Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

jueves, 29 de septiembre de 2022

Las colonias.





"Las colonias" es un documental y ópera prima del cinefotógrafo duranguense Luis Lazalde, en el que retrata la vida, las vivencias y la historia de la comunidad menonita que hay en el estado de Durango, y es para mí uno de los documentales más auténticos del año.

El tono y ritmo que propone Luis en el documental me parece de lo más correcto, partiendo por el hecho de que, aunque se ve un retrato muy intimo hacia la identidad como tal de la comunidad y su historia, hay algo que se propone a través de la cámara, sobre todo con estas tomas en plano general de sus vidas y sus rutinas tanto en casa como en el trabajo, que sugieren cierta distancia y lejanía por parte de Luis (y esto supongo se debe al respeto y cariño que tiene Luis por integrantes de la comunidad), pero esto a su vez da una especie de proximidad muy potente al retrato que hace de estas comunidades, y que le va muy bien al documental. Hay todo un espectro que se revela a través del documental de Luis sobre una comunidad que aparentemente conocemos, pero que realmente conocemos muy poco la gran mayoría, o sólo conocemos por lo que hablan las personas externas que viven y que de alguna manera conviven con ellos, porque en realidad no conviven del todo con ellos salvo por los negocios, por la naturaleza social de ellos; se desmitifican muchas cosas que se creen sobre ellos, pero también se nos confirman otras.

Luis no impone de ninguna forma un juicio sobre ellos, no hay ni se siente en ningún momento que él quiera de alguna manera decir al espectador que pensar sobre ellos, lo que quizá sí ocurre, es que la catarsis y la crítica que se forma en el documental, porque la hay, es hecha por ellos hacia ellos mismos, mientras cuentan el éxodo migratorio que vivieron sus antepasados para llegar a donde ahora están, y durante el documental vemos como se van cuestionando ciertas costumbres que tienen, y cómo de alguna manera ya no encajan en el mundo moderno, y como éste de alguna los va rebasando, sobre todo por los jóvenes que ya no quieren seguir las tradiciones que ellos tienen muy arraigadas, como el de la agricultura sobre todo, que hay todo un contexto histórico del por qué ellos la tienen inculcada desde muy pequeños, por una creencia más catastrófica que otra cosa. Vemos como ellos mismos se cuestionan y empiezan a tener ciertas concesiones con la vida moderna, sobre todo en la parte religiosa y de vestimenta, pero cómo también hay otras cosas que simplemente no van a aceptar cambiar por sus costumbres y contexto cultural bastante arraigado, lo cual de alguna manera hace que muchos de ellos se sientan unos exiliados, que no son ni de aquí, ni de allá; pero hay otros que sí se saben, a pesar de sus raíces, mexicanos.

Lo que a mí me parece brillante del documental de Luis es que es un trabajo por demás congruente con lo que quiere retratar y exponer para el espectador, es un trabajo por demás sencillo y directo, que en ningún momento quiere buscar alguna especie de escándalo, es un trabajo sin pretensiones ocultas o una grandilocuencia innecesaria, es claro que lo que Luis quiere poner en la mesa, es que por muy distintos que seamos en ciertas cosas, en otras no somos tan diferentes, como el amor y la importancia que siempre damos a nuestras familias, y el modo en que él expone ese discurso, haciendo un retrato muy general de sus costumbres, de su convivencia, de su trabajo, donde no hay muchos testimonios, y muchos menos ante la cámara, es por la congruencia que hablo que viene desde el propio realizador, es coherente con éste porque Luis sabe que en muchas ocasiones una imagen habla más que mil palabras, la cual además hay que decir, está por demás cuidada y tiene una propuesta estética a través de la composición que uno disfruta demasiado, y en la que además se expone una de mis grandes máximas en el cine: menos es más, sobre todo con las tomas fijas externas, y las que hace desde el vehículo en la carretera, un recurso que a mí me fascina y que cada día utilizan menos los documentalistas por la "poca limpieza" que muchos realizadores dicen que tiene y que puede dañar lo que pretenden exponer, Luis se ve que eso no le importa y no le tiene miedo a utilizar esa especie de recursos que son realistas, porque tiene bastante claro lo que el documental busca y quiere.

