domingo, 14 de mayo de 2023
Peter Pan y Wendy
domingo, 11 de diciembre de 2022
Pinocchio: una historia de padres imperfectos e hijos imperfectos.
jueves, 24 de marzo de 2022
Licorice pizza: el mismo amor, todas las veces que sea necesario. (o un PT Anderson mirando hacia atrás)
miércoles, 19 de agosto de 2020
Los lobos: revivir [los cambios en] el viaje.

Por lo general cada año, dos o tres películas mexicanas son las que hacen un tour de festivales internacionales por demás interesante, que hacen que los cinéfilos las esperen con ansias desde dicho año en adelante, muchas veces en algunos festivales mexicanos de renombre llegan a estrenarse ese mismo año, en otros hasta un año después, y esperar que lleguen a salas comerciales, como ya he tocado en más de una ocasión el tema por acá, si bien nos va, se toma de dos a tres años, si bien nos va; de ahí la importancia de los lugares de exhibición alternativa. Pero este año las cosas han sido diferente para bien para más de un cinéfilo que cada día menos dependemos de las salas de cine (aunque no con esto quiero decir que no se extrañe esa experiencia), ya que gracias a la coyuntura surgida y vivida en estos tiempos de pandemia, muchas plataformas han cobijado a los festivales de cine para hacer sus respectivas ediciones de este año de manera online, lo que ha hecho que muchas de estas películas esperadas del año pasado, podamos verlas en la comodidad de nuestras casas, una de esas películas es sobre la que estoy a punto de escribirles: Los lobos del director tapatío Samuel Kishi Leopo.
La película se nos presenta a partir de un viaje que hace una familia, una madre y sus dos hijos que se van de México para vivir en Estados Unidos. En un principio no es muy claro el por qué de esta decisión, pero uno se cuestiona si tanto batallar y sufrir en una nación tan difícil y demandante como el vecino país del norte es la mejor opción, desde este punto uno empieza a imaginarse que de algo muy fuerte deben de huir, al tiempo que se nos van rebelando detalles del padre policía al que sólo conocemos por la foto en la cartera que guardan como un tesoro los niños. Lucia, la madre de Max y Leo, tiene que trabajar largas jornadas para poder pagar alojamiento y comida, en las horas que ella se ausenta los niños tienen prohibido salir, dejándoles como único escape de libertad la ventana y sus dibujos. Así que Lucia les deja tareas grabadas en una grabadora portátil para poder ganar el premio añorado por los dos niños: ir a Disneyland, y todo parece ir bien mientras los niños alimentan sus horas contándonos la historia de los lobos. Pero al tiempo, con la promesa no cumplida, el cansancio de la difícil vida de Lucia, y la rebeldía de Max, quien llega a asumir como hermano mayor la figura del jefe de la casa (algo muy similar a lo que pasa en Abel de Diego Luna), y a la postre, a romper reglas como quizá su papá lo hizo, la manada empieza a separarse y debilitarse, aún viviendo bajo el mismo techo, y las cosas empiezan a quebrarse y sacar a flote las cosas que hacen que una madre tome la difícil decisión de huir de todo lo que conoce para sacar a sus hijos en adelante, al final el sueño añorado no llega, pero se tienen cosas mejores en el camino, y el final nunca es el final, más bien es un principio.
Tuve mis problemas debo aclarar con dos cosas en particular para escribir sobre esta película, la primera, el definir el título que le pondría, pues por una parte si es evidente que es un revivir de un viaje, lo cual comentaré más adelante, también es evidente el hecho que es una carta de amor a una madre soltera, quizá a las madres solteras en general, incluso quizá una carta de disculpa. Y la segunda es que, lejos de hacer un análisis en términos estrictamente narrativos, técnicos y estéticos, que quizá si lo haga, pero sin poner mucho énfasis en el asunto, debo decir antes que todo que la película es un encanto con un tono con cierta nota melancólica.
A mi me parece que es una película que, además de completa, y muy bien realizada, toca temas muy importantes que muy pocas veces se reflejan en el cine mexicano, y empezaré con quizá el tema que a mí me resulta muy familiar a último tiempo, ya que fue una especie de fortuna poder mirar esta película justo cuando terminé de leer la novela Desierto Sonoro de Valeria Luiselli, ya que es innegable, al menos para mí, que tienen cierta comunicación ambas obras, y no lo digo por el hecho de que una se alimente de otra, o que haya cierta similitud marcada, o una especie de referencia ni mucho menos, lo digo desde la perspectiva que ambas obras toman como punto inicial de su trama y que después desembocará en demás circunstancias, la cuestión del viaje y el éxodo, familias que se desplazan de un lugar a otro muy retirado, y las pláticas y registros que quedan grabados no sólo en grabadoras portátiles, sino también en la memoria de los niños que más tarde serán adultos y contaran su versión de la historia, como quizá nosotros ahora lo somos, como quizá Valeria y Samuel lo son.
En mi muy humilde punto de vista, a pesar de que Samuel me pareció un director por demás interesante desde su ópera prima, Somos Mari Pepa, se le nota una madurez extraordinaria en esta película, y se nota tanto que trabajó en esta película como la película de su vida, que le llevó más de seis años poder realizarla como él quería. y como diría un muy buen amigo crítico español: "no le va a volver a salir una película igual". Si bien más de uno podrá decir que no hay similitud, o algo que una a esta obra con su pasado proyecto, yo no estaría tan seguro, pues si bien son contadas en tonos diferente, yo noto tres similitudes muy marcadas: la mirada atenta a la vitalidad juvenil, el tono personal que plasma en ambas, y quizá el más importante y que si atañe a la realización, la cámara.
La cámara en el cine de Kishi Leopo está tan llena de vida como sus personajes jóvenes, lleva esa rebeldía y anarquismo (en el buen sentido de la palabra), esa vida, incluso ese sentimiento nostálgico; sigue una linea de ejecución que no se sujeta a ninguna regla universal, salvo a la linea misma que rige a la película.
La música es quizá uno de los puntos más sólidos que también rige en el cine del tapatío. Melodías que infunden en el espectador la espera y el acompañamiento, jamás da una nota de sugestión, cosa que uno agradece, con mínimos rasgueos de guitarra, o notas tocadas en el piano, uno acompaña los sentimientos de estos personajes, personajes de los que por supuesto hay que hablar.
Y más que hablar de los personajes, que ya tocaré el punto enseguida, antes quisiera hablar de las espléndidas actuaciones. Por una parte hablar de la actriz Martha Reyes Arias, que para mí es la actriz revelación del 2019, sobre cualquier actriz o actor que me mencionen. Su actuación es tan genuina y humana, que uno no hace más que sentir su sufrimiento, su presión, su desesperación y su amor. La vemos tratar de mejorar su entorno para no pensar en lo que dejó atrás, y lo que la hizo dejar esas cosas atrás, por momentos incluso, en los puntos de tensión más sofocantes de su papel como madre, vemos esa lucha interna en ella que quizá la hace pensar que sería de su vida si no tuviera hijos, si los hubiera dejado en México, aún en esos momentos no deja de luchar por ellos, de dar amor. Hay escenas clave que a mí me dejaron cimbrado y conmovido (la razón la comentaré al final), como en la que la vemos limpiando la estufa, o la de la cachetada; es un personaje completísimo, más que puntual y clave en la historia, pero la película claramente es sobre ellos, los niños, los hermanos, los lobos pequeños; de sus diferencias, sus conflictos, su encierro, su imaginación (las escenas de animación además de extraordinarias, son claves para engancharse a la historia), su adaptación (la escena de Max descubriendo "el foco", y que detonará a la escena medular entre él y Lucia, es una clara referencia al salto de edad, aun siendo un niño), sus abrazos después de cada pelea. Y todo esto se nota y se debe al gran desarrollo de personajes desde el guion, y tocado el punto, vamos al tema de los guionistas.
