Chicuarotes es la más reciente película del actor, productor y director mexicano Gael García Bernal, quien quizá sea, le guste a quien le guste, el actor mexicano más reconocido y mediático de nuestro siglo.
Gael estrena su segundo largometraje como director luego de que en el 2007 debutara con la película Deficit.
(Película que honestamente no he visto, pretendía buscarla pero la verdad luego de ver el trailer se me quitaron las ganas, que por cierto, también fue estrenada en Cannes, no sé si fuera de competencia o en la sección una cierta mirada)
La película nos presenta la vida de un par de amigos residentes de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, que se dedican a hacerla de payasos en los peseros de la CDMX, pero luego de que un buen día no recogen nada de dinero el cagalera con el arma de su padre asalta a todos los pasajeros del pesero con la ayuda de el molocote, y desde ahí empieza lo que yo llamo el impulso juvenil que parece mostrarse de manera algo fidedigna a lo que es la realidad de la sociedad en los sectores más vulnerables de nuestro país, pero que llegado un punto lo que se trata de platear se quiebra, me explico.
El principio de la película nos dicta perfectamente el camino de que si de alguien va a seguir el camino, es del Cagalera, este chico con problemas de identidad y que teme por haber tomado sin permiso el arma de su padre al que con tal de conseguir dinero de la manera que sea para tratar de salir de la miseria en la que vive, o de la identidad que no quiere tener, arrasa y se lleva en su camino a sus cercanos, pero llegado este punto, que tan profundas son las consecuencias de los actos que hace y que desencadenan a la destrucción de la vida como la percibe.
La forma en que se iba enredando la situación y como todo parecía ser la continuidad de eventos desafortunados que llevarían al final a Cagalera a su fin, me parecía se estaba formando bien, pero cosas como el hecho de que su mayor atraco haya sido robar una tienda de lencería con un tipo al que ponían como el supuesto segundo maleante peor de la zona, y como este al final no vuelve a salir luego de que un par de policías se lo llevan, ya me iba pareciendo que no iba del todo bien la película.
(En esta parte por cierto, se revela porque les dicen a los de esta zona Chicuarotes, y como llaman a las personas de las demás [supongo] colonias de Xochimilco)
Cada impulso, acción o reacción que tiene el Cagalera pareciera jamás tienen repercusión real en su vida, y de ahí el porque sigue haciendo cada vez más grande el hoyo de su propia tumba, como se personifica en esa caja de cerillos que tanto resguarda como en su casa, estos parecen hacer que la flama dure más tiempo, y como en el exterior, estando solo la flama se extingue rápido, a pesar que el cerillo no se acaba.
Las actuaciones en lo general son buenas hasta cierta parte de la película, y no es que dejen de serlo como tal, sino que llega un punto en la historia en que estos se traicionan a mi parecer, yo señalaría como los mejores al siempre soberbio Daniel Giménez Cacho y la jovencita Leidi Gutierrez.
El final une otra metáfora que me parece se expone alegóricamente con la figura de los ajolotes: cuando el Cagalera le sugiere a Sugheili soltar a sus ajolotes en el lago, ella le dice que no pueden, que sólo pueden vivir en la pesera y si los saca de esta se morirían, pues es precisamente lo que me parece Gael quería llegar, que luego de absorber todo lo que absorbe el personaje del Cagalera el su entorno, sus ilusiones falsas y el como las construye, lo llevarán a una muerte inminente que nunca vemos, y el ver a Sugheili la cual tenía todos los elementos para dejarlo solo, al final duda, pues los ajolotes no se dejan solos.
Aunque todo se pudiera justificar y se le podría llamar bien a la película algo así como "La tragedia de la realidad de nuestra juventud", la verdad es que el contexto y el trato que se le da a cada una de las situaciones, son por demás pobres, nos hay real repercusión ni catarsis en el espectador, partes bien logradas en todos los aspectos, pero son muchas más a las que no se les da profundidad necesaria, y no las rescata ni una sola virtud.
Por último, me parece interesante la lectura que se le podría dar desde una visión personal de su director, pues Gael en gran parte de sus películas, más las que lo involucran con su país, retrata a la amistad como el acto en que el verdadero amigo sigue fielmente sin importar las consecuencias hasta el final al amigo hostigador, al violento, al que uno podría decir "es malo", aunque nunca haya buenos o malos en las historias, (al menos en las buenas historias que retraten algo de realidad, sino consecuencias de nuestros actos y las circunstancias) y como estos al final de alguna manera, pagan los platos rotos.
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