sábado, 23 de mayo de 2020
Al extranjero, de Sung-a Yoon
Uno de los documentales más interesante de la muestra de Ambulante en casa es este peculiar trabajo que desde sus muchas perspectivas tiene no sólo cierta peculiaridad, sino también cierto encanto, a pesar de lo dura que es la realidad que plasma.
El trabajo dirigido por la cineasta surcoreana, documenta la labor de una escuela que recluta a jóvenes filipinas y lugares cerca del país/isla para trabajar como empleadas domésticas fuera de su país. Tan importante y lucrativa es la actividad para el país por las divisas que entran por los salarios, que aunque en apariencia podrían parecer mucho dinero, en realidad no lo es tanto, que son muchas las agencias que se dedican a contratar y acomodar a estas jóvenes en países como Japón, la India y los Emiratos Árabes.
Dentro de las perspectivas con que se sustenta este documental podríamos empezar a desglosarlo por la forma que hace en el estricto sentido de la palabra al documental una forma de conocimiento: de manera directa con el testimonio de quien nos muestra su realidad.
Las pláticas de estas mujeres, la gran mayoría ya habiendo tenido experiencia tanto de meses o años trabajando y viviendo en el extranjero, cuentan tanto las cosas buenas como las desventuras que les da esta profesión. Carga excesiva de trabajo, trato inhumano, acoso, intento de agresión sexual, sin contar la carga más grande que pueden llevar: el estar lejos de su casa y de su gente, pero es salir de sus países y exponerse a estos riesgos, o quedarse y padecer hambre y desempleo por la falta de oportunidades que les brinda su propio gobierno.
La otra forma que influye en la narrativa del documental, y que es bastante peculiar además, es cuando a las jóvenes se les pone a hacer sketchs representando tanto su papel de empleadas domésticas, como de ser sus patronas o patrones, vemos cómo las mujeres de más experiencia, de sus propias experiencias incurren en qué hacer pasar a las nuevas para ayudarlas y prepararlas en los peores casos. Además de tener su tono cómico estos segmentos, vemos un juego bien integrado de teatralidad, actuación y la misma ventana de cómo el cine tiene cabida en todas partes para hacer más llevaderas determinadas experiencias. Y es junto con esta forma, que bien podría hilvanar la tercera que me parece importante a destacar: la gran calidad que tiene el documental en su departamento técnico. quizá sea de los mejores documentales que en lo técnico destaca. Hay una economía de recursos que se solventa y se sostiene con su argumento bien desarrollado, una fotografía por demás formidable y una estética que va más allá de un simple adorno.
Este documental podría servir como un ejemplo para ver la dimensión real de lo que sufren las mujeres que ejercen esta profesión, y ver que películas como Roma o La Camarista se podrían vislumbrar como una caricatura, o una película de Disney adaptando algún cuento escandinavo. Y no lo digo de manera despectiva, porque es innegable que ambas películas son muy buenas, y tienen su valía cada una por si sola, Roma técnicamente es un portento (a mi parecer, muy deshonesto, pero de eso ya he escrito por acá) y una visión de su autor por una época de su vida y la figura de esta mujer idealizada desde su privilegiada posición, y La Camarista retrata a partir de una mirada muy femenina (y sigue siendo mi película mexicana favorita del año pasado, como lo pueden leer por acá), la historia de una mujer en particular con la profesión mencionada en el título de la película. Las películas en si están bien porque son algo más, son ficciones que se crean a partir de la mirada de su autor, el problema radicaría en todo caso, cuando se ostentan de mostrar una verdad, o querer visibilizar problemas sin asumir o querer dar alternativas para dar solución a determinados problemas, este documental visibiliza, de la manera más cruda, y de primera mano, lo que es la realidad de las mujeres que se dedican a esto, con la variante que se trata de mujeres que trabajan lejos de su casa, aún más expuestas a peligros y toparse con gente más privilegiada y aprovechada en el mal sentido de la palabra. Y quien diga que en nuestro país es muy distinta la situación, quizá lo está viendo desde ángulo privilegiado y egoísta.
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