Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

lunes, 23 de mayo de 2022

Breve comentario sobre "La civil" de Teodora Mihai





Es fácil identificar cuando una película que está enfocada en el género de la delincuencia organizada y el narcotráfico es filmada por un realizador o realizadora extranjero o ajeno a la problemática que viven países latinoamericanos, en especial en México, y este comentario es tanto para bien como para mal.

En "La civil" hay sobre todo un valor que resalan a la vista y que hacen notar aún más esta mirada ajena a este problema, desde un ojo más educado cinematográficamente, y esta es la forma en que la película encuadra a los personajes, hay cierta distancia, cierta lejanía que permite ver y explorar la psique de estos, sobre todo del personaje principal, interpretado de manera soberbia y magistral por Arcelia Ramírez, hay símbolos y elementos que en los que uno de inmediato se percata que es un personaje bien desarrollado y escrito por la y el guionista, y bien estudiado por Arcelia. La escena dónde su personaje se corta el pelo, es es de alguna manera la misma escena que se ve en muchas películas como forma de liberación, lo vemos en G.I. Jane, Los amantes del siglo, Los adioses, In the fade, y un largo etc; y no lo menciono como algo negativo, sino todo lo contrario, demuestra en este simple elemento que es un personaje bien estudiado y con motivos.

El modo en que la película comienza, aunque sea decantado (por no decir predecible) en el género, es correcto, y me parece que toda la película se sostiene tanto por el ritmo que propone la directora, así como por su manejo de la situación, pero en su parte final, la película pierde por completo el rumbo; sobre todo por la tibieza con la que se maneja una de las escenas clave, en la que si bien se agradece no caiga en un cliché moralista o melodramático, creo no llega a la intensidad que necesitaba la situación para ganchar y darle un verdadero impacto al espectador, así como la presencia de actores de reparto que no dan el ancho y quedan mochos y sosos ante las actuaciones de los estelares, y ese final que para mi gusto, además de ambiguo sin razón, no deja absolutamente nada.

Este tipo de películas ya no sorprende para nada que sean la sensación en festivales europeos como Cannes, pues es la mirada a problemas realmente graves, que ellos jamás pasarán desde sus privilegiadas e incomodas realidades. Para mí tiene aún más valor Noche de fuego de Tatiana Huezo (que también se estrenó el año pasado en la sección Una cierta mirada) aunque pienso que hay obras aún más destacadas que estas dos que retratan esta situación de manera más real, cruda, crítica y propositiva, y de ahí mi comentario que una mirada ajena a esto que se vive en México todos losdías, tampoco podría sacar algo que nos llegue a impactar en todos los sentidos. Tan poco propositiva me llega a parecer en algunas de sus acciones esta película, que la película en México se distribuye con dos poster que a mí me parecen de muy mal gusto, uno sensacionalista al más puro estilo Hollywood (por no decir Marvel) y otro dando algo de "vida y arte" a un chaleco antibalas que la protagonista jamás usa (el poster que muestro es el que me parece más correcto).

Que se ve diferente, es verdad, y eso es de reconocerse, que la actuación de Arcelia Ramírez es lo mejor de la película, por supuesto, y se merece todos los premios, aplausos y reconocimientos que ha ido recogiendo del año pasado para acá, pero me parece una película que en el punto medular donde tenía que señalar y apretar el gatillo como su protagonista, jamás lo hace.

jueves, 19 de mayo de 2022

"El perro" de Carlos Sorin: las segundas oportunidades de la vida.





Hay muchas películas que, siendo muy sencillas, minimalistas y de poca producción, tienen historias que en su simpleza esconden historias muy bellas sin ser muy rebuscadas; y eso suele hacer que se pierdan en el mundo cinematográficas siendo opacadas por cualquier producto sin valor artístico de la big industry. Esta película sin lugar a dudas es una de ellas, una historia que aunque parece es muy sencilla y sin valor aparente, esconde una historia cuya lección es muy hermosa.


