lunes, 27 de julio de 2015
jueves, 23 de julio de 2015
Magia en La Paz
martes, 21 de julio de 2015
The Master y el lado oscuro de P.T. Anderson.
"La única manera de librarse de la tentación es cayendo en ella".
Oscar Wilde
Pero nadie dijo que fuera tan fácil como eso....
Freud solía creer, y tener una teoría (aún hoy en día debatida y cuestionada al igual que su teoría de la sexualidad polimorfica en la infancia) de que todo trauma o problema psicológico, o incluso cualquier patología psicótica y problemas como la masturbación crónica, aislamiento y conductas antisociales o problemas epilépticos que eran reprimidos por no tener cura y que en los cuales los pacientes eran destinados a ser tratados como locos y recibir tratamientos con electroshock y drogas y a vivir en manicomios por el resto de su vida y que cualquier persona pudiera tener, podía tener su origen y podía deberse principalmente a algún trauma tenido en la infancia producto de algún abuso sexual y del cual nunca se habló y nunca se expuso, quizá recuerdos que las mismas victimas olvidaban y bloqueaban por el shock mismo del trauma, (de ahí la necesidad que nació por el psicoanálisis según Freud y cosa que en su tiempo fue muy atacado además de que se enfrentaba a cierto sector de la iglesia que tachaba de demonios a los que tenían estas conductas, tema que narran muy profundamente en el filme "Un Metodo Peligroso" de David Cronenberg). El mundo del cine nos ha mostrado ejemplos muy complejos de esta clase de temas, películas como "Shame" de Steve Mcqueen, o incluso la misma "El Último Tango en París" de Bernardo Bertolucci, algo hay de la represión de estos deseos en la adaptación que hace Stanley Kubrick con su emblemática "Naranja Mecánica" o "Matador" de el genial Pedro Almodovar (del cual les estaré también escribiendo dentro de poco) ejemplifican como, para olvidar o enterrar viejos traumas, sufrimientos y problemas, si bien no precisamente que sean de la infancia, sino cualquier otro trauma, se suele utilizar el sexo para llenar esos vacíos y olvidar por minutos, lo que somos y lo que hicimos para que todo nuestro mundo no hace tiempo atrás se derrumbara. Pero que pasa cuando, además de tener algún trauma, se le suma el hecho de reprimir necesidades tan elementales como la comunicación, el mismo sexo, cuando se sufre un trauma como se supone se vive en una guerra en la que tanta gente muere a manos de otra gente y se hacen cosas que uno jamás se atrevería a decir que haría hasta que uno tiene la necesidad de volver a convertirse en un animal. Lo más razonable y lo que quizá todos pensaríamos al instante sería que se necesitaría la ayuda de alguien, de la familia tal vez en un primer plano, pero si la familia no está y la religión no nos interesa, muchos dirán la bebida (que al igual que el sexo muchas veces agrava el problema, o lo acaba de curar). Pero quizá la verdadera y única respuesta sería que se necesitaría para salir de cualquier problema, y más de uno que involucra curar nuestra alma, sería la ayuda de un guía, a un maestro. Pero, ¿Y si el maestro tiene problemas más graves que los nuestros? ¿Si predica algo que en verdad sólo nació de un fraude o algo que él mismo inventó como todos lo asumen? ¿Estaríamos destinados a la salvación? ¿O a la autodestrucción?
Oscar Wilde
Pero nadie dijo que fuera tan fácil como eso....
