Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

miércoles, 29 de enero de 2020

Luis Buñuel: frases.


"Muchas veces pienso que uno hace películas para los amigos; naturalmente no sólo para aquellos que lo rodean, sino también para aquellos que uno no ha visto nunca."

"La realidad, sin imaginación, es la mitad de realidad."

"El misterio es el elemento clave en toda obra de arte."

"La edad es algo que no importa, a menos que usted sea un queso."

"La moda es la manada; lo interesante es hacer lo que a uno le de la gana."

"Denme dos horas de actividad al día y me pasaré las veintidós restantes soñando."

"Admiro al hombre que permanece fiel a su conciencia, cualquier cosa que ésta le inspire."

"De mis obsesiones no me preocupo. ¿Por qué crece la hierba en el jardín? Porque está abonado para eso."

"El sueño es indirigible. No se ha descubierto su secreto. Ojalá pudiera yo orientar mis sueños según mis deseos. Entonces...No me despertaría nunca."










Manifiesto contra el centenario del cine. Por Jonas Mekas.


(Versión completa)

Como bien sabemos, Dios creó la Tierra y todo en ella. Y pensó que todo era magnífico. Todos los poetas y músicos cantaban y celebraban la creación, todo estaba bien. Pero realmente no era así. Faltaba algo. Así que hace 100 años, Dios se decidió a crear la cámara de cine. Y lo hizo. Entonces creó a un cineasta y le dijo: “Aquí tienes un instrumento llamado cámara de cine. Sal a filmar y celebra la belleza de la creación y los sueños del espíritu humano, diviértete”.

Pero al diablo no le gustó eso. Así que puso una bolsa con dinero adelante de la cámara y le dijo al cineasta: “¿Por qué quieres celebrar la belleza del mundo y su espíritu si puedes hacer dinero con este instrumento?”. Y, créanlo o no, todos los cineastas fueron detrás de la bolsa de dinero. Entonces el Señor se dió cuenta que había cometido un error. Así que, unos 25 años después, para corregir su error, Dios creó a los cineastas independientes de vanguardia y les dijo: “Aquí tienen esta cámara. Tómenla y vayan por el mundo cantando sobre la belleza de la creación, diviértanse. Pero recuerden que deberán lidiar con tiempos difíciles y nunca harán dinero con este instrumento”.

Eso les dijo el Señor a Viking Eggeling, Germaine Dulac, Jean Epstein, Fernand Leger, Dmitri Kirsanoff, Marcel Duchamp, Hans Richter, Luis Buñuel, Man Ray, Cavalcanti, Jean Cocteau, Maya Deren, Sidney Peterson, Kenneth Anger, Gregory Markopoulos, Stan Brakhage, Marie Menken, Bruce Baillie, Francis Lee, Harry Smith, Jack Smith, Ken Jacobs, Ernie Gehr, Ron Rice, Michael Snow, Joseph Cornell, Peter Kubelka, Hollis Frampton, Barbara Rubin, Paul Sharits, Robert Beavers, Christopher McLaine, Kurt Kren, Robert Breer, Dore O, Isidore Isou, Antonio De Bernardi, Maurice Lemaitre, Bruce Conner, Klaus Wyborny, Boris Lehman, Bruce Elder, Taka Iimura, Abigail Child, Andrew Noren y muchos otros. Muchísimos, esparcidos por todo el mundo. Así que tomaron sus Bolexs y sus pequeñas cámaras 8mm y Super 8 y comenzaron a filmar la belleza de este mundo y las complejas aventuras del espíritu humano, se diviertieron muchísimo haciéndolo. Y sus films no les dieron dinero ni nada de lo que se llaman útil.

Los museos de todo el mundo están celebrando el centenario del nacimiento del cine, los millones de dólares que los cines generan, volviéndose locos por sus Hollywoods. Pero nadia menciona ni a la vanguardia ni a los independientes de nuestro cine.

He visto los programas de museos, archivos y cinematecas de todo el mundo. Dicen: “no nos importa tu cine”. En tiempos de inmensidades, de espectáculo, de producciones de cien millones de dólares, yo quiero hablar de los pequeños, invisibles actos del espíritu humano: tan sutiles, tan pequeños que mueren cuando se colocan bajo las luces de Klieg. Quiero celebrar las pequeñas formas del cine: la forma lírica, el poema, las acuarelas, el estudio musical, el boceto, el retrato, el arabesco, las chucherías y las pequeñas canciones en 8mm. En tiempos en que todo el mundo quiere ser exitoso y vender algo, yo quiero celebrar a aquellos que abrazan el fracaso social diario para perseguir lo invisible, las cosas personales que no dan dinero ni pan, y que no hacen a la historia contemporánea, ni a la historia del arte ni a ninguna otra historia. Abogo por el arte de uno para los otros, como amigos.

