Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

viernes, 30 de abril de 2021

La casa lobo: un cuento oscuro sobre las dictaduras.





La casa lobo es una película chilena del año 2018 dirigida por Cristóbal León y Joaquín Cociña, la cual tuvo una gran relevancia e importancia en su recorrido por festivales y que resulta ser una película que, de entrada es la primera película realizada bajo la técnica de stopmotion en Chile y que, indudablemente puede considerarse una de las películas de animación mejor lograda, y de las más interesante de los últimos años por la temática que aborda.


La película se nos muestra como una cinta rescatada en las bóvedas de una comunidad alemana en Chile, la cual vive alejada de la sociedad y que se muestra al mundo, a través de su propaganda televisiva, como una comunidad pacífica que produce miel (partiendo de esta premisa es imposible que no venga a la mente del espectador películas como The village de M. Night Shyamalan, incluso a la parte de The Schindler list donde se les muestra a los judíos la ilusión de los campos de concentración), y es luego de que en este video introducción el narrador, quien se presenta como el fundador de dicha comunidad, llamada Colonia Dignidad, se nos muestra la película en cuestión: La casa lobo, la cual nos presenta a María, una niña que escapa de su Colonia luego de haber dejado escapar a dos cerditos y ser castigada y condenada a pasar 100 días sola y encerrada, pero la niña logra escapar y llega a una casa en apariencia sola, en la que pronto descubre dos cosas: la primera, hasta esa misma casa llegan sus cerditos, la segunda, que parece estar en la casa de sus pesadillas, en la que ya no sabe si está mejor dentro de la casa con sus cerditos, o afuera con el lobo, y una tercera idea flota en el aire: ¿habrá salido realmente María de Colonia Dignidad? O esta ya habrá invadido todo Chile.


Me parece que no hay forma fácil de abordar un texto sobre esta película, y la forma más correcta de verla a mi parecer es cual si fuéramos unos infantes, y es que me parece es una película cuya libertad creativa desborda cualquier razonamiento lógico que la mente adulta pudiera conjeturar, aunque por supuesto hay una lógica en todo lo que vemos, sólo hay que desentramar, descifrar, leer todo lo que metafóricamente se nos dice entre líneas en este viaje sensorial.

Entre todas las virtudes que tiene el trabajo de los realizadores el que mejor define la experiencia que resulta ver esta película, quizá sea el tono que maneja. Si bien, al ser una animación, y ser una especie de fábula lo que se nos narra, el hecho de que sea tan oscura, y su animación se nos muestre más como una especie de mal sueño, que la tradicional forma en que se narran las historias para niños, hace que uno conecte las metáforas que hablan del pasado chileno que rondan alrededor de los personajes y la trama: los cerditos atrapados convertidos en personas, las personas convirtiéndose en animales, la casa mutando y cambiando de un ente animado a un ente real, mientras todo transcurre frente a nosotros a través de un plano secuencia formidable, aún con los errores en este (errores que por supuesto tienen todo menos el error), lo único que comunica con el espectador: esta es una película que, aunque lo hace a uno vivir la experiencia sensorial de estar en un sueño, un mal sueño incluso, no nos da en ningún momento la sensación de estar a salvo, creo que la trama y cómo está narrada; nos hace involucrarnos con esta historia que tiene mucho de real, pero no sólo con el pasado, pues nos invita a recordar el hecho de que todo pueblo que olvida su historia está condenado a repetirlo. Pero de qué puede estar hablando esta película, más allá de su oscura, tensa y sensorial experiencia.

Si bien la película sí está basada en un hecho real que yo acá no mencionaré ya que se ha expuesto en otros textos que circulan en diferentes publicaciones, me parece que, como la misma película da importancia a diferentes significados a través de las metáforas que aluden al lenguaje onírico que emplea a través de la fantasía que se maneja dentro de su lógica, que para nada crea la sensación de escapismo o evasión de la realidad, sino todo lo contrario; la película bien podría verse también como el paso de esas personas que, huyendo de Alemania y del régimen nazi, y que encontraron refugio en Chile, años después se vieron inmersos y dentro de una nueva dictadura, la de Augusto Pinochet. Sabemos que durante ambas dictaduras fueron miles las personas que sufrieron tortura de múltiples maneras, tanto psicológicas, como físicas, incluso experimentación entre ellas, bien lo que vemos en la película podría ser lo que estas personas sentían mientras sufrían eso. Pero también se podría asumir que se encuentra en la figura de María a toda la humanidad al siempre latente peligro de los lobos que se presentan como los salvadores, engañando con dobles caras y dobles discursos, de ahí que películas como La casa lobo son tan importantes, más allá de su valor estético, técnico y creativo, sino porque comunican experiencias del pasado dolorosas, y que se vuelven en un recordatorio que dice: jamás hay que olvidar, para no volver a dejar que algún pueblo viva de nuevo estas pesadillas en la realidad.

martes, 27 de abril de 2021

Inventario de las cosas perdidas





Inventario de las cosas perdidas es un poemario de la poetisa Yaroslabi Bañuelos, editado por la UNAM a través de Ediciones de punto de partida. En este poemario Yaroslabi (a quien tuve el honor de tener como editora durante algunos meses en Sudcalifornios.com) da muestra del gran talento que tiene para darle alma a palabras y cosas a las que, entre la insensibilidad y la cotidianidad (o quizá las consecuencias de la segunda sobre la primera, y/o viceversa), las solemos dejar pasar desapercibidas, o les quitamos la real belleza que cada una guarda; como los pájaros, la arena, la lluvia, el desierto, el whisky, el polvo, la noche. Pocas obras resignifican esa magia y esa vida secreta de las palabras.

