miércoles, 30 de enero de 2019
Canciones que no son del 2018 pero que escuché en el 2018.
martes, 29 de enero de 2019
-Quiero una fiesta como las de Jep Gambardella . . . .
-¿Cómo? -Dice ella, incrédula al no querer creer lo que él ha dicho.
-Si. Una fiesta donde haya todo tipo de personas. Podrías invitar a todos tus compañeros de trabajo, a tu familia, a las vecinas de tu mamá. Yo puedo invitar a los del club de lectura, a los de la oficina, a la familia del jefe, a mis amigos de la infancia.
-Pero la casa es muy chica, el patio no nos daría para tanta gente. Sin contar con el hecho de que el deposito que hemos dado quedaría ahí para los desperfectos del día después, si invitas también a tus primos.
-Eso no importa, se supone que nos quedaremos a vivir aquí para siempre. ¿Qué acaso es que ya te quieres ir?
-No, pero. Haber como haríamos con el espacio. -Decía ella volviendo a tomar la libreta que segundos antes había botado hasta la silla de enfrente de la mesa. Arqueaba su perfecta anatomía para llegar a ella, él no decía nada, ni la miraba de manera directa, pero sin duda no había otra cosa a la que él le pusiera atención, ni siquiera a ese cuento que estaba armándose en su cabeza.
-Tenemos el techo. La barandilla de herrería que tiene, seguro la pusieron para eso, para que jóvenes parejas como tú y yo invitaran a sus amigos a parrilladas y fiestas locas como esta. Anda, te juro que no te arrepentirás.
Ella no dijo nada, pero hizo un gesto que daba por entendido que la idea desde un principio no le había disgustado tanto, pero conocía perfectamente su papel, tenía que hacer la contraparte, por más que amara a aquel hombre que se empeñaba en levantarse tarde y no rasurarse ni peinarse y al cual le diría que sí a cada una de sus locuras, tenía que contradecirlo en más de una ocasión para que su ímpetu no los metiera en problemas.
El fin de semana siguiente la casa estaba repleta de personas, de todos tamaños, colores, empaques; podías ver a la mamá de una mamá de una mamá conversando con un poeta que no hacía más que aludir a sus sueños con un lago que fue a visitar de niño justo un año antes de que murió su padre, veías al director de una firma de abogados muy importante discutir de futból con un alcohólico mecánico que a pesar de su apariencia sucia y vieja, tenía su misma edad, a un oficinista bailar con un par de bailarinas gemelas, al director de una pequeña revista con una pareja de hombres que acababan de pasar su luna de miel en Rio de Janeiro y le narraban las noches bohemias en las calles llenas de samba, a la conductora de espectáculos del canal local de televisión platicar con el hijo del presidente municipal. Era como el anfitrión lo había soñado, aquello era la misma encarnación del infierno de Dante, era una réplica perfecta no sólo de la fiesta de Jep Gambardella, sino de la ciudad, del mundo.
Ella a lo lejos lo miraba con cierta fascinación y desprecio, pues le molestaba un poco que siempre se saliera con la suya, cosa que pensaba y se decidía a hacer, le salía a la perfección, siempre estaba satisfecho con lo que pasaba en la realidad, nunca lo había visto siquiera un poco decepcionado, y eso le irritaba mucho. Pero su fascinación no podía disimularla cuando él la volteaba a ver, era tan atinado su tiempo que cuando no estaba con ella, y ella lo miraba en la distancia, sólo bastaba que girara la cabeza a una sola dirección para encontrarla, no tenía que estar buscando entre la gente, o volteando a ver de aquí para allá hasta que segundos después la visualizara, lo suyo, desde un principio había sido cuestión de una sola mirada.
-Estás contento. -Le decía ella mientras llegaba por detrás de él y lo rodeaba con sus brazos.
-¿Tú que crees?
-Que eres un fastidioso. -Ambos ríen, él toma una de sus manos, la derecha, con la que escribió la lista de invitados y la besa.
-No te creo.
-No sientes que nos faltó algo.
-Quizá sólo unas putas y algo de droga.
-Eso se puede solucionar, -dice ella y se para a un costado de él y se gancha a su codo, ambos saludan a un señor cuarentón y panzón con aspecto de político que va acompañado de dos tipos vestidos de negro- puedes llamar a tu amiga la morena que siempre me ha caído mal y yo a mis ex novios de la prepa. -Vuelven a reír.- ¿Cómo es que se llamaba?
-¿Quién?
-Tu amiga.
-Viviana.