Estoy parado en el medio de las autopistas de la información y me río, porque un mariposa en una pequeña flor en algún lugar de China acaba de agitar sus alas y sé que toda la historia, toda la cultura, ha cambiado drásticamente debido a ese aleteo. Una cámara Super 8mm acaba de emitir un pequeño zumbido en algún lugar del Lower East Side de New York, el mundo no volverá a ser el mismo.

La historia del cine es una historia invisible: la historia de amigos juntándose, haciendo lo que aman. Para nosotros, el cine está comenzando con cada nuevo zumbido del proyector, con cada nuevo zumbido de nuestras cámaras. Con cada nuevo zumbido de nuestras cámaras, nuestros corazones palpitan fuerte, amigos míos.


______________________________________________________________
*Para los que no lo sepan, si a un director de cine he aprendido a amar en el último año, es a Jonas Mekas.


Momentos de un atardecer. (Cinco segundos) from Johnny Antu-Hap on Vimeo.

martes, 28 de enero de 2020

Pauline Kael sobre Michelangelo Antonioni.




 La figura de los críticos de cine ha sido desde siempre, fundamental para los cinéfilos en donde pueden encontrar un diálogo interno, un punto de identidad de lo que se puede encontrar en películas fuera del ojo común, de los "parámetros" establecidos por las convenciones comerciales, y que muy difícilmente se puede encontrar en la interacción con el espectador promedio, ese canal que se hace aún más inconexo con la distancia de las grandes urbes y lugares sin cinetecas, donde se puede encontrar una cultura por el cine como lo que es: una expresión artística.

Pero hay que tener en cuenta que incluso con todos los conocimientos del mundo que pudieran tener estas personas para formular sus criterios a la hora de hacer el análisis de alguna película en particular, no dejan de ser personas, y que el arte es subjetivo. En pocas palabras: lo que yo veo, no es lo mismo que tú ves, aunque estemos viendo lo mismo, porque para interpretar lo visto influye la cosa más importante que tenemos los seres humanos como lo es la experiencia de vida y el arte con el que hemos tenido contacto.

Con esto trato de explicar que la palabra de los críticos no es ley, que sólo es una guía para tomar puntos de referencia, la lectura de una película desde otra perspectiva con más énfasis en un análisis a través de la historia del cine, y la experiencia del mismo crítico, pero sin refutar nuestra idea original, o lo que a nosotros nos hizo sentir: el cine, como el arte, vale y se alimenta de los sentimientos y emociones que nos despiertan sus expresiones, ya sea en su primera, o décima revisión.


Me he permitido escribirles esta breve introducción para compartirles un texto escrito por la afamada y muy respetada crítica cinematográfica Pauline Kael, para muchos, la madre de la crítica cinematográfica norteamericana. Entre sus "protegidos" o alumnos, podemos encontrar la presencia de grandes nombres como Roger Ebert y Paul Schraider. Y escribí esta introducción, porque incluso para una crítica como lo es Kael, el cine de Antonioni, no tenía gran relevancia. Y estamos hablando de un cineasta que seguro para más de uno es fundamental en la historia del cine, y que sus películas como La Notti, Eclipse, Le Amiche, y demás; son pilares fundamentales no sólo para el cine italiano, sino para el cine mundial.

Sin más que agregar, les dejo esta crítica hecha a El desierto rojo, ustedes formulen sus conclusiones, o más que eso, demos lectura del por qué una crítica tan "pesada" en su medio, en el buen sentido de la palabra; no pudo conectar con el cine de este espléndido director italiano.


Il Desserto Rosso.