Por una parte, Yaroslabi nos muestra como la poesía a veces puede ser un espejo en el cual nos reflejamos, nos miramos, nos proyectamos; y eso casi siempre, o mejor dicho, siempre pasa cuando nos encontramos ante una autora honesta como Yaros. Ella se abre, se muestra, incluso se cuestiona, y sana heridas de los lectores enfermos que sólo encuentran cura en las rimas de las referencias que la misma autora nos comparte: Pizarnik, Belli, Szymborska. También explora los estragos que la pandemia ha traído a la vida de las personas, los poemas en primera persona siempre son más potentes para la reflexión. Y en una tercera parte del libro expone su latente preocupación por todas esas voces de mujeres que jamás volveremos a escuchar: muerte, desaparición, violencia, casos a los que Yaroslabi le importan y le duelen (eso es palpable en la forma tan personal que escribe, no hay necesidad de leerlo entre líneas) y que también reivindica con su poesía y hace una especie de luminoso altar ante una negra y oscura realidad que uno no quisiera más que fuera ficción.

Está demás todo lo que yo pueda escribir de tan maravilloso libro, que sin duda alguna es y será parteaguas de la poesía en Baja California Sur. No hago ahora más que compartir algunos de mis versos favoritos plasmados en varios de los poemas que integran a este ejemplar.


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Pasa que ayer cumplí treinta años y mis ojos hinchados se parecen
cada vez más al llanto de mi madre.
(...)
Creo que no caben más inviernos
en el álbum de estas manos ni más piedras dentro de mi zapato.


Hoy quisiera ser Kim Kardashian y no este cuerpo vacío
que llenó sus huecos con odio reciclado,
con whisky barato y triglicéridos y edulcorantes artificiales,
fluoxetina o el murmullo de un hombre distante
(el espectro de un recuerdo, el fantasma de un fantasma).
Hoy quisiera ser ella y no ser yo o no ser nadie,
pero no puedo liberarme de mí,
de mi cuerpo cansado y sus nostalgias.
(La estabilidad emocional no es una opción realista,
no se sobrevive al otoño
cuando se persiguen espejismos durante tantos veranos).


Una casa sin cicatrices, donde fluya el agua tibia en el invierno
y las mariposas amarillas persigan
las lluvias de verano.
(...)
[Mi hermana asegura que en esta familia
las mujeres estamos malditas:
todas lavamos a mano la miseria]


"John Steinbeck contempló
las mismas olas borrachas de sol que hoy salpican mi rostro".


Aprendí a cocinar caldo de res
como lo hacía mi madre,
grabé los ingredientes en el cajón
de un agosto con olor a epazote.


Cuando muere el último turno
guarda su sonrisa en la caja registradora y atraviesa la ciudad
con la luna metida entre los párpados,
aferrada al tubo de un pesero que tose humo negro
mientras sus ojos inventan un poema de vagabundos y ratas.


Antes de que el azufre cubriera las playas,
las tardes de verano
eran una peregrinación de nubes y veleros bañados por el sol:
solíamos arrojarnos sobre la arena del mar
y nuestros ojos navegaban
la luz azul en un cielo sin heridas.


Esta llovizna de otoño me sabe a carbón,
a preludio de incendio,
a espera y vinagre.


Escribo de noche porque estoy sola
y el silencio imita
a las canciones de mi infancia
o al lamento de los árboles.


[aunque confieso
que hay tardes inmóviles en las que extraño
el polen y la lluvia fresca
de las primaveras que nunca habité].


El cuerpo de esas mujeres
está mallugado
y sus voces suenan igual
al canto del desierto,
por eso ningún señor de corbata
las recuerda:


Cuando Imelda enrolló su pescuezo en aquella rama
sólo acumulaba treinta años de sol;
la misma edad que hoy calcina mi cuerpo,
los mismos septiembres que galopan en los ojos de su hijo.


miércoles, 21 de abril de 2021

Caricia venenosa: las heridas latentes.


"Y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad"

Joaquín Sabina





"Caricia venenosa" es un cortometraje del director Eric Villa realizado en el 2018, el cual luego de su ruta por festivales, se estrenó en el canal de Youtube del realizador hace unos días, y me parece que sin duda alguna, estamos ante el trabajo más personal del realizador.

La sinopsis nos da perfectamente las claves para entender la trama:

"Existen heridas silenciosas mientras la ciudad sigue su ritmo. Para Eduardo cada día y con cada mujer que conoce experimenta esa tortura mientras busca el sentir de su existencia."