-¿Por qué no la has invitado? No querías que descubriera las miradas incomodas entre los dos.
-Siempre estuviste celosa de ella, ¿verdad?
-¿Celosa? ¿Por qué tendría que estar celosa? No creo que haya motivos para estarlo. Aunque lo niegues yo sé que hubo algo entre ustedes dos antes de que yo llegara a tu vida, no sé por qué te empeñas en negarlo, ¿sólo que aún sientas...?
-Ya terminaste.
-No. -Dijo ella en tono molesto.
-Entonces. -Dijo ella cuando sintió que el silencio empezaba a separar lo que los brazos aún tenían unido- No me has dicho por qué no invitaste a tu amiga.
-Quizá no lo recuerdes porque ahora estás molesta, pero hace como seis meses supimos que se había casado y que ahora vive en Carolina del Sur.
Ella se quedó callada, ahora que lo mencionaba se acordaba de aquel día, estaban saliendo de un café en el que habían pasado una tarde lluviosa de septiembre, una de esas tardes que tanto disfrutaban en aquel café, se escuchaba 16 años de Julio Iglesias, él llevaba en la cabeza su boina gris, ella llevaba puesta su larga gabardina oscura y a la salida se habían encontrado a uno de los hermanos de Viviana, iba con su familia, una mujer muy chaparrita en comparación a la estatura de él y dos clones de él que seguramente eran sus hijos. Ella no hizo más que mirarlo a los ojos y con una mirada brillosa como quien está a punto de llorar. No tuvo garganta para decir nada, pero él dijo justo lo que necesitaba decir para que ella volviera a morderse el labio que lo hacía saber que todo estaba bien.
-Ya se está haciendo tarde. No tarda en comenzar a desaparecer toda la gente. Entonces ya tendré tiempo de atenderte y hacerte saber lo que la primavera hace con los cerezos.
La habitación era una cosa muy descriptible, pero no por eso era muy común. Habían decidido dejar las paredes blancas como se las entregaron, aunque él lo era más, al grado de a veces ser molesto, ambos eran muy minimalistas, no les gustaban las cosas con mucha algarabía, de ahí que les encantaran las películas de Andrei Tarkovski y las canciones de Cole Porter, aunque suene a cliché, amaban la poesía de Carlos Williams y de Jaime Sabines. Un par de posters en su habitación de dos películas que él amaba: Amelie y Lady Bird; un tocador con un espejo pequeño, una silla y una mesita de té como las de los monarcas de Reino Unido del siglo XVII, una cama matrimonial sin cabecera, con sabanas y colchas blancas como las paredes, y en completa oscuridad, estaban ellos dos haciendo el amor.
Ella sentada encima de él sentado, sus manos estaban en su pecho, el de él, mientras las manos de él estaban en el pecho de ella, sus gemidos no eran fuertes, pero eran prolongados, él parecía que dejaba de respirar mientras ella sabe de donde sacaba aire para seguir exhalando su gemido, él no dejaba de decirle cosas: la intimidad de las palabras en estos momentos jamás hay que describirlas ni volverlas a repetir, aunque sean de alguien mas. La jalaba hacia él para volver a besar sus labios, no había cosa que lo hiciera sentir más vivo que besarla a ella, ni escribir, ni correr, ni llorar en el cine, nada lo hacía sentir más vivo que besarla a ella. Sentía que no tenía nada cuando no la besaba en un largo periodo de tiempo, como cuando ella viajaba fuera por su trabajo y él se quedaba solo en casa sólo escribiendo sobre los momentos especiales que habían vivido juntos.
Sus siluetas hacían parecer a cierto ángulo a contraluz, cuando él se posaba por detrás de ella y empezaba a acariciarla y besarla en el cuello, que se unían, que los dos se hacían uno. Ella se aferraba de donde podía a su presencia, la de él, el dolor no le importaba, le importaba sentir, y en esos momentos del sexo era cuando más sentía. Al final él terminaba encima de ella, ella se enroscaba a su espalda con las manos y sus muslos, y así se quedaban por un lapso de alrededor de diez minutos, sin hablar, sólo sintiéndose, palpándose, acariciándose, escuchando su respiración, sintiendo correr y mezclarse el sudor de uno con el otro. Esa noche ambos querían sacar cosas que habían quedado pendientes en la fiesta.
-Perdóname por lo de hace rato.
-¿Por qué?
-Por lo que te dije, sobre Viviana. Te conozco bien, sé que jamás habrías tenido algo con ella si así me lo dices.