[...]
Como todas estas películas usan y abusan del pop, es fácil que críticos serios las ataquen por la mescolanza de convencionalismos, por el infantilismo de un Morgan, etc. No obstante, creo que los significados de Il deserto rosso (El desierto rojo), por ejemplo, eran, en el fondo, igualmente confusos y descontrolados.
Quienes trataron de interpretar El desierto rojo como un ataque contra el industrialismo vieron frustrados sus mejores esfuerzos por las declaraciones del propio Antonioni, quien afirmó no haber intentado reflejar nada de eso. ¿Cuál era el propósito del filme? Nadie podría estar seguro y, sin embargo, la película expresaba ciertos estados emocionales actuales con los cuales porbablemente todos estamos familiarizados. Un día visité en Beverly Hills a una señora que estaba sentada en un sofá tras el cual había una enorme mesa de marquetería cubierta por una maravillosa colección de libros de arte, pero cuando aludí a uno de ellos me miró con el rostro inexpresivo y confuso como si quisiera decir ¿de qué está usted hablando? Casi se estremecía de miedo cuando alguien entraba en la habitación, aunque Dios sabe bien que el mayordomo los había seleccionado con mucho cuidado. Su conversación, o mejor dicho las frases que dejaba caer sin ton ni son, giraban en torno de si debía abrir una galería de arte, o pedir el divorcio, o hacer un viaje, pero ¿a dónde? Creo que habría dudado en sacarle a alguien un sándwich de la boca, si de pronto le hubiera pasado por la cabeza la idea de la comida.
Evidentemente no se le ocurría que hacer con su vida, de modo que no había nada para sí misma, para su esposo, ni para cualquier otra persona y creía ser "interesante" gracias a su desolación. ¿Es fascinante esta mujer? En cierto sentido lo es, si a uno le agrada observar este tipo de conciencias destruidas por el psicoanálisis. Estas damas, a quienes todo el mundo cuida sin que ellas den nada a cambio, pueden ser las nuevas herederas de nuestra época. Cabe presumir que se las cuida porque son sensibles, tan vulnerables. En efecto, pero ¿quién no sería sensible y vulnerable con dinero y sin nada que hacer? No son vulnerables a las cosas que somos vulnerables el resto de nosotros; son indiferentes a todo eso. En el peor de los casos, nos envidian, pero con cierta condescendencia: envidian nuestros trabajos agobiantes, nuestras tareas domésticas, nuestra lucha por encontrar tiempo para leer, ver y pensar. Sus equivalentes masculinos son aquellos jóvenes ricos y elegantes que dicen: "A veces quisiera ser negro o judio o algo así..."
Sabiendo que existe gente como ésta, puedo comprender que El desierto rojo encierre algún sentido. Pero el título y Ravena y el industrialismo, todo eso no es más que una pinta falsa, y lo mismo puede decirse, a mi juicio, del empleo del color en la película. Es mucho más probable que las damas insolentes y hastiadas de Beverly Hills y de otras partes pienses que sus ropas se tornaron grises de pronto y corran a comprar otras. Los cabellos de sus amantes también se vuelven grises, y prueban con otros. A pesar de esta relación con el mundo que nos rodea, encuentro que la película es mortífera: una brumosa ilustración poética del caos emocional, presentada en forma peculiarmente atractiva. Si yo tuviera que llegar al borde de la locura, lo haría a mi propio ritmo, que es mucho más rápido que el de Antonioni. Creo que la película llena los requisitos para ser considerada como un ejemplo rotundo del cine de arte: un filme se transforma en filme de arte cuando resulta tan aburrido como nuestras peores experiencias en conciertos, conferencias y ballets, es decir, cuando se convierte en algo que uno sabe que debe seguir viendo aunque tenga ganas de levantarse y abandonar la sala. Aquellos a quienes les gustó El desierto rojo -las esposas de los productores de tv y las esposas de los arquitectos, que piensan que sus vidas están vacías y son demasiado "dotadas" para trabajar en algo útil y auténtico- es probable que hayan dicho cosas como esta: "la película me apasionó; no me importa cuál sea el sentido", lo cual debe significar no sólo que la encontraron visualmente agradable, sino que les encantó sentirse arrastrados hacia vagos y sutiles estados emocionales . . . casi la única forma en que uno puede reaccionar ante los ritmos congelados. A mi entender, creían que era la historia de sus vidas: se identificaban con esa mujerzuela alocada y sensible, al igual que los estudiantes lo hicieron con Morgan. Y como para estas mujeres el hecho de reaccionar ante el filme no significaba una interpretación que pudiera ser corroborada confrontándola con los significados y conexiones de la obra, sino con cualquier cosa que les cruzaba por la mente mientras veían la película o que pensaban acerca de ésta después de la proyección, no les preocupaba que no hubiera sentido.

sábado, 25 de enero de 2020

The Lighthouse, de Robert Eggers.




Si al empezar a ver esta película, alguien me hubiera dicho que iba a terminar queriendo escribir sobre ella, y revisando algunas películas para escribir sobre el porque es a mi consideración una de las mejores propuestas del 2019 en el cine (aún no me decido entre el 2018 y 2019 para ser el año más prolifero en el cine de los últimos 10 años), no se lo hubiera creído.