Samuel Kishi escribió el guion para la película de la mano de Sofía Gómez-Córdova y Luis Briones, que antes nos trajeron la extraordinaria Los años azules, y que indudablemente se nota el tratamiento de ellos dos en torno tanto a la mirada melancólica de la cámara que hace que el espectador conecte con sus fibras más profundas y sensibles, y con estos personajes como tal, que bien en más de uno nos hace recordar pasajes propios de nuestra vida, como lo hicieron en la película ya mencionada.
Para mí la película tiene, al igual que con Desierto sonoro, un canal de comunicación muy interesante con la película del director Sean Baker, The florida project, y menciono el hecho de "un canal de comunicación, porque ni son iguales, ni una es la copia de otra, para los que empiecen a murmurar estas conspiraciones descabelladas, ambas son una mirada muy diferente a la niñez, hay una comunicación por la mirada a esa libertad infantil y sus juegos, (prueba de ello es la parte en la que Max sale por primera vez del apartamento) y la forma en que se refleja la libertad en un sueño de todo niño por el parque de diversiones como escape, en la película de Sean Baker se utiliza como la metáfora de un escape fantasioso y engañoso de la felicidad, en la película de Kishi es más en la cuestión del anhelo de un significado que al final se puede dar en cualquier feria como pretexto del amor de una madre por sus hijos, incluso este podría ser imprescindible con la maravillosa escena del abrazo ninja que seguro a más de uno hizo recordar cosas y llorar.
Otros temas importantes se tocan en la película como la cuestión desde los indocumentados y los refugiados, de la migración suscitada por problemas de violencia a causa de familias sometidas por figuras de "poder" y drogadicción, como el papá de los niños que de ser un policía, los abandona por el foco. También explora la cuestión de la barrera impuesta por el lenguaje, y también retrata a la perfección esta figura de las personas "guardianes" en las que se encuentra refugio, incluso cuando al principio se huía de ellos.
Es una película que, como dije al principio, es un encanto por lo que Kishi pretendía con ella, y si sabía lo que quería transmitir, y que lo logra a la perfección, es porque es una historia que vivió en carne propia, y que seguro más de uno de nosotros también, así que es completamente una película para el amor a nuestras madres solteras que lucharon y seguirán luchando en un mundo que a veces trata de hacerlas invisibles.
"La lucha por la supervivencia de la manada es dura, tiene sus puntos de tensión el los que hace que inevitablemente se separen. Cuando la manada se separa, se debilita, la cosa es saber darse cuenta a tiempo, para sanar las heridas causadas, para que la manada sea más fuerte que nunca cuando se vuelvan a unir de nuevo."
domingo, 12 de enero de 2020
Restos de viento.
Hay
películas que abordan temas fuertes a través de una mirada infantil, y que no
buscan en ningún momento abusar de esto o tocar el tema solo porque podría
verse desde una mirada muy crítica o una visión muy superficial. Lo traumático
del asunto en una venta fácil, como muchas veces se abusa en Hollywood; sino
que a través de propuestas valiosas, historias construidas a través de una
lógica, corazón y experiencias enriquecedoras, logran poner puntos y temas
importantes, al acceso de todo público, y crear una experiencia si bien no
"rosa", tampoco muy cruda; sí palpable, establecida, y que enriquece
en más de un aspecto, entre ellos, el hecho de hacernos ver que todo golpe
psicológico, haya sucedido en nuestra infancia o no, es superado con el tiempo,
pues el humano tiene una herramienta muy poderosa para lidiar con estos
recuerdos: la memoria y cómo moldeamos y modificamos recuerdos para olvidar o
recordar.
Nombrar
algunas que entren en este rubro es en verdad muy fácil para mí, pues si bien,
como ya lo mencioné antes, existe el abuso a este tema por parte de la “big
industry” desde hace mucho tiempo, hay películas animadas como El viaje de
Chihiro, La vida de Calabacín, Toy Story 3, Frozen, o
no animadas como Stand By Me, o la muy bien lograda Donde habitan los
monstruos, de Spike Jonze. Hoy quiero hablarles de una película mexicana
que me dejó fascinado.
Restos
de Viento, de la directora Jimena Montemayor, muestra el duelo de
una familia tras la pérdida del patriarca de la casa. La esposa, una argentina
que se queda con sus dos hijos sola, una pequeña en esta transición que se
empieza a mostrar de la niñez a la adolescencia y un niño con su imaginación a
flor de piel. Vemos cómo cada uno libra con este duelo, ya sea consciente o
inconscientemente, y cómo cada uno toma determinadas responsabilidades de otro
en la casa por el duelo que viven.
En la
madre es más visible este duelo que como a la mayoría de los adultos; llega con
un golpe brutal a su estado anímico y la introduce a un estado depresivo que la
vuelve dependiente al alcohol y las pastillas; a la niña la golpea en el
sentido mismo de la falta y necesidad de un padre en el crecer que se va
presentando muy forzado por esta ausencia, (se siente un duelo por no querer
crecer), cuyo hueco busca llenar en toda oportunidad que se le presenta de la
manera más inocente y genuina.
Y en
el niño, quien a pesar de ser el único que no sabe que su papá murió, se
convierte en el agente conciliador en los conflictos que empiezan a surgir a
través de madre e hija por los roles que empiezan a adquirir cada una por la
falta de esta figura; es la maravillosa y muy notable manera en que el niño
exterioriza esto, a través de una aparición, una figura fantasmal, cuya
identidad se irá revelando toda vez que la familia, en el grado natural que se
dan todas las cosas en la vida, vaya sanando, a través de la experiencia misma
y la interacción entre sus partes. Esto es lo grandioso de la película.
El
gran logro de esta directora, además de la propuesta tan genuina, y si me
permiten el comentario, única, de la cual yo no recuerdo algo igual en nuestro
cine, es el valor que da a las situaciones y cómo estas nos hablan a través de
la fotografía, incluso cuando en gran parte de la película no hay muchos
diálogos, y esto no es de gratis; la directora sabe de lo que habla, de lo
importante y fundamental que es para que la película conecte con este lenguaje
contemplativo por medio de la fotografía, y dejarla relegada a cargo de alguien
que sabe, y ahora explico por qué.