La primera lectura que uno le podría dar al documental básicamente sería la de conocer la historia de esta comunidad y cómo llegó a Durango, y sobre la tarea que desarrollan productiva y económicamente, pero rápidamente descubrimos que hay mucho más en el relato, que es la de todo un grupo de gente que acarrea una historia rica y con particulares antecedentes, que los rebasan a ellos mismos, que se ven reflejados en sus largas jornadas de trabajo, las funciones que desempeñan en la casa cada integrante de cada familia, las jerarquías que existen entre ellos, y todo esto se expone paulatinamente tanto en testimonios propios de ellos mismos, como de personas externas. La parte que quizá muchos sentirán en extremo larga será la de los niños y su educación, pero a mí me parece atinada y acertada la manera en que Luis la retrata, pues al final de cuentas es como vemos que se les enseña desde pequeños las tareas y obligaciones que desde ya desempeñan, pero que serán más pesadas las que llevarán cuando sean grandes, como las desempeñan sus padres. Entonces los vemos como estudiar, jugar, trabajar, formarse, y así es como muchos de ellos seguirán mientras sean parte de esa comunidad y de su identidad.

Blonde: la dualidad de las estrellas.





"Blonde" de Andrew Dominik, era sin lugar a dudas una de las películas más esperadas de este año por muchas razones particulares, que si porque la película era financiada, producida y distribuida por Netflix, que si porque saldría con clasificación R, que si porque iba a ser protagonizada por Ana de Armas y muchos auguraban que no iba a estar a la altura de la figura que encarnaba; pero con todo eso la película se estrenó en la Biennale, y aunque en el festival su recepción fue por demás "animosa", ahora ya estrenada en la plataforma con más suscriptores en el mundo, las críticas la han venido poniendo en el lugar que yo considero debe de tener, el de una película con cosas bastante brillantes, pero otras bastante penosas, y desde ya para mí una de las grandes decepciones del año.

La fidelidad de la película, o la trama de la película, con la vida de la propia Marilyn Monroe, se puede poner en tela de juicio desde el principio, si tomamos en cuenta que el guion que escribe el propio Dominik está basado en la novela de Joyce Carol Oates, y no en una biografía como tal; pero lejos de ese terreno, que no tendría que ser un problema si la película tiene un desarrollo y un discurso coherente, la película no se defiende por sí misma, pues es errática y fallida en más de un sentido, ahora me explico.




Quizá lo más pertinente sería empezar hablando de las cosas que realmente son buenas y brillantes de la película, porque hay muchas cosas que se rescatan de esta, y son las cosas que podrían haber hecho de ésta una de las mejores películas del año, pero que por cuestiones que después trataré de plantear, no se logra. Podríamos empezar partiendo del hecho que a todas luces brilla como lo mejor de la película: las actuaciones. Sin duda alguna todos los personajes y actores son realmente apabullantes, hay un trabajo realmente intenso en cuanto lo que cada personaje debía transmitir e interpretar, todos son una pieza en el engranaje para que este reloj camine a buen puerto, en el de las actuaciones me refiero, por supuesto. Si bien Ana de Armas por momentos a mí no me llega a convencer totalmente, la mayor parte de la película si llega a los niveles interpretativos que requería el personaje y las situaciones que estaba viviendo, a diferencia de otros críticos que despotrican en contra de la actriz o del guion que todo el tiempo la tiene llorando y gritando, a mi me parece que está en el tono que debía, aunque con todo lo antes dicho, debo decir que sigo prefiriendo a la Marilyn de Michelle Williams, por el rango histriónico que tiene y muestra la actriz de My week with Marilyn, aunque también hay que mencionar que Ana tiene un parecido físico más próximo a la de Norma Jeane, y que seguramente veremos nominada en todo lo ques e le tenga que nominar, y creo que si hay algo de justicia en ello. Dentro del cast debo de destacar de sobre manera tanto a Adrien Brody como Arthur Miller (qué pedazo de actor es Adrien, descomunal, sublime -por mucho que me cague esta palabra, no hay otro sinónimo para el trabajo del actor-), Bobby Cannavale como Joe DiMaggio, de quien se hace un retrato bastante brutal, y Toby Huss como Whitey, que es el personaje al que se podría asumir tanto el que más apoyó y ayudó a Marilyn, pero también el que de alguna manera si bien no la indujo a los vicios, si es el que no le dice el daño que le están haciendo. Otra cosa que me agradó es como de alguna manera dan lugar y desmitifican algunas cosas de personajes que vivieron cierta etapa de su vida o su carrera con Marilyn, como el personaje de Billy Wilder, que muestran toda la paciencia que tuvo para que su película pudiera salir adelante, aún en el momento en el que Marilyn perdió no sólo la abstinencia y el juicio por la pérdida de su segundo bebé (en la película se plantea la pérdida de un primer bebé, sólo por hacer una película de la que después ella se avergonzaría y que jamás se perdonaría esa pérdida), sino también al hombre que quizá más la amo.

