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lunes, 26 de agosto de 2019

Once upon a time in Hollywood: un Tarantino maduro.




Hay un sin fin de cosas que hay que comentar acerca de más reciente película de Quentin Tarantino, muchas cosas de las que el director quiere que comentemos, otras de las que quizá no, y como para ciertas cosas hay que tomarles importancia, aunque pareciera no las tienen, y otras que en apariencia son importantes, en realidad no lo son tanto. Tuvo como primer público al Fesival de Cannes, donde recibió desde grandes ovaciones (aunque se sabe que tanto Cannes como Venecia al ser ya muy cercanos a la industria de Hollywood, esto ya no es tan importante, al grado que se dice que las mismas productoras de las películas, sobre todo norteamericanas; pagan para llenar las salas donde se proyectan sus películas y hacen que al final la gente dure minutos y minutos aplaudiendo), hasta el descontento de algunos críticos.

Hay que comenzar diciendo que esta es una película en la que salvo por el principio, no se siente a un jovial Tarantino buscando ser ese "enfant terrible" de los noventa, no vemos o no sentimos que estamos viendo la película que ese primer trailer nos prometió con un Manson más protagónico, pero eso no es tan importante si la película está bien; pero continuemos. Tarantino ahora se sabe maduro, se sabe un director respetado y consagrado dentro de la industria en Hollywood, con todo y la libertad creativa que lo ha regido desde sus máximas premisas hasta sus últimos filmes de mejor forma, manufactura y sobrades, y esto lo digo en el buen y en el mal sentido de la palabra.

La película no luce como una película de Tarantino, y todos los elementos que utiliza de su sello personal, salvo por la última media hora del filme, a mi parecer no están tan bien empleados, o no son tan claros. Podemos apreciar otros elementos venidos de ciertas influencias, como una interrupción muy a lo Woody Allen cuando dice el narrador porque uno de los protagonistas no maneja, o esos close-up's a detalles a mi parecer muy Paul Thomas Anderson. Los largos diálogos en esta película, (esto si ya de su sello personal) me parecen por momentos sobrados, pero en muy pocos momentos realmente, ya no cae tanto en estos excesos que a muchos molesta en el cine de Tarantino, lo dice alguien que en "Los Ocho Odiosos" defiende eso (no así el tiempo del último acto), y la forma tan abrupta de acabar con ciertas escenas, y recortar sobre ellas (muy a lo Ruizpalacios en Museo en la parte del bar y el camerino, si la han visto ustedes sabrán a lo que me refiero) es otra cosa que a mi parecer no funciona del todo y no se parece nada en la forma de narrar que tenía Tarantino con otras de sus películas en las que lo hacía más delicadamente como en una novela. Y que decir de su fetiche favorito: las tomas a los pies de sus personajes.

Pero hay muchas cosas que en el cine de Tarantino no habíamos visto antes, y que se reconocen porque no lo hace sólo para que se hable de eso como innovación, o por provocación, sino que lo hace porque sabe que es lo mejor para la película. Dentro de esas muchas cosas esta la fotografía de la que esta a cargo el gran Robert Richardson, es tan bueno su trabajo que la película no parece ser una película de Tarantino. Quizá la única cosa que no me gusta en este departamento son las tomas en picado, pero eso es a título personal. Las referencias cinematográficas (tanto las mencionadas y recomendadas a descubrir y analizar por parte de Tarantino antes del estreno de la película, como las que no) acá no se sienten como un afiche, un adorno, o un robo, para los que argumentan que el cine de Tarantino es a base de robos. Yo no lo pienso, pero sé que muchas personas si. Acá todo eso es justificado con la historia de la película, pero a todo esto: de qué va la película.


La película va básicamente de dos historias a la par: la primera, la relación de amistad entre Rick Dalton, (Leonardo DiCaprio, excelente) un actor en decadencia que de haber sido una estrella del cine western, pasa al olvido para hacer pilotos de series de televisión como el eterno villano prestando reputación y nombre para levantar la carrera de nuevos y apuestos actores en el auge de la televisión en Hollywood, y su doble de acción Cliff Booth. (Quién además funge también como narrador, interpretado magníficamente por un Brad Pitt verdaderamente extraordinario, quizá a mi gusto el mejor de la película) La segunda historia que nos cuenta es la de la actriz Sharon Tate (interpretada por Margot Robbie y caracterizada de una manera impecable, uno ve a Sharon en la figura de Robbie todo el tiempo, salvo quizá por las veces que Margot lleva el pelo por detrás de la oreja, pero a mi parecer eso ocurre sólo una vez), y lo que aconteció en aquel 1969 con su vida.