Antes
de ser directora y productora, Jimena Montemayor fue precisamente directora de
fotografía, realizó este trabajo en varios cortometraje y documentales (entre
ellos Cuates de Australia, de Everardo González) y después dio el salto
a la dirección. Esta película en particular es su segundo trabajo tras la
dirección de En la sangre, y sin lugar a dudas sabía cómo explotar al
máximo su historia, y bajo qué herramientas mostrarla tan sencilla y bella, con
la profundidad necesaria. Y sin duda alguna si logró llegar a este punto máximo
a través de todo lo que retrata y habla con la cámara, es por quien hizo el
trabajo en este departamento: María Secco.
Hablar
del trabajo de esta mujer es redundante para los que ya la conocen, para quien
no la conozca aún, María Secco es una de las cinefotógrafas más importantes no
sólo de nuestro país, sino del mundo. Muy pocos cinefotógrafos hoy día en
México pueden ostentar del currículum que tiene la nacida en Uruguay, pero
nacionalizada mexicana, por ahí Tonatiuh Martínez o Diego García podrían ser los
que tengan un reconocimiento similar, pero aun así el trabajo tan distinguido
dado por María, de maneras tan distintas en trabajos de directores como Julio
Hernández Cordón, el ya mencionado Everardo González, Fernando Eimbcke, Diego
Quemada-Díez y Claudia Sainte-Luce, nos hacen saber que esta mujer sabe lo que
hace, y ahora menciono que tiene de distintivo su trabajo en esta película.
Secco
se enfoca en los pequeños detalles que hablan en cada uno de los personajes, a
pesar de no haber muchos diálogos, de tener encuadres muchas veces abiertos,
con planos medios y generales. Es a través de la iluminación, paleta de color,
o simplemente "cosas" en el diseño de producción, que nos hablan sin
ser forzosamente muy notorios, o forzados a la vista del espectador; lo visto,
y que da sentido, muchas veces está envuelto en el plano general, pero los
personajes le dan ese sentido a través de lo que el espectador intuye que están
sintiendo, están pensando, están sufriendo (y esto es un reconocimiento que se
debe hacer a Jimena, que haga partícipe al espectador desde este punto de manera
muy consciente, que jamás lo trate como un ser incapaz de ver estas cosas),
esto amalgama perfectamente con dos cosas más además de las ya mencionadas: el
estupendo score compuesto por Emiliano Motta, y las actores involucrados.
Los
niños, interpretados por Diego Aguilar y una estupenda revelación de Paulina
Gil; ambos hacen un ensamble perfecto con una Dolores Fonzi, que no podría
estar más perfecta. Honestamente, no he visto muchas películas de ella (yo la
admiro profundamente desde que vi la película argentina El Aura) pero de
las que he visto, esta es su mejor interpretación. La química de los tres es
estupenda, palpable, rebasa la pantalla. Hay situaciones y momentos, diálogos y
silencios que compartes, bellos y duros, que realmente son más que oro, son
arte vivo.
Una
película que, como ya lo dije, tratando de ayudar a entender una realidad muy
fuerte para quien lo vive en la infancia, como lo es la muerte, y la sanación
en etapas, logra hacerlo a través de una mirada natural, sutil, pero sobre todo,
bella, cuyos errores yo los podría contar con un solo dedo, (por cierto, a
cargo de María Secco) y que es una tontería de ser planteado, porque jamás
arruina todo lo que la película construye (pero por desgracia no puedo dejar de
lado mi lado "voyeur") y el claro ejemplo para quien dice que la gran
mayoría del cine de ficción, sobre todo el mexicano, solo sirve para
entretener. Adéntrense un poco a esas otras propuestas que no llegan al cine,
las salas de cine hoy día son un lugar en donde encuentras de todo, menos cine.
viernes, 27 de diciembre de 2019
Carta para mi padre.
Si me he permitido este día escribirte estas palabras es porque siento que es necesario hacerlo, supongo que de alguna manera ya lo sabes, pero por si acaso no, yo sólo hago cosas que me nace hacer.
Sé que piensas que quizá yo tenga algún resentimiento hacia ti porque muy rara vez te contesto los mensajes, pero te aseguro que no es eso, simplemente es que soy tan práctico para comunicarme, que me cuesta mucho hacerlo por teléfono o por mensaje, si no tengo esa interacción real con la persona que hablo, si no la estoy viendo a los ojos, pero eso es hacia con todas las personas, así que no es lo que tú crees.
Hace mucho que no guardo resentimientos en la vida, tampoco soy muy bueno juzgando a las personas, jamás lo he sido y jamás lo seré. Supongo que el día que empiece a hacerlo, quizá ese día empiece a morir de a poco. Lo que haya pasado en el pasado, con nosotros, me ha llevado a ser lo que soy, a pensar como pienso, y eso es algo con lo que estoy contento, eso es algo que te agradezco y en cierta medida te lo debo a ti.
Hay muchas cosas de ti en mí, y eso no se puede negar ni ocultar, mi calvicie, mi seriedad y no ser tan suelto para hablar, mi amor desmesurado por las películas y la música, mi gusto por aprender a tocar la guitarra, mi amor y la emoción que se siente cuando uno recibe y escribe una carta.
Sólo quiero decirte que uno con la edad se da cuenta que hay que saber de las personas que son parte de nuestra historia, más que de nuestra vida, porque la vida es muy corta, se va volando, y quien hoy está, quizá mañana ya no lo esté.
Somos hijos de nuestras circunstancias, y de lo que vivimos.
Feliz cumpleaños papá.
domingo, 8 de septiembre de 2019
Tío Yim / América / M.
Tío Yim
Ópera prima de la directora Luna Marán, en la que expone de manera muy emotiva el retrato que tiene de su padre desde lo que fue su infancia, hasta el como ve la gran figura de su padre y su madre ahora de grande de vuelta a su casa en Guelatao de Juárez, en el estado de Oaxaca. No sólo es y se siente propia su forma de retratar el documental, también lleva una emotividad que no se resguarda con melodrama barato o se hace valer de empalagosa narrativa, es un poema visual en el estricto sentido de la palabra de la vida de su multifacético padre con la crudeza que debe tener de todo lo que él logró en su vida como voz de una comunalidad y todo el activismo por sus raíces y su tierra, antes de caer en el vicio, antes de que Luna se separara del núcleo familiar, en un tiempo en el que Jaime Martínez Luna cantaba, componía, creaba bosques; aunque hoy día no lo creería si no fuera por su memoria y la de los demás.
Luna no sólo es el ojo a través de la cámara que presencia todo como testigo fantasma del recuento de información y del excelente material de archivo conseguido, Luna también es narradora y protagonista junto con sus hermanos, pero sin regodearse de su propia presencia, en ningún momento se nota ni se adueña por derecho el mote de querer protagonismo, aunque de alguna manera lo tiene, y se agradece, porque vuelve al documental más humano. El ensamble de sus tomas con cámara en mano siguiendo a su padre, o sus tomas fijas grabando a su madre mientras canta, y de los diferentes formatos del material de archivo que utiliza es de una calidad que hay que destacarse.
Una peculiaridad que tienen las óperas primas de muchos cineastas tanto de ficciones como de documentales, es el hecho que utilizan una historia o muy personal, o algo que conocen bien o de lo que se sienten parte. Luna literalmente toma la figura de su padre y lo hace de una forma más que digna, en la que uno ve todo el tiempo a una persona real, por muy pintoresca que esta sea, y lo muestra como pocos cineastas logran hacerlo, ya sea en la ficción o en el documental. Este es un trabajo al que no hay que dejar de echarle el ojo cuando se tenga la oportunidad, como yo la tuve hace unos días que estuvo disponible en FilminLatino, por lo pronto ahora sólo se podrá ver en su andar por festivales.