(Empezaré escribiendo para ustedes, que trataré de ser lo más breve posible, y que trataré de no revelar mucho sobre la trama de esta, aunque eso arruine mucho de la premisa de hacer un texto como el que pretendo hacer)

Para empezar a escribir sobre la película del muy notable ya director Robert Eggers en el cine de autor, (con tan sólo dos películas en su haber [su ópera prima, la estupenda The Witch] y que coescribe con su hermano) sobretodo en el género del terror; debo decir que tenía todo en su contra para que la película no me generará más allá del asombro visual, cosa que ha quedado más que claro luego de ver 1917, no es suficiente para mí. (He decidido no escribir en el blog sobre ella, pero si alguno de ustedes desea checar mi percepción de la misma, pueden leer algo que escribí muy brevemente sobre ella por acá) Pero empezaré escribiendo que la película es una pieza que siempre va de menos a más, siempre en aumento en vitalidad y energía, es una fuerza que va in crescendo constantemente hasta el final.

El principio de la película no revelaba mucho en si, sólo los planos estilizados en un formato de tamaño 1.19:1, (formato que en este género es muy valioso por el efecto que te da de claustrofobia) y filmada en 35 mm; pero no hay mucho de donde "agarrarse". Pero conforme la película se desarrolla, y la trama avanza, vamos encontrando todos los valores en ella. Sin duda tendríamos que empezar hablando por las actuaciones.

Yo no podría decir que ni Dafoe ni Pattinson firman la actuación de su vida, porque ambos desde hace ya muchos años (sobretodo Dafoe) han demostrado ser unos actores muy completos. Hablar de las injusticias que su propia industria les ha inferido al verse negado ya no digamos un reconocimiento, muchas veces una mención a lo que les encantan dar por mero populismo y con unos criterios cada vez más obsoletos y puristas, (como lo son los Golden Globe, o los Oscars) es algo en lo que no me enfocaré, no hay a mi parecer un premio que les pague por todo lo que han cosechado en su carrera, y a nosotros la satisfacción de poder verlos en pantalla, ahí es donde ganamos los cinéfilos. El ensamble creado entre ambos, mezcla de técnica y salvajismo al más puro estilo de Klaus Kinski, un despliegue de talento descomunal y sin igual.

La recepción que tuvo la película por parte de la prensa norteamericana en su estreno en el TIFF me parece fue muy rebasada, incluso hasta sensacionalista. Por un lado, varios "especialistas de cine" la sublimaban al grado de compararla, incluso poniéndola a la par del mejor cine de Tarkovski, y otros daban una lectura a una posición férrea contra el machismo, que si bien si hay esa disyuntiva en el planteamiento más allá de lo enfocado en la trama, en un subtexto aparte, me parece hay muchos otros temas que se tocan con mayor profundidad y más importantes.

La película, además de los temas que expone abiertamente, como lo son los relatos marinos de índole sobrenatural, hace un claro análisis a un tema en particular: la locura.

La película nos hace ver y entrar en una locura que comparten estos dos hombres que tienen que pasar un largo tiempo solos con sus demonios y temperamentos, en algún punto de la película incluso se podría dar la lectura que los dos hombres bien podrían ser uno: el antes y el después de la locura. (Como se expone en la película mexicana Almacenados, pero sin la locura de por medio) Mucho se habla de la influencia del cine de Bergman en esta película, yo en preciso puedo hablar de una sola película de Bergman como influencia directa para que Eggers plantara la cámara como la plantó, y por supuesto la otra lectura que se puede dar a la naturaleza en la relación de estos dos hombres: la suplantación de identidad. La película a la que me refiero a todas luces es Persona.

Pero más que la influencia, o las similitudes con esta obra de Bergman, a mi me gustaría exponerles su similitud con el cine de un director contemporáneo y dos de sus películas que me parece, son claves en el siglo que transcurre: Paul Thomas Anderson.

"PT" (como le decimos los cuates) cuenta con dos películas que han sido influencia irrefutable para muchos de los nuevos directores hoy día, en Eggers no es la excepción esta influencia. There Will Be Blood (que para muchos críticos de cine es la mejor película en lo que va de la década, a mí honestamente no me emociona tanto, quizá sea la que menos me emociona en la filmografía de Anderson) es una película sobre la ambición al poder de un hombre, y su enfrentamiento con la figura que representa una amenaza a su ambición. Para quien conozca la película y ya haya visto The Lighthouse, no podrá negarme la similitud que hay entre el clímax y enfrentamiento entre los personajes en The Lighthouse antes del final, y la escena final de la cinta de PT. Incluso el rostro del personaje de Pattinson cubierto de sangre es una cantada referencia al rostro del personaje del excelso Daniel Day Lewis con el "petroleo sangriento".

