Introducción.
Antes de empezar a descoserme (término que utilizamos
en México cuando nos referimos a la acción que alguien ejerce cuando empieza a
hablar y nadie lo puede parar) quisiera simplemente comentar que el título de
esta publicación lo tomé de una nota para Facebook que hace ya algunos años
escribió mi colega Blogera Sindrome Coleccionista para una
convocatoria/actividad que quería desarrollar en diciembre alentándonos a sus
lectores a mandarle fotos de cartas nuestras que a la postre tendríamos que
enviar a nuestros seres queridos, y ella después en una especie de sorteo con
su equipo (no recuerdo bien pero creo que algunos blogers más se le unían a
esta actividad) ella eligiría a un ganador y le enviaría junto con una carta,
una de las fotos que ella hace (las cuales con maravillosas por cierto, si no
las conocen en su blog tienen un enlace directo a su cuenta en Flick, y les
digo en verdad, vale la pena invertir algo de tiempo en las maravillas que
tiene María en esa galería). La verdad es que ya hace varios años de esto, que
no recuerdo muy bien la dinámica y como era aquella nota, pero el nombre si me
quedó muy grabado y siempre quise escribir algo sobre esto, el título en su
nota era (porque en aquellos años no existía aun -creo- el Whatsapp) "Esta
navidad más cartas, menos e-mail´s", entonces, hace unos meses empecé un
garabato en una de mis libretas -decenas de libretas debería de decir pero no
sé que tan patológico sea decir eso, mis conductas y manías, incluso las no
antisociales se van agrabando con el paso de los años- queriendo escribir algo
para ustedes en navidad, pero no fue hasta hace unos días con esta ola de
buenos deseos y propósitos y mensajes motivacionales que te dice la familia
cercana y te manda por mensaje la no cercana, decidí escribir esto, tratando de
querer hacer algo para que todo eso que nos hace sentir tan bien como un
mensaje o una llamada, pueda ser más perdurable y signifique más, en algo tan
imperdurable y sin vida como lo es el papel, más no así la letra, la letra y la
mano van siendo la cosa más valiosa que ha tenido el mundo desde siempre y no
sé porque tengo el presentimiento que llegará un día en el futuro que será lo
único de valor y que nos va a servir y nos va a hacer recordar tantas cosas,
que mejor empezamos.
¿Qué es una carta? Quizá muchos de ustedes se harán
esa pregunta (me niego a creer que el mundo está tan jodido como para que una
niña de secundaria no le mande una carta perfumada a su amor platónico)
Desde hace muchos años siempre acostumbraba que cuando
quería escribir de algo o dar un mensaje en particular sobre algo que a mi me
parecia importante, o algún mensaje que quería compartir (como mi tradicional
nota/carta que escribía para Facebook desde hace 5 años donde etiquetaba a
todos mis cercanos -cosa que este año hice desde mi blog-) Y recuerdo que en
los últimos años las empezaba haciendo una pregunta, y aunque la mayoría ya
saben cual era esa pregunta, esa no es la que haré ahora (he aprendido que lo
que haga la gente con su vida, bueno o no, no me lo van a contar -salvo uno o
dos casos, quizá eso pasa porque ese uno o dos casos me importan mucho en la
vida- además de que cada quien es lo suficientemente maduro para saber si
desperdicia o en verdad vive su vida. Ahora la pregunta en cuestión que quiero
hacerles es la siguiente: -y me imagino que más de uno ya sabe para donde va-
¿Cuándo fue la última vez que escribiste una carta?
Si esa pregunta la hubiera hecho hace 10 años, cuando
estaba en la secundaria, o más en concreto; si esa pregunta se la hubiera hecho
a mis locas y queridas compañeras de salón (más de diez años han pasado de
haber vivido una de las etapas más felices y de tantos descubrimientos en mi
vida, de bellos recuerdos y de grandes amigos de los cuales aún hoy día algunos
están a pesar de la distancia, tantos momentos guardados en ese baúl en mi
mente) lo más seguro es que la mayoría de ellas me hubiera contestado que hace
un par de días, y no sólo una, quizá dos o hasta más cartas, incluso yo hubiera
contestado lo mismo, quizá algunas, aunque la mayoría jamás me haya atrevido a
entregar, palabras que murieron en mis manos y que precisamente jamás llegaron
a las manos y a los ojos que tenían que llegar, pero como dice Enric Sanchez,
locutor y blogero español al que sigo desde hace un rato, "Es en verdad
tan necesario entregar una carta a la persona que se la escribimos, al fin de
cuentas lo que escribimos en ellas son nuestros sentimientos, en cierta forma
somos nosotros en palabras. Las cartas en realidad siempre las escribimos para
nosotros." Los sentimientos no necesitan la aprobación ni la
autorización de terceros.