América.
Documental mexicano del año 2018 dirigido por Erick Stoll y Chase Whiteside. El documental retrata la vida de tres hermanos del estado de Colima que deben regresar a casa luego de que su padre cae en la cárcel por aparente maltrato a la abuela de los mismos, una anciana llamada Améríca de 94 años, para ellos encargarse de ella.
Los tres se dedican al arte circense, por lo que se logra apreciar en las rutinas que ejecutan cuando tienen tiempo libre en la casa, y vemos como durante este tiempo de espera en el caso de su padre se encargan de América con la complejidad que esto requiere. Vamos notando durante todo el documental cual es la naturaleza de cada uno de los muchachos y su actitud ante la situación. Vemos a el mayor de ellos más escéptico y alejado de la situación de la abuela, aunque siempre colaborativo cuando se le necesita, y el ingreso económico de la familia. El más impetuoso de ellos, el hermano de en medio, que es el más apegado a América, que es quien siempre le habla, la abraza, canta con ella; y el tercero, quien seis meses después se les une, pareciera trae más problemas por su propia naturaleza jovial al querer exigir a América mas de lo que quizá ella puede.
El documental tiene cierto grado de honestidad que uno lo ve como un trato demasiado fuerte a la realidad, uno no queda indiferente ante lo que ve en pantalla, desde la relación entre los hermanos, como las escenas donde vemos las dificultades que tiene América en una edad en la que las personas mayores tienen accidentes tanto fisiológicos como mentales, vemos el real compromiso de los directores ante la historia, y como la intimidad que muestran raya de cierta manera, que su trabajo bien podría causar controversia o un debate bastante polémico ante que si y que no se debe mostrar a la hora de realizar un documental como este; a mi parecer lo hacen de una manera muy respetuosa, sin artificio ni manipulación, y además utilizando recursos visuales bastante apropiados en escenas que involucran a América, y la situación cuando en todo momento y toda hora están retratando algo importante en el viaje que les llevó este documental, que es de dos años y medio (al menos en lo documentado, quizá la realización entre la pre y la pro haya llevado alrededor de 5 o 6 años, que es lo que tarda en promedio una producción documental e independiente en México).
Cabe destacar que aunque no se conoce y no se da a entender por parte de la producción de Ambulante (quienes distribuyen el documental por todo el país) como es que llegaron un par de jóvenes directores norteamericanos a esta historia, y como logran empatizar y retratar este documento de manera tan fidedigna que uno creería que conocen nuestra cultura muy profundamente. Se sabe que ambos directores han realizado muchos cortometrajes de corte informativo sobre salud pública del gobierno de Estados Unidos (del gobierno de Barack Obama en particular), como en otras partes del mundo a través de programas de la ONU y demás instituciones y organizaciones.
Otros importantes temas se ven retratados en el documental van desde el sistema tan inepto que tienen las dependencias de salud y seguridad social del estado en cuestiones del criterio ante las atenciones hacia los adultos mayores, la corrupción que hay en el sistema judicial en todos sus niveles de gobierno, y los abusos por parte de quienes representan o pretenden brindar ayuda a quienes llevan un proceso penal, tanto para quien lo vive desde el interior de un reclusorio, como para sus familias afuera, y quizá el más importante: el abandono por parte de los hijos a sus padres mayores, y lo que sufren estas personas cuando las familias ya no quieren hacerse cargo de ellas y los dejan en condiciones inhumanas o en asilos donde pueden sufrir malos tratos. Esta historia termina básicamente con los dos nietos menores de América haciéndose cargo de ella hasta el final de sus días dos años después, luego de que el padre al salir de prisión decide no cuidarla más porque quiere otra cosa para su vida (lo cual al momento de ver el documental nos hace cuestionarnos si en realidad lo encarcelaron injustificadamente o no) y el nieto mayor que tiene otros planes al lado de su novia.
El final del documental es desgarrador, es muy bello y a la vez doloroso, pero es el final que todos vamos a tener.
América es hasta ahora el mejor documental que he visto en el año. En un año en el que, como ya lo he comentado antes; he visto muchos documentales.
lunes, 22 de julio de 2019
Dolor y gloria.
Antes de empezar a escribir el análisis de esta película pensaba en posibles nombres para el mismo, pero se me habían ocurrido tantos, y muy buenos, que al final desistí y opté por poner sólo el título de la película, que cabe aclarar que quizá sea el mejor film de Almodóvar en lo que va de la década.
No profundizaré mucho en la trama de la película porque considero que, además de que es una película que en muchas partes aun no se estrena, y probablemente no vaya a tener estreno comercial por el problema que tienen los complejos de distribución en México, y que constantemente hemos venido recalcando; sin lugar a dudas muchos de los que lean este texto querrán verla sin que se les revele algo sobre la trama ya que la puedan ver en algún espacio alternativo, o en algún canal de streaming. Además, considero que esta película se tiene que ver sin saber nada, con el gozo de verla y entrar en su juego, porque como dijo un buen amigo, es de esas películas que a uno le reafirman el amor por la cinefília.
Lo que es evidente y que todo mundo sabe de la trama de la película, es que va sobre un director de cine que se encuentra en una especie de retiro o bloqueo por los males que lo aquejan tanto física como emocionalmente, pero luego de que va desenterrando y sanando algunas relaciones de su pasado, en torno a su trabajo, a su vida personal, a su infancia, algunas de manera poco ortodoxas, el director encuentra una vez más el sentido de la vida y la fortaleza para hacer lo que más ama, lo único que sabe hacer, que es escribir y filmar.
Otra cosa que es evidente a los ojos de cualquier espectador que conozca un poco o mucho de la filmografía e historia de Almodóvar, es que seguramente es su trabajo más personal y sin lugar a dudas tiene muchos matices de autobiográficos. Cuestiones como sus películas, su amor y acercamiento al arte más que al cine en particular, sus actores, (es increíble ver a Cecilia Roth al principio de la cinta, justo después de ese increíble inicio) sus relaciones, sus primeros trabajos, sus viajes, su ciudad; están presentes, a la par de la ficción que figura alrededor del director, como el como sus experiencias y las personas que lo marcaron van formando lo que escribe, y lo que escribe a su vez va formando lo que él vive ahora, lo cual nos puede hablar un poco de como el creador de alguna manera debe experimentar lo que está creando. Antonio Banderas representando al alter ego de Almodóvar sin lugar a dudas firma su mejor actuación en muchísimo tiempo, y le da un gran parecido tanto en el peinado como en su personalidad. Otra cuestión personal que está muy presente y en la que se mueve mucho la trama de la película, es la relación que tenía con su madre, y como este la piensa y la recrea, en la cual no profundizaré para no arruinarles la experiencia al verla, pero que si es muy significativa, y en verdad que agasajo es ver a Penélope Cruz actuar en las películas de Almodóvar. La forma en como a raíz de detalles de su vida en el presente, ya sea estando lúcido, o en sus sueños, el personaje del director rememora los recuerdos de su infancia, (pasajes claramente influenciados por el neorrealismo italiano) es excelsa. Entre las pocas cosas que luego mientras la veía me producían un poco de ruido, era como había huecos muy grandes en el argumento de su infancia, y como estas cosas no se presentaban de manera cronológica, pero a medida que la película avanza uno se da cuenta que simplemente hay una razón para ello, es lo que tiene que estar, ni más, ni menos. Y la que quizá me hacía aún más ruido era el color de los ojos de su madre, pero al final todo está perfectamente justificado, se nos da un giro de tuerca que no hace más que hacernos comprender y confirmar el gran director que es Almodóvar, y que de alguna manera si uno pusiera atención a todos los detalles que nos da la película, desde el inicio ya se podía leer. Ese final es de esos finales que no muy fácilmente se olvidan.