La otra película en cuestión es la que para mí es su mejor película, una de mis películas favoritas de todos los tiempos, y para mí una segura nombrada entre lo mejor de este siglo: The Master. En ella se muestra la relación entre dos hombres trastornados, de temperamento fuerte, que siempre están en constante conflicto, pero que no pueden estar alejados el uno del otro. ¿Encuentran coincidencias con The Lighthouse? (Un par de cosas comentar además: la primera, la bebida que se preparan en el faro ambos Thomas es muy similar a la bebida que prepara Freddie Quell a su "maestro", a quien a como dé lugar, quiere reemplazar y tomar el lugar de su maestro, al que ve como un padre, y confronta sus ideas y prácticas. Y la segunda, y ya lo había comentado, hay que ver el par de actuaciones tanto de PS Hoffman y Joaquin Phoenix, acá estos dos vaya que si dan su mejor actuación.

Irrefutable el campo visual tan magnífico y esplendoroso y recrea y crea Eggers entre la locura de ambos, con una atmósfera envolvente y que te saca de quicio entre desvarío y grito (acá deja muy en claro el director que si de algo sabe, o en algo es un experto, es de todos los elementos que hacen lucir a una película en el campo del diseño de producción) y la película es una clara muestra de que no siempre hay que seguir una "lógica" narrativa o convencional entre los elementos de una historia, aunque siempre haya esa lógica, aunque muchos no puedan ver ese, como a mi me gusta llamarlo: hilo conductor que nos lleve a la madriguera del conejo.

 Y desde luego mencionar el final, la dura realidad de no soportar lo que el "otro" (lo que sea que signifique ese "otro") absorbía, y que lleva al codicioso a la destrucción, cual Prometeo. Que por cierto, que relevancia han tenido los relatos griegos en películas tan esplendidas en el 2019, un ejemplo más: Retrato de una mujer en llamas, de la que escribiré en la revista Cinéfagos.

Finalizo mi texto parafraseándome a mi mismo: "El cine muchas veces es una fuerza bruta en la que tienes que internarte y dejarte llevar".



BROTHERS a film by Robert Eggers from MEMORY on Vimeo.
Acá les comparto el cortometraje que realizó Eggers antes de saltarle a su primer largo. Extraordinario.

miércoles, 22 de enero de 2020

Películas favoritas de los últimos 10 años.



Incendies - Denis Villeneuve - 2010



Shame - Steve Mcqueen - 2011



Amour - Michael Haneke - 2012



Enemy - Denis Villeneuve - 2013



Los insólitos peces gato - Claudia Sainte-Luce - 2013



Güeros - Alonso Ruizpalacios - 2014



Hagen y yo - Kornél Mundruczó - 2014



The lobster - Yorgos Lanthimos - 2015



Nuestra pequeña hermana - Hirokazu Kore-eda - 2015



Te prometo anarquía - Julio Hernández Cordón - 2015



Toni Erdmann - Maren Ade - 2016



Café society - Woody Allen - 2016



Porto - Gabe Klinger - 2016



You were never really here - Lynne Ramsay - 2017



A ghost story - David Lowery - 2017



Columbus - Kogonada - 2017



Faces places - Agnes Varda, JR - 2017



Sueño en otro idioma - Ernesto Contreras - 2017



Burning - Lee Chang-Dong - 2018



Largo viaje hacia la noche - Bi Gan - 2018



Loveless - Andrey Zvyagintsev - 2017



Paterson - Jim Jarmusch - 2016





Con muchas ganas de que también aparecieran: Manchester by the sea - Whiplash - Post tenebras lux - Before midnight - The grandmaster - De tal padre, tal hijo - Foxcatcher - Clouds of sils María - Straight outta compton - El hijo de Saul - Capitán fantástico - Sing street - La luz entre los océanos - Paris puede esperar - Dunkirk - Shape of water - First reformed - Amante por un día - La libertad del diablo - Cómprame un revolver - 22 balas - Sobrevivir a la vida - La vida de los peces - Interestelar - El regalo - Animales Nocturnos - Pájaros de verano - Lady bird - Phantom Thread

sábado, 18 de enero de 2020

Bong Joon-ho: el reconocimiento después del tope artístico encontrado en sus primeras películas.




"Sabemos que no hay competencia [...] Es algo que se crea para vender publicidad de los programas"

He elegido para empezar a escribir estas palabras de Joaquin Phoenix de la pasada ceremonia de los Golden Globe (donde a mi parecer ganó muy merecidamente el globo de oro a la mejor interpretación protagónica en película dramática por Joker) porque me parece son muy puntuales para lo que yo trataré de explicar ahora que escribo sobre el director de cine más destacado no sólo de este año, sino de un cine como lo es el asiático, que desde hace algunos años viene mostrando, como lo dijera el crítico de cine Julio Durán, ser el cine más auténtico de este siglo.