-Sabes que puedes confiar en mi, jamás te mentiría, no tengo derecho a hacerlo. -Estaban aun en la posición en la que habían terminado. Él se acostó al lado de ella sin notar que ella aún no quería que la dejara de apretar contra el colchón, la abrazó y le dio un beso en la mejilla- Aunque no te voy a negar que me gustó mucho que lo hicieras.
-¿Qué cosa?
-Que te enfadaras conmigo.
-¿Por?
-No sé, te parecerá tonto lo que te voy a decir pero, a veces siento que todo el tiempo estoy soñando, que tú, mi vida, como sucede todo, es un largo sueño, y que tarde o temprano voy a despertar, y es que no concibo el hecho de que sea tan perfecta, te tengo a ti, trabajo poco y gano bien, escribo que es lo que siempre he querido hacer desde que tengo uso de memoria, toda la gente que amo desde que era niño aun vive, nadie a muerto de mi familia, ni mi bisabuela. Todo lo que pienso, y quiero hacer, pasa al más mínimo detalle. Y es entonces cuando discutimos, o te enojas, o te hago llorar por mis estúpidas reglas o manías que me hacen poner a pensar por qué te enamoraste de mi habiendo en el mundo infinidad de hombres mejores, más guapos y ricos que yo, y tú me elegiste a mí. Es cuando discutimos que sé que no estoy soñando, porque de estar soñando jamás discutiríamos. No sabes el tormento que paso todas las noches al dormir y pensar que en la mañana despertaré sin ti.
-Eso jamás va a pasar. -Dice ella con lágrimas en los ojos, aunque él no las pueda ver, quizá si sentir luego de que ella lo besa en los labios- Ahora durmamos.
A la mañana siguiente, con algo de resaca, y mucho que limpiar después de la fiesta, él despertó.
miércoles, 23 de enero de 2019
Mi comentario impertinente sobre las nominaciones a los Oscares:
sábado, 19 de enero de 2019
Burning: el elemento fuego.
En esta cinta el director adapta un corto texto llamado Quemar Graneros del escritor japonés Haruki Murakami, y mi primer comentario pertinente sería que no los compararé a ambos. Habiendo dicho lo anterior debo de decir que Chang-Dong toma lo mejor de las partes del texto de Murakami (sobre todo partes y diálogos) y lo extiende de manera impecable, con una idea propia que desarrolla meticulosamente. Compartiendo impresiones de la cinta comentaba que Chang Dong era como si tomara el centro del cuento y alrededor de él fuera formando un espiral que choca con el centro sólo en las mejores partes de este, para hasta cierto punto de la cinta, que se supondría es el final del segundo acto, y que dicta el final del texto de Murakami, a partir de ahí Chang Dong da su interpretación de la metáfora central de la cinta, y le da un final que mencionaré al terminar el texto, pero que convierte a este tercer acto en un esplendido thriller. Pero regresando a la base, a lo que toma Chang Dong de Murakami y que destacamos como lo mejor del texto, toma a fidelidad sin lugar a dudas el mejor personaje del cuento: a la chica.
Un joven que intenta ser escritor y que se desempeña en trabajos fáciles y cortos, que no le sometan a largas jornadas de trabajo y dejarlos con facilidad, un día se encuentra con una chica que conoce de la infancia, una chica bonita, sencilla y al parecer sin saber hacia donde va su vida, ella empieza a salir con él y le platica que hará un viaje que toda la vida a querido hacer a cierta parte de África, donde existe una danza para personas con hambre y personas con mucha hambre, entonces ella le pide al chico si puede cuidar a su gato, ella lleva al chico a su departamento y en este le dice que estando en la secundaria él le dijo que estaba muy fea, entonces hacen el amor, pasan los días y él no hace más que alimentar al gato que jamás ve y acordarse de ella cada vez que se masturba. Un buen día, poco después de un mes que se fue, le llama para decirle que regresa a Seúl, pero cuando él va a recogerla, cual es su sorpresa que llega con un nuevo amigo que acaba de conocer, quien dice le gustan las chicas como ella, y desde entonces el joven siente que algo no anda bien con este nuevo amigo, una especie de Gran Gatsby con lujos que nadie sabe de donde vienen en una Corea del Sur que sufre de desempleo masivo sobre todo entre los jóvenes. Para esto el joven regresa a la casa de su padre, con quien tiene una relación muy distante por el carácter tan distinto de ambos, y que está sola por un altercado que lo lleva a la carcél al señor, entonces un buen día llegan los dos jóvenes a su casa, y luego de pasar una tarde agradable fumando "maría", el nuevo amigo; hace una confesión, y aquí es donde cambia todo, y no a partir de aquí, sino desde antes Chang Dong nos maneja y nos lleva no sólo entre lo literal y la metáfora, sino que nos mueve sobre algo que si bien tanto la película, como el título mismo del cuento debería de decirnos, en realidad no lo hace, pues no se puede ver: me refiero al fuego.