Freud solía creer, y tener una teoría (aún hoy en día debatida y cuestionada al igual que su teoría de la sexualidad polimorfica en la infancia) de que todo trauma o problema psicológico, o incluso cualquier patología psicótica y problemas como la masturbación crónica, aislamiento y conductas antisociales o problemas epilépticos que eran reprimidos por no tener cura y que en los cuales los pacientes eran destinados a ser tratados como locos y recibir tratamientos con electroshock y drogas y a vivir en manicomios por el resto de su vida y que cualquier persona pudiera tener, podía tener su origen y podía deberse principalmente a algún trauma tenido en la infancia producto de algún abuso sexual y del cual nunca se habló y nunca se expuso, quizá recuerdos que las mismas victimas olvidaban y bloqueaban por el shock mismo del trauma, (de ahí la necesidad que nació por el psicoanálisis según Freud y cosa que en su tiempo fue muy atacado además de que se enfrentaba a cierto sector de la iglesia que tachaba de demonios a los que tenían estas conductas, tema que narran muy profundamente en el filme "Un Metodo Peligroso" de David Cronenberg). El mundo del cine nos ha mostrado ejemplos muy complejos de esta clase de temas, películas como "Shame" de Steve Mcqueen, o incluso la misma "El Último Tango en París" de Bernardo Bertolucci, algo hay de la represión de estos deseos en la adaptación que hace Stanley Kubrick con su emblemática "Naranja Mecánica" o "Matador" de el genial Pedro Almodovar (del cual les estaré también escribiendo dentro de poco) ejemplifican como, para olvidar o enterrar viejos traumas, sufrimientos y problemas, si bien no precisamente que sean de la infancia, sino cualquier otro trauma, se suele utilizar el sexo para llenar esos vacíos y olvidar por minutos, lo que somos y lo que hicimos para que todo nuestro mundo no hace tiempo atrás se derrumbara. Pero que pasa cuando, además de tener algún trauma, se le suma el hecho de reprimir necesidades tan elementales como la comunicación, el mismo sexo, cuando se sufre un trauma como se supone se vive en una guerra en la que tanta gente muere a manos de otra gente y se hacen cosas que uno jamás se atrevería a decir que haría hasta que uno tiene la necesidad de volver a convertirse en un animal. Lo más razonable y lo que quizá todos pensaríamos al instante sería que se necesitaría la ayuda de alguien, de la familia tal vez en un primer plano, pero si la familia no está y la religión no nos interesa, muchos dirán la bebida (que al igual que el sexo muchas veces agrava el problema, o lo acaba de curar). Pero quizá la verdadera y única respuesta sería que se necesitaría para salir de cualquier problema, y más de uno que involucra curar nuestra alma, sería la ayuda de un guía, a un maestro. Pero, ¿Y si el maestro tiene problemas más graves que los nuestros? ¿Si predica algo que en verdad sólo nació de un fraude o algo que él mismo inventó como todos lo asumen? ¿Estaríamos destinados a la salvación? ¿O a la autodestrucción?
Eso es lo que
nos plantea P.T. Anderson en la que quizá sea su película más oscura, más
celebrada, y la que para mi es su mejor joya (lo considero sólo por la
realización y como se concibió el trabajo, porque sin duda su película emblema
y con la que en verdad deja un legado a la historia del cine es con Magnolia,
película de la que ya les he hablado y que les dejo el enlace por acá). No es
un secreto la gran admiración que siento por el trabajo de P.T. (de mismo
apellido que otro que también admiro de sobremanera y que también pronto les
hablaré de su trabajo, Wes) pero con este filme si me llevó a lugares que pocas
películas te pueden llevar, una película que en verdad te hace cuestionar
cosas, que asume querer cambiar tu manera de pensar, que te hace meterte en la
cabeza de cada uno de sus personajes. Muchos tachan al cine de P.T. (al menos
en su faceta oscura, aunque también en sus otras películas como Punch-Drunk y
Magnolia) de pretencioso y que quiere alcanzar temas muy complejos y plasmar
las cosas como en la vieja Europa en una industria que sin duda lo artístico
carece, pero en esta película si logra realmente cosas como hacerte cuestionar
ciertas ideologías sobre ídolos falsos que en lugares pareciera no encajan y en
otros lados son más que venerados, como ideas que al principio no parece que
compartas, y que incluso taches de mentiras e invenciones de una mente sin duda
dañada como la tuya, pareciera en verdad empiezan a ayudarte, para después
cuestionarte si en verdad todo lo predicado por tal profeta falso en verdad es
real, y es la salvación para todo mal del alma, o simplemente tu mente es tan
débil para ser lavada y engañada. Para caer en cuenta al final que la cura de
todo era simplemente, la necesidad de cosas y necesidades tan simples como la
comunicación y no reprimir nuestros deseos e instintos por traumas pasados que
uno creía haber dejado atrás, pero como bien ya no lo dijo una vez el mismo
P.T. en uno de sus filmes: "Puede que nosotros hayamos acabado con el
pasado, pero él no ha acabado aun con nosotros".
