lunes, 18 de noviembre de 2019
Películas del Festival Internacional de Cine de Los Cabos.
*Cabe aclarar que las menciones en la lista se hacen por el orden en que las vimos, el listado de mis favoritas lo haré hasta el final del año con el recuento de lo que a mi parecer fue lo mejor del 2019 en el cine.
The Irishman.
Para los que amamos el cine de Martin Scorsese, The Irishman resulta ser una verdadera obra maestra. En las 3 horas 29 minutos que dura Scorsese hace gala de lo mejor de su cine, de los temas que a él siempre le han inquietado, haciendo un viaje por todos los estilos y recursos que ha utilizado del lenguaje cinematográfico en su cine, hace un repaso por muchas de sus grandes obras, y además reúne a un grupo de actores que al igual que él, fueron emblemáticos en aquella década de los 70's en el cine, para entenderlo como hoy día lo hacemos.
Ver a De Niro, Pesci, Pacino y Keitel, verdaderamente es un lujo, estamos ante un trabajo que quizá no se vuelva a repetir en la historia del cine, grandes genios artistas como estos cinco (contando por supuesto a Scorsese), no los volveremos a tener jamás. Keitel con una aparición muy corta pero eficiente, De Niro como el protagónico y que cabe destacar que luce con su personaje gris sin que sea el ser poderoso que en otras películas como Goodfellas o Casino se mostraba (y con ojos azules además), Pacino no podría estar mejor que nunca, este año firma sin lugar a dudas sus dos mejores actuaciones de la década, y a mi en lo personal me conmovió hasta el alma ver a Pesci volviendo a actuar sólo una vez más, con el director que se formó, y para mi sin duda es el mejor de todos, y será una grosería si no se le nomina a todos los premios que estén por venir.
La última parte de la película más de uno podríamos interpretarla como la parte más autobiográfica de Scorsese, en la que muestra su preocupación por el paso del tiempo en las personas y saber que no hay una eternidad en el oficio de los gangsters como en el de los cineastas. Uno agradece que Netflix haya dado todo lo que Scorsese necesitó para hacer esta película, la película vale cada centavo que costó hacerla, cada segundo que dura es indispensable, necesario; nada falta, nada sobra, es el cine que jamás debe dejarse de hacer. el cine que no debe morir.
La paloma y el lobo.
La película dirigida por Carlos Lenin, logra tocar el tema de la violencia en diferentes dimensiones sirviéndose de una relación en crisis entre dos jóvenes que se da a raíz de la huida de ellos dos de su lugar de origen.
La propuesta visual y metafórica que utiliza Lenin es digna de admirarse, ningún otro director mexicano lo había logrado a tal grado, desde el prólogo de la película Lenin en no más de tres escenas ya logra ponernos en la perspectiva de este par de personajes, aunque nunca se nos dice nada, sabemos que huyen por los problemas de violencias que aquejan a muchas regiones del país.
El como Lenin se vale de planos simétricos y la forma en que emplea tanto la luz y el sonido para representar la violencia sin que sea de una manera morbosa o explícita, crea en el espectador una sensación de angustia que permanece a lo largo de la película, además de las largas secuencias que presenta en muchas ocasiones. Si bien desde mi punto de vista estos valores no son siempre atinados y logran que el espectador se sienta perdido, y no angustiado como lo mencionaba el director, si es de reconocer el hecho de que el director hizo la película como él quiso, y que además todo está perfectamente justificado. La forma en que emplea el factor agua y fuego para establecer el vínculo entre lo que se deja y lo que hay, y el lazo entre la pareja, la normalización de la violencia en el lenguaje de los jóvenes, la forma en que los personajes que no se valen del drama para ser expresivos. La película siempre va de menos a más, y logra a través de una propuesta única, puntualizar la huida y el llanto de Lobo.
El deseo de Ana.
Emilio Santoyo logra a través de su ópera prima contar una historia de amor en un drama intimista muy mesurado y meticuloso que a mi parecer es una de las propuestas más interesantes y una de las mejores películas realizadas del festival.
