lunes, 29 de abril de 2024
Las cosas donde ya no estaban: como se ven los amores veinte años después.
martes, 19 de marzo de 2024
COMER LA SOPA O FILMAR LA SOPA
domingo, 10 de marzo de 2024
Oscares 2024: los que creo que van a ganar y los que pienso que deberían de ganar.
viernes, 16 de febrero de 2024
Monster: ¿quién es el monstruo?
Monster, la más reciente película de Hirokazu Koreeda, quien para mí no sólo es uno de los directores más importantes de los últimos 20 años, sino que además es uno de los directores que yo más admiro en la vida; no sólo me parece la mejor película que he visto al momento en este año, sino que me parece denota que tanto premios europeos y americanos tienen hoy en día como dogma el hecho de que si ya te reconocieron en el pasado, sobra hacerlo después, pues Monster no sólo me parece, por ejemplo; la mejor película que se exhibió en el Cannes del año pasado, sino que también me parece una película de la altura, sino es que más, de la grandiosa Shoplifters.
Los temas, o mejor dicho el tema central del cine de Koreeda, que era el mismo tema fundamental en el cine del maestro Yasujiro Ozu, es la familia; pero las fondos e intenciones (sobre todo las fondos, pues el tratamiento en muchos sentidos y en muchos casos, hay paralelismos más que evidentes por su naturaleza contemplativa) son distintas, pues el cine de Koreeda es una crítica al sistema social y al núcleo familiar tan cerrado y cuadrado de la cultura japonesa. Koreeda siempre ha mostrado historias centradas y potentes sobre esas otras familias y la humanidad que aflora de estas y sus vidas, y lo hace con una carga emocional y sentimental, que llega a la médula de cualquier ser humano en este mundo.
En Monster apela en el thriller como su conducto (como ya lo ha hecho en otras de sus películas como El tercer hombre o Distance), con un ritmo lento y meticuloso por momentos, y frenético y agobiante por otros; pero muy abajo de esta aparente cara, hay tantas cosas, que uno no hace más que entregarse y dejar que el maestro Koreeda desenrede la historia y exponga un discurso lleno de amor, dolor y empatía.
A modo de tríptico, este drama nos presenta los mismos acontecimientos desde la perspectiva de tres personajes y su interpretación de los actos que se desatan e involucran la relación entre dos niños que se empeñan en ocultar su verdad, por temor a los abusos de sus compañeros, a los reproches de sus superiores, y a las cosas y memorias que han escuchado de estos; y en el acto ayudar y proteger a los que queremos, de maneras poco ortodoxas, como puede ser el mentirle a la madre que tanto nos ama. Koreeda de una forma simple, pero efectiva y muy sentida, expone su tesis en el caso de que los monstruos son creados por la incomprensión, por malentendidos y por no conocer la verdadera historia porque muchas veces no se inculca a los niños a hablar y expresar sus sentimientos sin temor, con confianza, y aprender que los adultos no los debemos de hacer llevar una carga que muchas veces inconscientemente se las pasamos a sus hombros.
Sirviéndose de una narrativa visual y sonora descomunales, Koreeda refuerza las emociones que naturalmente y sin manipulación alguna ya están en la historia, y se van hilvanando en este misterio lleno de capas, en el que juega con el espectador y lo involucra para tratar de comprender si en realidad hay un monstruo. Tanto las tomas fijas encuadrando perfectamente y creando a través de la composición una armonía emocional con los personajes, como las secuencias con cámara en movimientos haciendo de cada uno de los desplazamiento un símbolo del lenguaje que nos hace comprender las intenciones de Koreeda y las emociones a las que estamos siendo sometidos. Uno entiende y acepta a través del lenguaje del maestro nipón, todas las emociones que estamos sintiendo, y las aceptamos y abrazamos, como los personajes de la película aceptan su destino y los actos y decisiones que los llevaron a este, sin salir por esa puerta fácil que tantas veces se plantea. La música es tan significativa y mágica en su sencillez, como en todo el cine de Koreeda, está para magnificar lo que ya está, lo que ya existe y nos hace sentir; y no en función de crear falsas emociones y rellenar huecos de una historia sin sentimientos reales.