Multinominada
(lo cual no nos debería de decir mucho, ya que otras películas con esta clase
de tema, que si bien son alabadas en cierto modo por la critica más que por la
academia por lo aventuradas y valientes, en realidad no tienen tanto sello por
lo mismo salvo para los verdaderos cinéfilos) esta película encuentra en la
mente maestra detrás del proyecto, en quien se basa la historia (Aparentemente mucho de la historia se basa en la vida de L. Ron Hubbard, fundador de la cienciología) su modo de
realización (analógica 35mm y no digital), su fotografía en verdad mejor que
magnífica, pero sobretodo en los tres monstruos que actúan en esta (Adams -las
damas primero-, Phoenix, y el siempre recordado Hoffman) y en el
"master" detrás de todo (Anderson) una perfección vista desde cualquier
ángulo, que trae al enorme universo del cinema un filme más que si bien no es
el típico cine que se hace en Hollywood (razón por la cual las grandes
productoras lo desecharon en su momento) y no aporta mucho, creo que aporta
demasiado para cuestionarnos propiedades y condiciones del ser humano aun a
veces poco tratadas y comprendidas a partir de este universo, además de este
tema tan controvertido, tabú y por que no decirlo delicado como
el de las sectas y religiones, ¿en verdad son una cura? ¿o sólo son personas
con un problema aún más grave que el de nosotros? ¿Es mejor reprimir nuestros
instintos animales como el sexo y vivir controlados? ¿O es mejor dar la
libertad a nuestras mentes para experimentar e incluso creer en las teorías más
locas, teorias que las mismas religiones nos exponen, pero como algo
obligatorio y no como una posibilidad en un universo del cual nadie entiende
nada?
Lo más valioso
de esta película sin duda es esto, te hace pensar, te hace cuestionar, y para
mí, al menos para mi, es una de las cosas fundamentales del cine (al menos del
buen cine de arte), el hacerte cuestionar, incluso tus propias ideas y lo que
tú creías como bueno, o normal, o real.
"Este es el
reporte, regresamos al estudio"
lunes, 20 de julio de 2015
La canción de las dos letras.
Hay casos
en que canciones han desembocado en ideas para hacer literatura –algo que más o
menos pretendo con uno de mis escritos-, o cine, incluso pinturas, y también
suele ocurrir lo mismo a la inversa, que cualquier
otra forma de arte incurre para la creación de una obra de arte sonora. Incluso mismas canciones que se inspiran de
otras canciones, canciones en dos y hasta en tres partes como si se tratara de
una novela o de una película, canciones con historia con sabor a precuela, o
con continuación, canciones que hacen de dos personas extrañas todo, menos
extraños. Que les permiten conocer bailes prohibidos, habitaciones de hotel con
aroma a loción barata, gritos, balazos, barrios sacados de alguna novela de
Julio Cortázar.
Pero pensar
en una canción, que siendo la misma, o naciendo del mismo trozo del papel donde
fueron escritas solo unas palabras, pudiera desembocar en quizá dos de las canciones
más hermosas de la música en español, eso si es algo especial.
