-Un día así no se olvida. Los alemanes vestían de gris, tú vestías de azul.
-Si, he guardado ese vestido. Cuando los alemanes se marchen volveré a ponérmelo.
Tú, la mirada en el retrovisor,
tú, con el vestido azul,
tú, llorando en el andén.
Aún recuerdo ese vestido azul,
justo en la esquina esperando el autobús;
tú ibas al norte,
yo iba al sur.
Con su vestido del azul del mar,
azul del mar.
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