Esto me pasa muy seguido, y es que cuando empiezo una
anécdota, o hablo sobre cierta persona, o un lugar, incluso cuando escribo para
el blog o para alguna publicación o revista; algunas personas cercanas me han
cuestionado porque siempre estoy yo ahí, porque todo empieza a través de mí, en
pocas palabras porque todo de lo que hablo, aunque sea de algún lugar, o una
película o canción, o incluso de otra persona, porque todo siempre tiene que
hablar de mi o porque hablo de mi; creo que es por una razón. Para empezar
empezaré ( válgame la rebundancia :) ) empezaré diciendo algo que decía
Federico Fellini: "Si me pidieran que haga una película de un filete de
pescado, aún así esa película acabaría hablando de mí". Creo que para mi
es tan importante hablar de mi y de los que pienso y de mis sentimientos en
cada cosa que hago, escribo, veo, o hago, porque al final de cuentas estoy
hablando de mi vida, de lo que pasa en mi vida, de lo que yo tomo como
importante en mi vida, y todo eso, todas esas cosas que involucran algo más que
personas, pasan a través de mis ojos, de mi "lente", pasan a través
de mí, y si no hablara de mi, o de loq ue siento o sentí en determinado evento,
con determinada persona, en determinado viaje, sea real o no, sean solo
expectativas mias o algo que haya sentido alguien más, creo que es importante
porque es la forma de yo expresar que la vida es importante. Y si yo no
me doy la importancia a lo que vivo, ¿quién me la va a dar? ¿Quién se la va a
dar a esos sentimientos? ¿A esas cosas que me han hecho estremecer?
Yo creo que, aunque lo que vivimos en la vida, y para
no salirme (como es costumbre, para mis viejos lectores desde Facebook -cosa
que no suelo hacer ahora en el blog porque ya llevo un control de escritura en
el que no me permito "descoserme" no salirme del tema en cuestión
"a veces"- saben que suelo desviarme un "poco" del tema en
ocasiones) lo que escribimos en las cartas efectivamente como se los decía
somos nosotros mismos y no otra persona, la persona a la que estamos
escribiendo, al escribir llegamos a ser nosotros en su esencia más pura.
Creo que viví en una generación hermosa y única; muy especial, pues aunque ya
teníamos Internet y tecnología, aun salíamos a la calle a mirar a las personas,
no sus fotos en su perfil. En aquellos años la tecnología no nos quitaba ni la
palabra, ni los sentimientos eran reemplazados por "emoticons". Y a
veces suelo preguntarme, sólo a veces me digo a mí mismo: "Hubiera sido
igual de genial mi adolescencia si hubiera vivido en una generación como ésta,
tan llena de novedades tecnológicas y aparatos que parecen ser nuestros ojos y
nuestra boca sin saber que en realidad son los ojos y la boca de unos pocos que
tienen el poder de todo esto y nos hacen ver lo que nosotros creemos que
queremos ver, lo que creemos que es libertad". La verdad no lo sé, quizá
si, hubiera sido igual de genial, pero les digo algo, la verdad no quiero
averiguarlo, me quedo con mis recuerdos y mi generación.