La película va sobre la vida de Juan, o "Coco" como le dicen sus cercanos, un hombre mayor que después de haber sido despedido de su trabajo en una estación de gasolina, batalla en encontrar un trabajo por su edad. En sus ratos libres hace mangos para cuchillos y trata de venderlos en donde puede. Coco tiene una virtud, o una debilidad, como se le quiera ver: es un hombre al que le gusta ayudar. En una de esas ocasiones auxilia a una mujer que se queda tirada en la carretera y remolca su camioneta hasta donde vive y se la arregla, en agradecimiento ella y su madre le regalan un perro viejo que dejó su difunto padre y esposo, y aunque al principio lo duda, termina por aceptar por no hacerles el desaire, una vez que llega a su casa, su hija lo echa con todo y perro, es entonces que cuando parecía que Coco ya no tenía op0rtunidad alguna en la vida, empieza a florecerle la suerte una vez más gracias a le chien (que después Coco se entera que en realidad el perro se llama bombón), y cuando el mundo los vuelve a dar por perdidos y desahuciados a los dos, la vida les da una segunda oportunidad.


Carlos Sorin en ningún momento quiere pasarse de la raya hacia ningún lado que le pueda comprometer su obra, pues sabiendo bien que había pocos elementos y recursos para contar esta historia, llevarla más allá de la línea en lo dramático, o en lo cómico, le habría costado el argumento completo. Todas las historias que giran en torno a Coco y Bombón, son historias que no sólo tocan a Coco, un hombre con una alegría y un optimismo infinitos, sino también a nosotros los espectadores, cada una individualmente es valiosa, y colectivamente hacen una amalgama perfecta en pos de la película, eso es gracias en parte a las actuaciones, a la hermosa y sencilla música compuesta por Nicolás Sorín (hijo de Carlos), y por supuesto a la dirección.

La escena más poderosa, es también la más cómica y la que podría parecer inapropiada para muchos, pero nada de eso, esa escena hermosa que ejemplifica perfectamente las intenciones que tenía Carlos con la película, es la representación de que la vida cuando menos lo pensamos nos sorprende, cuando parecía que no había más camino que recorrer, que sólo quedaba esperar al lado de la carretera a dejar de ser, el instinto y la amistad menos pensada nos vuelve a dar un empujón y, si toca que tenemos que brillar en algo que jamás en nuestra vida habríamos pensado, pues hay que hacerlo.

"El perro" no está a la altura de las obras maestras del cine argentino, pero tampoco les pide nada, es un road-movie sencillo pero de una hermosura sobresaliente.

miércoles, 18 de mayo de 2022

"Cow" de Andrea Arnold: madres y crías.





Andrea Arnold es una directora británica que, con sus ya 61 años de edad, sigue siendo por dentro una joven adolescente que busca la libertad de la manera más poderosa y natural, y que no teme hablar y luchar contra cosas, temas y formas que le incomodan, y que defiende ese derecho a capa y espada; es algo que se ve en sus personajes y sus películas desde un principio. Es una directora lasciva, punzante y contundente en sus ficciones, de modo que su primer documental para nada iba a ser distinto.


El documental sigue la vida de Luma, una vaca que da a luz a una pequeña becerra y de la cual es separada al muy poco tiempo, a partir de ahí vemos la vida de las dos en paralelo y por separado, vemos un real y emotivo conflicto de estos dos animales por la ausencia del otro, es algo que se comprende al instante, hasta que el ciclo vuelve a repetirse y tienen que seguir la vida, como todo en la vida.


El trabajo de Arnold bien puede que para muchos parecer simil a Gunda de Kossakovsky, pero me parece que si bien en lo general hablan de lo mismo, lo hacen de formas muy diferentes, y con fondos también que se distinguen el uno del otro perfectamente.

