¿Hasta que punto es válido o sano que el documental trasgreda en la autonomía de las personas en pos de encontrar la verdad o descubrir algo que se quiere encontrar? ¿Es sano involucrar a personas que quizá no saben la dimensión de lo que el autor quiere exponer en su trabajo? Esta y muchas preguntas más surgen cuando uno ve un trabajo tan abierto como el de Gian Cassini, un trabajo trasgresor y valiente en las mismas proporciones, pero también en muchos sentidos muy necesario.
No hay que ser un iluminado para entender el título del documental de Gian y su relación con lo que el expone en este, Gian se embarca en un viaje con muchas latitudes para encontrar la verdadera identidad que tenía su padre muerto, aún cuando este ya la intuía, y en este viaje empieza cuestionando a las personas más cercanas a él, en primer lugar a su abuela materna, en segundo a su madre, y en tercero a su media hermana, y la forma en que Gian las va cuestionando puede hacer creer al espectador que este es un trabajo en el que el realizador sólo cuestiona y no se involucra para quizá no perder la objetividad, pero muy pronto Gian desaparece esa barrera de no involucrarse, y lo hace en maneras que otro realizador o los críticos más cuadrados podrían cuestionarle, pero la forma en que Gian se embarca y del cual por supuesto rasga muchas cosas internas como ser humano, no hace que uno piense que la objetividad se va para ver sólo un documental impregnado de melodramatismo y crítica de la guerra antidrogas que orquesto el funesto gobierno de Calderón, el documental de Gian explora y expone mucho más.
La forma en que Gian se involucra en el viaje para encontrar la identidad de su padre toca varias latitudes, y con estas un retrato y espectro de los lugares como de las personas con las que se cruza, y Gian pocas veces pone un filtro para aligerar su realidad, su identidad y su carga, Gian hace un retrato honesto y fidedigno de las causalidades que hacen ser a las personas como son, tanto por el contexto socio-político y socio-económico del lugar en donde viven.
En el mismo sentido que Gian recorre y hace todo este viaje desmenuzando en muchos sentidos la historia de su familia, y en consecuencia de la propia y entender por qué es como es, Gian se hace el personaje protagónico del documental, y en el vemos el peso de los errores que él piensa cometió por su inexperiencia y su juventud, pero realmente vemos una catarsis no sólo en él, al estar con las personas que tanto su padre como su hermano muerto ya no pueden estar por este halo de violencia y machismo del que jamás se pudieron desprender, sino también a las personas a su alrededor, como lo es el caso de sus sobrinos y el de su abuelo paterno, y otros personajes que prefiero no mencionar para que ustedes mismos los descubran.
Una de las cosas más brillantes del documental, o sino más brillantes, sí de gran valor para su servidor; es el hecho de que la forma en que todo está retratado, hace aún más creíble el discurso que se construye, con cámara en mano y una grabadora que aún en sus pericias hacen que el espectador conecte con todo el viaje de Gian, pero no con esto trato de decir que no haya un montaje o una narrativa que proponga Gian, más bien todo lo contrario, aún con lo modesto de la producción, que seguramente si obtuvo algún apoyo se destinó más a los viajes que a los grandilocuentes equipos de filmación, hay un ojo bastante interesante en cuanto a creatividad se refiere.
El final del viaje se da con la madre de Gian, que siempre negó saber la naturaleza de su expareja, siendo cuestionada por el propio hijo con una carta en la que ella le dice al padre de Gian que ya no sabe que decirle al Gian niño, entonces en este cuestionamiento ella le pregunta que qué cree que lo hizo no ser como su padre, en este punto el documental, el propio Gian, la madre y seguramente más de un espectador nos rompemos, sabiendo que el amor de la familia, y principalmente el de nuestra madre, nos salva y refugia de todos los males, sean del mundo exterior o de la propia familia.
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