"Las colonias" es un documental y ópera prima del cinefotógrafo duranguense Luis Lazalde, en el que retrata la vida, las vivencias y la historia de la comunidad menonita que hay en el estado de Durango, y es para mí uno de los documentales más auténticos del año.
El tono y ritmo que propone Luis en el documental me parece de lo más correcto, partiendo por el hecho de que, aunque se ve un retrato muy intimo hacia la identidad como tal de la comunidad y su historia, hay algo que se propone a través de la cámara, sobre todo con estas tomas en plano general de sus vidas y sus rutinas tanto en casa como en el trabajo, que sugieren cierta distancia y lejanía por parte de Luis (y esto supongo se debe al respeto y cariño que tiene Luis por integrantes de la comunidad), pero esto a su vez da una especie de proximidad muy potente al retrato que hace de estas comunidades, y que le va muy bien al documental. Hay todo un espectro que se revela a través del documental de Luis sobre una comunidad que aparentemente conocemos, pero que realmente conocemos muy poco la gran mayoría, o sólo conocemos por lo que hablan las personas externas que viven y que de alguna manera conviven con ellos, porque en realidad no conviven del todo con ellos salvo por los negocios, por la naturaleza social de ellos; se desmitifican muchas cosas que se creen sobre ellos, pero también se nos confirman otras.
Luis no impone de ninguna forma un juicio sobre ellos, no hay ni se siente en ningún momento que él quiera de alguna manera decir al espectador que pensar sobre ellos, lo que quizá sí ocurre, es que la catarsis y la crítica que se forma en el documental, porque la hay, es hecha por ellos hacia ellos mismos, mientras cuentan el éxodo migratorio que vivieron sus antepasados para llegar a donde ahora están, y durante el documental vemos como se van cuestionando ciertas costumbres que tienen, y cómo de alguna manera ya no encajan en el mundo moderno, y como éste de alguna los va rebasando, sobre todo por los jóvenes que ya no quieren seguir las tradiciones que ellos tienen muy arraigadas, como el de la agricultura sobre todo, que hay todo un contexto histórico del por qué ellos la tienen inculcada desde muy pequeños, por una creencia más catastrófica que otra cosa. Vemos como ellos mismos se cuestionan y empiezan a tener ciertas concesiones con la vida moderna, sobre todo en la parte religiosa y de vestimenta, pero cómo también hay otras cosas que simplemente no van a aceptar cambiar por sus costumbres y contexto cultural bastante arraigado, lo cual de alguna manera hace que muchos de ellos se sientan unos exiliados, que no son ni de aquí, ni de allá; pero hay otros que sí se saben, a pesar de sus raíces, mexicanos.
Lo que a mí me parece brillante del documental de Luis es que es un trabajo por demás congruente con lo que quiere retratar y exponer para el espectador, es un trabajo por demás sencillo y directo, que en ningún momento quiere buscar alguna especie de escándalo, es un trabajo sin pretensiones ocultas o una grandilocuencia innecesaria, es claro que lo que Luis quiere poner en la mesa, es que por muy distintos que seamos en ciertas cosas, en otras no somos tan diferentes, como el amor y la importancia que siempre damos a nuestras familias, y el modo en que él expone ese discurso, haciendo un retrato muy general de sus costumbres, de su convivencia, de su trabajo, donde no hay muchos testimonios, y muchos menos ante la cámara, es por la congruencia que hablo que viene desde el propio realizador, es coherente con éste porque Luis sabe que en muchas ocasiones una imagen habla más que mil palabras, la cual además hay que decir, está por demás cuidada y tiene una propuesta estética a través de la composición que uno disfruta demasiado, y en la que además se expone una de mis grandes máximas en el cine: menos es más, sobre todo con las tomas fijas externas, y las que hace desde el vehículo en la carretera, un recurso que a mí me fascina y que cada día utilizan menos los documentalistas por la "poca limpieza" que muchos realizadores dicen que tiene y que puede dañar lo que pretenden exponer, Luis se ve que eso no le importa y no le tiene miedo a utilizar esa especie de recursos que son realistas, porque tiene bastante claro lo que el documental busca y quiere.
La primera lectura que uno le podría dar al documental básicamente sería la de conocer la historia de esta comunidad y cómo llegó a Durango, y sobre la tarea que desarrollan productiva y económicamente, pero rápidamente descubrimos que hay mucho más en el relato, que es la de todo un grupo de gente que acarrea una historia rica y con particulares antecedentes, que los rebasan a ellos mismos, que se ven reflejados en sus largas jornadas de trabajo, las funciones que desempeñan en la casa cada integrante de cada familia, las jerarquías que existen entre ellos, y todo esto se expone paulatinamente tanto en testimonios propios de ellos mismos, como de personas externas. La parte que quizá muchos sentirán en extremo larga será la de los niños y su educación, pero a mí me parece atinada y acertada la manera en que Luis la retrata, pues al final de cuentas es como vemos que se les enseña desde pequeños las tareas y obligaciones que desde ya desempeñan, pero que serán más pesadas las que llevarán cuando sean grandes, como las desempeñan sus padres. Entonces los vemos como estudiar, jugar, trabajar, formarse, y así es como muchos de ellos seguirán mientras sean parte de esa comunidad y de su identidad.
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