Si algo nos ha enseñado Hollywood (sin generalizar, hay muy buenas y honrosas excepciones) es que son expertos en devorar contenidos para adaptarlos a una "venta general", crear productos a raíz de propuestas diferentes y amoldarlas a sus fórmulas de "impacto", "shock" o de mero consumo (como ahora se propone con una posible serie de la última película del director del que les estoy escribiendo) para así hacer creer que son una industria inclusiva, que busca reconocer el talento "extranjero", cuando en realidad eso es lo más alejado de su propósito principal, que es el dinero fácil, muchas veces deslindado de la propuesta y la creatividad.

Hace algunos años lo vimos con los reconocimientos a los directores mexicanos, que si bien la mayoría fueron con películas dentro de su industria, a estos directores ya se les había reconocido muchos años antes en circuitos de festivales donde realmente se llega a premiar una propuesta más artística, como lo es al final de cuentas el cine en su definición.


Ya habrá oportunidad de escribirles después sobre este magnífico actor.


Esta temporada de premiaciones ha sido aún más particular, porque no se le está premiando solo a un director con una película que no pertenece a la industria de Hollywood, aunque sea un viejo conocido, pues ya hizo una película bastante interesante como lo es Snowpiercer, y una más bajo el sello de Netflix: Okja. Si bien se puede decir con toda certeza que la más reciente película de Bong Joon-ho, Parasite es uno de los grandes logros del año en el cine mundial, para nada podría decir que es mejor que sus películas anteriores, ahora explicaré el por qué.




Son muy palpables, notables y valiosos los motores que mueven el cine del surcoreano: la desigualdad social, una comedia burda y ácida, la identidad de su país y una preocupación por los problemas ambientales, eso es distinguible en sus "producciones famosas", o las más conocidas en occidente (caso muy parecido al de Koreeda, que le llegó la fama y el reconocimiento con sus dos últimas películas, que son muy buenas, pero que para nada es lo mejor de su cine) pero en sus primeras películas ya estaban estos temas, y muy bien desarrollados, como en estas películas, no lo voy a negar, pero el tope artístico cinematográficamente hablando está en esas primeras películas sin lugar a dudas.




Desde su ópera prima, Barking dogs never bite, mostraba la preocupación por la desigualdad social que domina a un país tan pequeño como lo es Corea de Sur, la corrupción en los lados tan polarizados de su sociedad, con sus preocupaciones demográficas, y la desigualdad que aqueja a la mayoría, una mayoría que algunos cineastas surcoreanos han mostrado muy reales y sin prejuicio, con métodos en cuanto a estructura de personajes, han logrado a través de historias y guiones que muestran a dichos personajes cómicos o contemplativos introducir a los "menos afortunados" al mundo de los muy pocos "más afortunados", (como también se diera en la muy grandiosa Burning) y mostrar esta contraposición, para mostrarnos siempre al final, de manera muy real, una catarsis de la vida misma, y que es quizá en lo que falla (lo único en realidad) Parasite a mis ojos.

Y justo hablando de como la catarsis del final por lo general viene de un punto efervescente en el clímax de la película, situado casi al final de la misma, no podría ser mejor ocasión para hablar de la segunda película de Joon-ho, y la que para mí es su obra maestra: Memories of Murder. Esta película, lejos del género de la misma que podría bien definirse como un thriller o una película policíaca, es una mezcla y compendio de géneros que no hacen más que ser el pretexto perfecto para el despliegue artístico de Bong Joon-ho en todos los sentidos, una película que yo podría decir es impredecible en toda la extensión de la palabra. 




Una historia sobre dos policías (en realidad son tres, pero dos son el "foco" en la película) que, siendo muy distintos, tienen que encontrar el canal en común para dar con un asesino en serie que gusta de matar a chicas vestidas de rojo en un pequeño poblado los días de lluvia. Cuestiones como la identidad surcoreana en sus diferentes regiones, la rivalidad entre los de provincia y los de ciudad, los estudiados y los de oficio, que conforme va transcurriendo la película, se van atenuando estas diferencias o encontrando un punto medio. En cierto punto se van cambiando las identidades en más de una forma y en el fondo, en las que nada está dicho, escrito, explícito, todo tiene un subtexto.