Pero más allá de entender o analizar la trama, me parece que lo que hay que aplaudir es la valentía de un realizador al desnudar su alma a través de la cámara y de sus influencias.


El trabajo de Eric es más que interesante más allá del plano técnico de su trabajo, que vaya que si lo hay, pero sin hacer de esto la principal virtud de esta producción. Una musicalización original destacada, aunado a una fotografía que juega de manera muy diversas con la trama (y que contó con la participación especial en este departamento de la también realizadora Pamela Velázquez); por momentos nos da primerísimos planos de sus personajes creando un efecto bokeh, lo cual ayuda para entender aún mejor la enajenación de su personaje principal, (esto sobre todo se muestra al principio del cortometraje, y como utiliza este recurso para darnos por entendido que lo que vemos es un recuerdo) y por momentos nos da un juego de valiosos planos a contra luz, con claros oscuros interesantes. Los personajes, y quienes los interpretan, me parece están correctos.

La manera en que Eric escribe a su alter ego (son muchos los guiños para entender eso: su gusto por los cafés y estar escribiendo todo el tiempo), y a este personaje que aparece siempre que Eduardo sufre una decepción amorosa y que lo deja herido, y cómo Eric no lo presenta de manera tan interesante y dejándonos siempre con la expectativa de quién será este personaje femenino, si será la muerte de Oliverio en El lado oscuro del corazón, o la Soledad de Joaquín Sabina, (y que me parece son las influencias más presentes en este trabajo, quizá también se podría notar una ligera presencia de Her de Spike Jonze) pero más tarde que temprano se nos presenta con el nombre de Samantha, y terminamos comprendiéndolo todo. Me parece la riqueza de ambos personajes están a la altura de la pareja creada por el vagabundo y el despachador de la tienda en Expreso.

Si bien hay algunos problemas en la continuidad en una escena, (la que procede a la bien lograda escena de sexo) no estropean para nada la experiencia tan catártica que uno experimenta con el trabajo de Eric, que siempre creeré, es un realizador que sabe dar buenos finales a sus trabajos, como en su momento lo llegué a comentar con Expreso.




sábado, 17 de abril de 2021

La bicicleta. Por Valeria Luiselli.





*Texto extraído del libro de ensayos Papeles falsos.

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Guarde su distancia
La bicicleta está a medio camino entre el automóvil y el zapato; su ligereza permite a quien va en ella rebasar las miradas peatonales y ser rebasado por las miradas a motor. Así, el ciclista es dueño de una libertad extraordinaria: la invisibilidad. La naturaleza híbrida de su vehículo lo coloca al margen de toda vigilancia.
El único enemigo declarado del ciclista es el perro, animal obscenamente programado para perseguir cualquier objeto que se mueva más rápido que él. Y claro, también son peligrosas las bestias que conducen automóviles. Aun así, el ciclista es suficientemente invisible como para lograr lo que el peatón no puede: pasear en soledad y abandonarse al curso al curso de sus meditaciones.
Cada bicicleta se ajusta, además, a las necesidades de su dueño. Existen bicicletas para todos los temperamentos: las hay melancólicas, emprendedoras, ejecutivas, salvajes, nostálgicas, prácticas, ágiles y parsimoniosas. Más que los perros a sus dueños, las bicicletas se asemejan a su ciclista. En ellas, el hombre se siente realizado, representado, resuelto.
Como señala Julio Torri, autoproclamado admirador del ciclismo urbano, ni el avión ni el automóvil guardan proporción con el hombre, pues su velocidad es mayor a la que este necesita. No sucede lo mismo con la bicicleta. El que maneja una elije la rapidez que mejor se adecue al ritmo de su cuerpo, y eso no depende más que de los límites naturales del propio ciclista.
La bicicleta no sólo es noble con el ritmo del cuerpo,: también es generosa con el pensamiento. Si uno es propenso a divagar, es perfecta la compañía sinuosa del manubrio; cuando las ideas tienden a deslizarse en línea recta, las dos ruedas de la bicicleta pueden cuestionarlas; si un pensamiento aflige al ciclista y traba el natural discurrir de la razón, basta con buscar una pendiente bien inclinada y dejar que la gravedad y el viento produzcan su alquimia redentora.
Es cierto que la bicicleta se puede utilizar para lograr un fin distinto del mero paseo: existen deportistas, afiladores, repartidores y ciclotaxistas. Pero también es verdad que andar en bicicleta es de las pocas actividades callejeras que aun se pueden concebir como un fin en sí mismo. Habría que llamar bicicletista al que se distingue de los demás por concebirlo así. El que ha encontrado en el ciclismo una ocupación desinteresada de resultados últimos, sabe que es dueño de una extraña libertad, sólo equiparable con la de la imaginación.