Habría que empezar por hablar de los distintivos de Arnold en su obra y que la hacen diferente a Gunda, pues mientras Gunda hace registro de sus personajes desde una distancia prudente (sin quitarle por supuesto el realismo a la obra), Andrea al igual que en sus pasadas películas, siempre tiene a sus personajes principales en un primerísimo plano, jamás se despega de ellos, con cámara al hombro haciendo aún más énfasis en la mirada viva y libre de Arnold. Vemos cada mutis de emoción que tienen, acá por supuesto es igual o más potente que los personajes que ella pudiera escribir, y digo "igual o más potente" porque como ya lo he dicho al principio, los personajes de Arnold en la ficción llevan su vena y su juventud y deseo de libertad. También hay una diferencia en la no presencia y en la presencia humana, pues mientras que en el trabajo de Kossakovsky no hay ninguna interacción con los humanos de parte de los animales, en Cow si que la hay, pero siempre en segundo plano, todo lo que dicen y hacen jamás implica directamente en la vida de madres y crías. Así también podemos ver que, mientras en Gunda no se sentía una humanización de los animales, sino más bien una forma que planteaba que nosotros espectadores los viéramos a ellos como ellos mismos, en Cow de alguna manera si hay una humanización por parte de Arnold de estas dos vacas.

Otro elemento en Cow es que jamás se siente en la atmósfera del documental una sensación cruda o de dolor, a pesar de que las vacas están obligadas a cumplir ciertas funciones en la granja que están, algo que de alguna manera, aún con toda la belleza que desplega Gunda, si se sentía algo tenebroso, como si supieramos de ante mano lo que le pasa a todos los animales de granja que veíamos a cuadro, en Cow Andrea por momentos hace que olvidemos ese desenlace final, ver a Luma y a su hija de alguna manera es ver la relación entre una madre y una hija que se separan, y si bien no se separan de la forma en que quizá si se separan en las ficciones de Arnold, no deja de ser una separación, y lo que vemos al final de cuentas en el desarrollo del documental es el paso por la vida de estas dos sin sensacionalismo o influencia de la directora más que la que puede haber en el montaje final (edición), aunque al final la crudeza y la realidad alcance a Luma, como nos alcanzará a todos. No sobre explota dramatismo, pero si que sabe el mensaje que quiere darnos, y llega perfectamente. Se vuelve un ejercicio llamativo y valioso en mucho niveles, nada más hay que ver la escena en la que las vacas están en el campo de noche, realmente es, además de destacada técnicamente, es hermosa en lo narrativo.

Es redundante en comentario final para este análisis, pero no por eso innecesario, Andrea Arnold es una directora que todas sus películas llevan una tónica muy similar, en su fondo y en su forma, pero es una directora que jamás ha sido complaciente con el público, la crítica, o las reglas cinematográficas formales, lo cual la hace una maestra del arte cinematográfico única, incluso yo diría que aún con la fuerza y los temas fuertes en su obra, roza el lenguaje poético en cada uno de sus trabajos. Andrea Arnold es una directora con una voz directa, franca, que no le gusta irse por las ramas, y artistas como ella no los hay en exceso.

lunes, 16 de mayo de 2022

"France" de Bruno Dumont: Francia, Francia.





Es bien sabido que el cine de Bruno Dumont no complace ni consiente susceptibilidades ajenas, es un cine que sale como una llamarada de las vísceras de su realizador, es tan real y mordaz como sólo él lo puede querer, concebir y crear, esto ha hecho que nos entregue tanto obras de arte que trascienden entre lo divino, lo mortal, lo crítico, y muchas veces en ese juego de complacer sólo a su ente creativo, raya en excesos que no funcionan mucho a sus obras vista desde fuera de su foco y su percepción.

Esto es lo que podríamos decir de su undécima película, que aunque pretende ser una crítica más que mordaz y punzante a el estado actual de la política francesa y la inmediatez de la información y la creación de ídolos modernos que aparentan ser personas felices y con una vida perfecta, cae en excesos que le pesan a la obra haciéndola además de pesada y poco clara, muy larga y pretenciosa al ojo de varios especialistas.