Desde un principio el fuego está más que presente en la cinta, y me parece juega un papel primordial todo el tiempo, los tres personajes centrales fumando todo el tiempo, jugando con fósforos y encendedores, un pasado del joven que probablemente crea ese distanciamiento con su padre, incluso la danza de los hambrientos que pareciera semeja al principio una flama baja, y culmina con el fuego ardiendo en toda libertad, una paleta de colores todo el tiempo resaltando los tonos amarillos, y sin contar por supuesto con factores como ese precoz atardecer, o el largo atardecer que también experimentan los personajes. Y a su vez todo esto es la metáfora de nuestros propios personajes: el joven escritor (llamado Jong-su) con su temperamento a punto de explotar, la chica (llamada Hae-mi) con sus ganas de arder y desaparecer, y el nuevo amigo (llamado Ben) con su actividad confesa.
Chang Dong da a su personaje principal, que es el joven escritor, (llamado Jong-su) una presencia muy propia, y se nota que no quería que su protagonista fuera el del cuento, en vez de ser un hombre maduro y casado y ya sentado como escritor profesional, nos da a un joven introvertido, con problemas emocionales que vienen desde la infancia y que le cuesta profesar alguna clase de emoción sentimental, se toca en la escena del gato a un personaje autista (quizá haciendo alegoría al propio personaje del joven) pero que pareciera todo lo hace como ese Nick Carraway del libro se Fitzgerald: quiere estar adentro, y estar afuera.
(Cabe destacar que en esta película se da fe de lo relevante que es tener al reparto indicado para que la historia fluya, todos los actores, recrea personajes memorables y que nos hacen creer que en realidad en la vida (como en el cine) no hay malos completamente malos, ni buenos completamente buenos)
Un elemento que también juega a mi parecer un papel fundamental en la cinta y que no lo había comentado en la proyección que estuve presente, fue este efecto de Chang-Dong de ponernos en esta postura del que está dentro de la puerta o la ventana, una manera sutil de representar esa cuarta pared entre espectador y obra (desconozco si tiene algún término en el cine) pero acá en vez de sentir esa presión de ser descubiertos o encontrados, es que nos sorprendemos al ver que siempre el que está afuera del cristal, es el que se siente atrapado, la chica esperando que llegue el joven escritor a rescatarla de sus pensamientos, el joven observando al nuevo amigo, el joven buscando en graneros algo que espera no sea lo que él cree, todo el tiempo hay más presión fuera de la olla en el fuego, que dentro de esta.
Al final Chang-Dong nos da un final que, como casi toda la película te hace cuestionar hasta donde dejo correr la metáfora, como en la escena donde la chica narra una caída a un pozo cuando era pequeña, como quizá una evidente llamada de auxilio para eventos futuros, la confesión o ese sueño con la persecución y ese lago de agua quizá mostrando como acabaría al final la película, con los dos chicos de la historia, una sonrisa del nuevo amigo porque el joven escritor por fin dejó sonar al tambor en su corazón (por cierto la música de la película es descomunal y es una alegoría precisamente con este latido del corazón y los tambores de la danza de los hambrientos) y la nieve que quizá representaba a ese lago donde Ben postraba la mirada. Ese final, y todo el armado de la película, nos nos hace decir con determinación si era o el escritor dando rienda suelta a su imaginación y la creación, o si por fin liberó el fuego que tanto tiempo llevó guardado y reprimido por su introvertida personalidad.