Nadie puede
negar la belleza, pero sobre todo el amor que le tengo a la canción “Y nos
dieron las diez” de Joaquín Sabina. (Si no sabían de mi amor por este cantautor
y por sobre todo a esta canción que es con la que lo conozco, pueden pasarse
por acá y de paso darle un vistazo a mis temas favoritos del Flaco de Úbeda). Y
aunque hay tantas historias y tantos pueblos con mar (y otros que no son tan
pueblos) que se atribuyen como la inspiración de esta hermosa melodía como en La Coruña o en Gijón incluso
se dice que Sabina en una entrevista que dio dijo que la chica era de
Lanzarote; pero nadie puede afirmarlo como tal, porque nadie tiene pruebas, las
pruebas que yacen sólo en la memoria de sus protagonistas. Canción que seguramente
también ha inspirado y creado réplicas de aquellas noches en tantos amantes de
su música (les puedo hablaron algo de experiencia al escribir esto) la realidad
es que sólo el buen Joaco sabe la verdad sobre donde fue y cuando fue, y si es
que en verdad existió, si es que existió y no creo que se lo quiera revelar a
nadie. Pero lo que ahora si les voy a contar es de esa noche en que nació la
idea de hacer la canción mientras escribía unas letras para que otro escribiera
una canción, y así nacieron las dos.
A principios de 1991, Enrique Urquijo líder de los Secretos
y su mánager, Pedro Rodríguez Almeida, estaban en un bar de Madrid -llamado el
Bwana-, y allí coinciden con Joaquín Sabina. Enrique y Joaquín eran muy amigos
y Enrique que estaba terminando su álbum «Adiós tristeza» le dice a Sabina si
no tendrá algún material que pueda utilizar, porque anda escaso de ideas.
Entonces Sabina le da a Enrique una servilleta con dos estrofas medio
garrapateadas.
Enrique Urquijo se entusiasma con la letra y en el mismo taxi que lo lleva a su casa, con música de ranchera, termina la letra de la canción, que titula «Ojos de gata». Por su parte Sabina sin saber que Enrique Urquijo ha hecho una canción con la letra que le cedió, hace lo mismo con aquellas dos estrofas y termina otra canción diferente que titula «Y nos dieron las diez». Enrique Urquijo llama a Sabina y le cuenta que ha utilizado el material que le dio para hacer una canción y que la ha incluido en su nuevo álbum. Sabina, sorprendido le responde que él ha hecho lo mismo pero que no piensa utilizar la canción por el momento. Posteriormente Sabina cambia de idea y llama a Enrique para decirle que sí va a incluir la canción en su nuevo álbum «Física y Química» pero no como single, cosa que después hace y que desencadena la ruptura momentánea que sufrió su relación de amistad en aquellos años. En 1991 sale «Ojos de gata» en el álbum «Adiós tristeza» de los Secretos. Mientras que en abril de 1992 aparece el LP «Física y química» de Sabina que incluye «Y nos dieron las diez».
Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto;
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto
-"cántame una canción
al oído y te pongo un cubata"-
-"con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata"-
loco por conocer
los secretos de su dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.Enrique Urquijo se entusiasma con la letra y en el mismo taxi que lo lleva a su casa, con música de ranchera, termina la letra de la canción, que titula «Ojos de gata». Por su parte Sabina sin saber que Enrique Urquijo ha hecho una canción con la letra que le cedió, hace lo mismo con aquellas dos estrofas y termina otra canción diferente que titula «Y nos dieron las diez». Enrique Urquijo llama a Sabina y le cuenta que ha utilizado el material que le dio para hacer una canción y que la ha incluido en su nuevo álbum. Sabina, sorprendido le responde que él ha hecho lo mismo pero que no piensa utilizar la canción por el momento. Posteriormente Sabina cambia de idea y llama a Enrique para decirle que sí va a incluir la canción en su nuevo álbum «Física y Química» pero no como single, cosa que después hace y que desencadena la ruptura momentánea que sufrió su relación de amistad en aquellos años. En 1991 sale «Ojos de gata» en el álbum «Adiós tristeza» de los Secretos. Mientras que en abril de 1992 aparece el LP «Física y química» de Sabina que incluye «Y nos dieron las diez».