La fotografía sin duda alguna es el siguiente departamento que más destaca de la película, que esta a cargo del joven Chayse Irvin, y que va muy de la mano con lo hecho por el diseño de producción, la dirección de arte (a cargo del veterano Peter Andrus), así como maquillaje, vestuario y decoración. Y la música incidental, que si bien es muy poca (y que uno agradece siempre esos detalles con creces), es muy buena.






Ahora bien, que es lo que hace que la película sea fallida con todas las virtudes comentadas al momento, pues sobre todo, dos cosas que si no están alineadas o bien estructuradas desde la pre-producción, simplemente se te puede caer hasta el mejor argumento de la historia, o si no caerse, si perder el rumbo, y esto es la dirección y el montaje.

Andrew Dominik no tiene el control de lo que quiere plantear en su discurso con lo que vemos en pantalla, o mejor dicho, con lo que el rodó y nos muestra en pantalla, porque una cosa es lo que puede estar en la pantalla, y otra cosa es cómo se nos muestra y, además de ser incoherente, no tiene congruencia con el discurso.

Podría partir por el vicio que le adolece a la gran mayoría de los biopics, y este es el hecho de siempre empezar de una manera súper grandilocuente con un hecho en la vida del personaje/persona retratada, que marca a este como un hito, como algo intocable, y luego seguirlo con sus orígenes, es algo que realmente da hueva, y que creo que va más a un vicio impuesto e implementado por las modas dictadas por las corporaciones, más que por inquietudes artísticas del realizador por explorar la psique del personaje, acá se nota que no se busca eso, sólo se busca impacto inmediato. Debo confesar que lo que más me molesta la película es la manera tan desbordada y jamás justificada de pasar de un formato a otro sólo por el simple hecho de hacerlo, por momento vemos un espectro radial de 4:3, luego pasamos al Widescreen decantado, luego vamos al 16:9 FHD de nuestros días, luego volvemos al 4:3 con textura de 35MM; que eso no tendría nada de malo si hubiera de entrada algo en la película que nos dijera que siempre se quiso jugar con el formato, o al menos que hay un algo de experimental que sea congruente o tenga alguna conexión con la historia en sí, pero no, incluso si la utilidad del recurso del cambio de formatos correspondiera a algo en específico y particular, como por ejemplo la época, la ficción, la realidad, cuando Marilyn es Marilyn, o cuando Norma Jeane es Norma Jeane, pero no, se utiliza de manera irregular, ilógica e incongruente, más como un capricho de que se vea diferente y bonita, pero que no abona ni tiene nada que ver con el desarrollo de la trama. Esta cuestión de Norma Jeane añorando volver a ser alguien fuera del foco y el hastío que le provoca en muchos sentidos y en muchas ocasiones ser Marilyn, se ha explotado en muchas ocasiones, sobre todo en las biopics, y alguien que me parece lo hizo perfectamente, y que además muestra de una manera magistral el como todo el contexto en la obra, tanto en lo técnico como narrativo debe tener coherencia, es Pablo Larraín con Spencer, y si no la han visto y no quieren ver la película completa para comprobarlo, basta con buscar la escena de las perlas y el baño, es el claro ejemplo de esta lucha de una mujer que quiere volver a ser lo que fue.