Los papeles secundarios están bien, pero no hay mucho que decir de ellos, y con esto me refiero al caso de Bruce Lee. Al Pacino con dos apariciones cortas me parece está estupendo, y más en la parte donde le explica a Rick Dalton lo que hacen las productoras de televisión con personajes como él. Como ya lo dije, todas las referencias al cine de los 60's y la influencia que tuvieron para la generación de jóvenes perturbados de esa época (otra de las cosas a destacar en realidad es todo lo referente a el diseño de producción, diseño de arte y vestuario, todo lo referente a la época retratada, desde los negocios que regían en Hollywood, las influencia mexicana en este lugar, los autos, los hippies) y las generaciones posteriores. Los Spaguetti-western, (sólo uno de los tantos tributos que se le hace al cine de Sergio Leone no sólo en el título de la película y como este sólo director en esa época le roba el protagonismo a Hollywood en un género que ellos inventaron) los actores y directores de ese entonces, el como Tarantino utilizó los diferentes formatos de la época para ver como se veían las películas de ese entonces, y como lo hace de una manera que funciona redondamente en pro de la historia, y que hablemos de eso y no de los formatos sólo por hablar, ahí se nota su madurez como director, y un lado nostálgico rindiendo tributo al cine con el que creció y con el que se formó en sus años de espectador mientras trabajaba en los extintos Blockbuster.

La figura de Rick Dalton es a mi parecer la de peso más fuerte en la historia en todo momento porque nos muestra la figura del trabajador del oficio del cine que luego de haber vivido su punto máximo y venir en una picada terrible, o de perder el rumbo, toma quizá la última oportunidad que se le presenta y la sabe aprovechar, vemos como el hombre quejumbroso, descuidado y decaído que mirábamos al principio, luego resurge al grado de que al final se gratifica al eterno perdedor de la manera en que él soñaba. Ese sueño que en un principio lo hizo salir de su primera depresión, estaba a una invitación de sus nuevos vecinos para que las cosas mejoraran, y ese final a lo Tarantino podríamos decir que es bonito, como en Kill Bill parte 2.

A mi honestamente la re-interpretación de la historia en el cine jamás me ha gustado, y menos venida por parte de Tarantino luego de la manera tan soberbia (para mal) como lo hizo en Bastardos Sin Gloria, pero he de decir que qué mejor lugar para hacerlo, que en el cine, y si se hace de una manera como Tarantino lo hizo, pues mejor.

Sólo menciono muy brevemente que me pareció muy chistoso ver la condición de tres actores en la película en particular: la primera es la de Maya Ray Thurman Hawke, viéndose salvada de esos veinte minutos finales (antes del final) muy tarantinescos, muc contrario a lo que le pasa a su mamá (Uma Thurman) en Kill Bill. El segundo es a Timothy Olyphant como el joven actor al que Rick Dalton le va a levantar la carrera; y a Emile Hirsch y la situación como el chico de al lado. Y por supuesto ver una vez más juntos, aunque sea al final, a DiCaprio y Robbie, uniendo las dos historias de la película hasta el final.

Finalizo diciendo que aunque para muchos esta podría ser una gran película, para mi ver una película de Tarantino me hace esperar mucho más que esto, necesitaba algo contundente que nos dijera a su manera que seguía siendo él, a mi parecer nos entrega una buena película, pero no siendo del todo él, o será que como él ya maduró, nosotros también lo hemos hecho, porque aunque los minutos finales, los más tarantinescos, se disfrutan inmensamente, y nos hacer reír y casi levantarnos del asiento de la emoción, nadie esperaba ver ni otra película con violencia desmedida como lo eran sus películas antes, ni una obra maestra como Pulp Fiction. Aunque buena, dudo que vaya a figurar entre mis películas favoritas, o las que yo consideraría como las mejores del año.




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