Una película que merece estar entre lo mejor del año, que merece cada uno de los premios ganados en su andar por los mejores festivales del mundo. Como apasionado de los thillers no-convencionales, o que se argumentan en una historia con un desarrollo que nos lleva fuera del convencionalismo y no recrea ni repite formulas para buscar el suspenso y la tensión en el espectador sólo porque si, esta película es exquisita, y mucho más, si bien el tercer acto es vibrante y descomunal (para bien) en este sentido de ser un thriller, antes hay tanta materia como esa escena con la canción de Miles Davis (por cierto, dije que no compararía a la película con el cuento, pero en este la música la poner el escritor y no el nuevo amigo, que en el cuento no es sólo un amigo, sino que ya son novios desde que que llegan de África) o de la confesión misma, que valen la pena y que hacen que nos demos cuenta que esta película es algo más, que es una obra maestra. Se vale de otras formas para desarrollar la trama de una historia y llegar a ese fondo que quería exponer, retratar, y que quizá de ser contada por otra clase industrias o directores que no fuera este asiático, no hubiera tenido el impacto y la resonancia que esta tiene, la historia tocada no valdría quizá tanto la pena, o quizá si, pero no de forma y fondo tan nutrida como lo hace Chang-Dong. Porque al cine asiático de calidad puede dársele muchos adjetivos, pero jamás se le podrá tachar de blandengue, o de querer dar al espectador siempre lo mismo.
De los carteles más hermosos que recuerde de fecha reciente. |
jueves, 17 de enero de 2019
Skate Kitchen: De prohibiciones y libertades.
Skate Kitchen es una película del 2017 dirigida por la directora norteamericana Crystal Moselle, conocida en el mundo por haber realizado el maravilloso documental de Wolfpack, por demás conocido, pero para los que no; trata sobre un grupo de jóvenes que toda su vida han estado encerrado en un departamento de Nueva York los cuales se hacen una idea del mundo y su ciudad a través del cine que ven.
En Skate Kitchen Moselle lleva a la ficción la historia de un grupo de patinadoras de Nueva York que tienen un grupo llamado como la película: Skate Kitchen, lo valioso es que este grupo de patinadoras existe en la vida real, y básicamente su historia es como la relatan en la película, su fama radica gracias a su cuenta de Instagram (donde la directora supo del colectivo y al conocer a las chicas les planteó su idea de querer hacer una película sobre ellas, con ellas) donde más chicas se van uniendo a su grupo, además de lidiar con la misma condición de ser chicas en un medio de hombres, en la salvaje jungla de asfalto que resulta ser Nueva York, y las tentaciones que transitan en las calles que llevan más que autos y luces, pero hablemos del trato dado por Moselle a su argumento.
Valores técnicos como su fotografía, su música, el cast que no es más que en su mayoría un grupo de no-actores haciendo lo que habitualmente hacen, que es patinar, (entre los pocos actores que aparecen en la cinta está Jaden Smith, quien es un apasionado del skate) le hace un trabajo honesto al filme, con un tono lleno de autenticidad, aun así los diálogos no se sienten forzados, ni a las chicas se les ve "tiesas" frente a la cámara, las ejecuciones en la tabla y como son filmadas estas son de manufactura impecable. Todas las escenas en las que involucran la convivencia entre las jóvenes o los jóvenes son las que mejor funcionan, incluso son tratadas con cierto toque de manufactura documental, tales como la fiesta, cuando hablan de tampones o cuando componen un rap en el piso del mayor de los muchachos, y es en estas escenas precisamente que uno inevitablemente piensa en una película pionera del movimiento skate y juvenil: Kidz.
Si comparamos la forma en que está hecha esta película en comparación con Kidz muchos podrían decir que es más tibia, yo no opinaría lo mismo, si bien Kidz lleva a los extremos el fondo de la cinta, a través de la interacción y las libertades de los jóvenes, en Skate Kitchen no era la finalidad, es claro que Skate Kitchen habla más sobre la autobúsqueda (misma que se puede notar en estas partes "profundas" que toca la película, a mi parecer no tan funcionales como las demás ideas que maneja la película) habla más sobre el "prueba y error", en Kidz habla sobre el error, y lo expone de cierta manera cruda y cruel en la que te dice "en realidad no hay tantas oportunidades para la prueba".
Desde la primera vez que la vi en el Festival Internacional de Cine de Los Cabos y al escribir mi primera impresión de la misma para el portal de Cinefília (del buen amigo John Betancourt) recalqué que la película me parecía recaía en ciertos clichés que si le quitabas las cuestiones del skate, el feminismo y Nueva York, era como ver otra película cualquiera sobre la juventud, este planteamiento de "chica solitaria conoce grupo de chicas que se hacen sus amigas y que se hace amiga de chicos que no son amigos de sus amigas y se pelean para al final aprender la lección y volver a ser amigas", pero sin embargo no se puede dejar de destacar las formas valiosas en que se plantea la historia de siempre. En esta segunda vista que pude hacer de la cinta en uno de los cineclubes de la Red de Cineclubes de La Paz, me parece que lo mejor de la cinta es como plantea el tema del feminismo, porque ni siquiera es tan central, no te da un sermón, un discurso clavado, sino que es sutil, habla sobre unificación y convivencia equitativa, nunca vemos a las chicas pelear por su espacio para ellas solas, sino pelean por el espacio para todos, como se puede notar en la escena final de la película, con el grupo de amigas de siempre, nuevas chicas y chicos conquistando la jungla de asfalto que es Nueva York.
martes, 15 de enero de 2019
-Él es crítico de cine.