Si bien el trabajo fotográfico lo alabo por la limpieza de este y lo que propone en términos conceptuales y anímicos con la iluminación y la casi siempre perfecta composición de los planos, hay detalles en el manejo de la cámara, que me parecen en todo sentido una aberración, como cuando DiMaggio llega a casa luego de recibir las fotografías de Norma de mano de sus ex-amantes y la encuentra desnuda, es una cosa sacada de la película de Netflix que ustedes me digan, sobre todo de las estupi-comedias que les encanta producir para tener aún más idiotizados a sus suscriptores, y como este ejemplo hay otros. En términos de montaje debo decir que no todo está perdido, pues hay algunas transiciones que realmente son impresionantes, como la de la cama que se convierte en cascada (no quiero hacer spoilers de más) y el de Marilyn en el avión y su ida al baño, que hablando de esta escena, la parte del vómito, es en verdad de risa, incluso yo he podido hacer una escena de vómito más decente que la de Anita, o incluso en este caso, vuelvo a poner como ejemplo a la extraordinaria interpretación de Kristen Stewart en Spencer.




En resumen, no sé si la presión de Netflix hacia los productores y el director de la película terminó por modificar o hacer que el producto tuviera el sello Netflix hasta en como se hacía (y es que la verdad hay algo en mi que se niega a creer que Dominik esté tan nublado y limitado para haber querido hacer algo así), porque incluso desde su clasificación me parece muy ligera para ser R, pues he visto otras películas con clasificación R que realmente son R, con sexo más explícito y consumo de sustancias que se muestran de manera más literal, y acá me parece que hay un grado de mojigatez, en el que parece sólo se quiere mostrar la vida tan ruda y rápida que vivió Marilyn, y que vaya que si sufrió, y creo que la escena de ella con Kennedy lo confirma. De la cual viene la caída de final de Marilyn con un "supuesto" giro de tuerca que se supone nadie se veía venir (yo si lo veía venir) que tiene que ver con su padre ausente y anhelado, ese que buscó en cada hombre que llegó a su cama, y que termina la película con unas partes desenfocadas realmente horribles, y un final con dos figuras que jamás se entiende por qué, de la rubia más idolatrada del nocivo mundo de las películas de Hollywood.


jueves, 22 de septiembre de 2022

Comala: viaje al descubrimiento del patrón que se rompe.


¿Hasta que punto es válido o sano que el documental trasgreda en la autonomía de las personas en pos de encontrar la verdad o descubrir algo que se quiere encontrar? ¿Es sano involucrar a personas que quizá no saben la dimensión de lo que el autor quiere exponer en su trabajo? Esta y muchas preguntas más surgen cuando uno ve un trabajo tan abierto como el de Gian Cassini, un trabajo trasgresor y valiente en las mismas proporciones, pero también en muchos sentidos muy necesario.

No hay que ser un iluminado para entender el título del documental de Gian y su relación con lo que el expone en este, Gian se embarca en un viaje con muchas latitudes para encontrar la verdadera identidad que tenía su padre muerto, aún cuando este ya la intuía, y en este viaje empieza cuestionando a las personas más cercanas a él, en primer lugar a su abuela materna, en segundo a su madre, y en tercero a su media hermana, y la forma en que Gian las va cuestionando puede hacer creer al espectador que este es un trabajo en el que el realizador sólo cuestiona y no se involucra para quizá no perder la objetividad, pero muy pronto Gian desaparece esa barrera de no involucrarse, y lo hace en maneras que otro realizador o los críticos más cuadrados podrían cuestionarle, pero la forma en que Gian se embarca y del cual por supuesto rasga muchas cosas internas como ser humano, no hace que uno piense que la objetividad se va para ver sólo un documental impregnado de melodramatismo y crítica de la guerra antidrogas que orquesto el funesto gobierno de Calderón, el documental de Gian explora y expone mucho más.