Alto
Si en el pasado la caminata fue emblema del pensador, y si en algunas ciudades todavía se puede caminar pensando, poca relevancia tiene para el habitante de la ciudad de México.
El peatón defeño lleva la ciudad a cuestas y está tan sumergido en la vorágine urbana que no puede contemplar más que lo que tiene inmediatamente frente a él. Por otro lado, los que usan el transporte público están restringidos a sesenta centímetros cuadrados de intimidad y a pocos metros más de horizonte visual. Tampoco se salva el automovilista que se transporta envasado al vacío, ni escucha ni huele ni mira ni está realmente en la ciudad: el alma se le va embotando en cada semáforo, su mirada es esclava de los anuncios espectaculares, y las leyes misteriosas y anárquicas del tráfico imponen la pauta a sus facultades imaginativas.
Escribía Salvador Novo que <<la renuncia a embonar paso a paso nuestros ritmos internos -circulación, respiración- en los pausados ritmos universales que nos rodean , arrullan, mecen, uncen, sobreviene cuando a bordo de un automóvil nos lanzamos con velocidad insensata a simplemente anular distancias, mudar de sitio, tragar leguas>>. El bicicletista, a diferencia del que va en automóvil, logra esa velocidad arrulladora y despreocupada del paseo, que libera el pensamiento y lo deja andar a piacere. Deslizándose sobre dos ruedas encuentra el paseante la distancia justa para observar la ciudad de México y ser a la vez cómplice y testigo de ella.
La velocidad de la bicicleta permite una forma particular de ver. La diferencia entre volar en avión, caminar y andar en bicicleta es la misma que hay entre mirar a través del telescopio, el microscopio y la cámara de cine. El que va suspendido a medio metro del piso puede ver las cosas como a través de la cámara cinematográfica: tiene la posibilidad de demorarse en los detalles y la libertad de pasar por alto lo innecesario.
En la ciudad de México, sólo alguien montado en una bicicleta puede declararse de un ánimo romanticoextravagante al pasear.

miércoles, 14 de abril de 2021

Absurda procrastinación de una mente suicida.




"Absurda procrastinación de una mente suicida" es un cortometraje del joven realizador José Luis Cano presentado por el Centro de Cinematografía y Actuación Dolores del Río y que se ha presentado en diversas muestras y festivales como el Tamatán, y de manera más reciente en el "24 risas por segundo".

Un hombre lidia con su rutina, la cual se interpone con su suicidio.


La corta pero contundente sinopsis del trabajo de José Luis Cano nos da de entrada lo que debemos de saber del cortometraje, nos da su trama, su contenido, desde su título nos dicta lo que sucederé. Lo que no nos dice es la forma en que será narrada esta historia, y me parece ahí es donde está el mayor atractivo de este cortometraje.

El humor implícito que logra Cano con este trabajo me parece está por demás logrado, hay un trabajo pulcro desde el guion que se detiene en cada detalle para que haya una real intención en cada decisión que este personaje toma. Hay un tema más que latente e importante en el cortometraje, y si bien el factor cómico es el que resalta de diferentes maneras, no deja de estar el subtexto de la trama, la cual se nos anuncia desde el principio con el programa de radio que escucha el personaje interpretado por Juan Antonio Hernández Almaraz, el cual al final del cortometraje hace que uno se ponga a pensar: ¿cuántos intentos de suicidio lleva este hombre? ¿En verdad se quiere suicidar? ¿Cuántos le faltan aún para poder salir de su depresión?

La producción del cortometraje a cargo de Manuel de la Hoya es excepcional, el sonido y la música sirven tanto para marcar la clave de suspenso y tensión, como para atenuarla y hacerlo más relajado, y lo que me parece es un trabajo más que extraordinario y prodigioso del joven Alejandro Subia en la fotografía, que está más que en armonía con el diseño de producción y la iluminación (esta última a cargo de Paola Chavira Leyva), y que va más allá sólo de saber donde colocar la cámara, sino también de el momento preciso de darle movimiento a esta.

Un trabajo que me parece confirma las buenas cosas que se están haciendo en el CCA, que está muy bien pensado y plasmado con un equipo de trabajo muy profesional, que transmite la visión que el realizador quería plasmar, y que a uno da mucho gusto poder comentar.

miércoles, 7 de abril de 2021

Deniss Barreto sobre su obra y el cine.

 


Quizá la forma más honesta con la que podría empezar a escribir este texto sería que, muy pocas veces me he puesto tan nervioso al entrevistar a alguien, y creo que va más allá de la cuestión de la persona a la que entrevisté, creo este nerviosismo se debió al hecho de que, además de ser una paisana, es una persona a la que admiro no sólo por su trabajo, sino también porque de alguna manera la forma en que ella aprecia el cine como expresión artística, siento es muy similar a la mía en muchos aspectos.

Deniss Barreto es una directora de cine y artista visual duranguense que, con sólo cuatro trabajos en su currículum (tres cortometrajes, un mediometraje), ya puede ser considerada desde mi humilde opinión, como una de las grandes promesas del cine mexicano, pues algunos de sus trabajos han sido proyectados en importantes festivales de cine como en el Festival Internacional de Cine de Morelia (La nuca desnuda de Olivia, 2016), y en el FICUNAM y el Festival de Cine de Madrid el año pasado, con su último trabajo, el mediometraje Ricardo sin cabeza, cuya importancia tuvo aún mayor resonancia al ser incluido en la lista de lo mejor del 2020 del prestigiado y respetado crítico de cine Jorge Ayala Blanco (de hecho, el único mediometraje en la lista), algo que no me cansaré de decir, para nada es poca cosa.

