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viernes, 8 de enero de 2021

Apuntes sobre "Pienso en el final"

 
Pienso en el final: la mujer que vive en mi cabeza.



Todos los proyectos en los que se le involucra a Charlie Kaufman, ya sea como guionista, o al frente de este como director, son sinónimo de locura y delirio. Pero todos con una genialidad bárbara y me parece sin desperdicio alguno. Pero dicho lo anterior, sin lugar a dudas "Pienso en el final" es su película mejor lograda, y una de las mejores películas del 2020.



Es inevitable pensar al verla en películas en pasados trabajos del mismo director como "Siendo John Malkovich", o "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos"; incluso recuerda vagamente a "El origen" de Christopher Nolan, por la cuestión del viaje en los sueños y en el subconsciente, aunque claramente todas en tonos totalmente diferentes. En preciso, Kaufman en "Pienso en el final" lo hace con una profundidad y una agudeza tan avasalladora, que literalmente uno piensa que verá algo al iniciar la película, y uno poco a poco va entendiendo que está viendo, pero vayámonos por partes.



La película empieza con una mujer hablando para ella misma, y como esta todo el tiempo está pronunciando la frase "pienso en el final", cuando justo antes de emprender un viaje con su novio a conocer a los padres de este, escucha una voz que no se sabe si está en su cabeza, o es del hombre que la observa desde una ventana a ella en la calle, desde ese punto, creemos que la película irá sobre esta chica, pero mientras trascurre, nos damos cuenta del protagonismo que empieza a tener el hombre que observa desde la ventana a la calle.




Una de las razones por las que no procuré ver esta película cuando recién se estrenó en la plataforma mundialmente conocida, es porque muchos de los comentarios que giraban entorno a ella, era que era muy aburrida, o que había que estar en un "mood" muy especial para poder seguirle el ritmo, y me parece que esas instrucciones para un espectador que no conoce el cine de Kaufman, son correctas; pero para quienes ya conocemos el cine de este director, ese no tendría que ser ningún problema. Pero dicho lo anterior, incluso viéndola fríamente y sin ningún apego especial por el director, la verdad es que la película en ningún momento se siente lenta o confusa. Si bien, es verdad que los diálogos en la primera parte y después de la segunda mitad entre los dos protagonistas (las partes del viaje en el carro) son de diálogos algo extensos, las múltiples tomas y puestas de cámara que propone Kaufman, la hacen muy dinámica, la ligereza no sería un término que yo utilizaría en esta ocasión, ya que evidentemente el discurso detrás de las pláticas entre los protagonistas son a la vez profundos y de múltiple lectura, o dicho en otras palabras por su servidor: traen veneno. Pero ese no es motivo para pedir una "explicación", como si fuera una especie de receta o instructivo complicado. Como lo he comentado en muchas ocasiones hablando de películas que son poco comprendidas tanto por sus narrativas como sus valores técnicos poco convencionales, la objetividad muchas veces no importa tanto, o sale sobrando, lo importante son las emociones que te genera, aunque estas sean incomprensibles hasta cierto punto, molestas o desagradables.


Los diálogos internos de la chica son sólo el principio de los detalles y las metáforas que nos van mostrando entre el telón de la vida rutinaria de un hombre de edad avanzada que hace el aseo en una escuela, nos muestra lo que su vida pudo haber sido, o lo que él hubiera querido ser si las circunstancias o las decisiones o las apariencias que tuvo que seguir, no lo hubieran limitado. La casa y el par de personas que en ella habitan es un viaje en el tiempo, y esto se muestra en el comportamiento de él, como es en el coche en el viaje de ida, como es en la casa de sus padres (parte en la que se siente una tensión tremenda, como si fuera una película incluso de terror), y cómo es en el viaje de vuelta, lo transforman de alguna manera, aunque en esencia, vuelva a ser ese chico que quería sobre salir y tener amigos. En ese aspecto también hay una negación y se quieren achacar culpas a las pocas personas que lo acompañaron en la vida, como esa chica que habita en su cabeza, aunque pueda ser también una especie de suposición, como el hecho de que la posible homosexualidad de ella, en realidad sea la homosexualidad de él.




Hay una crítica bastante dura en contra de las películas que idealizan el romance, no obstante; casi al final de la película, hay una especie de idealización que recurre a este "elemento rosa" en el cine, pero es claramente justificado, porque al final de cuentas, todos que remos ese final feliz, aunque no llegue a serlo como hubiéramos querido, no es rosa al final de cuentas, es sólo un reconocimiento que todos quisiéramos tener por los sacrificios que hacemos en vida, ya sea que nos hayan llevado a lo que siempre soñamos o no, al final, la metáfora del cerdo sólo nos muestra una cosa, una cosa que si estuvo presente desde el principio con esa sentencia inicial, "pienso en el final", y aunque nunca estuvo muy clara, al final, si hay un final.




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