jueves, 28 de noviembre de 2019
La paloma y el lobo.
La película dirigida por Carlos Lenin, logra tocar el tema de la violencia en diferentes dimensiones sirviéndose de una relación en crisis entre dos jóvenes que se da a raíz de la huida de ellos dos de su lugar de origen.
La propuesta visual y metafórica que utiliza Lenin es digna de admirarse, ningún otro director mexicano lo había logrado a tal grado, desde el prólogo de la película, Lenin en no más de tres escenas ya logra ponernos en la perspectiva de este par de personajes, aunque nunca se nos dice nada, sabemos que huyen por los problemas de violencias que aquejan a muchas regiones del país.
La forma en que el director se vale de planos simétricos y la forma en que emplea tanto la luz y el sonido para representar la violencia sin que sea de una manera morbosa o explícita, crea en el espectador una sensación de angustia que permanece a lo largo de la película, además de las largas secuencias que presenta en muchas ocasiones. Si bien desde mi punto de vista estos valores no son siempre atinados y logran que el espectador se sienta perdido, y no angustiado como lo mencionaba el director, si es de reconocer el hecho de que el director hizo la película como él quiso, y que además todo está perfectamente justificado. La forma en que emplea el factor agua y fuego para establecer el vínculo entre lo que se deja y lo que hay, y el lazo entre la pareja, la normalización de la violencia en el lenguaje de los jóvenes, (una escena poderosísima en la que recrea la angustia a través de los jóvenes que hace recordar mucho a Birds de Alfred Hitchcock) la forma en que los personajes que no se valen del drama para ser expresivos.
La película siempre va de menos a más, y logra a través de una propuesta única, puntualizar la huida y el llanto de Lobo.
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