“Normal People” es una serie dramática de la plataforma Hulu
producida por la BBC (por si necesitaban uno de esos grandes sellos de calidad)
basada en la celebrada novela de la escritora Sally Rooney, quien también
trabaja en la adaptación de su obra a la pantalla. La historia sigue el
crecimiento que tienen Connell y Marianne desde que están en el colegio hasta
que terminan la universidad, en este camino vemos el intenso principio de su
relación, con Marianne siendo el “patito feo” en el que Connell, el chico
aparentemente popular, encuentra una especie de espejo de la persona que
realmente es y que se empeña en esconder; pasando por su encuentro en la
universidad con los papeles invertidos y la adaptación que Connell tiene que
pasar para aceptarse como es, y Marianne curar su forma de relacionarse con las
personas a través de su experiencia familiar y con el propio Connell.
La riqueza de esta serie no sólo parte de lo intenso de los
pasajes en la relación entre Connell y Marianne, y sus procesos de crecimiento
por separado, tiene también mucho que ver con la forma en que la historia es
narrada.
Antes de entrar de lleno a los temas que atañe con gran
atino y de la manera más correcta, debería empezar con un acto de confesión al
respecto del porqué, por una parte, empecé a verla, y segunda; me sentí tan
identificado y “ganchado” a ella. En primer lugar, regresando al tema de la
demanda de tiempo que requiere ver una serie, debo decir que “Normal People”
entra en la categoría de “serie corta”, las cuales no duran más que una
temporada, y que no suelen pasar los 12 capítulos, en este punto, debo decir
que “Normal People”, bien podría considerarse una película de poco más de cinco
horas de duración, lo cual hace que uno pueda verla de un tirón sin conflicto
alguno, justo lo que yo hice en mi caso particular.
Dentro del tema de duración, que también se convirtió en una
de las razones para querer verla, fue decisivo el hecho de que siempre he
considerado el hecho de ver series, o las series como “producto”, es que son
muy efectivas para distraer la mente, para no pensar en cosas cotidianas que te
generan estrés, algo que precisamente yo necesitaba en el momento en que vi la
serie. Y la verdad es que fue tan efectiva en ese punto, pero al grado de que
no me dejó este efecto sedante, sino que hizo que pensara en otras cosas aún
más intensas, aunque quizá la palabra “pensar” no sea la más adecuada, quizá la
palabra más adecuada sería: “recordar”.
Dentro de los temas que la serie aborda y explora de manera
perfecta, están en un principio la cuestión de los roles que las personas
debemos de asumir ante la sociedad o, mejor dicho, en la vida escolar, como hay
que de alguna manera proyectar o repeler lo que somos, y las consecuencias que
trae el hecho de ser auténtico. Habla en muchos sentidos la gran presión que
trae ser el ser diferente a lo establecido, al estereotipo, también la forma en
que los hombres deben de asumir su postura de macho por las compañías; pero por otro lado muestra cómo, a través de
las vivencias propias desde el núcleo familiar, uno asume, o falta por omisión,
a ciertas normas o etiquetas de las
interacciones humanas y personales, como a veces no asociamos el amor y el
sexo, o si, pero no a un plano social, y como eso puede hacerlo ver a uno como
un ser egocéntrico o cruel, por no pensar en las emociones y sentimientos de la
otra persona. Otro de los temas que la serie toca aún con mayor maestría, y
esto se debe mucho a la experiencia de la propia escritora con su vida propia,
la personal y la profesional, es el hecho de la adaptación a una nueva vida en
una nueva ciudad, en este punto toca como la vida de Connell y Marianne da un
vuelco de 360 grados cuando van a la universidad, y en este punto también hay
un punto de inflexión muy importante con respecto a Connell y Marianne, pues
mientras estaban en el colegio Marianne hace a Connell asistir a la universidad
para ser escritor, puesto que él pensaba estudiar derecho en la universidad
local, pero ella le hace ver que lo que el realmente ama son las letras, y a
raíz de esta elección, Connell ve que las cosas no serán tan fáciles en este
nuevo mundo, muy diferente al del colegio, está haciendo lo que ama, pero
resulta ser una vida muy solitaria, hasta que se reencuentra con Marianne, cuya
distinción y expresión social es muy diferente a la del colegio, el reencuentro
los hace ser amigos, para después volver a ser amantes, porque los reencuentros
entre almas gemelas siempre se van a volver a dar, es algo que nos ha enseñado
la vida a unos pocos defectuosos.
Quizá el tema medular, o el que a mí me hizo un poco ver al
pasado, es el de cómo al cambiar de lugar y de costumbres, y no sentir que
encajas del todo, aún cuando las cosas aparentemente te van bien y haces lo que
amas (en este punto tuve una conexión con la serie ya que un par de días atrás
me pasó algo que le pasa a Connell en la serie, y fue el hecho de que uno de
mis cuentos no entrara dentro de los planes de una revista literaria), o tienes
personas a tu alrededor y amigos, el simple hecho de que no sean esos amigos
con los que creciste, aún cuando no fueran en el estricto sentido de la palabra
afines a tus gustos o aspiraciones, el saber de la muerte de amigos y la
depresión que viene con ello, y la nostalgia del pasado y lo incierto del
futuro hace que sea un proceso muy difícil y muy doloroso, del que por supuesto
uno sale gracias a terapia y hablarlo con personas cercanas y queridas y que a
uno le importan.
Otro tema medular y que también es expuesto de manera muy
simple y sencilla, pero perfecta, es el cómo la historia de nuestras vidas se
ve afectada con el sólo decir o dejar de decir algo que dábamos por sentado, o
que creíamos que la otra persona debería de saber. La serie es una lección
sobre el no dejar de decir y expresar lo que sentimos, el no creer que la otra
persona sabe, o debe saber lo que sentimos, aún cuando la conexión entre ambos
sea tan profunda.
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