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domingo, 19 de septiembre de 2021

Noche de fuego: una ficción que sabe a realidad.






Este año, dos de las directoras más reconocidas que hacen cine documental en México, como lo son Yulene Olaizola y Tatiana Huezo, estrenaron sus primeras películas de ficción de manera comercial. Yulene con Selva trágica en Netflix, después de su paso el año pasado por festivales como Venecia; y Tatiana con Noche de fuego que ahora mismo está en salas de cine luego de su paso por Cannes en la sección Una cierta mirada. Ahora escribo sobre esta.


La trama central de la película gira entorno a tres amigas que viven en un pueblo muy escondido en la sierra, en donde sólo hay dos forma de sobrevivir: trabajando en la piedra en el cerro, o en la amapola en el monte. Luego de que una familia desaparece, por razones que todos murmuran pero nadie dice, las mamás de estas tres niñas deciden cortarles su pelo largo para que pasen por niños, así crecen y la delincuencia organizada, la única ley que impera en estos pueblos tan lejanos de la justicia en México, empiezan a hacer de las suyas, y así vamos descubriendo una historia más sobre desplazados y vínculos que se pierden.


Si bien, puedo decir que al igual que Yulene, Tatiana en la ficción no tiene la potencia que suele tener con su obra documental, si debo decir que me parece hace una película bien lograda, y además inteligente, ahora me explico.

Tatiana, a diferencia de sus documentales, no teme dar más dinamismo o vida a la película a través de la cámara, por momentos trabajando planos generales, por momentos primeros planos, la hace muy vivaz, y también muy serena, incluso la deja fija y hace que todo pase frente a ella, como una persona observando el caos que se desata en el imperante infierno que puede llegar a ser nuestro país en tierras sin ley. Si bien en algunas cuestiones Tatiana resuelve de manera fácil a través del trabajo en postproducción y efectos especiales que se logran cuando se tiene presupuesto para una ficción y que aligeran la carga, me parece que muchas veces esto juega en contra creativamente hablando (un ejemplo de esto, la escena del helicóptero), pero también hay que mencionar que algunas veces le resultan de manera extraordinaria, como en la escena donde explotan el cerro frente a la cámara.

Tatiana logra notas magistrales por la forma en la que expone un tema que para nada se aleja de su obra en general, como lo es las consecuencias de la delincuencia y el desplazamiento, pero de una manera sutil y centrada, logra anteponer el efecto de la violencia de una manera atmosférica y no demasiado gráfica, y eso a mi parecer es un acierto por parte de ella. Hay una clara denuncia de los males que traen los problemas de la violencia, y no teme señalarlos: el poder económico, las autoridades permisivas y los problemas de las drogas; de estos principales problemas vienen todos los males, una vez que Tatiana los pone en la mesa, empieza a desentrañar las consecuencias que vienen después, sobre todo hacia la mujer, pero en este punto Tatiana no cae en el sensacionalismo ni en el exhibicionismo, todo lo expone de manera incluso respetuosa, y me parece esto se debe a que Tatiana conoce muy bien el tema, no sólo porque lo haya vivido, sino porque lo investigó bien con su obra documental (algo que, por ejemplo, Michel Franco no hizo con Nuevo Orden), no busca generar el shock a través de las imágenes, sino la concientización a través del discurso y la correcta construcción de la trama, y me parece que en esto es clave el personaje principal de la película: Ana.

Si bien el papel de Paula y María también son importantes, sobre todo el de María y su familia, desde que Ana descubre por propios ojos lo que le pasa a la primera familia que es azotada por la violencia, ella crea una conciencia; a pesar del miedo que siente, ella quiere luchar y ayudar a los demás, quiere combatir la realidad que viven no sólo ella y sus amigas como mujeres, sino también todas las personas en el pueblo, es una chica que tiene sueños a pesar de que se tenga que esconder como gusano y que quiere estar en su pueblo, este continuo revelarse evidentemente le trae problemas con su madre, (acá abro un pequeño paréntesis para hablar en general del gran trabajo de todas y todos los actores profesionales y no profesionales de la película) una mujer que luchó hasta el final para no ser absorbida por el entorno, para no exponer a su hija a lo que el destino dicta en ese lugar. Una vez que llega la noche de fuego, justo al final de la película, es donde me parece la película pierde la fuerza con la que debía cerrar, no pierde el hilo, eso es seguro, porque la catarsis que genera en el personaje principal, era la que debía tener, pero no parece impactar del mismo modo en el resto de los personajes, no está esa misma fuerza y sufrir en el perder la paz, la tranquilidad y el pertenecer una vez que eres desplazado.

Y sin afán de querer comparar, en eso otras películas recientes y no tan recientes, incluso la obra pasada de Tatiana, si son contundentes, y quizá por eso muchos dirán que no estuvo en competencia oficial en Cannes, pero aún así, Tatiana logra a su manera una película digna de un mal antiguo en nuestro país.





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