En los créditos de la canción de Los Secretos aparecen
Enrique Urquijo y Joaquín Sabina como autores y en la de Sabina aparece sólo
Joaquín Sabina, como autor de música y letra. Las dos canciones comparten
música de ranchera y también las dos primeras estrofas, pero cada una de ellas
es reflejo de la personalidad de su autor.
Para empezar la de Urquijo es la narración de un hombre
bueno que sufre una derrota total en el amor todo por su amor por el alcohol, y
Sabina narra a un canalla que vive una de las mejores historias que un hombre puede
vivir, pero con un final más que a sabor a derrota, es un final triste, de esa
clase de tristezas que con el tiempo se tornan en felicidad que como ya lo
dije por allá arriba, sólo los protagonistas pueden disfrutar al saber que fueron (y fuimos) privilegiados por vivir -algo así- eso.
Basta un botón para apreciar y escuchar la similitud de los dos temas, que aunque muy parecidos, y como ya lo dije, son dos historias muy diferentes; y es por eso que no se puede hablar como tal de plagio. Por aquí se los dejo.
Este es el reporte, regresamos al estudio.
El Lobo De Wall Street y lo divertido de la perversión y los excesos.
Un Top 5
dentro de mis directores favoritos (lista que prometo compartirles pronto) sin
duda alguna es Martin Scorsese, director que ha influenciado a muchos grandes y
que ha colaborado con otros monstruos al igual que él, nos ha entregado
maravillosas obras maestras como Taxi Driver, New York New York, (junto con
otro par de monstruos directores como lo son Woddy Allen y Francis Ford Coppola
de los cuales también les debo algo por acá) Raging Bull, Goodfellas, Cape
Fear, o Casino (que he de confesar es la película que más disfruto mirar de
Scorsese porque después de Goodfellas creo que es donde mejor y más imprime su
sello) pero he de comentarles que en su última película, quizá me decepcionó un
poco, acá los motivos.
El lobo de
Wall Street es el último largometraje que nos ha entregado Scorsese en el año del
2013, y sin darle mucho adorno sólo diré que éste es una comedia bien lograda,
y con esto quiero decir que seguramente Scorsese era lo que quería entregar,
una comedia. No creo que haya querido profundizar o hacer una clase o especie
de catarsis positiva o sembrar conciencia sobre los abusos y excesos de drogas y sexo en los que
caen los hombres que aspiran al poder y a la codicia por el dinero, porque de haber querido
crear eso, sin duda lo hubiera logrado, de eso no cabe la menor duda.
Ahora, lo
que no me gusta tanto de este peculiar Scorsese quizá sea que en su afán de
hacerlo muy real, lo hizo a mi parece demasiado largo y repetitivo, además de
que a mi muy peculiar punto de percepción; en algunos lapsos la película se
hace muy pesada y sobreactuada, la hace una película de excesos muy excedida.
Para
empezar, el hecho de que sea una comedia no quiere decir que uno se tenga que
estar riendo todo el tiempo, claro uno ve comedias para reírse y divertirse y
no exigir más, pero no de cualquier cosa y por momento pareciera que Scorsese
es precisamente lo que quiere que hagamos, y eso sobrecarga la atención de la
película y uno por lapsos pierde más que atención, interés. Otro detalle que no
me gustó tanto, y eso es algo que usualmente amo de Scorsese es ésta elección
de historia real, por lo general cuando Scorsese hace esto es para darnos una
lección, o si no una lección si contarnos con datos fidedignos (no sé si exista
esta palabra pero siempre la utilizo) y esta vez creo que contar una historia
de estas dimensiones sin decir: “esta bien que hagas esto” o “Esta mal que
hagas esto” o un simple “Haz lo que quieras de tu vida” y sólo entregarnos una
comedia, creo que le reduce mucho valor, al menos para mi. Ahora, las
actuaciones de Margot Robbie y Jonah Hill dejan para mi gusto muchísimo que
desear. Para mi, a pesar de ser un actor que me cae muy bien, la actuación de
Jonah Hill la sobrevaloraron de más, por lapsos es muy sobreactuada, por
ejemplo en la escena del pez, para mi fue una escena más que nefasta. Y Robbie,
a pesar de ser muy guapa, muy seca dentro de la pantalla, al menos en esta
película. Muy repetitiva (creo que ya lo dije) al repetir hasta en tres ocasiones
escenas o lapsos de estas o sólo por el simple hecho de ser mencionadas por la
voz del narrador (que fiel a su sello es por el mismo protagonista la
narración) como la escena de Venice o el helicóptero.