En torno a Ricardo sin cabeza, su obra en general, y su próximo proyecto, el cual sería su primer largometraje, el cual está en etapa de preproducción y financiamiento, y que me parece era el paso que debía de darse luego del crecimiento notable que se ha dado más allá del aumento de metraje, es que pude conversar con la realizadora.



-Antes de entrar en materia entorno a Ricardo sin cabeza, me gustaría saber qué emociones definen el cine de Deniss?
-Yo podría decir que lo que me despierta mucho el cuestionarme, es la soledad. Creo que mi obra en general engloba mucho esa emoción. Claro, derivan otras, pero digamos que la base, o la raíz; siempre es la soledad.

-Más allá del tema de la soledad que tú comentas, y que es palpable en todos tus trabajos, sobre todo en los personajes protagónicos femeninos a través de sus cotidianidades, tus trabajos tienen a mi parecer un hilo conductor que es el tratamiento que les diste a través de la fotografía como en tono de ensoñación. El único que salta un poco a esta forma en que tú retratas sería La nuca desnuda de Olivia. Me gustaría que me platicaras un poco sobre este trabajo y por qué se percibe tan diferente a tus otros tres trabajos en ese aspecto.
-Es curioso que lo comentes porque yo filme en el mismo año (2015) Amelia para siempre y La nuca desnuda de Olivia. Yo también a veces me lo pregunto y no sabría decir por qué la diferencia. En el tratamiento fotográfico como dices, creo que la misma locación me dio a mí más apertura en cuanto a colorimetría, porque también tiene más colores, digamos que es más cálido al resto de mis trabajos que son más fríos. En El ensueño de Carlotta, por ejemplo, si tiene también una paleta de colores más cálida, pero sigue siendo muy frío. Quizá por el hecho de que La nuca desnuda de Olivia fue un proyecto que se desarrolló muy rápido, y que logró filmarse también muy rápido. Creo que ha sido el trabajo en el que me he tardado menos tiempo en escribir el guion y en producirlo. Tuve la fortuna de que se dio todo muy bien a favor del trabajo y se logró filmar. Existe un cuento que yo escribí que se llama Olivia, de hecho poniéndolo en comparativa, si es mucho más oscuro que La nuca desnuda de Olivia. El tratamiento como lenguaje cinematográfico si puedo decir que está más involucrado con las escuelas de cine, y de hecho es algo que muy pocas personas me habían preguntado, y más bien compañeros cineastas son los que se habían fijado en esta diferencia. Pero digamos que en ese tiempo, aunque me gusta el trabajo final y todo, todavía estaba explorando el lenguaje. Ya había hecho Amelia para siempre, y me había gustado como quedó, pero no lo veía como los demás cortos, suena como algo contradictorio, pero son esos momentos de duda en los que dices: "quizá si lo hago de esta forma podría funcionar más", lo que pasó fue que sí funcionó más La nuca desnuda de Olivia. Es el que mejor ha funcionado yo creo, pero también es el que tiene un lenguaje más comercial, aunque yo no lo considero totalmente comercial porque también tiene estas fallas para el cine comercial, porque en el guion no sucede nada, es como una acción muy leve, un episodio de un encuentro entre dos chicas, pero donde la emoción es lo que marca más, ante una muy pequeña acción. Entonces, ese trabajo es como un híbrido, porque aunque el tratamiento del guion es más contemplativo, el ritmo y el lenguaje cinematográfico es más rápido, es más digerible, por decirlo de alguna manera.

-Aún así yo siento que en la cuestión del ritmo no es tan diferente a los otros. ¿Háblame que tan difícil es para ti soltar tus trabajos?
-La verdad es que no me tardo mucho en dejar ir los proyectos porque casi siempre cuando estoy filmando o cuando estoy escribiendo algo, ya estoy pensando también en el siguiente, pero no necesariamente sé cual es la trama ni que va a estar sucediendo pero, hay residuos que van saliendo de proyectos que me ayuda tomarlos para armar otros proyectos. Y residuos lo digo no de forma despectiva como aquello que no sirve, sino simplemente como cosas que no funcionan para ese proyecto. Y lo que pasó con Amelia que después surgió en La nuca fue de que yo quise hacer algo más poético en el sentido de tocar más el tema del romance, como más romanticismo pero de una manera más idealista, no sabría como explicarlo. Pero no me cuesta, no me enfrasco en los errores, sino más bien trato de solucionarlos, y creo que también tiene que ver con una humildad que se debe de tener y pensar que todavía se está en el proceso de aprendizaje.

-Empezando a abordar el tema de tu trabajo más reciente, que es Ricardo sin cabeza, ¿Cómo lo definirías?
-Ricardo sin cabeza es la mente de un hombre y sus emociones.