La forma en que Gian se involucra en el viaje para encontrar la identidad de su padre toca varias latitudes, y con estas un retrato y espectro de los lugares como de las personas con las que se cruza, y Gian pocas veces pone un filtro para aligerar su realidad, su identidad y su carga, Gian hace un retrato honesto y fidedigno de las causalidades que hacen ser a las personas como son, tanto por el contexto socio-político y socio-económico del lugar en donde viven.

En el mismo sentido que Gian recorre y hace todo este viaje desmenuzando en muchos sentidos la historia de su familia, y en consecuencia de la propia y entender por qué es como es, Gian se hace el personaje protagónico del documental, y en el vemos el peso de los errores que él piensa cometió por su inexperiencia y su juventud, pero realmente vemos una catarsis no sólo en él, al estar con las personas que tanto su padre como su hermano muerto ya no pueden estar por este halo de violencia y machismo del que jamás se pudieron desprender, sino también a las personas a su alrededor, como lo es el caso de sus sobrinos y el de su abuelo paterno, y otros personajes que prefiero no mencionar para que ustedes mismos los descubran.

Una de las cosas más brillantes del documental, o sino más brillantes, sí de gran valor para su servidor; es el hecho de que la forma en que todo está retratado, hace aún más creíble el discurso que se construye, con cámara en mano y una grabadora que aún en sus pericias hacen que el espectador conecte con todo el viaje de Gian, pero no con esto trato de decir que no haya un montaje o una narrativa que proponga Gian, más bien todo lo contrario, aún con lo modesto de la producción, que seguramente si obtuvo algún apoyo se destinó más a los viajes que a los grandilocuentes equipos de filmación, hay un ojo bastante interesante en cuanto a creatividad se refiere.

El final del viaje se da con la madre de Gian, que siempre negó saber la naturaleza de su expareja, siendo cuestionada por el propio hijo con una carta en la que ella le dice al padre de Gian que ya no sabe que decirle al Gian niño, entonces en este cuestionamiento ella le pregunta que qué cree que lo hizo no ser como su padre, en este punto el documental, el propio Gian, la madre y seguramente más de un espectador nos rompemos, sabiendo que el amor de la familia, y principalmente el de nuestra madre, nos salva y refugia de todos los males, sean del mundo exterior o de la propia familia.

jueves, 8 de septiembre de 2022

L'événement: detenerlo o dejarlo seguir.

 



Una de las películas que había esperado mucho tiempo para poder ver es la pasada ganadora del Festival Internacional de Cine de Venecia (conocido por los cinéfilos adeptos a los festivales de cine europeo clase A, la Biennale), una película francesa que, contra todo pronóstico de que una vez más la ganadora fuera una película hollywoodense como había pasado años anteriores, venció y sin lugar a dudas me parece tiene todos los méritos no sólo para que lo haya hecho, sino para que haya sido una de las películas más sencillas, desgarradoras y por supuesto de las mejores del 2021.


La premisa de la película dirigida por la realizadora Audrey Diwan (Mais vous êtes fous, 2019) no es muy distintas a otras películas que, sobre todo en los últimos años han explorado el tema del aborto y el desarrollo de una mujer cuando este se ve comprometido por un embarazo no planificado, incluso la película tiene paralelismos realmente brillantes y hermosos con la también extraordinaria Never rarely sometimes always de Eliza Hittman (Beach Rats, 2017; It Felt Like Love, 2013), sobre todo en la mirada detallista de ambas directoras, aunque con su lenguaje cinematográfico bastante distintivo entre ambas, así como el contexto histórico/social de las mujeres principales en la historia.