Con un trabajo actoral como el de esta película, es difícil borrar la línea entre la ficción y la realidad, y ese por supuesto es uno de los grandes logros en la dirección del maestro Koreeda. A uno lo estruja tal intensidad, que siente que todo lo que ellos experimentan es real. Es tan increíble la actuación de Sakura Andō, que no comprendo como no se está hablando de ella como se está hablando de Sandra Hüller, pues yo diría está a la par, sino es que más alto el nivel interpretativo de Andō; pero quizá se deba a la aparición de ella a cuadro en comparación con el papel e importancia de Hüller en Anatomy of a fall.
Así pues, Monster es una historia dura, dolorosa, pero a la vez hermosa en su tratamiento e intenciones; sobre la incertidumbre, sobre el crecer y sobre ser quienes realmente somos, sobre no sentir pena por lo que somos o nos pueda llegar a pasar. El final es luminoso, pero al menos yo no deje de sentir ese dolor de que muchas historias no se pueden desarrollar en el plano real, muchas veces hay que volver a renacer para que la felicidad nos alcance como a todo ser humano debería de alcanzar, y poder estar con quien realmente queremos estar, sin temor a lo que otros dirán.
jueves, 15 de febrero de 2024
Il sol dell'avvenire: sobre la muerte del cine y otras crisis.
Debo empezar este texto de la forma más cursi posible: amo el cine del maestro Nanni Moretti, y sin duda siempre se celebra tener una película más de este genio italiano un tanto incomprendido, y si bien Il sol dell'avvenire (que para Latinoamérica la llamaron Lo mejor esta por venir, y no El sol del porvenir que sería la traducción literal [o El sol del futuro, como sí la llamaron en España], siento que el título arreglado le queda bien para lo que es la película) no puede tildar de ser una obra suprema (aunque muchos críticos, sobre todo europeos; la han declarado su mejor película desde Caro diario y que curiosamente comparten el diseño de uno de los carteles de esta película y el logotipo de la productora de Nanni, sólo que en vez de la vespa, va en scooter, y que a su vez siempre he sentido que rememora a través de este gesto a la obra de Kiarostami]), tiene todos los elementos para ser una obra memorable y entrañable (y mejor que el promedio que se hace [y premia] en el cine actual), con todos los sellos del maestro, y lo que yo leo como la verdadera intención de Moretti al hacer esta película: empezar a hacer su testamento cinematográfico, o manifiesto sobre su retiro.
Debo agregar como nota antes de elaborar mi discurso y diseccionar cada uno de los elementos que hacen de esta película tan particular y pertinente, por supuesto dentro de la generalidad que comprende la obra de un artista como lo es Nanni; que hablaré en muchas ocasiones desde la intuición/suposición que me permite el conocimiento de gran parte de su obra.
Sin duda alguna lo primero que salta a la vista es el juego del metacine. La historia de un director varios problemas y preocupaciones (las mismas crisis que en la realidad atormentan a Nanni) que mientras trata de levantar su más reciente película, piensa en las películas que quiso hacer y no pudo, ya fuera por miedo a quitarse la armadura, por los ritos supersticiosos que tienen algunos directores, pero también lucha con el hecho de ver a su hija crecer y soltarla, y con su esposa que quiere dejarlo al darse cuenta que no hay amor sólo dependencia y que ella quiere crecer en la industria que él no acepta. Todo esto le pasa a su personaje mientras apreciamos cómo por momento particulares el personaje se desvanece y descubrimos a Nanni hablándonos sobre lo que le importa del cine, borrando la cuarta pared para compartirnos sus enseñanzas en clave de confesión testimonial (la escena del asesinato hace que uno recuerde a una escena en particular de Annie Hall que seguramente sabrán leer), como otros grandes lo han hecho, como Svankmajer y sus Hmyz; que es un ejemplo que siempre me gusta mencionar. Al ejercicio del metacine le podemos adjudicar también las referencias o las películas de las que se sirve dentro de su propia película, como lo es la propia obra de Fellini, que si bien no se salva de la crítica de romano, también es evidente su admiración con monumental final, pero sin saltar o el orden de las cosas, el final se aborda al final.