Otra cosa que es casi orgásmica para el que disfruta las películas de Almodóvar, es la escenografía y todo lo referente al diseño de producción, la paleta de colores siempre tan distintiva en Almodóvar, ¡vamos! Que es que no hay un director en el cine que utilice el color rojo tan increíblemente como lo hace Almodóvar, comentábamos los asistentes de la proyección en la que tuvimos el justo y placer de asistir. (Quizá Kar-Wai sea el que quizá le compita en eso, pero en el cine de Almodóvar es más constante en todas sus películas, en Kar-Wai no es en todas sus películas)
La música de igual manera es un agasajo, a cargo del siempre leal Alberto Iglesias, todos los actores están extraordinarios, quizá resaltar el trabajo de Asier Etxeandia, quien en determinada parte de la película lleva un peso dramático y emocional del cual sale de la pantalla y nos empapa de toda esa emoción. (En la cual se hace un homenaje a Chavela Vargas increíble [y un poco también al teatro, considero] aunque bueno, eso es muy común en varias películas de Almodóvar)
Por momentos muy intensa, por momentos emotiva, por muchos momentos más muy divertida, (la parte en la que explica con animación como fue su experiencia en el colegio del cual sale siendo un ignorante por su devoción al arte y como sus profesores lo apoyaban en eso, y la cuestión de sus enfermedades y males, es muy buena) es una película completamente redonda a mi parecer, sin lugar a dudas para muchos es la reina sin corona del pasado Festival de Cannes, en la cual sólo se llevó el premio a Mejor Actor para Antonio Banderas, quizá también premiando por medio de éste a la figura de Pedro Almodóvar.
Sin duda desde ya es una clara ingresada a la lista de mis películas favoritas del año, y con un puesto muy honroso. Quizá sea la película que mejor le hace también un tributo al cine como tal en lo que va de la década, y eso me hace recordar a películas como 8 1/2 de Federico Fellini, y también a Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore, que también comprenden un poco ficción con un poco de autobiográficas, que juntan al director con su historia y su amor al cine reflejado en cine.
miércoles, 6 de marzo de 2019
Tesoros: buscando cofres, descubriendo historias.
Tesoros es una película del 2017 de la directora mexicana María Novaro. (Sobre las Olas - 1980, Danzón - 1991, Sin Dejar Huella - 2000, entre otras)
Este es el último trabajo de la también productora, editora y guionista, justo antes de empezar su gestión a cargo del IMCINE en el gobierno actual, pero hablemos de lo encantadora que resulta esta película en particular.
La película narra las aventuras de un grupo de niños que viven en la llamada Costa Grande del estado de Guerrero, ahí además de ir a la escuela, ayudar a sus padres en las labores de los oficios que se desempeñan en lugares como estos, son prácticamente libres. Luego de que llega una familia de extranjeros al pueblo a la llamada casa de la luna, ellos parece ser que viven largas temporadas en este lugar, en la familia a tres pequeños, una chica de algunos 12 años, uno de algunos 8 y uno más chico rondando los 4. Luego de que coinciden la historia del libro de uno de los chicos del pueblo, y el videojuego y sueño del chico de 8 años de la familia extranjera, es que de a poco van consiguiendo sumar voluntades, incluso de los grandes para buscar un tesoro que ellos aseguran que existe, sólo porque su imaginación así lo cree, pareciera que estos niños son de tiempos mejores, cuando aún se creía, cuando aún la fantasía nos hacía que las cosas se convirtieran en realidad, lejos de esa otra realidad de primer mundo.
La película es muy ligera, muy sencilla, es un cine austero en muchas cosas pero no en consistencia e ideas, el protagonismo nato de estos niños y verlos interactuar frente a la cámara es un agasajo, no se nota ni un ápice de que no sean profesionales, o quizá si se nota, pero siempre es para bien. (Donde también vemos actuar a las hijas del cineasta Julio Hernández Cordón, mucho más chicas de como las vimos el año pasado en "Cómprame un Revolver" del mismo director. Cabe señalar que acá están porque la esposa de Julio, es parte del equipo de producción de Tesoros). Si bien la película es un canto a la niñez mexicana, no hace mucho esfuerzo para que el espectador adulto también sienta esa sensación de bienestar, plenitud y felicidad que proyecta la película, un llamado a que los niños crean, sigan sus sueños, y no haya barreras entre ellos por condición social, de color de piel, o incluso de edad, pues ya lo dijo Picasso: "quien es joven, es joven para toda la vida", incluso ese dicho aún más viejo que dice: "todos llevamos un niño dentro".
Una fotografía muy dinámica que juega al paso de los niños, enmarcada de hermosas locaciones naturales sin utilizar prácticamente escenografía extra, una música que resulta un hallazgo más que oportuno para quien antes de la película no conocía a los Ampersan, y lo más valioso de Novaro con su película, el no valerse de comedia estúpida para jalar público a su película, no valerse de artimañas para dar un mensaje realmente enriquecedor y oportuno a los niños, no llenarlos de estridencia de sonidos, de colores chillones, ni de acciones y reacciones chistosas de gratis o gráficos violentos; en otras películas eso puede tener valor, esta no lo necesita para nada, y mucho menos el público al que va dirigida, películas como esta, que retratan historias simples, en las que no precisamente tiene que haber grandes conflictos para que haya una buena historia que contar, eso también es cine, si no lo creen busquen y vean esta extraordinaria película, ya después me lo agradecerán, miren que no hay mucho de donde agarrar en México de películas como estas, que dan un mensaje como este a los pequeños y no tan pequeños. Estas películas mexicanas son las que hay que ver, lo digo una vez más.
Por último comento que esta fue una de las películas que elegí para mi lista de las películas mexicanas que más me gustaron del 2018. Si gustan ver la lista completa pueden checarla en el enlace de aquí abajo.
https://produccioneslaviejaescuelapresenta.blogspot.com/2018/12/peliculas-mexicanas-favoritas-del-2018.html
jueves, 20 de diciembre de 2018
Roma: concebida desde las entrañas, concebida para ganar premios.