-¿Y cómo encontró Deniss el lenguaje para que en un mediometraje plasmara todo lo que pasa en la cabeza de este hombre y esta sensibilidad que muy pocas veces se muestra en la figura masculina del norte del país, sin encasillar por supuesto tu trabajo a una región en particular?
Ricardo sin cabeza fue para mí una culminación en cuanto a decisión y confianza en mi trabajo como directora. Lo que estuvimos hablando por ejemplo de que en La nuca me encontraba todavía en dudas sobre cómo filmar y entonces cedí un poco a la fórmula, con Ricardo sin cabeza decidí que era la oportunidad para mí de explorar ese mismo lenguaje, y prepararme de una forma más decisiva y salirme un poquito de mi zona de confort, equivocarme lo más que pudiera para poder hacer ya mi largometraje. Entonces de esta forma también yo quería probarme como directora si podía trabajar con un hombre y un adulto. Claro, manteniendo la línea que me interesa que es la identidad y la perspectiva de género, más que hablar sobre feminidad. Y es eso, al final sale la feminidad en este trabajo porque yo soy mujer. Si yo fuera hombre, quizá hubiera sido al revés, hubiera empezado con trabajos que retratan historias de hombres, y después hubiera hecho un trabajo sobre una mujer. Por ejemplo yo siempre he admirado el trabajo de Lars von Trier que utiliza estos personajes femeninos desde una parte muy autobiográfica. Y en algunas cuestiones me parece no importa mucho si eres hombre o eres mujer. Creo que Ricardo tiene esa parte, traté de exponerlo como si fuera también una mujer, pero lo que sale también es un hombre que, también tiene que ser fiel a su propia naturaleza. También me basé en hombres que conozco y básicamente es el problema general con ellos, la incapacidad y el no permitirse sentir, no permitirse expresar. Entonces estas dos partes, tanto la temática como la cinematográfica, quise conjuntarlas, y así fue como nació Ricardo sin cabeza. Durante la escritura del guion, fue como se definió su duración. En principio estaba pensado como un cortometraje, por la trama misma, pero ya con todo este tratamiento que yo quería darle al trabajo, fue que creció a un mediometraje, pero no porque la trama creciera, sino porque los planos y las secuencias duran más.

-O sea que se podría decir que el proyecto por sí sólo eligió su duración. Tú lo pensaste como un cortometraje pero al final el proyecto se definió como un mediometraje en base a lo que este necesitaba de acuerdo a como tú lo querías narrar. En su momento comenté cuando escribí sobre Ricardo sin cabeza que en este trabajo se sentía la conjunción y culminación tanto de los temas que abordas en tus trabajos pasados como tus influencias cinematográficas. ¿Qué influencias y qué referencias tiene Deniss para hacer el cine que Deniss hace? Yo en lo particular te podría decir que encuentro guiños a la obra de Carlos Reygadas, por ejemplo, o en El ensueño de Carlotta siento cierta influencia de Sofía Coppola, o también en su momento cuando escribí sobre Amelia comentaba que me recordaba mucho a Joven y bella de Francois Ozon.
-Si. En principio si podría decir que el cine de Sofía Coppola me ha influenciado mucho desde la niñez. Todo el ambiente y los escenarios en su cine. Esa película que comentas de Joven y bella, me acuerdo que la fui a ver a la Cineteca Nacional y yo ya había escrito Amelia para siempre y pensé: "Ay, esto se parece a mi guion", pero no sé, me gustó ver cosas que se parecían a lo que yo quería hacer. Pero si, el cine de Sofía en un principio, ya en un momento en el que me considero más cineasta que cinéfila, creo que el cine de Reygadas por ejemplo, ha influido de manera muy especial en este último trabajo. Pero también Lucrecia Martel, (Ingmar) Bergman y Lars von Trier. Yo creería que Lars von Trier más de lo que quisiera aceptar (risas). Y bueno, es que uno podría decir como las referencias base, como lo que empezaste a ver, y yo la verdad es que no empecé a ver cine desde muy niña, creo que nuestra generación tenía como más acceso al cine por ejemplo, pero no nos dábamos cuenta, o no conocíamos como tal a los directores, muchos no tenían televisión por cable, o internet, así que la única manera de ver cine era yendo al cine. Y ya de mayor, ya con la intención de hacer cine, si diría que Bergman. Una película que siento que ha influido mucho en mí, es Los amores de una rubia de Milos Forman. Digo, el cine de Milos Forman me agrada, pero no podría decir que es una referencia como tal, salvo por esta película, y así algunas otras películas como Vivir su vida de Jean-Luc Godard, películas que han sido más reveladoras.

-Por la misma concepción que tienes tú del cine, sé que no ves mucho cine contemporáneo.
-Si veo, pero la verdad es que a veces me desespero porque hay rachas en las que no encuentro nada, y me enojo y mando todo a volar y mejor me pongo a ver clásicos. Pero hay rachas muy buenas de cine contemporáneo, y que me gusta. Pero si trato de ver cine contemporáneo.