En la Francia de 1963, Anne, una estudiante destacada de letras de 23 años, ve su vida truncada cuando se da cuenta que está embarazada de una relación pasajera que tuvo con un joven que conoció y con el que tuvo encuentros amorosos en un hotel. A partir de este momento Anne agota todas las opciones y alternativas que tiene por investigar quien puede detener su embarazo, algo que le resulta realmente difícil pues en ese tiempo el sólo hablar de este tema podía llevarte a la cárcel, pero aún así Anne sigue con su objetivo, pues no desea traer al mundo un bebé al que quizá pueda odiar. Y es a partir de ahí que vemos a Anne hacer todo lo que está en sus manos para poder abortar, incluso atentar contra su propio cuerpo, y más adelante contra su propia vida, pero es un continuo echarse el mundo encima, un mundo que no la delata, pero tampoco la apoya, porque en el fondo muchos de ellos entienden su dilema.

Si bien en Never rarely sometimes always todo es más sugestivo, en la película de Audrey es más directo, más cercana la impresión de todo lo que pasa Anne, que es maravillosamente interpretada por Anamaria Vartolomei, que logra transmitir todo el calvario de esas semanas de incertidumbre, la desesperación, la angustia y agonía. Y lo brillante en la narrativa impuesta por Audrey, que es meticulosa, mesurada y muy sencilla, es que el tema está desde los primeros cinco minutos de la película, pero ver el proceso de Anne, sus dificultades y como va sorteando todo, es lo que da el ritmo y la fuerza a la historia, no el desenlace en si, que también es reivindicador en muchos sentidos.

Como lo dije al principio, con una historia bien contada, contextualizada en su tiempo, y con un trabajo de arte muy correcto, esta película sencilla, con un tema por demás importante, logra una de las mejores películas del 2021, y una de mis favoritas vistas este año, con la mirada y la voz de una directora que, además siendo periodista, sin duda que se documentó para dar aún más veracidad a su ficción que muchas mujeres vivieron en esa época, y que no estuvieron para contarlo.


Nope: los malos milagros.




Entre los años 2015 y 2018, cuatro directores entregaron sus óperas primas en el cine norteamericano, que desde el momento en que se revelaron las primeras críticas, más del 80% de estas vaticinaban el surgimiento de nuevos directores que vendrían a poner el cine de horror/terror en una nueva era en la que se apremiaba a historias bien contadas y desarrolladas, y a sus directores como parte de una nueva generación de realizadores creativos y vanguardistas.

The witch de Robert Eggers, Ex Machina de Alex Garland, Heredity de Ari Aster, y Get Out de Jordan Peele; y los cuatro directores con su segunda película confirmaron lo que se pronosticaba desde sus óperas primas, historias bien desarrolladas, todos siguiendo de alguna forma el género del horror/terror, pero explorando otros temas y corrientes que responden más a los temas que les preocupan y que les gustan, así como su sello visual y creativo muy distintivo, y al día de hoy ya casi todos con su tercera película (sólo Ari Aster sigue en producción de esta), desde mi punto de vista, dos siguen confirmando que ya no son una promesa, sino que son la voz cantante de este nuevo cine, si bien hollywoodense al fin y al cabo, si están al al margen de lo que la big industry sigue vendiendo en sus blockbusters de verano, los dos que para mí aún tienen esa valía intacta son Alex Garland y Jordan Peele, que es de quien escribiremos, así como de esta tercera entrega.

(No incluyo a Robert Eggers porque, a pesar de que sus dos películas predecesoras son portentosas, para mí su Hombre del norte deja mucho que deber, ya que es una película de épica bastante predecible, y que sólo tiene dos o tres momentos realmente brillantes en todos los sentidos, pero de eso a más, creo que no está a la altura de los otros dos)


Y empiezo diciendo que para mí esta película de Peele es su tercera entrega, no sólo porque sea su tercer largometraje como director, sino que es para mí la tercera parte de una trilogía bien definida de sus película que sin duda alguna tienen un lazo en común a la que yo he bautizado como la trilogía de los vicios norteamericanos, en las que se exponen temas muy diversos, pero todos en realidad conectados por el fuerte problema de racismo que hasta el día de hoy sigue azotando la vida norteamericana. Y en esta película no es la excepción, pero como suele suceder en el cine de Peele, aunque las condiciones de desarrollo y supervivencia para este grupo de personas venidas a hacer menos es complicado y severo, siempre logran de alguna forma el final feliz gracias a la hermandad entre ellos, y en Nope no se vuelve a mostrar.