La película del futuro se me antoja más personal aún que una novela, individual y autobiográfica como una confesión o un diario íntimo. Los jóvenes cineastas se expresarán en primera persona y nos contarán sus vivencias personales: podrá ser la historia de su primer amor o algo más reciente, como su posicionamiento político, una relato de viaje, una enfermedad, su servicio militar, su boda, sus últimas vacaciones, y eso tendrá que gustar casi a la fuerza, porque será verosímil y será nuevo. La película de mañana no será realizada por funcionarios de la cámara, sino por unos artistas para quienes el rodaje de una película constituye una excitante y fantástica aventura. La película de mañana se asemejará a su director y el número de espectadores será proporcional al número de amigos que posea el cineasta. La película de mañana será un acto de amor.
-Francois Truffaut-
Algo es evidente, indiscutible, palpable y que no se pone en tela de juicio: Roma de Alfonso Cuarón es una gran película, una hermosa, bella y conmovedora película (y podría seguir con un montón de adjetivos de este tipo) pero hay cosas a su alrededor que hay que poner bien en contexto, para no sumarnos a la gran ola, esa que dice que es una obra maestra.
Quería y tenía la necesidad de escribir esto porque hasta el momento en las diferentes plataformas en las que colaboro y escribo había hecho sólo pequeños comentarios sobre la cinta, sin la posibilidad de darle un análisis completo a la película como a mi me gusta, entrelazando ese contexto histórico, referencial y personal que me gusta darle a mis textos como tal.
Roma es el más reciente trabajo de Cuarón en el cine, el más personal por más de una razón, les puedo mencionar sólo algunas: el hecho de filmar muy cerca de donde vivió en su infancia, que muchas cosas del guion son venidas de sus memorias de niño, la película está dedicada a la mujer que lo cuidaba siendo un niño, Libo. Pero así como se nota el amor que le puso Cuarón a la película, a la historia, al proyecto, a revivir y resaltar parte de su historia y su vida y los lugares donde los vivió y al mismo tiempo hacer un homenaje al tiempo y la gente que vivió lo mismo que él, se nota claramente que la intención de Cuarón al hacer esta película también era otra: ganar premios.
Y es que la película está hecha para eso, está realizada con la mejor tecnología posible que juega a favor de la historia y como quería él que se viera, el diseño de producción, el dinero que se invirtió para crear lo creado ya fuera de manera orgánica o digital, el retratarla a blanco y negro yo creo también fue una gran influencia para ese fin, pues cuántas películas en los últimos años no han ganado premios por esta peculiaridad, no estoy diciendo que sólo sea por esto y no hay justificación de que así se haya hecho, hay un porque y es valioso y no refutable, pero claro que también juega para ese bando. Y si aunado a las características técnicas que hacen que la película sea clara declinada para llevarse un montón de estatuillas en la temporada de premios, la trama de la historia confirma esta razón, pues la película está hecha para que el espectador salga con una sonrisa en la cara de la gran historia que le ha sido contada, (y ni que decir de las actuaciones, son impecables, Yalitzia Aparicio deberá de ganar todos los premios que existen; todos) que además es en parte real, que además nos conmueve, que además no lleva a ese punto que el director nos quería llevar, y eso no es para nada malo, pues el director eso quería crear con su película, que todos la quisiéramos, más allá de si la recordaremos en unos años o no, el busca con este trabajo el reconocimiento y empatía momentánea, yo espero que en verdad la película trascienda y viaje en los años y la valoremos aún más, pero eso sólo el tiempo lo dirá. Y la última razón por la que yo afirmo que esta película también ser reconocida en las futuras premiaciones es el hecho de que fue exhibida en salas de cine cuando Netflix tiene muy claro que sus películas originales no pueden tocar las salas de cine, y ninguna película puede contender a un Oscar (principalmente) si no ha sido exhibida en el cine, hasta donde sé, pero si me equivoco espero alguien me corrija.
Cuarón no busca darnos algo para reflexionar, no busca darnos algo nuevo, no busca innovar, busca contarnos una historia que nos conmueva y que se vea deslumbrante, probablemente lo original para él ya quedó en el pasado, (lo he comentado con varias personas, para mi Roma es algo que Güeros ya nos mostró, quizá no con tanta propuesta pero si mucho mejor hecha) cuando contando una gran historia generaba propuesta, otro tipo de diálogos y cuestionamientos (como el que arroja Los Niños del Hombre, para mi su mejor película por mucho y en muchos aspectos) en esta película no lo hace, pero como ya lo dije, eso está bien, que se le reconozca su trabajo y trayectoria (y que mejor haciéndolo -y esto lo aplaudo doblemente- con una historia de México, y hablada en español, derribando esa gran barrera que ha puesto el cine americano sobre el mundial: el idioma -la segunda cosa que sólamente me gustó de los candidatos a los globos de oro además de la nominación de Shoplifters es que Cuarón fuera nominado por el guion de esta película, escrito en español, como en su momento fue nominado el de Y Tú Mamá También para los Oscar) porque eso era lo que él quería, y esto también es cine, buen cine, de ese que si se premia y reconoce al final del día los Oscares y demás galardones, lo técnico, el impacto inmediato, pero que no muchas veces trasciende en el tiempo, y si no me creen, pregúntenme por un tal Kubrick, o por un tal Ozu.
Y para finalizar hago un cuestionamiento: No deberíamos de exigir a los productores de cine mexicano más películas como estas, que todo el mundo quiere ver, que en muchos lugares se peleó, se unió organización civil, frentes culturales e incluso dependencias municipales para poder exhibir la película como dios manda, en un cine (a pesar de lo entendible que es el argumento de Cuarón para los que no pudieron verla en la pantalla grande diciendo que la mayoría de las personas no vio en la pantalla grande sus películas favoritas) en vez de ya no digamos no exhibir películas mal hechas, mal escritas y que sólo tienen el afán de vender y hacer crecer el estigma del mexicano tonto, no podemos exigir eso porque con el "negocio del cine" no nos podemos meter, pero al menos si pedir que se produzcan el mismo número de películas, que haya No Manches Frida para los que quieran No Manches Frida, pero que en estas salas haya el mismo número de proyecciones para los que queremos una Museo, o una Sueño en Otro Idioma, o una Roma, que exista y se haga una ley para exhibir nuestro buen cine mexicano, aprendamos algo al cine italiano, que da mucha más prioridad a la calidad de contenido que a las ganancias que pueda haber. Es preferible ver una película manipuladora, que te hace sentir como el director quería (y lo repito para que no se malinterprete esta frase: y eso está muy bien, Roma merece ganar todos los premios. Quizá lo único malo del caso con Roma es que mucho público hace una ola sensacionalista alrededor de la película que los ciega a otras buenas propuestas y otro buen cine como una Pájaros de Verano de Ciro Guerra y Cristina Gallego, una Zama de Lucrecia Martel, o una Burning de Lee Chang-Dong) pero bien contada y hecha, a una mala película, pero también es sano para nuestro país y nuestra cultura exhibir cine que rete, que nos haga cuestionarnos y conocernos como individuos, ya sea abogando recuerdos e historias de nuestra historia. Yo prefiero mil veces esto.
Leí por ahí un artículo en el que decían que el cine mexicano ya se había hecho mayor de edad, quiero decirles que el cine mexicano lleva década siendo adulto, quizá sólo estaban viendo al lado equivocado.
martes, 4 de septiembre de 2018
Ana y Bruno.