-Bien. Te lo comentaba porque, me parece que con tu mediometraje y la proyección tan importante que ha tenido en festivales como el FICUNAM y el Festival de Madrid, bien se te podría considerar como parte de esta oleada de directoras mexicanas que de unos años para acá han venido despuntando en la cinematografía nacional. ¿De qué directoras mexicanas te agrada su trabajo?
-Recuerdo la película de Natalia Beristáin, la de No quiero dormir sola, me gustó mucho. También me agradó mucho el trabajo de la directora de La camarista (Lila Avilés). Creo que ellas dos.

-Qué me puedes comentar sobre tu próximo proyecto. Sé que estás planeando tu primer largometraje y que haz estado trabajando mucho durante el confinamiento por la pandemia.
-Si. Es un largometraje que se llama hasta el momento Las niñas de los duraznos. Es autobiográfico, y voy a tratar de explorar el mismo lenguaje que usé en Ricardo sin cabeza, pero regresando a las temáticas femeninas, también de la identidad de género, el despertar sexual y todo alrededor de un contexto machista. O digamos, alrededor de un contexto que participa en ese despertar sexual. Creo que en mis otros trabajos quizá por ser cortos no se había visto el contexto tan marcado, por ejemplo. Claro, Amelia, La nuca y El ensueño, también son de despertar sexual, pero es algo muy introspectivo donde no juega el contexto, está presente pero no juega dentro de la trama. Entonces en el largometraje ya me expando un poquito más, van a ser varios personajes, son cinco hermanas, porque como te comento es autobiográfico, yo tengo cuatro hermanas por eso siempre esa película de Las vírgenes suicidas de Sofía Coppola cuando era niña, en mi casa era ver la película de nosotras mismas pero en güeras. Y eso, es como algo muy íntimo y que se relaciona también con algo muy íntimo de mis bases como cineasta y espero que se de todo lo que tengo en este momento planeando.

-¿En qué parte de la producción estás? ¿Ya tienes al cast?
-Está una parte del reparto. Está la niña protagonista, y algunas hermanas. Faltan todavía un grupito, algunos personajes secundarios. Ya tenemos algunas locaciones. En sí estamos en la etapa de preproducción y de buscar financiamiento en algunas cosas que nos faltan.

-Además de la preproducción de tu largometraje, ¿haz trabajado en algún otro proyecto durante la cuarentena?
-Principalmente estoy trabajando en la película. Tengo otro proyecto, pero no es cinematográfico, es pictórico y gráfico. Estoy armando una exposición próximamente se estará inaugurando acá en Durango, y como te decía hace rato, también dentro de lo que escribí y las cosas que también me gustaría filmar en un futuro, pero que no funcionaron para esta película, digamos que ya tengo una idea de la siguiente película (risas). Una idea muy vaga, pero ahí está.

-Pero está bien que ya lo tengas contemplado en el horizonte. Sabemos que en el cine es de procesos muy largos, que cuesta mucho esfuerzo levantarlos, pero no por eso hay que dejar de pensarlos.
-Si, claro. Como dices, muchas veces no se toma en cuenta ese tiempo del germinado de la idea. No sé, quizá se te ocurre en un día, o en un mes, y no lo vuelves pensar quizá hasta el siguiente mes, pero en ese tiempo ya creció maduró, las ideas son un ente muy orgánico, sobre todo el hacer películas.

-Si. Incluso podríamos llevarlo al espectro del arte en general, pero me parece que en el cine es aún más particular eso por el simple hecho de que, por ejemplo, tú también que eres pintora, de alguna manera para pintar sólo necesitas de un lienzo y pinturas y estarlo trabajando, y digamos que las facilidades de una exposición son mucho más accesibles.
-Si. Por ejemplo ahorita que, no sé si sea por lo mismo de la película, pinto; porque me siento más libre que en hacer una película porque no estoy atada de manos (risas). En una película, y más en estos momentos, puede llegar a llenarse uno de mucha frustración, de impotencia, porque las cosas no avancen como uno quiere, independientemente de la pandemia, así ha sido siempre, y no es un arte barato. Como dices, no es tan fácil como ir a comprarme un bastidor y un lienzo, y me encierro y nadie me molesta y termino un cuadro en tres días o lo que yo quiera tomarme de tiempo.

