, o tratar, o creer que viven feliz a pesar de las carencias, y como llegan a ver esta vida con nostalgia, agradecimiento por quienes nos tienen, directa o indirectamente en esta división, sino que por más que intentan hacer las cosas como deben de ser, legalmente; si eres de los desafortunados, de los marginados, de los (mal) llamados parásitos; el sistema no te permitirá más que sólo eso, soñar, porque eso es algo que no te pueden embargar.