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miércoles, 18 de mayo de 2022

"Cow" de Andrea Arnold: madres y crías.





Andrea Arnold es una directora británica que, con sus ya 61 años de edad, sigue siendo por dentro una joven adolescente que busca la libertad de la manera más poderosa y natural, y que no teme hablar y luchar contra cosas, temas y formas que le incomodan, y que defiende ese derecho a capa y espada; es algo que se ve en sus personajes y sus películas desde un principio. Es una directora lasciva, punzante y contundente en sus ficciones, de modo que su primer documental para nada iba a ser distinto.


El documental sigue la vida de Luma, una vaca que da a luz a una pequeña becerra y de la cual es separada al muy poco tiempo, a partir de ahí vemos la vida de las dos en paralelo y por separado, vemos un real y emotivo conflicto de estos dos animales por la ausencia del otro, es algo que se comprende al instante, hasta que el ciclo vuelve a repetirse y tienen que seguir la vida, como todo en la vida.


El trabajo de Arnold bien puede que para muchos parecer simil a Gunda de Kossakovsky, pero me parece que si bien en lo general hablan de lo mismo, lo hacen de formas muy diferentes, y con fondos también que se distinguen el uno del otro perfectamente.

Habría que empezar por hablar de los distintivos de Arnold en su obra y que la hacen diferente a Gunda, pues mientras Gunda hace registro de sus personajes desde una distancia prudente (sin quitarle por supuesto el realismo a la obra), Andrea al igual que en sus pasadas películas, siempre tiene a sus personajes principales en un primerísimo plano, jamás se despega de ellos, con cámara al hombro haciendo aún más énfasis en la mirada viva y libre de Arnold. Vemos cada mutis de emoción que tienen, acá por supuesto es igual o más potente que los personajes que ella pudiera escribir, y digo "igual o más potente" porque como ya lo he dicho al principio, los personajes de Arnold en la ficción llevan su vena y su juventud y deseo de libertad. También hay una diferencia en la no presencia y en la presencia humana, pues mientras que en el trabajo de Kossakovsky no hay ninguna interacción con los humanos de parte de los animales, en Cow si que la hay, pero siempre en segundo plano, todo lo que dicen y hacen jamás implica directamente en la vida de madres y crías. Así también podemos ver que, mientras en Gunda no se sentía una humanización de los animales, sino más bien una forma que planteaba que nosotros espectadores los viéramos a ellos como ellos mismos, en Cow de alguna manera si hay una humanización por parte de Arnold de estas dos vacas.

Otro elemento en Cow es que jamás se siente en la atmósfera del documental una sensación cruda o de dolor, a pesar de que las vacas están obligadas a cumplir ciertas funciones en la granja que están, algo que de alguna manera, aún con toda la belleza que desplega Gunda, si se sentía algo tenebroso, como si supieramos de ante mano lo que le pasa a todos los animales de granja que veíamos a cuadro, en Cow Andrea por momentos hace que olvidemos ese desenlace final, ver a Luma y a su hija de alguna manera es ver la relación entre una madre y una hija que se separan, y si bien no se separan de la forma en que quizá si se separan en las ficciones de Arnold, no deja de ser una separación, y lo que vemos al final de cuentas en el desarrollo del documental es el paso por la vida de estas dos sin sensacionalismo o influencia de la directora más que la que puede haber en el montaje final (edición), aunque al final la crudeza y la realidad alcance a Luma, como nos alcanzará a todos. No sobre explota dramatismo, pero si que sabe el mensaje que quiere darnos, y llega perfectamente. Se vuelve un ejercicio llamativo y valioso en mucho niveles, nada más hay que ver la escena en la que las vacas están en el campo de noche, realmente es, además de destacada técnicamente, es hermosa en lo narrativo.

Es redundante en comentario final para este análisis, pero no por eso innecesario, Andrea Arnold es una directora que todas sus películas llevan una tónica muy similar, en su fondo y en su forma, pero es una directora que jamás ha sido complaciente con el público, la crítica, o las reglas cinematográficas formales, lo cual la hace una maestra del arte cinematográfico única, incluso yo diría que aún con la fuerza y los temas fuertes en su obra, roza el lenguaje poético en cada uno de sus trabajos. Andrea Arnold es una directora con una voz directa, franca, que no le gusta irse por las ramas, y artistas como ella no los hay en exceso.

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