-¿En serio?
-Escribo sobre cine, algunas veces hago crítica supongo, pero más que eso me gusta diseccionar lo más posible las películas, me gusta buscarle todos los ángulos y aristas y tratar de creer que entiendo lo que el director quiso decir. Por consecuencia trato sólo de ver cosas que yo sienta que realmente me hagan escribir cosas buenas, y creo que eso es un poco tramposo. Y es que para mi la crítica completa debe de tener un contexto técnico, referencial, histórico, y para mi el mas importante, el personal, como la obra representa algo personal para ti, que te toca y que seguro a nadie más tocará, y eso por supuesto hay que enmarcarlo con un lenguaje propio.
-Conoces a Ozu.
-He visto algunas de sus películas, pero creo que más importante que eso, he visto el video-ensayo que hizo Kogonada sobre él.
-¿Quién es Kogonada?
-¿No saben quién Kogonada? Es un video-ensayista extraordinario. Ha trabajado incluso para Criterion en restauración. Y su película Columbus es una delicia.
-¿De que trata?
-La película va de un par de personas que se conocen en Columbus, por una parte tenemos a un joven en la última etapa de juventud justo antes de pasar a las responsabilidades de lo que dicta la vida adulta, un joven que nunca pudo librarse de la carga de ser el hijo de un importante arquitecto, y por otro lado tenemos a la chica que al igual que él tiene el impulso, el deseo de salir de su zona de confort para ser una gran arquitecto, pero la carga de responsabilidad que le resulta una madre frágil no le permite tener esas fuerzas de atreverse. Entonces las charlas de estos dos extraños les da cierto alivio, a la vez que las arquitectura modernista del lugar se vuelve una metáfora de su conexión y su aislamiento, él la ayuda a ella para que haga lo que él nunca pudo hacer, y me parece que lo que hace tan esplendida a esta película es el hecho de que Kogonada logra conjuntar tantos todas sus influencias cinematográficas, como a todas las artes en un espacio armónico. El actor que hace la película me parece hace una transformación de lo que era, no cabe duda que hay un antes y un después en él, un poco el caso de Matthew McConaghey con El Niño, que no recuerdo cual es su nombre en inglés, que es a partir de esta película que hay un cambio de switch en él, y por supuesto luego vino Dallas Buyers Club que si bien la película es muy Big Industry, la sola escena del llanto en el auto vale toda la película.
sábado, 12 de enero de 2019
Películas que espero ver en el 2019.
El año pasado hice una pequeña lista de las películas que quería ver en el año que recién comenzaba, la lista era corta y constaba de cinco títulos que eran los de mayor interés para mi, (la mayoría con una mirada muy feminista, por cierto) luego mencionaba alrededor de otras diez películas en un segundo plano ya no tan importante.
(De aquella lista que pueden leer pinchando aquí sólo dos no vi: Good Time y La Cordillera, además una que volveré a incluir en esta lista)
Este año hago lo mismo al compartirles las películas que en realidad espero poder ver este 2019, en verdad importantes más lo que el año nos vaya dando de sorpresas. Además cabe destacar que la selección de películas de este año son en su mayoría de producciones fuera del gran brazo maquilador llamado Hollywood, cintas europeas, asiáticas y mexicanas, son las que conforman lo que espero ver con ansias este 2019, sin más, comencemos.
The Shoplifters
La primera película en la lista es la más reciente acreedora a la Palma de Oro de Cannes, pero no sólo por ser la gran ganadora de Cannes es que está en mi lista, sino por el director de la cinta: Hirokasu Kore-eda. Quizá el director asiático en activo más respetado dentro el circuito de festivales y críticos, (quizá no el mas, pero si el que tiene más tiempo) y que en sus últimos proyectos parece ganarse el respeto del público en general, más que nada el americano; reconocimiento que a mi parecer se lo venían debiendo desde hace mucho tiempo.
