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miércoles, 14 de febrero de 2024

Club Zero: La peligrosa manipulación charlatana de la sonrisa bonita.





Debo confesar que ha sido una gran y grata sorpresa poder visualizar y descubrir esta película austriaca (y que pudo ser hecha gracias a la co-producción de varios países como Suecia, Francia y Países Bajos) de la directora Jessica Hausner que, desde que que uno ve entre los co-productores el nombre de la productora de Ulrich Seidl, puede saber qué esperar, y hacia dónde va esto.



Antes de abordar la película y todo lo que me parece interesante y fascinante de esta, debo ser bien específico y dejar algo bien en claro: los críticos no siempre tenemos la razón. La opinión de un crítico sobre una película comprende a su estudio (si así lo podemos llamar) del cine desde su invención, pero además de esto, hay que tener una comprensión de los temas diversos que comprenden al cine y arte en general, y para hacer más general y vasto su campo visual y discursivo, debe entender los temas y contextos que rigen a cada generación.


Esto lo comento de manera muy superficial porque, un gran sector de la prensa especializada tanto de Europa, como en América, atacó a la película tanto por las formas como por el fondo, que yo siento va más en el sentido de que no entendieron las que para mí son las intenciones reales de la directora, y porque además la mayoría de los críticos que no gustaron de la película, son en su mayoría de la vieja guardia. 



La película es un ejercicio por demás interesante sobre el poder ejercido por una persona visionaria (si es que este es un modo en el que se le puede llamar) que encuentra en un tema que sólo está domina (y en el acto, no haber nadie que la pueda contradecir), la manera de manipular a personas para sumar a su causa, y las peligrosas consecuencias que pueda tener como resultado. La manipulación, el chantaje y la charlatanería que podemos ver como los símbolos que tiene toda secta religiosa, pero acá lo brillante de Jessica es que lo aterriza a muchos matices sociales que hacen que uno quiera diseminar lo que pasa mientras te tiene atrapado la inquietante trama maquiavélica. 


La miss Novak (con una interpretación más que excelsa de la siempre interesante Mia Wasikowska) funge como esa semilla que, a través de la atención y el amor, y también apela al apoyo de sus alumnos mejor dotados para hacer que entren al rebaño los más escépticos; insemina la frágil y moldeable mente de los jóvenes pudientes que son ignorados por sus padres. Mientras sus padres le exigen y les cuestionan por sus hábitos y comportamientos, miss Novak los acoge y abraza para que a través de su creencia e ideología trasciendan y dejen atrás el camino de las viejas prácticas obsoletas que no funcionan y están llevando a la destrucción del planeta y de nosotros mismos, es así como ella no sólo se cree superior, sino que encuentra en esos jóvenes a sus discípulos, pero va más allá y corrompe y hace cuestionar a quiene la apoyaron su salud mental y sus verdaderas intenciones, pues rebasa los límites de la moral y hace de estos jóvenes como si fueran sus hijos e incluso la pareja que no pudo tener en el plano real, hace de estas mentes manipulables y carentes de valor y amor propio por el sistema económico y por demás privilegiado; seres a su imagen y semejanza. Lo que no parecía ser una secta, al final se desdibuja de manera más que clara, simbólica y medular con la forma en que culmina la historia. 


Jessica creo en el personaje de miss Novak una fascinante polaridad en la que sólo hay claro y oscuro, vemos cómo ejerce un peso específico tanto en sus jóvenes como en la trama de la película, incluso de manera omnipresente, pues si bien al principio de la película está, y su sonrisa es en sí lo más simbólico de ella, conforme avanza la trama ella deja de estar de a poco, sólo la escuchamos (la escena en la que aparece al lado de uno de sus jóvenes cuestionándole la comida que tiene en el plato, en la que sólo la escuchamos con un tono de voz serio y fuerte, y vemos sólo el vientre de ella, y cuando hay cambio de plano la vemos con su sonrisa encantadora simbolizando a una madre amorosa que se preocupa por su hijo), sentimos su presencia vigilando, y cuando la vemos, aparece su sonrisa, salvo cuando la despiden por la que en apariencia había sido la cosa más inocente que había hecho, obedeciendo a ese ser superior a ella que podemos suponer se refiere a la madre naturaleza. Pero aunque pareciera que a partir de la segunda mitad los jóvenes son los que llevan el peso de la película al exponerse de manera más atenta el contexto de sus problemas y su vida, sigue siendo ella el núcleo de la historia, estando de manera omnipresente en las decisiones y conductas de cada uno de estos chicos, inquietando el peso de la maestra por lograr el objetivo y premio prometido. No está, pero está. 


Jessica confronta tanto directa como de manera sutil al espectador, y lo hace a través de elementos visibles y palpables como las referencias visuales, el diseño de producción y la musicalización atmosférica que va haciendo una especie de somnífero que no permite que salgas de la línea narrativa que explota (salvo los molestos espectadores que no sólo están acostumbrados a la comida chatarra y en exceso del cine consumista [haciendo apología a la propia película] sino que sólo van a ver la película porque se ven obligados, pero ese ya es otro tema). Y además al más puro estilo austriaco de grandes del cine como el propio Ulrich o Marie Kreutzer, hay un humor satírico que se dibuja en la ejecución de algunas secuencias específicas, que hacen que no se cargue tanto el peso dramático y la pesadez y gravedad de este thriller espléndidamente elaborado y lo que se dibuja claramente por debajo de la superficie como una tragedia desde cierto punto de la película, pero todo de manera sutil, aunque no por eso menos provocadora. Pero Jessica apela al buen juicio e inteligencia del espectador, apela a su criterio y sentido común para saber hasta donde es bueno o sano el discurso de la miss Novak, y donde empieza la crítica que ella hace a los grupos sectarios y de riesgo, a las sociedades pudientes y de estatus privilegiado que se dejan engañar por cualquier peligrosa manipuladora charlatana con sonrisa bonita, y si usted así gusta verlo al final de la película, al poder que puede tener la mente de los jóvenes a la hora de seguir sus convicciones, sean bien intencionadas o mal intencionadas. 

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