Ahora mismo también estoy trabajando en una
publicación que escribiré para una revista en la que posiblemente comience a colaborar en la que hablo un poco sobre esto, se titula "Somos nuestro
móvil" (publicación que después también compartiré en el blog) donde
expongo como lo que creemos que es una ventana con tantas publicaciones
"gratuitas" que nos mantienen conectados y en comunicación con el
mundo, en realidad no es otra cosa que todo esto es lo más caro, pues lo que en
verdad nos quitan es el tiempo ("El tiempo no es oro, el oro no vale nada,
lo que vale es la vida") José Mujica lo expone magistralmente en este
video que les dejo acá sobre como el consumismo y las redes sociales se
consumen lo que en verdad es valioso en este mundo, nuestro tiempo, y con
nuestro tiempo lo que se nos va es la vida. La tecnología se va apoderando de lo
más valioso que tenemos, quizá lo que aun nos queda de valor además de las
personas que amamos y las experiencias vividas, nos quita la libertad, los
"smarthphones" lo único que nos permiten es ver, ya no mirar, ya no
sentir de verdad, un celular no palpita, nuestros corazones si.
Michel Gondry nos dice en su película "Eterno
Resplandor de una Mente sin Recuerdos" -Hablar todo el tiempo no es
precisamente comunicarse- y en realidad es lo que pasa con redes sociales como
Whatsapp, estás platicando, estás "conectado" pero en realidad no te
estás comunicando, no estás interactuando, no tienes de cerca a tu
interlocutor, no lo estás mirando a los ojos, no puedes ver sus gestos, sus
peculiares marcas en la piel, su manera de sonrojarse, vamos no puedes saber si
te está mintiendo; estar platicando todo el tiempo no es precisamente tiempo de
calidad, la incomunicación también es buena, crea vínculos que en realidad no
se pueden explicar, porque se sientes, y como ya lo he expuesto muchas veces Los
sentimientos no se explican. La incomunicación crea lazos a distancia, nos
hace recordar a las personas con más cariño, te permite encontrar a otras
partes de tu alma que están allá afuera, y no estar pendiente de el mensaje de
cierta persona, te permite encontrar lo que buscas sin siquiera tu saberlo en
ojos ajenos, en ojos de extraños.
Y miren que no juzgo a nadie por sus formas de
comunicación, soy el peor haciendo eso, juzgar) pero creo que entro a una etapa
de mi vida en la que es necesario expresar lo que siento, lo que creo que es
importante decir, y que mejor medio que mi blog, quizá todo esto sea sólo
nostalgia por tiempos mejores (o lo que yo creo que fueron tiempos mejores) a
todos les pasó y a todos les pasará, supongo. Incluso yo tengo Whatsapp ( más
por imposición que por voluntad :) ) Pero lo que trato de decir, o a donde
quiero llegar es que la tecnologóa si se comió a parte de nuestra sociedad, a
parte de algunas bonitas tradiciones como el escribir cartas, soy de los que
están en contra de que si la tecnología te alejo de la calle estas mal, porque
mandar mensajes a tu amiga si se pueden ver en un parque, o en un café, porque
mandar un whatsapp a alguien sólo porque estas aburrido, pero si hablas con una
persona por e-mail porque vive a cientos de kilometros, o le haces una llamada
rápida a tu primo contándole de tu asombro al descubrir un nuevo café al que le
encantaría ir, o le mandas un whatsapp a un amigo diciéndole que viste una
película en la que sale un personaje igual de raro que el y eso hizo que te
acordaras de el, entonces yo mismo lo digo y lo grito a los cuatro vientos:
¡Bendita tecnología!
No suelo hablar mucho por teléfono y con el paso del
tiempo se me dificulta cada vez más, me he convertido en esa clase de personas
que no puede hablar o extender su lenguaje si no ve a su interlocutor a los
ojos, o por lo menos sentir su presencia corporal, y que no se me juzgue, sé
que el poder llegar a sentir a las personas en la distancia mientras hablas con
ellos por muy apartada que sea la lada en cuestión, es de las sensaciones y,
quizá podría decirlo porque no, "super poderes" más poderosos y
emocionales que hay, incluso yo he aprendido a sentirlo, aunque siendo honesto
con muy pocas personas, con muy pocas (al grado de en ocasiones no querer
contestar algunas llamadas) pero yo prefiero sentir en amor y la presencia de
los que tengo cerca, y sentir el amor de los lejanos en el silencio, sé que
llegará el día y el momento para dar ese amor que crea y conserva como los
buenos vinos la distancia, el amor que es para las personas que están lejos de
mi, el amor no se comparte, nace, y el que es para una persona no se le
puede dar a nadie más.