Burning
Otro filme asiático del director Lee Chang-dong en el que adapta un texto de Hakuri Murakami (que en próximos días se los trascribiré aquí en el blog) sobre una historia que muchos la describen de bella, eretea, dolorosa, peculiar. Si es tan genial como el texto se los digo que con toda autoridad está en el sitio que más de una lista especializada en cine ha hecho de lo mejor del 2018.
La Casa que Jack Construyó
Que cinéfilo no tiene en su lista de películas a querer ver la más reciente producción de un director de cine como Lars Von Trier. La casa que Jack construyó parece que muchos especialistas de cine la retratan como una especie de juego del mismo Von Trier en el que trata de explicar la naturaleza del artista (o el autor) sirviendose de la figura de un asesino serial, y justificando un poco todo lo que pasa en el camino del artista para terminar haciendo lo que hace. Sólo trascribo un poco de lo que he leído, ya que la mire seguro me darán muchas ganas de escribir, espero que el que escriba para entonces sea yo y no el personaje en el que el artista quiere que nos convirtamos.
Lazaro Feliz
La verdad es que de esta película he leído muy poco, he visto menos (me explico, ni siquiera he visto el trailer, pero sé que es una película italiana) pero el simple hecho de que esté en el puesto número uno de la lista de las mejores películas del 2018 del sitio A.S.B. Virtual Info hace que esta película la quiera ver si o si, ya que es un sitio que suele mencionar películas muy completas, y que no discrimina ningún tipo de cine ya sea por su nacionalidad, tamaño de producción y demás cosas.
Cold War
La más reciente película del director de la polaca Ida llega con la que muchos llamaron en el pasado festival de Cannes "la reina sin corona" llega este drama histórico en blanco y negro sobre amores conflictivos e imposibles. Desde esa premisa a mi ya me han ganado, y espero en unos cuantos días ya que vaya bajando mi lista de películas pendientes por ver por fin chutármela.
Tres Caras
Esta película fue una de las que no pude ver en el pasado festival de cine de Los Cabos, y que por la recomendación de un amigo que es un apasionado y un gran conocedor de cine es que me he dado a la tarea de verla, y de paso asomarme a la filmografía del director iraní Fajar Panahi.
Si la calle Beale pudiera hablar?
La nueva película del director Barry Jenkins también figuró en algunas listas dentro de lo mejor del año pasado, pero fue raro ver que la temporada de premios no la tomó mucho en cuenta, quizá por aquello de lo "políticamente correcto" o por lo polémica que es la cinta. Lo que sea de cada quien a mi parecer tiene muy buena pinta, mucho mejor que la no tan valiosa a mi parecer Moonlight.
Nuestro Tiempo
Esta es la película que repite de la lista del año pasado y que muchos sitios no la venían prometiendo desde hace dos años por fin llegó a cartelera el año pasado, pero a las latitudes de su servidor, nomás no llega. Pero siempre están esos medios alternativos que nos hacen encontrarnos con gente que ama ese cine diferente, o sino de plano en la comodidad de nuestra casa.
La Camarista
Si una película mexicana este año yo puedo decir que espero ver es esta.
La gran ganadora del Festival de Cine de Morelia, además de otros premios que ha ido recibiendo en otros festivale donde se ha exhibido, la ópera prima de Lila Aviles (a quien de hace años conozco y que además he seguido su trabajo fuera del ámbito cinematográfico) parece ser un giro de tuerca en lo que respecta a las historias que empiezan a contar las mujeres realizadoras sobre mujeres, que dicho sea de paso habla también de empleadas domesticas como Roma, así que a esperar poder echarle el ojo encima.
Vision
La nueva película de la directora nipona Naomi Kawase que a mi el año pasado me dejó maravillado con su película Mogari no mori del 2007, me hace esperar su más reciente película por partida doble, pues si bien espero poder ver su más reciente trabajo como realizadora, también puedo decir que una lista de películas por querer ver cada año sin que esta tenga una película de Juliette Binoche, es una lista inconclusa, así que por este motivo es que esta película es doblemente esperada por su servidor.
viernes, 4 de enero de 2019
Deriva: esta película no trata sobre nada. ¿O sí?
Si he
decidido escribir sobre esta película no es por compromiso alguno, vamos; no me
siento obligado, ni por el aprecio que tengo a sus realizadores, ni por el
cariño que tengo por la Cinéfagos Editorial que es donde empecé a escribir
formalmente sobre cine, ni es por ser de las pocas personas que ha visto hasta
el día de hoy este documental: si escribo sobre él es porque primordialmente es
un trabajo que me ha gustado. Pero haciendo alegoría a una referencia
cinematográfica, como diría Jack El Destripador: “vámonos por partes”.
