"Sabemos
que no hay competencia [...] Es algo que se crea para vender publicidad de los
programas"
He
elegido para empezar a escribir estas palabras de Joaquin Phoenix de la pasada
ceremonia de los Golden Globe (donde a mi parecer ganó muy merecidamente el
globo de oro a la mejor interpretación protagónica en película dramática por Joker)
porque me parece son muy puntuales para lo que yo trataré de explicar ahora que
escribo sobre el director de cine más destacado no sólo de este año, sino de un
cine como lo es el asiático, que desde hace algunos años viene mostrando, como
lo dijera el crítico de cine Julio Durán, ser el cine más auténtico de este
siglo.
Si
algo nos ha enseñado Hollywood (sin generalizar, hay muy buenas y honrosas
excepciones) es que son expertos en devorar contenidos para adaptarlos a una
"venta general", crear productos a raíz de propuestas diferentes y
amoldarlas a sus fórmulas de "impacto", "shock" o de mero
consumo (como ahora se propone con una posible serie de la última película del
director del que les estoy escribiendo) para así hacer creer que son una industria
inclusiva, que busca reconocer el talento "extranjero", cuando en
realidad eso es lo más alejado de su propósito principal, que es el dinero
fácil, muchas veces deslindado de la propuesta y la creatividad.
Hace
algunos años lo vimos con los reconocimientos a los directores mexicanos, que
si bien la mayoría fueron con películas dentro de su industria, a estos
directores ya se les había reconocido muchos años antes en circuitos de
festivales donde realmente se llega a premiar una propuesta más artística, como
lo es al final de cuentas el cine en su definición.
Ya habrá oportunidad de escribirles después sobre este magnífico actor. |
Esta
temporada de premiaciones ha sido aún más particular, porque no se le está
premiando solo a un director con una película que no pertenece a la industria
de Hollywood, aunque sea un viejo conocido, pues ya hizo una película bastante
interesante como lo es Snowpiercer, y una más bajo el sello de Netflix: Okja.
Si bien se puede decir con toda certeza que la más reciente película de Bong
Joon-ho, Parasite es uno de los grandes logros del año en el cine
mundial, para nada podría decir que es mejor que sus películas anteriores,
ahora explicaré el por qué.
Son
muy palpables, notables y valiosos los motores que mueven el cine del
surcoreano: la desigualdad social, una comedia burda y ácida, la identidad de
su país y una preocupación por los problemas ambientales, eso es distinguible
en sus "producciones famosas", o las más conocidas en occidente (caso
muy parecido al de Koreeda, que le llegó la fama y el reconocimiento con sus
dos últimas películas, que son muy buenas, pero que para nada es lo mejor de su
cine) pero en sus primeras películas ya estaban estos temas, y muy bien
desarrollados, como en estas películas, no lo voy a negar, pero el tope
artístico cinematográficamente hablando está en esas primeras películas sin
lugar a dudas.
Desde
su ópera prima, Barking dogs never bite, mostraba la preocupación por la
desigualdad social que domina a un país tan pequeño como lo es Corea de Sur, la
corrupción en los lados tan polarizados de su sociedad, con sus preocupaciones
demográficas, y la desigualdad que aqueja a la mayoría, una mayoría que algunos
cineastas surcoreanos han mostrado muy reales y sin prejuicio, con métodos en
cuanto a estructura de personajes, han logrado a través de historias y guiones
que muestran a dichos personajes cómicos o contemplativos introducir a los
"menos afortunados" al mundo de los muy pocos "más
afortunados", (como también se diera en la muy grandiosa Burning) y
mostrar esta contraposición, para mostrarnos siempre al final, de manera muy
real, una catarsis de la vida misma, y que es quizá en lo que falla (lo único
en realidad) Parasite a mis ojos.
Y
justo hablando de como la catarsis del final por lo general viene de un punto
efervescente en el clímax de la película, situado casi al final de la misma, no
podría ser mejor ocasión para hablar de la segunda película de Joon-ho, y la
que para mí es su obra maestra: Memories of Murder. Esta película, lejos
del género de la misma que podría bien definirse como un thriller o una
película policíaca, es una mezcla y compendio de géneros que no hacen más que
ser el pretexto perfecto para el despliegue artístico de Bong Joon-ho en todos
los sentidos, una película que yo podría decir es impredecible en toda la
extensión de la palabra.
Una
historia sobre dos policías (en realidad son tres, pero dos son el
"foco" en la película) que, siendo muy distintos, tienen que
encontrar el canal en común para dar con un asesino en serie que gusta de matar
a chicas vestidas de rojo en un pequeño poblado los días de lluvia. Cuestiones
como la identidad surcoreana en sus diferentes regiones, la rivalidad entre los
de provincia y los de ciudad, los estudiados y los de oficio, que conforme va
transcurriendo la película, se van atenuando estas diferencias o encontrando un
punto medio. En cierto punto se van cambiando las identidades en más de una
forma y en el fondo, en las que nada está dicho, escrito, explícito, todo tiene
un subtexto.
Lo que
parecía ser en un principio una comedia bien lograda sobre un policía y su
compañero y sus métodos para engañar y hacer confesar a sospechosos de los
asesinatos hasta que llega el otro policía, termina convirtiéndose en un
thriller excepcional. Acá también se ve (al igual que en Parasite) un
lenguaje metafórico que a través de una propuesta visual, creaba a través de la
cámara y de todos los elementos que hacen una película (llámese diseño de
producción, score, fotografía en todas sus ramificaciones) un lenguaje
cinematográfico por mucho mejor logrado (a mi parecer) que en Parasite.
Y
hablar de The Host sería por mucho hablar de un primer germen de Okja,
pero llevado a una propuesta mucho más arriesgada, y mejor lograda, que no se
limitaba sólo a la complacencia del tema ambiental, o lo políticamente correcto.
En The Host, bajo una propuesta narrativa, estética y artística, logra
con una historia muy bella, una sutil pero poderosa crítica al sistema
capitalista que consume y arruina todo, de los países neoliberales, de querer
hacer con el mundo lo que se les pegue la gana, y la lucha de la identidad de
un hombre que lucha contra prejuicios y el valor familiar que tan arraigado
tienen los asiáticos. Todo esto encontramos en una película de horror, de
monstruos; por si alguien aún duda de que el contenido es más importante que el
género.
Sin duda alguna, de que se le reconozca más tarde que temprano a cineastas como Joon-ho, es que esto hará que a partir de hoy muchas personas, la muy minoría si quieren, empezarán a indagar en la cinematografía de este director y descubrirán estas extraordinarias películas de la década pasada que, como siempre lo digo, a título personal, son mejores que las de esta década, pero cada quién se formará su opinión, y como siempre, si así lo desean, estaré abierto para el análisis y debate con amantes del cine a pesar de nuestras diferencias, el cine, tanto realizado, visto, y escrito, es para abrir canales de comunicación, de encuentro, como los formados por los policías de Memories of Murder, como los canales de comunicación en el cine de Joon-ho.
Para este análisis se consultaron los siguientes textos de personas muy admiradas por su servidor:
https://www.tiempodecine.co/web/el-cine-de-bong-joon-ho-movimientos-paradojicos-e-impredecibles/
https://www.letraslibres.com/mexico/revista/parasite-cuando-el-buen-cine-entretiene
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