Hay muchas líneas de interpretación y de lectura para esta película, y giran muchos temas y contextos alrededor de ella que trataré de apremiar en palabras muy breves y concisas. El primer tema traído a la mesa es el de la escena inicial, con el programa de Gordy, en el que se suscita un "evento desafortunado" en el que el chimpancé del programa se vuelve loco y ataca a todos los miembros de elenco, excepto a un chico asiático que se esconde. Si bien el evento se toma como un "acontecimiento paranormal", que es congruente con el contexto de la película, el subtexto de esta apertura no es más que la de un grupo segregado y discriminado, que llega a un límite y atenta contra quien lo tiene sometido en contra de su voluntad; y esto es un guiño más que claro a El planeta de los simios, o incluso a Joker. El hecho de que no ataque al niño asiático es también de alguna manera la confirmación de esta idea, ya que sólo ataca a los blancos opresores, no al niño que también es visto como carne fresca que le gusta a la audiencia, y no más, que luego este chico tiene un subtexto completamente diferente seguida la trama, ya como una persona que adapta y acepta la forma de vida norteamericana, sintiéndose un "elegido".

Se expone también el culto por las imágenes perfectas, que se manifiesta cuando quieren capturar la imagen de esta "presencia paranormal" y en la que se expone que las imágenes imperfectas pueden ser catalogadas como "falsas", pero cuando se dan cuenta que la tecnología puede llegar a ser obsoleta en ese sentido, se cae en la experiencia de este camarógrafo con su equipo que podría atravesar una guerra y salir ilesa, pero en este personaje también cae de alguna manera la voz de la experiencia con su desafortunado desenlace y sus últimas palabras, que también podrían interpretarse de dos formas, este "no estamos preparados para esto" bien podría ser el negarnos conocer los misterios más ocultos de nuestro universo, o también el auto sacrificio para conocer aún más las entrañas de lo sobrenatural, sabiendo o creyendo que es en los equipos obsoletos que sólo necesitan mecánica y luz para funcionar, que se pueden desmitificar verdades que "otros" se empeñan en ocultarnos, aún cuando sea con imágenes imperfectas que no son controladas por un ordenador y el Internet.

La película conforma aún más el amor que Peele se empeña en mostrar entre las comunidades minimizadas, reprimidas o menospreciadas por el sistema social, político y judicial de los Estados Unidos (incluso por el sistema cultural, y para muestra, el hecho muy poco mencionado sobre Eadweard Muybridge), y como la hermandad entre ellos es el que los hace seguir adelante, con vida, sin bajar los brazos, con sus complejidades y su riqueza cultural, que va mucho más allá del gusto por la música rap y vestir jerseys de la NBA, incluso se ve con el personaje de Angel.

La película en cuestiones técnicas es un portento, una fotografía más que sublime del extraordinario y muy experimentado Hoyte Van Hoytema, que da la atmósfera que Peele quería para el argumento, los espacios abiertos son espectaculares, y los cerrados son apabullantes, la escena de los monos inflables marcando la pista, es una clase magistral sobre desplazamiento de cámara, no como la cosa horrenda hecha en The gray man. El cast es de una altura impresionante, y por supuesto hay que poner sobre todos ellos al extraordinario Daniel Kaluuya, que hay que decirlo logra hacer un personaje muy distinto al hecho en Get Out, y me parece esta actuación no se debe olvidar en mucho tiempo, aunque no vaya a figurar en ninguna premiación en este departamento.

Quizá como dato final me parece es pertinente hablar de esta "presencia paranormal", y como se asocia su comportamiento con el de un ser vivo, más en concreto, con el de los animales, ahora la pregunta sería: ¿esta es la actitud de un animal marcando su territorio, o de un animal defendiéndose luego de tanto ataque, acoso y acecho de los humanos que lo ven como un espectáculo?. Ahora reformulo la pregunta: ¿Esta es la actitud de un animal, o la actitud de un ser más evolucionado que se da cuenta que todo está mal?