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domingo, 4 de abril de 2021

Apuntes sobre “Days of being wild”.

 


Si tres palabras pueden definir la segunda película de la más que prolífica obra del realizador hongkonés Wong Kar-Wai, y que por supuesto, al ser un autor en toda la extensión de la palabra, se conectan con el resto de su obra, estas serían: desamor, boleros y destino. (Y una hermosísima Maggie Cheung)

 

Si bien la película no goza de la estética y belleza de las películas con las que se le vincula como una trilogía (In the modo for love, 2046), ya están muy claras las bases de su cine que encanta a tanto romántico empedernido. Un ave que vuela ya estando muerta, la triste historia de Su Li-zhen, que justifica el por qué siempre huye, y una introducción al mítico personaje de Chow Mo-wan, hacen de esta película una cita obligada para todo cinéfilo.

 

En esta película Kar Wai, lejos de las demás en las que parece sólo dos o tres personajes son los que llevan el mando de la historia, en esta es capaz de narrar y compaginar las historias de cinco personajes muy importantes, sólo después lo haría de nuevo en la americana Mis noches púrpura, película que si bien no es del todo olvidable (aunque muchos la odien), no tiene el grado de obra maestra como en el resto de su filmografía, donde incluso su última película, The Grandmaster del lejano 2013, sigue siendo fiel a su lenguaje, a su obra, y una clase magistral sobre la importancia de la edición en una película.


Al igual que con la posterior Chungking Express, (que es la única película junto con Fallen Angels y Mis noches púrpura que no son de época) Kar Wai juega con el destino y entrelaza a personajes en escenarios que pareciera no tienen importancia, pero que sin embargo, van revelando detalles que al final son imprescindibles para la historia de cada uno, y que los hacen justificables a sus actos, un elemento que se ve mucho en el cine de Kieslowski, y es algo que seguiría utilizando en sus demás películas Kar Wai, aunque no con tal importancia o notoriedad como esta. La pasión es elemental, más que en Deseando Amar, pero no tanto como en 2046.


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