Un trabajo que se centra de manera muy íntima y detallista, en la figura femenina de Ana y su hijo, cuya monótona vida viene a volcarse con la llegada de Juan, el hermano de Ana, a quien no ve en mucho tiempo, y que va desentrañando su historia, la de sus padres, y toda la lucha que libran por no querer estar juntos, aunque tengan la necesidad de estar juntos. Emilio le da un grado de importancia bien valioso a la naturalidad de la historia, y que además resulta interesante que su mirada sea capaz de mostrar este relato tan profundamente detallista, como se interna en la psicología del personaje de Ana y esto haga que la historia se vaya desarrolando a través de los impulsos de ella. En gran medida esto se debió a que el equipo de trabajo de la película estaba conformado en su mayoría por mujeres, como lo señaló el mismo director al entablar la plática con prensa y asistentes a la primera proyección de la película en México.
El ritmo de la película es perfecto, tiene un tono muy atinado, cuenta con una propuesta estética y visual que habla mucho a través de sus planos, encuadres, y los colores que se emplean. Todos estos factores hacen que la película desarrolle todo el asunto del deseo de nuestros personajes principales en la trama a lo largo de la historia de manera adecuada, con una fórmula muy sutil, pero contundente. La película se va narrando y nos va dando de a poco los detalles del pasado entre ambos personajes, y como se muestra sus conflictos pasados y los detalles que no se pierden para siempre, y su lucha por lo que sienten, uno no hace más que ver en un principio el rechazo ante el sentir, para después ver a los personajes buscar lo que verdaderamente los llena, su amor, sin que les importe lo que la mirada del espectador piense, sin el prejuicio o el escándalo que para bien, no propone el realizador, y cuya naturaleza particular de los personajes proviene de una necesidad de la co-guionista de la historia. Esta película me hizo recordar mucho a la extraordinaria película del director hongkonés Wong Kar Wai, Happy Together.
El tema del deseo es un tema que el director ya había tocado en su cortometraje El Perfecto Ausente, y justo el final de la película es un guiño directo al cortometraje mencionado, y como el color rojo siempre es un elemento que en un lenguaje muy poético, directo y que además de representar a la pasión, tiene un lazo sanguíneo directo con el deseo. Debo decir que ha sido mi película mexicana favorita del festival, y es esa clase películas que yo celebro y que defiendo y disfruto el hecho de poder escribir sobre ellas, porque es mediante la escritura sobre cine que puede llegar a provocar la curiosidad que alguien la quiera ver, y busque las maneras de verla en cuanto tenga la primera oportunidad.
Club Internacional Aguerridos.
Falso documental en blanco y negro que se sitúa a finales de los 80's principios de los 90's, dirigido por el director Leandro Córdova que nos presenta a un director "güero" que documenta las andanzas de un grupo de punk's que liderados por Franco, un viejo bohemio español que igual habla de política como de poesía cual si se tratara de algún personaje en una novela de Roberto Bolaño. Vemos entonces a este "director" filmar todo lo que hacen este grupo, desde robar, echar desmadre, ir a toquines, verlos masturbándose, drogándose, saltando desnudos frente a la cámara, y a la par vemos como este director va rebasando los limites y privilegios de los que goza para ser uno más de ellos.
La película se arriesga y lo hace de manera fenomenal, un gran atino para el tipo de película que quiere ser. Es divertidísima y cuenta con un ritmo y humor negro muy particular del que uno agradece por lo transgresor que puede llegar a ser. Me parece un trabajo único y que juega con detalles técnicos también muy arriesgado pero que el público puede entender perfectamente.
Una de las mejores propuestas a mi parecer de este año.
Marriage Story.
La película de Noah Baumbach muestra a mi parecer a un director más maduro, en un principio uno bien podría pensar que está viendo una película de Woody Allen, por ese toque melancólico, nostálgico, muy neoyorquino (de hecho la película de la premisa me parece tiene mucho de Annie Hall) pero conforme va avanzando la misma, vemos desarrollar la dolorosa batalla que enfrentan Nicole y Charlie en su divorcio luego de que ella, actriz de la compañía de teatro que tienen ambos, donde Charlie es el director, descubre que él se acuesta con su asistente y decide retomar su carrera de actriz en Hollywood, y el mayor conflicto reside en el tiempo que ambos quieren pasar con su pequeño hijo Henry.