-Si, y eso que comentas, al final de cuentas la escritura del guion puede ser muy introspectivo, muy solo, te encierras y es algo que depende sólo de ti; pero ya al momento de querer plasmar eso, también implica el hecho de trabajar con gente y esa parte también puede ser algo difícil. ¿Qué tan difícil es para ti trabajar con el reparto y con el crew?
-Siempre batallo en el momento de acercarme al cast. Pero batallo no porque tenga que dirigirlos, sino porque siempre batallo en conocer a alguien nuevo. En Ricardo sin cabeza, por ejemplo, aunque eran conocidos míos en ese tiempo, no eran muy cercanos a mí, los tres personajes principales. Y es una parte intimidante también hablarles del proyecto y verlos a los ojos y comunicar y empezar a hacer una relación. La parte de dirigir es la que no me cuesta. Creo que podría dirigir mejor a un desconocido, a un actor desconocido quiero decir; que a alguien con quien ya he estado construyendo una relación de amistad, porque es la forma en que he visto que pueden salir mejores cosas, y más cuando se trata de filmar estas emociones, porque lo que sale ahí muchas veces son emociones verdaderas. No son emociones reales porque el actor no está viviendo eso, sino que sale lo que él sintió. Digamos que es lo opuesto a lo del método de actuación. Si los hago indagar sobre sus propias personas, pero para esto necesito que confíen en mí y yo confiar en ellos, tanto para decirles experiencias o porque quiero filmar eso, tanto como ellos, bueno, tampoco es obligatorio que me cuenten toda su vida pero, que se desenvuelvan ante mí y eventualmente ante la cámara. Entonces te digo, es difícil para mí pero es por eso, porque para mí es como hacer un amigo, y eso es algo en general con lo que siempre he tenido esa lucha en mi personalidad. Es una de las cosas del cine que más sufro, estar alrededor de personas, porque no estoy muy acostumbrada a estar relacionada con mucha gente, y es un choque para mí que de estar en casa trabajando sola el guion y estar trabajando los planos, ya que estoy en etapa de pre-producción voy sintiendo la intensidad y en el rodaje ya es estar con más gente. Pero luego te acostumbras a ellos y la química se da muy padre, y luego tienes que dejarlos y luego te pones triste porque ya no los ves. Y en cuanto al crew, siempre trato de estar tranquila. A veces siento que puedo ser un poco dura al momento de pedir algo, pero no por exigir, sino por ser algo fría. Y a veces siento que la frialdad se puede malinterpretar como dureza. Pero siempre hay un trato amable con ellos. En Ricardo por ejemplo, no hubo ningún contratiempo en ese aspecto. La única ocasión en la que tuve un percance fue en Amelia, pero el crew siempre trato de que sea gente que conozco bien para estar un poco atenta en todo lo que está ocurriendo y siempre trato de estar dirigiendo todos los departamentos, más bien revisándolos con su respectivo director de que todo vaya bien. Me meto mucho también en la actitud del AD, porque también yo empiezo el proyecto como productora, y sé lo que está ocurriendo y me gusta estar al tanto de todo. Pero siempre es algo muy tranquilo. No sé si algún miembro del crew se ha aburrido, pero mis producciones suelen ser algo tranquilas.

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Para conocer los trabajos de Deniss, La nuca desnuda de Olivia y El ensueño de Carlotta, pueden rentarlos en la plataforma Mowies (El ensueño de Carlotta también se puede encontrar en Vimeo on demand. Los enlaces se los compartimos al final de este bloque) y así contribuir con parte del financiamiento de su ópera prima. Su trabajo más reciente, el mediometraje Ricardo sin cabeza, aún se encuentra en su proceso de festivales; y su primer cortometraje Amelia para siempre, está disponible de manera gratuita en su canal de Vimeo.












domingo, 4 de abril de 2021

Apuntes sobre “Days of being wild”.

 


Si tres palabras pueden definir la segunda película de la más que prolífica obra del realizador hongkonés Wong Kar-Wai, y que por supuesto, al ser un autor en toda la extensión de la palabra, se conectan con el resto de su obra, estas serían: desamor, boleros y destino. (Y una hermosísima Maggie Cheung)

 

Si bien la película no goza de la estética y belleza de las películas con las que se le vincula como una trilogía (In the modo for love, 2046), ya están muy claras las bases de su cine que encanta a tanto romántico empedernido. Un ave que vuela ya estando muerta, la triste historia de Su Li-zhen, que justifica el por qué siempre huye, y una introducción al mítico personaje de Chow Mo-wan, hacen de esta película una cita obligada para todo cinéfilo.

 

En esta película Kar Wai, lejos de las demás en las que parece sólo dos o tres personajes son los que llevan el mando de la historia, en esta es capaz de narrar y compaginar las historias de cinco personajes muy importantes, sólo después lo haría de nuevo en la americana Mis noches púrpura, película que si bien no es del todo olvidable (aunque muchos la odien), no tiene el grado de obra maestra como en el resto de su filmografía, donde incluso su última película, The Grandmaster del lejano 2013, sigue siendo fiel a su lenguaje, a su obra, y una clase magistral sobre la importancia de la edición en una película.


Al igual que con la posterior Chungking Express, (que es la única película junto con Fallen Angels y Mis noches púrpura que no son de época) Kar Wai juega con el destino y entrelaza a personajes en escenarios que pareciera no tienen importancia, pero que sin embargo, van revelando detalles que al final son imprescindibles para la historia de cada uno, y que los hacen justificables a sus actos, un elemento que se ve mucho en el cine de Kieslowski, y es algo que seguiría utilizando en sus demás películas Kar Wai, aunque no con tal importancia o notoriedad como esta. La pasión es elemental, más que en Deseando Amar, pero no tanto como en 2046.