Lo que parecía ser en un principio una comedia bien lograda sobre un policía y su compañero y sus métodos para engañar y hacer confesar a sospechosos de los asesinatos hasta que llega el otro policía, termina convirtiéndose en un thriller excepcional. Acá también se ve (al igual que en Parasite) un lenguaje metafórico que a través de una propuesta visual, creaba a través de la cámara y de todos los elementos que hacen una película (llámese diseño de producción, score, fotografía en todas sus ramificaciones) un lenguaje cinematográfico por mucho mejor logrado (a mi parecer) que en Parasite.

Y hablar de The Host sería por mucho hablar de un primer germen de Okja, pero llevado a una propuesta mucho más arriesgada, y mejor lograda, que no se limitaba sólo a la complacencia del tema ambiental, o lo políticamente correcto. En The Host, bajo una propuesta narrativa, estética y artística, logra con una historia muy bella, una sutil pero poderosa crítica al sistema capitalista que consume y arruina todo, de los países neoliberales, de querer hacer con el mundo lo que se les pegue la gana, y la lucha de la identidad de un hombre que lucha contra prejuicios y el valor familiar que tan arraigado tienen los asiáticos. Todo esto encontramos en una película de horror, de monstruos; por si alguien aún duda de que el contenido es más importante que el género.



Sin duda alguna, de que se le reconozca más tarde que temprano a cineastas como Joon-ho, es que esto hará que a partir de hoy muchas personas, la muy minoría si quieren, empezarán a indagar en la cinematografía de este director y descubrirán estas extraordinarias películas de la década pasada que, como siempre lo digo, a título personal, son mejores que las de esta década, pero cada quién se formará su opinión, y como siempre, si así lo desean, estaré abierto para el análisis y debate con amantes del cine a pesar de nuestras diferencias, el cine, tanto realizado, visto, y escrito, es para abrir canales de comunicación, de encuentro, como los formados por los policías de Memories of Murder, como los canales de comunicación en el cine de Joon-ho.


Para este análisis se consultaron los siguientes textos de personas muy admiradas por su servidor:
https://www.tiempodecine.co/web/el-cine-de-bong-joon-ho-movimientos-paradojicos-e-impredecibles/
https://www.letraslibres.com/mexico/revista/parasite-cuando-el-buen-cine-entretiene






domingo, 12 de enero de 2020

Restos de viento.




Hay películas que abordan temas fuertes a través de una mirada infantil, y que no buscan en ningún momento abusar de esto o tocar el tema solo porque podría verse desde una mirada muy crítica o una visión muy superficial. Lo traumático del asunto en una venta fácil, como muchas veces se abusa en Hollywood; sino que a través de propuestas valiosas, historias construidas a través de una lógica, corazón y experiencias enriquecedoras, logran poner puntos y temas importantes, al acceso de todo público, y crear una experiencia si bien no "rosa", tampoco muy cruda; sí palpable, establecida, y que enriquece en más de un aspecto, entre ellos, el hecho de hacernos ver que todo golpe psicológico, haya sucedido en nuestra infancia o no, es superado con el tiempo, pues el humano tiene una herramienta muy poderosa para lidiar con estos recuerdos: la memoria y cómo moldeamos y modificamos recuerdos para olvidar o recordar.

Nombrar algunas que entren en este rubro es en verdad muy fácil para mí, pues si bien, como ya lo mencioné antes, existe el abuso a este tema por parte de la “big industry” desde hace mucho tiempo, hay películas animadas como El viaje de Chihiro, La vida de Calabacín, Toy Story 3, Frozen, o no animadas como Stand By Me, o la muy bien lograda Donde habitan los monstruos, de Spike Jonze. Hoy quiero hablarles de una película mexicana que me dejó fascinado.

Restos de Viento, de la directora Jimena Montemayor, muestra el duelo de una familia tras la pérdida del patriarca de la casa. La esposa, una argentina que se queda con sus dos hijos sola, una pequeña en esta transición que se empieza a mostrar de la niñez a la adolescencia y un niño con su imaginación a flor de piel. Vemos cómo cada uno libra con este duelo, ya sea consciente o inconscientemente, y cómo cada uno toma determinadas responsabilidades de otro en la casa por el duelo que viven.

En la madre es más visible este duelo que como a la mayoría de los adultos; llega con un golpe brutal a su estado anímico y la introduce a un estado depresivo que la vuelve dependiente al alcohol y las pastillas; a la niña la golpea en el sentido mismo de la falta y necesidad de un padre en el crecer que se va presentando muy forzado por esta ausencia, (se siente un duelo por no querer crecer), cuyo hueco busca llenar en toda oportunidad que se le presenta de la manera más inocente y genuina.