Al ver una película más madura de Baumbach, indiscutiblemente se pierde mucho de lo atractivo que tenía su cine: la espontaneidad. Baumbach por momentos regodea mucho el discurso de su película y esto la hace innecesariamente larga, al grado de que si la historia no fuera como lo es, llegaría a cansar, pero para su fortuna tiene con varios puntos a su favor, uno de ellos es la comedia muy atinada, el otro y más importante: sus actores. Adam Driver y Scarlett Johansson hacen las que para mí son las mejores actuaciones del año, no exagero al decir esto. Hay una escena en particular en la que desgarra verlos, al grado de provocar el llanto en el espectador. Es magnífico ver como es su interacción a lo largo de la película y estremece en más de una ocasión, lo cual hace que disminuya en mucho la sensación que por momentos la película se sienta larga y aburrida. Laura Dern también está en un grandioso momento y la película es prueba de ello.
Sin ser a mi parecer una gran película, o la mejor propuesta de Baumbach en su filmografía, son las actuaciones de Johansson y Driver lo que hacen que valga la pena la experiencia de ver este intenso para bien, y largo para mal, ejercicio no tan bien definido del director, vamos, que Allen haría algo más efectivo en poco más de 90 minutos.
Destacar que el principio y el final de la película son encantadores.
Antigone.
Película canadiense que formó parte de la selección de Competencia Los Cabos es la película canadiense que más renombre tenía de las películas canadienses en el festival por varias razones. Una de ellas es el hecho de que es la película seleccionada por Canadá a contender por el premio Oscar a Mejor Película Extranjera, y otra es por los temas que trataba. La trama se basa en el griego de Antigona pero llevado a la modernidad y a la cuestión de los problemas raciales y de inmigración por la movilización de gente que vive en países de medio oriente en los que los azota la guerra, y todo lo que esto conlleva escenificado en la ciudad de Quebec.
La película tiene una narrativa mesurada y que no arriesga mucho, hace que los temas que muestra no sean demasiado fuertes o bruscos, aunque esto llegue a hacer que se le reste importancia o seriedad. Todos los temas que toca son muy importantes, además de tocar el tema de como hoy día las redes sociales influyen mucho en temas judiciales e impartición de justicia y de apoyo moral. La lucha de esta chica por hacer lo mejor por su familia, por el amor a su familia viva y no viva, y verse enfrentada a la realidad de las reglas de la ley, es muy interesante, además que en muchos puntos y momentos la película tiene un gran atino en el manejo de ciertas escenas y su representación, como el hecho en que la chica entrega su amor al chico que ama. La actriz protagónica Nahuma Ricci hace un papel realmente impresionante, la punta del iceberg en su actuación es la escena donde su hermano por el que ella se sacrifica, regresa.
Una propuesta si bien no arriesgada ni muy relevante a los temas que toca, y que no profundiza para hacerla pesada, o llevar el tema a un límite que no le haya permitido llegar a lugares o públicos que los realizadores no hubieran querido, es un acercamiento para aquellos que no conocemos el cine canadiense tan a fondo, salvo por lo hecho por Villeneuve y uno o dos directores más.
La fiera y la fiesta.
Película co-producida por México, República Dominicana y Argentina, dirigida por Luisa Amelia Guzmán e Israel Cárdenas. (También director de fotografía) La película es un homenaje declarado al director dominicano Jean Louis Jorge que se integra de las personas que lo conocieron en vida y que fueron muy importantes para él. Vera, personaje interpretado por Geraldine Chaplin, encuentra un guion escrito por el director, y decide que lo va a filmar, rodeándose de la gente que conocía a Jorge, empieza la filmación que parece estar maldita por la misma presencia del director, y así vemos el pretexto perfecto para ver en este ejercicio sobre la temporalidad de la vida, el cine dentro del cine, y todas las referencias a una filmografía que desafortunadamente sino fuera por fragmentos que el tiempo y la isla permitieron existir, el director habría desaparecido al igual que su vida en el año 2000 cuando fue asesinado.
Además la película además de ser muy atractiva por la actuación de Geraldine Chaplin, en la película también aparecen el actor alemán Udo Kier, y el recién finado Luis Ospina, que también la película fue dedicada a su persona.
Honey Boy.
Película está basada en la historia autobiográfica de Shia LaBeouf, sobre la relación con su padre cuando Shia siendo niño empezó en el mundo de la actuación, y el problema con el alcohol y las drogas de su padre y cómo este de cierta manera lo llevo a él a sumergirse en ese mundo. La historia escrita por el actor como terapia de su rehabilitación muestra precisamente esta etapa de Otis, alterego de Labeouf; (con las destacadas actuaciones de Noah Jupe siendo un niño de 10 años, y Lucas Hedges siendo un joven mayor) que luego de un accidente de coche termina en rehabilitación, y estando en terapia pasa de un estado de total negación y enojo al no querer ver lo que pasó y realmente fue su niñez, la que vemos en flashbacks entrelazando su estadía en el presente y su vida siendo un pequeño famoso que paga a su padre para que lo cuide.