Ahora,
claro que no todo es malo en la película, y no es que no me guste tanto, de
hecho a lo largo de los años he descubierto que entre más río en una película,
menos me gusta (irónico, no) y entre más silencios hay entre yo y los diálogos
de una película, más me gusta. (De ahí que me guste tanto el cine polaco y el
cine nórdico o escandinavo). También lo que me gustó mucho en términos
generales es la actuación y el real desafío de ir mas allá y entregar el extra
en sus actuaciones al que ya nos tiene acostumbrados Leonardo DiCaprio, y digo
en términos generales porque quizá si me ponga muy quisquilloso también podría
comentar que hay un par de escenas más que exageradas por su parte, pero la
verdad no opacan la gran actuación de este grande que es uno de mis diez
actores favoritos, que les prometo pronto verán juntos en una entrada especial
próxima a publicar (y que lo hace acreedor al premio de la AMPAS y los Golden Globe en la categoria de mejor actuación protagónica masculina en comedia o musical, la cual gana). También me gustó mucho la aparición especial de Spike Jonze
como un corredor de bolsa de tercera montada y el cual le presenta las hojas
rosas que es cuando empieza el poder de Belfort, y de Matthew McConaughey en el
papel de Mark Hanna, un poderoso corredor de bolsa que enseña a Jordan Belfort
en su primer día los secretos para triunfar en grande en Wall Street. Sería un
payaso si no mencionara esto, y es esta escena como especie de ritual cuando invita
a almorzar a Jordan donde se golpea el pecho mientras tararea, pues bueno esta
escena nace como aquella mítica escena también de Scorsese y la película Taxi
Driver donde De Niro (otro monstruo con el cual también nos ha regalado cosas
tan exquisitas junto con DiCaprio, como disfruta uno estas mancuernas de
director-actor como la que tienen estos tres, y la cual pronto podremos ver
juntos –por primera vez- en un cortometraje para un comercial de hotel chico)
empieza a practicar con el revolver y empieza a decir “You Talking To Me” y
Scorsese empieza a filmarlo y se convierte en lo que hoy todos conocemos, una
escena por demás famosa y poderosa en el mundo del cine y que a influenciado
por montones a directores como Roth, Tarantino, e incluso escritores. Pues este
golpe, el de la escena en preciso de la película El Lobo de Wall Street es una
especie de ritual que tiene Matthew cada vez que está a punto de entrar a
escena, así que cuando todos se estaban preparando este empezó a hacerlo y
Scorsese lo filmó, más delante le gustó e hicieron las tomas de DiCaprio
observándolo y después la escena donde lo hacen juntos.
Y para no
hacerla larga, El Lobo de Wall Street es una película que me gustó mucho, me
hizo reír mucho, me hizo reír incluso cuando no quería reírme, también me
aburrió en lapsos lo cual agradecí en el momento y que al final me deja sabores
agridulces, pero no desprecio del todo esta clase de sensaciones, es sólo que
de venir del director que hablamos, el cual nos ha entregado cosas tan
maravillosamente hechas como Aviador, o Hugo, o las antes mencionadas, uno
esperaba ese algo más, cuando sabemos que a quien tenemos de frente puede
entregar mejor las cosas, pero esta vez no me satisfizo del todo un hombre al
cual amo profundamente en el mundo del celuloide.
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Regresamos al estudio,
Woody Allen
jueves, 16 de julio de 2015
Hablando de besos y otras perversiones
"El sonido de un beso no retumba tan fuerte como el sonido de un cañón, pero su eco es mas duradero."
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