Y en el niño, quien a pesar de ser el único que no sabe que su papá murió, se convierte en el agente conciliador en los conflictos que empiezan a surgir a través de madre e hija por los roles que empiezan a adquirir cada una por la falta de esta figura; es la maravillosa y muy notable manera en que el niño exterioriza esto, a través de una aparición, una figura fantasmal, cuya identidad se irá revelando toda vez que la familia, en el grado natural que se dan todas las cosas en la vida, vaya sanando, a través de la experiencia misma y la interacción entre sus partes. Esto es lo grandioso de la película.

El gran logro de esta directora, además de la propuesta tan genuina, y si me permiten el comentario, única, de la cual yo no recuerdo algo igual en nuestro cine, es el valor que da a las situaciones y cómo estas nos hablan a través de la fotografía, incluso cuando en gran parte de la película no hay muchos diálogos, y esto no es de gratis; la directora sabe de lo que habla, de lo importante y fundamental que es para que la película conecte con este lenguaje contemplativo por medio de la fotografía, y dejarla relegada a cargo de alguien que sabe, y ahora explico por qué.

Antes de ser directora y productora, Jimena Montemayor fue precisamente directora de fotografía, realizó este trabajo en varios cortometraje y documentales (entre ellos Cuates de Australia, de Everardo González) y después dio el salto a la dirección. Esta película en particular es su segundo trabajo tras la dirección de En la sangre, y sin lugar a dudas sabía cómo explotar al máximo su historia, y bajo qué herramientas mostrarla tan sencilla y bella, con la profundidad necesaria. Y sin duda alguna si logró llegar a este punto máximo a través de todo lo que retrata y habla con la cámara, es por quien hizo el trabajo en este departamento: María Secco.

Hablar del trabajo de esta mujer es redundante para los que ya la conocen, para quien no la conozca aún, María Secco es una de las cinefotógrafas más importantes no sólo de nuestro país, sino del mundo. Muy pocos cinefotógrafos hoy día en México pueden ostentar del currículum que tiene la nacida en Uruguay, pero nacionalizada mexicana, por ahí Tonatiuh Martínez o Diego García podrían ser los que tengan un reconocimiento similar, pero aun así el trabajo tan distinguido dado por María, de maneras tan distintas en trabajos de directores como Julio Hernández Cordón, el ya mencionado Everardo González, Fernando Eimbcke, Diego Quemada-Díez y Claudia Sainte-Luce, nos hacen saber que esta mujer sabe lo que hace, y ahora menciono que tiene de distintivo su trabajo en esta película.

Secco se enfoca en los pequeños detalles que hablan en cada uno de los personajes, a pesar de no haber muchos diálogos, de tener encuadres muchas veces abiertos, con planos medios y generales. Es a través de la iluminación, paleta de color, o simplemente "cosas" en el diseño de producción, que nos hablan sin ser forzosamente muy notorios, o forzados a la vista del espectador; lo visto, y que da sentido, muchas veces está envuelto en el plano general, pero los personajes le dan ese sentido a través de lo que el espectador intuye que están sintiendo, están pensando, están sufriendo (y esto es un reconocimiento que se debe hacer a Jimena, que haga partícipe al espectador desde este punto de manera muy consciente, que jamás lo trate como un ser incapaz de ver estas cosas), esto amalgama perfectamente con dos cosas más además de las ya mencionadas: el estupendo score compuesto por Emiliano Motta, y las actores involucrados.

Los niños, interpretados por Diego Aguilar y una estupenda revelación de Paulina Gil; ambos hacen un ensamble perfecto con una Dolores Fonzi, que no podría estar más perfecta. Honestamente, no he visto muchas películas de ella (yo la admiro profundamente desde que vi la película argentina El Aura) pero de las que he visto, esta es su mejor interpretación. La química de los tres es estupenda, palpable, rebasa la pantalla. Hay situaciones y momentos, diálogos y silencios que compartes, bellos y duros, que realmente son más que oro, son arte vivo.

Una película que, como ya lo dije, tratando de ayudar a entender una realidad muy fuerte para quien lo vive en la infancia, como lo es la muerte, y la sanación en etapas, logra hacerlo a través de una mirada natural, sutil, pero sobre todo, bella, cuyos errores yo los podría contar con un solo dedo, (por cierto, a cargo de María Secco) y que es una tontería de ser planteado, porque jamás arruina todo lo que la película construye (pero por desgracia no puedo dejar de lado mi lado "voyeur") y el claro ejemplo para quien dice que la gran mayoría del cine de ficción, sobre todo el mexicano, solo sirve para entretener. Adéntrense un poco a esas otras propuestas que no llegan al cine, las salas de cine hoy día son un lugar en donde encuentras de todo, menos cine.