El cine de Moretti tiene que ser político y crítico, o no es. Acá hay una denuncia y una alegoría de cómo las condiciones mundiales no han cambiado tanto salvo por los avances tecnológicos, y la humanidad más de medio siglo después sigue dándose de cabeza, mientras unos siguen con su ambición adquisitiva desmedida, como es el caso de las potencias mundiales, otros seguimos pecando de indiferencia, como lo es la mayoría de las personas en el mundo, mientras vemos ver aplastados a las minorías sólo por servir a un sistema o dogma en el que creen; o dicho en otras palabras: la historia del mundo que se repite una y otra vez. Y a pesar que el tono pesimista está para hacer contrapeso al humor característico de Nanni y que más delante disecciono, la película al final resulta dar un giro de la pesadumbre de lo que fue a lo que nos gustaría que fuera, Nanni crea algo parecido a lo que hizo Tarantino con su Erase una vez… pero para mí el caso de Moretti me resulta más sofisticado e importante.
Las características más importantes de Nanni en su cine, que si bien no son las más visibles a todas luces, es su sarcasmo/ironía y lo autoral/personal. Muchos creen que ver el cine de Moretti en el mayor de los casos es ver la misma película repetirse una y otra vez, algo así como ver las películas de Hong Sang-soo, las últimas de Arturo Ripstein, o hablando más concretamente de una de las grandes influencias/paralelismos de la obra de Moretti: Woody Allen. Partiendo por lo primero, el humor y la forma de crítica socio-política de Moretti es punzante, pero sutil, o como diríamos los mexicanos, es un “chinga-quedito”, incluso hay inocencia en esta forma en que gesticula y utiliza sus ojos y cuerpo para hacer aún más evidente y tosco el acto de la comicidad, algo que por supuesto es una tradición italiana a través del clown. En el ramo autoral/personal, Nanni siempre aborda los temas que le importan en su cine, ya sea ficción, documental, o híbridos (cada quien llame a estos como se le dé la gana), en este sentido es como Woody Allen que no sólo actúa sus propias películas, en el caso de Woody, todas las de su primera etapa, y después las de índole más personal, en el caso de Nanni su cine jamás dejó de ser personal (y por supuesto hablando en el tratamiento humorístico/dramático, pues el cine de Allen en el mayor de los casos es más romántico por llamarlo de alguna manera, y el de Moretti es más crítico). El cine de Nanni se siente como una terapia en la que él exponiendo y tratando temas que le importan, hace que el espectador sea consciente a su vez sobre lo que le pueda corresponder dentro de sus temas y sus subtemas. En este caso particular, y lo que hace tan importante está película, es que lo que más le preocupa hoy en día a Moretti es que con el estado actual no del cine, sino de la forma en que se consume y se pide cine por parte de las masas, que no cuestionan ni piden que el cine los cuestione, que no racionalizan y simplemente piden entretenerse sin entendimiento de causa, forma y efecto (el parte de los ejecutivos de Netflix es una joya).
Es muy probable que Nanni nos esté diciendo en tono de clave que esta vaya a ser su última película, y eso aunque es una pena, es algo que tarde o temprano pasaría, como a otros tantos directores y artistas les ha pasado, ya sea por la muerte, la muerte que se piensa. Esta es la principal razón de ser de esta película, aún así Nanni se despide con esta película, que podría ser la última, de manera magistral, con una marcha no fúnebre, sino alegre que anuncia que lo mejor esta por venir en nuestras vidas, mostrándonos no sólo a las personas que han hecho esta película, sino algunos rostros de otras personas que han hecho algunas de sus películas pasadas, gente importante en su vida personal, y un Nanni más que feliz diciéndonos adiós directamente a los ojos, y con una sonrisa de la que es imposible no contagiarnos y sintiéndonos mas felices al terminar la película y salir de la sala. Muy pocas películas producen eso en el espectador: una felicidad que perdura más allá de terminada la función. Las de Woody Allen, por ejemplo.