France de Meurs es una periodista, reportera y presentadora de un programa de noticieros en Francia muy reconocido, que hasta el presidente de ese país la conoce perfectamente. Ella hace lo que quiere, nadie le cuestiona nada y su credibilidad es intachable. Pero es luego de un percance que tiene en el que atropella a un joven en una motocicleta que su mundo se empieza a desmoronar. Haciendo que se cuestione su papel en la sociedad, como es que la perciben los demás por lo que es, si es feliz. Luego de varios intentos por cambiar de rumbo, ayudar a personas y a las causas que realmente debe de apoyar, y tras tropiezos que la hacen saber que todos quieren lo que quieren (y que es con lo que al final ella se queda), France vuelve a lo que realmente sabe hacer, cuando el mundo se entera de lo que en realidad es, de que la realidad es una apariencia, una farsa, un montaje creado por ella, en el que el sabotaje viene de su propia gente; y su público, el pueblo francés, vuelca en su contra; entonces al final hay un hecho en su vida, que no se sabe si es real u orquestado, que la vuelve a poner en el ojo de los demás. France, al final de cuentas, es France, y ella sabe lo que sabe hacer.


La propuesta y la intención de Dumont con la película es interesante, propositiva y muy valiente, pero el tono en que se maneja en un principio es muy osado, siempre acompañado de una música que es verdaderamente molesta, además de ser muy disperso en su argumento. Pero es luego que empieza a tomar cierto ritmo a través de los acontecimientos que pasan en la vida de France que uno puede recordar pasajes de lo mejor de su obra con esta mujer que quiere reencontrase con ella a través de un camino de sufrimiento, haciendo de ella una especie de figura de mártir, pero jamás es claro si eso está pasando o es simple postura, es ahí que en vez de que la película tome su forma, es que se vuelve más dispersa y confusa. Es claro que la figura de France funge como la complicada situación política que viene arrastrando el país francés desde hace años, en el que aparenta ser un país amigo, bueno, que apoya las buenas causas, pero que a raíz de noticias se pone en tela de juicio esta verdad, con políticas públicas que ponen en tela de juicio todo ese bien que dicen hacen a la humanidad y la unión europea; y si bien el humor que maneja nos puede parecer soso y tonto a los de occidente, habría que preguntar a los simpatizantes de Macron, pero sobre todo a los no-simpatizantes de Macron, que les parece.

Me parece que si la película puede soportarse hasta el final es por la figura protagónica de Léa Seydoux que sin lugar a dudas firma la que para mi es su mejor actuación, hace que por momentos empaticemos con la situación de France, pero que también lleguemos a detestarla, y eso no es más que el gran trabajo interpretativo de Seydoux.

Aún así, con lo dispersa e inconsistente que resulta la obra, me parece que lo que le podemos adjudicar como un logro siempre a Dumont, es que jamás le da miedo reinventarse y salir del molde, aunque en el proceso esto sea totalmente contraproducente a su filmografía. Es por eso que requerimos más creadores como Dumont que no le teman al fracaso y le apuesten a la crítica de formas menos convencionales, porque como ya lo comente al principio, la premisa de la película, y como se plantea esta crítica y analogía entre gobierno y medios de comunicación, es interesante, propositiva y muy valiente.

domingo, 15 de mayo de 2022

After Yang: El androide que amaba los árboles.





After Yang es el segundo largometraje del director Kogonada luego de que sorprendiera con su ópera prima Columbus, siendo no sólo una de mis películas favoritas del 2017, sino señalada por la crítica como una de las mejores películas de ese año. Con su segundo largometraje, que en apariencia podría ser muy distinto a su primer trabajo, hay una forma en su cine que hace que lo distingamos como un director con un estilo muy propio en su forma.