La película es dirigida por la directora israelí-estadounidense, y la película tiene mucho de la forma en que hoy día el cine indie norteamericano se narra: fotografía estilizada con un predominio de luces de colores brillantes, narrada con cámara en mano la mayor parte del tiempo, y es bastante acertado en sus baja ambición. La película funciona sin ser una gran propuesta, (por momentos me ha hecho recordar a películas como Skate Kitchen o Mid90s) y por supuesto destacar la gran actuación del propio Shia que interpreta a su padre, y a Lucas Hedges que lo vimos en dos películas del festival y que está convertido en un extraordinario actor y que seguro dará muy gratos momentos en un futuro y su carrera sigue así.
La Vérité.
La incursión e inmersión de Koreeda al cine desde la perspectiva de la figura de el actor y el guionista, y con la relación entre una madre y su hija, me ha dejado con un buen sabor de boca, aunque indudablemente no crea el efecto que crea con sus grandes obras.
La Vérité retrata el encuentro entre Fabienne y Lumir, madre e hija respectivamente, que se enfrentan luego de que Lumir descubre en el libro autobiográfico de su madre que narra la historia completamente diferente a como ella la recuerda, además de luchar por una figura ausente importante para las dos, y que vuelve en la figura de la actriz protagónica de la película en la que participa Fabienne y que por azares del destino Lumir tiene que ayudar como su asistente, es en este acercamiento que muchas cosas van a empezar a salir para las dos, desde el darse cuenta que no siempre las cosas se recuerdan tan como son, y que siempre se puede volver a dar un paseo familiar, como lo hacen las familias japonesas.
Al ser la primera película de Koreeda fuera de Japón, no hablada en su idioma, ni actuada por personajes y una cultura que no es la de él, era claro que el efecto de esta película no podría ser tan contundente como en sus anteriores, y por este motivo Koreeda hace bien y narra su película y nos muestra esta familia multicultural con sus costumbres propias, Hawk está correcto, vemos a Binoche con esa luz y brillo propio que jamás se verá opacado, pero es Catherine Deneuve quien se lleva la película con una actuación magnífica. Vemos muchos guiños al cine de Koreeda, como los fundidos en negro cuando se cambia de una situación a otra, la sutil música que aparece cuando quiere, pero que jamás estorba ni estropea el discurso, y ese final que a mi siempre me ha maravillado, aunque ya lo haya visto una infinidad de veces en Koreeda. Vemos algunos golpes sutiles de emociones y verdades que se destapan, pero no llegan a ser tan contundentes como nos tiene acostumbrados.
Quizá no figure entre los conteos de lo mejor del año, pero aplaudir la valentía de Koreeda de hacer algo distinto, y que sin ser como ya lo mencioné, lo mejor de su cine, no deja de hacer que yo salga maravillado de ver lo que hace.
Además recalcar que es la primera película que veo como tal en la pantalla grande del director nipón, y mi amor por él no deja de estar ahí.
Jojo Rabbit.
Al comenzar la película debo confesar que no me esperaba mucho de esta película, entre el hecho que el estilo, la estética y la paleta de colores me hacían creer que estaba viendo una película de Wes Anderson, y la comedia que al principio me parecía tonta, simple en el mal sentido, y sin tono; conforme la película fue avanzando fue tomando forma con la historia de este niño llamado Jojo (interpretado por Roman Griffin) cuyo mejor amigo es un muy peculiar y bizarro Adolf Hitler imaginario, que lo que más le ilusiona en el mundo ser un nazi y que luego de no atreverse a matar a un conejo (lo que hace que lo empiecen a llamar Jojo Rabbit), un accidente que lo deja con una marca y que lo hace estar en casa, descubre un secreto escondido por su madre una niña judía (Thomasin McKenzie) que lo hace aprender que los judíos no tienen cuernos, y que se puede enamorar de una chica tan linda como ella.
Taika Waititi lleva esta comedia a terrenos insospechados en el mundo de la sátira y la comedia negra, pero a la vez crea una fábula infantil apta para todas las edades que muestra de manera bien estructurada valores como la amistad, el amor, la aceptación y el apoyo a lo que verdaderamente importa: las personas. En muchos momentos de la película Waititi juega con géneros y en ningún sentido esto se siente forzado, utilizado de mala forma, o burdo.
