¿De dónde viene la
inspiración del escritor a la hora de empezar a escribir una novela? ¿Es
posible que esta venga de la misma fuente para todo el que escribe? ¿Es posible
crear esa fuente en el proceso de búsqueda? ¿Es posible encontrar en esa
búsqueda la figura de una mujer que lo cambie todo, no para el personaje
central del relato, sino para el autor mismo? ¿Es posible que una novela se vea truncada por parte del gobierno de un país? ¿Es posible crear dos novelas en
una? Rúben Sandoval devela un poco el asunto en “La novela de Esperanza”.
Debo confesar con
profunda honestidad que la novela no me llamaba mucho la atención por la presentación en su contraportada. Esta se describe como: “una visión del cambio utópico dentro de una sociedad -república
democrática- que se busca en su historia. […] Conforme busca más su eje, devela
un argumento que lo lleva más lejos de su inmediatez: descubre la corrupción
política y la ambición desmedida por el control del país por parte del
presidente de la república y de su equipo, imponiendo la muerte, desaparición
encarcelamiento.
Esto daba, de entrada, a
sospechar sin mucha conspiración detrás del juicio contemplado por las palabras
de presentación, a una novela ríspida, cerrada, pero como siempre se dice en el
mundo de la literatura: “jamás hay que fiarnos de un libro por su portada", o en este caso, por su contraportada.
El libro es contado en dos
partes muy puntuales, que se va transformando conforme cada separación impuesta
por el autor (o por la psique del autor por donde lo iban llevando sus
personajes) la primera parte se le llama "el preámbulo", en la que un escritor,
de nombre Sebastián, está en un pueblo de México (jamás se especifica cual podría ser, es algo que en su momento me gustaría preguntarle al autor, pero en mucho de lo narrado me da una ligera sospecha de que se podría estar hablando de El Triunfo) buscando posibles guías,
fuentes, “piezas” que le pudieran ayudar a escribir una novela digna de
publicar, pero no sólo eso, el escritor atraviesa por una crisis en la que no
sólo busca la novela que pueda vender millones de ejemplares, sino que además
busca que su novela resulte significativa de leer, que le permita explorar su
faceta como cuando le apasionaba escribir, no buscar sólo la forma o el fondo
por separado, sino que sea significativo todo el ensamble, se cuestiona desde la forma en que se escribe, y el por qué se escribe. En una de sus
caminatas matutinas se encuentra en primer lugar con un trabajador de un
palenque, el cual lo invita a pasar al recinto, Sebastián le comenta que está en
busca de un relato para poder hacer una novela, el hombre le dice que bien
podría escribir sobre las peleas de gallos y él asesorarlo con lo que pueda, en
vista de que Sebastián no pertenece a ese mundo, en la plática sale a relucir la
figura de un pequeño que además de vender tacos los domingos que hay peleas, le
gusta leer mucho y dice que de grande será escritor, este chico acude en un
sinfín de ocasiones con Sebastián a contarle historias tan coloridas que bien podrían ser la indicada para empezar una novela fantástica (y que estas a su vez van constituyendo un universo increíble dentro de la novela misma), el niño lo hace con tal de que este
encuentre esa “pieza” para poder empezar a escribir, pero ninguna le convence a Sebastián. La tercera persona del
preámbulo, tal cual como en “A Carol Christmas” de Charles Dickens, aparece
como un fantasma enviado por el niño para contar una historia que le parece
digna de escribirse, y si al menos no digna, si busca al menos que su nombre
aparezca en la novela que está a punto de ser publicada por su autor.
La segunda parte de la
novela que es descrita como “El encuentro”, es el regreso de Sebastián a la gran
ciudad, al encuentro con su jefe, que además es su amigo, sin una historia al
menos decente para poder publicarse, con notables diferencias en cuando al
órgano creativo de un escritor, dando como sentencia el hecho de que para el
“editor” es más importante las historias que venden, como escándalos políticos
o situaciones sociales, y no historias de gallos y fantasmas, Fernando empieza
a buscar en su entorno cercano “piezas” que puedan amoldarse a una base, en
este andar, llega al archivo histórico dónde se da el encuentro, pronto su
historia se vería convertido en un estandarte feminista de la mano de una
figura real e importante (y a todas luces, olvidada) que hace que la
perspectiva de Sebastián se vea por completo reinterpretada, y saber el alcance que puede tener un gobierno corrupto y represor ante quien lucha por los derechos de los demás, al grado de tener que huir de una manera muy parecida a los personajes de "Los Detectives Salvajes" de Roberto Bolaño, dos amigos que se tienen que separar para lograr salvar la vida, la libertad de expresión, y esperar. Al final podríamos
resumir que hemos terminado teniendo dos novelas en una: el preámbulo y la
búsqueda, y el encuentro y la obra, aunque esa novela tenga que seguir esperando, a la esperanza de ser escrita, pero mientras eso pasa en un universo que no es el nuestro, nosotros ya la hemos tenido.
Es difícil saber que
tanto de autobiográfico habrá plasmado Rubén en Sebastián, es difícil saber si la figura de esperanza se basa en una actriz real (que bien hablando de décadas pasadas, podría ser más de una), incluso que tanto de la figura del jefe de la editorial está basado en el propio autor, pero la novela por si misma es un mosaico inmenso y exquisito dentro de su propia realidad, no se necesitan fuentes o referencias directas de que tanto se inspira esta con nuestra realidad, o nuestro pasado, o nuestra historia, para que en el transcurso que uno la hace de lector, pueda sumergirse y adentrarse al libro como una realidad y quedar completamente empapado de este. El libro permea un sin fin de sensaciones y atmósferas que uno realmente disfruta en todos y cada uno de sus pasajes, es un libro lleno de maestría no sólo por la forma en que se escribe, sino por como se escribe e hilvana, es un tejido en el que se nota que la madeja jamás se llenó de pelusa, es un libro bien pensado y bien ejecutado.
Finalizo comentando que uno se llena de mucho gusto cuando piensa que leerá un libro que, si bien uno sabe está bien escrito, la historia podría ser tensa, dura; pero que, cuando uno termina de leerlo, se da cuenta que leyó un libro completamente diferente, incluso con la sensación no sólo de que quizá no se leyó un libro, sino dos, y que en muchos sentidos, el libro también terminó leyéndonos a nosotros.
Tiene muy buena pinta, con tu permiso me lo llevo anotado, me gustó mucho tu frase final "en muchos sentidos el libro también terminó leyéndonos a nosotros", pues en muchas lecturas es lo que sentí al terminar de leer. Saludos
ResponderBorrarNo estoy muy seguro, pero creo que está digitalizado. Voy a preguntar y si está, te comparto el link. Saludos.
BorrarTiene muy buena pinta, con tu permiso me lo llevo anotado, me gustó mucho tu frase final "en muchos sentidos el libro también terminó leyéndonos a nosotros", pues en muchas lecturas es lo que sentí al terminar de leer. Saludos
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