Seré sincero con ustedes, cuando yo leí me parece hace un año que esta película había ganado un premio muy prestigiado de películas animadas no me hizo querer investigar más sobre ella, o a lo menos verla, ¿el por qué? Porque aunque no lo demerito como tal, si he de aceptar que las películas animadas no ocupan mucha atención para mi, muy contadas son las que he visto, tanto de niño como ahora de adulto tanto para niños como para adultos, pero no es hasta hace algunas semanas que me topé con un muy buen artículo (que de momento se me va en qué sitio web lo visualicé) en el que decían tanto el director que la realizó, como la larga odisea que tuvo la producción a tal grado de tener que esperar tantos años para ser exhibida, esto añadido al análisis que hizo Fernanda Solorzano para el canal de Youtube de Letra Libres, (con quien ya compartí mis impresiones, y quien además agradezco por siempre contestar mis mensajes, eso no cualquiera, y menos en su prestigiosa posición de crítica) es que fui en su semana de estreno sin pensarlo dos veces. Les diré de antemano que trataré de comentarla sin hacer revelación importante alguna, de una película que en la animación e México estoy seguro que dejará huella tanto en su técnica como en el delicado trato a la trama.
La película empieza con un viaje en el que Ana, su madre y su padre van a una casa en la playa donde su mamá y ella se quedarán y a donde su padre después irá por ellas, o al menos eso es lo que les dice, Ana no logra despedirse de él, por lo que ella cree que su padre está molesto con ella por alguna razón, Ana pronto se hace amiga de un perrito al que llama choco. En la casa hay otras personas las cuales se muestran muy raras, anormales, pero no es hasta que Ana y su madre tienen un encuentro con un señor que les presenta a su amigo, un payasito al que creen un ventrículo, el cual dice controlar al señor, cuando el señor pierde el control un par de hombres vestidos de blanco junto con el que parece un doctor, de aspecto sombrío, lo hace llevar al "tercer piso" y todos los demás, incluido el payasito, se estremecen, cuando se ve lo que le hacen al hombre, el payaso desaparece, la madre hace prometer a Ana que jamás subirá a ese tercer piso, pero esa misma noche Ana pensando que seguía a Choco hasta ese tercer piso, se encuentra con Bruno, una especie de duendecillo que hace bromas a una de las personas del lugar, para esto Bruno le revela a Ana que ese lugar no es otra cosa que un manicomio, y que todos los que están ahí están locos, incluidas su madre y ella, (más delante en la película Bruno le revela a Ana que en realidad los niños y los animales si pueden verlos sin que estén locos) la presenta con las visiones de los demás internos, que no son más que la viva ilusión de sus trastornos, (hay una mano entre ellos, que ya sabrán si arruinarles el chiste porque está ahí) hasta que llega la terrible aparición que atormenta a su madre, es entonces que Ana al ser mandada por su madre va en busca de su padre para que salve de ese lugar hasta San Marcos, el lugar en donde vive, así es que Ana, con ayuda de todos sus amigos, y un chico huérfano que la ayuda a llegar al pueblo llamado Daniel, emprende la travesía con todo y sus dificultades, haciendo hasta lo imposible por salvar a su madre, aunque ello la haga tomar la difícil decisión de dejarlo todo atrás para que su madre este bien.
La tremenda catarsis que crea Carrera con este cuento en el que hace que temas tan profundos es de una maestría formidable y digna de aplaudirle. Nos dice como tal que algunas veces hay que dejar cosas atrás, y soltar un lazo que pareciera ni la muerte puede romper, por el bien de lo que más amamos. Habla del abandono, de la redención, de las segundas oportunidades, de rescatar, de empatizarnos con el otro, habla sobre todo del amor por los nuestros por muy mal que la hayamos pasado.
El diseño de los personajes tiene que ver mucho con la trama, pues mientras a Ana, su madre y su papá los vemos se podría decir normales, o bien hecho, o bonitos, incluso a las personas de la ciudad y de San Marcos, a las personas en el manicomio, tanto a los internos como a los pacientes, los vemos deformados, y esto se debe quizá al hecho de que el director quiso que los viéramos como los pacientes se ve a si mismos, o como ellos ven a los demás, o los estragos que hacen este tipo de lugares a las personas, incluso sus alucinaciones, aunque irreales, y caricaturescas, y que no son reales si lo vemos desde el punto del mundo real, no son tan distorsionados. Los actores que prestaron su voz para los personajes, que van desde Damián Alcazar, Marina de Tavira, Héctor Bonilla, Silverio Palacios, Regina Orozco y otros más, no hacen que hacer más valiosa la película, pero sin duda es mucho más que sólo eso.
La película es valiosísima, divertida, conmovedora, profunda pero a la vez tan liviana, los niños se divierten cuando las película es graciosa, pero los hace observar detenidamente cuando la película demanda su atención, eso muy pocos directores pueden lograrlo, porque en películas animadas para adultos, quizá no a todos los niños logre dar el mensaje real de la película, o las intenciones que tenía el director con ella, Carrera si lo logra de manera increíble. Hay una parte de la película en la que se revela quien es Ana en realidad, en la que se podía sentir cómo los niños también quedan conmocionados con la revelación, eso es algo que yo encontré encantador, esperanzador, y muy valioso. Tratar dos temas tan difíciles como lo son la locura y la muerte de la forma en que lo hace Carrera, estos dos en particular entre los muchos temas que trata, y además hacerlo en un lenguaje perceptible para los niños, y que no se vuelve oscuro, sino incluso lo maneja con un realismo mágico abrumador, es algo digno de respetarse.
Cosa contraria a lo que pude leer en algunos comentarios que he podido leer en Youtube, me parece que en un mundo en el que la animación de Pixar ya es el molde, el estándar a seguir, ver la animación como la de esta película en la que en director Carlos Carrera tuvo mucho que ver en el proceso es arriesgado, valioso, y uno lo agradece.
Desde ya creo que es mi película mexicana favorita en lo que va del año. Sin duda alguna películas como esta, o la también muy reciente La Vida de Calabacín, es la clase de películas que de tener hijos, yo vería con ellos.
martes, 7 de agosto de 2018
Las diez películas que yo considero cambiaron mi vida.
Este es un ejercicio al cual me invitaron a colaborar en Facebook, el cual consistía en compartir los carteles de las diez películas que han cambiado nuestra vida, esto sin dar explicación alguna del porque las considerábamos así, de modo que yo quise extender un poco más el ejercicio y acá voy a dar la explicación a cada una de las películas del porque yo considero cambiaron mi vida como espectador.
La mayoría considero que la cambiaron más que nada en la visión de como veo el cine, como lo concibo, y que han hecho que busque ver precisamente esta clase de cine, y una que otra supongo a la larga si han hecho que cambie algunas cosas de mi vida ya en un plano más profundo, pero no la gran mayoría.
Sin más preámbulo en esta introducción les comparto las diez películas que cambiaron mi vida.
El Rey León.
La primera película que yo siento que marcó mi vida fue esta. Quizá si me pongo a hacer un recuento de las películas animadas que más me gustan, que honestamente son muy pocas, no por falta de calidad en esta clase de trabajo, sino simplemente porque así es conmigo, creo que esta lideraría dicha lista.