Sé que ya se está haciendo muy larga esta entrada pero
no puedo irme sin dejar de mencionar esto, y siempre me gusta mucho dar este
ejemplo cuando platico con personas sobre el tema de las redes sociales porque
es verdad, y creo que en alguna ocasión ya lo había mencionado en alguna entrada
pero ahora no recuerdo en cual en especifico, y es este sobre como en el mundo
antiguo cuando los marineros salían a explorar nuevos horizontes en altamar y
se iban por meses incomunicados y sin saber nada de los suyos, de su amada,
quizá llevando una prenda, una foto, quizá unas últimas palabras en un trozo de
papel (que se volvía su adquisición más valiosa del naufragio, por la cual sin
duda alguna matarían) pero aún así, resistían, porque se sabían ahí,
esperándolos, sabiendo que el amor se aguardaba en la distancia, porque la
gente sabía lo que quería ("Entre más sabes quien eres y lo que
quieres menos te afectan las cosas" Sofia Coppola - Lost In Traslation)
Quizá lo que va tan mal con las redes sociales, y quizá porque no con el mundo
y la vida en particular -y quizá más en los íntimos tiempos- sea precisamente
eso, que la gente ya no sabe lo que en verdad quiere, lo que en verdad los hace
feliz, vemos a personas casándose por el simple hecho de no quedarse solas,
personas que están con otras personas por simple cariño, sin jamás haber
experimentado en su vida lo que es amar en verdad. ("Como si no fuera un
rayo que te parte hasta los huesos y te deja quieto a mitad de la calle"
Julio Cortázar hablando sobre el amor en Rayuela). Yo por mi cuenta puedo decir
que sigo buscando, quizá algo que no existe pero sigo caminando.
Una carta más que escribir, es buscar palabras. Y para eso se necesita un sentimiento real. Mentir
mientras se escribe a pulso es muy difícil, créanme, hay que tener la sangre
muy fría para hacerlo por este medio, como ya lo mencione antes, Escribir
quizá sea el acto más honesto que tiene el ser humano. Cuando llegó la
invención del e-mail, el mundo no iba tan mal porque la gente aun buscaba las
palabras, y donde las buscaba, en sus entrañas; las personas rasgaban su alma
hasta encontrar las palabras correctas para poder hacer llegar sentimientos a
los seres amados, se era sincero, pero sobre todas las cosas, se era real, uno
no buscaba engañar a la gente por medio de cartas. Desafortunada mente esta
generación más que utilizar las redes sociales, ya no digo para escribir, sino
para ser honestos, sinceros, reales, las utilizan para mentir, para engañar,
incluso algunas mentes enfermas las utilizan para ser muchas personas con
muchos nombres, han sustituido las palabras por imágenes sin sentimientos,
y eso es lo que más duele, que la gente no recuerde que las palabras y la
escritura es amor. Así que sólo concluiré diciendo y me voy -por fin- que
si las redes sociales y la tecnología te ayudan a acercarte a gente que está
muy lejos y a compartir en verdad sentimientos, brindo por ello, pero si en vez
de eso, -y ese análisis tendrán que hacerlo ustedes solos sin mi ayuda- los
encierra en cuatro paredes, en un rango de 30 metros, o por pereza y comodidad
no los hace salir y gastar 30 pesos en un café y estar cerca de alguna persona,
o los hace dudar o dejar eso que alguna vez eligieron sin saber que lo
eligieron toda la vida, entonces espero que de algo les haya servido esto.
Por cierto, quizá un día de estos un cartero toque a
la puerta de su casa, pregunte por ustedes, y al entregarles un sobre, vean mi
nombre en el. Ojala todos, aunque sea por un día se permitieran dejar de
utilizar su celular para escribir algo, a alguien; a ustedes mismos, a un viejo
amigo, a sus padres, a alguien que ya murió, y se lo queden ustedes mismos, no
importa si no lo envían, y de paso le pudieran dar vida y amor a unas cuantas
hojas en blanco, verían como se van llenando al igual que su corazón de vida y
verdades que seguro ustedes también irán descubriendo y recordando, se
conocerán de una forma que no se conocerán si no se permiten escribir sin
pretensiones, sólo siendo honestos con lo que se siente de verdad.
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