Y es
que cuando leí el texto del buen amigo Andrei sobre su proyección en la
Cineteca de Durango sobre cómo muchas personas empezaron a salirse de la sala,
me dio mucha curiosidad ver dicho documental. En realidad la curiosidad ya la
tenía desde que se anunció lo que estaban editando Andrei y Eric (con quien
co-dirige, y que en esencia es de quien se trata la película) pero una vez que
leí el texto en la revista, ya tenían mi atención.
"Caballeros, tenían mi curiosidad. Ahora tienen mi atención" Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) - Django Sin Cadenas - Quentin Tarantino - 2012
Y es
que hay que comentar diciendo que el documental, desde su prólogo, ya nos dicta
el viaje del mismo, su trama y cómo será esta empleada, y es muy claro, y es
valioso narrativamente hablando (he visto otros trabajos de Andrei y Eric y
debo decir, con todo respeto, que no en todos es tan claro su argumento y su
narrativa, pero en este documental es nítida y limpia a pesar de detalles
técnicos, su montaje es muy bueno).
Este
se nos presenta como un viaje, pequeños lapsos del trayecto, ya sea
magnificados o vistos de manera natural: vemos curvas, rectas, vemos tramos
lentos y también vemos tramos rápidos, de repente pareciera que vamos directo a
estamparnos a un muro, y en último momento damos vuelta. En pocas palabras,
desde el principio se nos dicta el viaje como la vida misma, y en la vida misma
pasan muchas cosas, de todo tipo, a veces felices y perdurables, que
quisiéramos congelar en el tiempo, otras más dolorosas y prefiriéramos borrar,
aunque no se pueda.
Después
de la presentación y el prólogo el documental de una hora de duración se nos
narra en cuatro partes, en todas se nos presentan diversos viajes de Eric, las
dos primeras partes son con una compañera de viaje a la que él llama Sam, la
protagonista del mismo como el propio Eric la presenta en la mayor parte de
estas dos primeras partes, (por demás carismática, por cierto, bajo el lente de
Eric), la tercera parte es con otro compañero de viaje y la última parte es en
solitario.
Y es a
través de estos viajes que uno puede ver eso que la rutina le quita a lo
cotidiano: la belleza; eso que, a los ojos, o el lente de alguien más, se
vuelve interesante, trascendente, poético. Vemos una serie de planos que son
dignos de enmarcarse, pero mentiría si no les dijera que también algunas tomas
pudieron recortarse y algo de edición en el sonido directo (sobre todo en el
final de muchas tomas) le hubiera venido bien, pero es en menos partes de las
que imaginan, quizá en vez de una película de una hora hubiéramos tenido una
película de 58 minutos más atinada, pero eso es a título personal, pues también
hay que darle valor a la autenticidad de ciertos trabajos sin edición
artificiosa.
Deben
saber que siento a este documental como un trabajo experimental, y debe ser
tratado como tal; y es que quien quiera ver detalles técnicos sofisticados en
un trabajo como este no sé qué estaba haciendo en la sala de la cineteca, pero
también debo decir que si no fueron capaces de ver nada de valor en este
trabajo, o si piensan que en esta película no pasa nada, deben de ser muy
superficiales, o de plano se están perdiendo un sin fin de historias que podrían
ver y sacar interpretaciones de las mismas: qué sería del cine si no se pudiera
diseccionar hasta la cosa más rara jamás exhibida.
Este
documental nos retrata una historia de amor, con muchos cortes de comedia; nos
habla sobre confesiones, sueños, caminatas sin rumbo, historia, música,
deportes, pérdidas amorosas, amigos, cómplices que nos acompañan, el camino en
solitario que se hace al final de la jornada, del camino, de la vida; esta
película no habla sobre nada, o quizá sí, pero quizá al no hablar sobre nada
habla sobre todo, como la vida misma.
Sin
duda alguna me puedo sentir identificado con el protagónico, con su viaje, y
supongo eso es en parte un objetivo del trabajo de este par de jóvenes, y
también debo decir a manera de confesión que, si alguna vez decido hacer un
cortometraje, como ahora lo estoy tratando de hacer, sería muy parecido a esto.
Y para finalizar solo puedo decir que concuerdo con la frase que ha bien ha
utilizado Andrei para iniciar su película, con palabras de Truffaut “el cine es
un acto de amor”. Deriva es esa clase de trabajos a los que tenemos que
echarles el ojo, desmenuzar y diseccionar a detalle, da mucho material para
platicar, para debatir.