Fue la segunda película que yo vi en el cine, y al ser la primera en dibujos animados, de tanta duración (vamos, con esto quiero decir que las caricaturas que miraba en la tv eran de menos de 30 minutos) fue más especial para mi, sumando a eso el hecho de que el protagonista muere casi al inicio de la cinta, y que años más tarde sabría que es una adaptación más a la magnánima obra Hamlet de Shakespeare, creo que no hay nada más que decir.
Stand By Me.
Cuanta conmigo quizá sea la película que yo más recuerde de mi infancia, por encima de la que me digan como Cementerio de Mascotas, Pesadilla en la Calle del Infierno, o Nuestra Pandilla (sobre esta última sólo por muy poco) Y creo la recuerdo mucho, y con mucho cariño por el hecho que me hace recordar muchas vivencias similares que viví con muchos de mis viejos amigos de aquellos años, en primer lugar; y en un segundo lugar porque fue la primera muerte que yo vi y que me impactó mucho, ya había visto algunas otras en películas, pero eran en películas de terror (hago un recuento mientras hago este ejercicio y me pongo a pensar que de niño si me gustaba ver películas de terror, cosa que hoy día no tolero) y en esta el ver que era un niño, y retratado de una manera muy real, nada estrafalaria o dramática, creo que si dejó algo en mi, como si ese niño podría ser yo.
Naranja Mecánica.
Descubrir esta película en la prepa por el hecho de escuchar a mis amigos hablar tanto de ella, fue sin duda abrir una puerta, cambiar el switch a todo lo que yo concebía que podía hacer el cine, ya no era sólo entretenimiento, o si bien si entretenimiento; ya no sólo para quemar tiempo, desperdiciarlo, ahora podía entretenerme planteándome preguntas durante la película, y después de la película, comprendiendo que las películas eran algo así como los libros.
El Padrino.
Con El Padrino fue más que nada la comprensión que hay personajes en el quehacer del cine que son tan importantes como toda la película. De esta película lo que me cambió fue la perspectiva hacia los actores, y lo grandes artistas que pueden llegar a ser, como el señor Marlon Brando. Me enseñó a buscar películas a través de este método, el de filtrar por actores.
Amelie.
Para muchos quizá no sea la mejor obra de Pierre Jeunet, pero yo amo tanto esta película, y tiene un significado para mi como no tienen idea, que son un sin fin de causas por las cuales a mi me marcó tanto.
Para empezar diré, y esto si ya lo comenté acá en el blog en mi primera lista de películas favoritas y en la entrada que escribí sobre la película hace ya 4 años, que es la película que me hizo querer buscar más cine francés, que a su vez me hizo querer conocer más el cine europeo completamente, también la considero como la película que me hace como tal un cinéfilo, no sólo un fanático del cine comercial.
Ahora, lo que pocos saben sobre mi amor por esta película es que gracias a ella yo conocí a Eric Villa, quien es coordinador editorial de la revista para la que colaboro, Cinéfagos, y fue precisamente el primer número que yo leí sobre la película en el que escriben sobre ella, y de ahí nacieron mis ganas de querer colaborar con ellos. También un dato muy peculiar sobre la película es que cuando yo la vi por primera vez en la vida, fue en el 2012, año en que cumplí 23 años, la edad que tiene Amelie en la cinta (como olvidar la escena donde pasan en la tv su muerte) y por último esa escena en la que imagina que su amado sale a comprarle levadura, esa escena fue la que me hizo comprender que el cine provoca sentimientos reales, no sólo emociones, o risas, o sustos, o diversión, también te hace feliz en plenitud, te hace sufrir, llorar con esos personajes con los que te puedes identificar y ver tu propia vida ahí, personajes reales y no indestructibles. No creo honestamente ver una película en vida que me de la gracia y la plenitud que me da Amelie cada vez que la veo.
(Por cierto, nunca me ha gustado del todo el poster)
Midnight In Paris.
La película de Woody Allen también la vi en el 2012, y si en algo cambió mi vida esta película, y si algo de puedo adjudicar yo, es que gracias a ella yo empecé a escribir, a raíz de haberla visto y a la par de un par de sueños que tuve con unos meses de diferencia y algunas vivencias, nombres, libros y viajes, yo me animé a escribir mi novela, y años después supongo gracias a eso también nació este blog, pero siempre he creído que el detonante principal de todo fue esa película, y acá sigo.
Azul.
Jamás se me va a olvidar la noche en que yo miré esta película, me dejó un sentimiento de vacío, pero a la vez de cierta alegría y anhelo, que pocas veces logro volver a sentir al ver una película, incluso recuerdo que me costó mucho volver a verla, por miedo a no sentir lo mismo, pero cada vez que la veo, me hace sentir lo mismo que aquella primera noche, es como una maquina del tiempo para mi. Me enseñó quizá no a sentir como Amelie, pero si me hizo tener cierta empatía por el sufrir de Juliette Binoche, a la cual si bien yo ya conocía de otras películas, y ya la amaba, creo que a raíz de ver esta actuación la elevé hasta la cima de mis actrices favoritas, incluso al grado de creer fielmente que es la mejor actriz que haya pisado este planeta, por encima de quien ustedes o las personas que saben de esto me digan.
La Dolce Vita.
Sin duda alguna otra película que me ha marcado hondamente es esta joya indeleble del italiano Federico Fellini. Pues en ella vemos al hombre que todos quisiéramos ser nada más y nada menos que por el mejor actor de todos los tiempos: Marcello Mastroianni.
La Dolce Vita es un retrato de la vida misma, vemos pasar el tiempo como pasa en la vida, sin pretensión alguna, haciendo del cine una extensión de dudas y complejos que cualquiera puede tener, lejos clasismos, aunque la película trate a una sociedad clasista y putrefacta en ciertos aspectos. Tarkovski nos dejó la poesía hecha vida e imagen, Bergman dudas e inquietudes provenientes de nuestros sueños y nuestro pasado a través del silencio, Fellini dejó al mundo lo parco de la vida fielmente retratado, y con eso le debemos mucho, todo.
Her.
Con Her simplemente la marca consistió en quitarme el paño de los ojos y ver que muy pocos somos los que aún podemos amar de verdad en esta era. No haré ningún comentario más porque probablemente me ponga a llorar.
La Gran Belleza.
Con La Gran Belleza fue un poco reafirmar mi ideología de vida, esa de ser más meditante y absorbiendo toda la belleza posible en mi interior y tratar de hacer algo con ella escribiendo, aunque nadie, o casi nadie lea jamás todo lo que escribo como el papa de Juan Antonio en Vicky, Cristina Barcelona, y ser tan hipster y banal en el exterior como me sea posible para que nadie descubra mis secretos y sufrimientos.
Me considero desde entonces un Jep Gambardela prematuro, además de que no creí encontrar a la par una obra como la de Fellini, la ya mencionada, pues a pesar de lo que todos digan, yo encuentro más similitudes entre esta y La Dolve Vita, que con 8 1/2
Saló, o los 120 días de sodoma.
No quise dejar de mencionar esta película porque como una mención especial porque es de las pocas películas que me creó un shock, un impacto que no sé si me marcó, o me cambió para bien o para mal.