En un mundo futurista, donde clones y androides conviven con los humanos de manera normal, Jake (Colin Farrell) y Kyra (Jodie Turner-Smith) compran a Yang (Justin H. Min) un androide cultural de segunda mano para que los ayude a cuidar y a educar a su hija adoptiva Mika (Malea Emma Tjandrawidjaja) y así esta no esté tan desapegada de su cultura y no sienta el choque racial con sus padres. Luego de que una noche Yang deja de funcionar, Jake hace lo posible para que este vuela a funcionar y su hija no sufra por su ausencia. Luego de investigar e ir con diferentes personas para que lo puedan ayudar, descubre que Yang tiene una memoria que podría estarlos espiando a él y su familia con fines corporativos, cuando le dicen que todo está almacenado en una memoria, las personas hacen creer a Jake que quizá podría descubrir lo peor al revisar las grabaciones, pero lo que encuentra es un árbol genealógico y un cielo lleno de pequeños fragmentos en la vida de un androide que amaba los árboles, a su familia, y a una chica. Luego de hacer todo lo posible por arreglarlo, al final cae en cuenta que ahora lo que tienen que hacer él y Kyra es cuidar a su hija, y dejar ir a Yang.


Quizá de los grandes logros y valores a nivel producción que tienen esta película de Kogonada es sin duda el hecho de como de una manera tan simple, sencilla y minimalista, nos adentra en un ambiente futurista con recursos muy simples, lo vemos en la manera en que se transportan de un lugar para otro, en la forma en que Jake mira los recuerdos de Yang, y en un plano general que nos hace ver la ciudad en la que viven (quizá sólo esa toma de unos pocos segundos sea lo más caro de la película), pero otros elementos que nos ubican en ese futuro, nos hacen ver que quizá ese futuro no sea tan lejano.

El lenguaje tanto cinematográfico como narrativo que emplea Kogonada no es muy distinto al que manejó en Columbus, vemos esta forma tan armónica en que deja respirar cada plano y cada silencio para adentrarnos en las preocupaciones de los personajes, sobre todo en las de Jake, como nos adentramos en lo complejo de su situación tanto por el sufrimiento de Mika, el escepticismo de Kyra, el propio hermetismo de Jake en cuanto a las personas cibernéticas y su opinión por George, el vecino que no le agrada tanto pero que siempre lo ayuda, hay una profunda y compleja trama sobre la aceptación hacia los otros, ya sea por ideologías, creencias, razas y otros factores, así como nuestra necesidad de conexión con otras personas, a pesar de nuestras diferencias. La atención a los detalles, que acá van más allá de lo metafórico que relacionaba a las emociones en Columbus con la peculiaridad arquitectónica de la ciudad, acá hay más que se comunica y contempla en los detalles de estos pequeños fragmentos de memorias que albergaba Yang, que nos hace entender y cuestionarnos que todos llevamos dentro una película que sólo nosotros comprendemos con sus contextos, y que puede llegar a conectar y a conmovernos de acuerdo a la la perspectiva desde donde se enfoca y se observa.

La emotividad y la ternura que emana de la mirada y la forma de ver la vida de Yang, no me parece sea algo de ver o sentir desde la perspectiva que es un androide el que las expone, nosotros podemos deducir y comprender al instante que, las dudas que este ser tiene son humanas por distintas razones, tanto por el hecho de que Yang convivió con personas durante muchos años, formó parte del árbol genealógico de más de una familia, fue hecho por humanos a su imagen y semejanza, y aún más importante, este personaje fue concebido por un creador que quizá sea la persona sobre la tierra que mejor comprende la obra del director más humano que jamás ha existido: Yasujiro Ozu. Y el cine de Kogonada, sin jamás sentirse como un plagio, y a pesar de que en los fondos y las formas no lo parezca en un primer plano; siempre será evocativo al cine del realizador nipón.