Waititi interpretando a un Hitler imaginario sarcástico, sádico y comiquísimo, Scarlett Johansson como la mamá encantadora y con una escena en donde muestra que sin duda alguna es una extraordinaria actriz, y Sam Rockwell es un jefe, además de decir que me resulta encantador el personaje de Yorki, interpretado por Archie Yates.
Tiene uno de los mejores finales del año.
About Endlessness.
La película de Roy Andersson tiene todo para ser mencionada con justicia como una de las mejores películas del año, y justifican perfectamente su premio a mejor director del pasado festival de Venecia.
Fragmentos y momentos de la vida que son narrados por una voz, cual poeta que recita la más bella poesía, lo vemos pronunciar las palabras mágicas: yo veo.
Momentos que no necesitan más que un sólo plano, con una atmósfera y una estética que hace sentir una inquietud y una belleza como si se viera una pintura que de repente cobra vida, además de los personajes que deambulan en estas, unos que repiten, otros que no, como la vida misma, muestran las preocupaciones del hombre en el mundo, y los grandes problemas de nuestros tiempos (abordados por momentos con un humor muy particular y peculiar), al mismo tiempo que vemos en estos rostros sin mucha proyección, o sin ser muy expresivas, son el expresionismo en su estado más puro, una puesta que pareciera minimalista pero que lleva detrás un diseño de producción y de arte meticulosos, y que muestran la naturaleza de las personas en los países nórdicos, al grado que quizá parecería muy crítico al mostrarlos en muchas ocasiones como si fueran unos fantasmas. No hay mucho que hablar de la película porque no hay mucho que decir, no se pueden expresar con muchas palabras este tipo de películas, sólo diré que es justo el cine que yo amo ver, el cine del que Bresson hace ya muchos años nos había dicho que se tenía que hacer bajo una única regla: menos es más. Y del que seguro estaría orgulloso.
Family Romance, LLC
La nueva película de Herzog confirma que a este hombre no lo limita nada cuando de hacer cine se trata.
De manera muy sencilla a través de una compañía japonesa que renta personas y emociones para hacer feliz a las personas, Herzog hace un estudio que raya entre la ficción y el documental, de las relaciones humanas y nuestra necesidad de contacto humano, incluso cuando se nos dificulta tenerlo, o creemos que nos engañamos y nos mentimos cuando creemos que hay ciertas conexiones que no se pueden negar, aunque no haya lazo sanguíneo, el humano necesita un refugio, aunque este haya sido comprado, y sea más real de lo que parezca.
Una película que logra conmover y que a pesar de las limitaciones y precariedad de la producción, Herzog una vez más pone en dicho el director tan importante que resulta ser para este arte.
Waves.
Una de las películas que representaban a lo mejor del cine norteamericano del cierre del año era Waves. Es una película sensorial que se vale mucho de la estética y el manejo visual de la cámara y la presencia de luces de colores y la música que acompaña la mayor parte del tiempo. Vemos la historia de dos hermanos que por la presión o no presión que ejercen sus padres sobre ellos, sus vidas dan un vuelco de 180 grados.
La película por momentos se siente inspiracional, por momentos se siente como un sermón o una película de divulgación religiosa, pero juega un papel más importante las emociones que se viven y se superan en familia.
Tuve serios problemas con la primera parte de la película, valorando los valores técnicos y lo que involucra lo mencionado al principio (así como el diseño de producción y todo lo referente al sonido, que en verdad es una maravilla), la película no tiene propuesta alguna a mi parecer narrativamente hablando. La historia, además de ser una historia que ya hemos visto una infinidad de veces, es muy predecible, pero si contamos que esto se debe, o se justifica por el hecho de que entrelaza la historia con la segunda parte, hay un equilibrio y al final la película sale bien librada. La segunda parte realmente es un desarrollo que sin dejar de proponer visual y musicalmente lo que ya venía haciendo, logra complementarse con la historia que da a luz a una persona que vive un duelo desde lejos y con un complejo de culpa que no es hasta el final que se da cuenta que las olas y vienen de un golpe y que van arrasando con todo y hagan que las cosas cambien y a veces se destruyan, pero que al final traen calma, algo nuevo a la orilla de la playa, y una nueva oportunidad.
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