Se escuchan aullidos es la película más reciente del cineasta Julio Hernández Cordón, cuyo andar por festivales, esta vez de manera virtual, por los tiempos que vivimos hoy día, nos ha permitido poder verla.
Para quien conozca el cine de este ya muy reconocido director (y en hora buena, su trabajo lo respalda, y es en verdad excepcional, a mi parecer, uno de los cinco mejores cineastas hoy día en México), sobretodo sus últimas tres películas, que son las más reconocidas, y las de un acceso digamos más fácil; esta nueva propuesta quizá les parezca atípica a lo que muestra su cine en los últimos cinco años, pero para los que conocemos la filmografía completa de Julio (incluidos sus cortometrajes, que por cierto hablaremos de uno en particular más adelante), sabremos que no tiene nada de atípica, de hecho hay mucho de muchos de sus trabajos anteriores, los que de una u otra manera, de fondos y formas muy distintas, guardan cierta conexión, quizá la única excepción a la regla, y por lo tanto, la única película atípica en su filmografía, sea precisamente su ópera prima: Gasolina, algo que Julio jamás volvió a mi parecer, a replicar, tanto para bien como para mal.
En esta ocasión no haré reseña alguna, pues por la naturaleza de la película misma, me parece sería algo muy complicado de hacer, de modo que pasaré al análisis directamente comentando aspectos y detalles en preciso de la obra.
La película quizá sería a mi parecer la obra más personal y autobiográfica de Julio, no sólo por el hecho de que su hija mayor la protagoniza, sino también por el hecho de que nos cuenta, a la vez que cuenta la historia del lago de Texcoco, y su búsqueda siendo acompañada por el espíritu de Neza, el rey poeta, y ayudada por la mujer lobo de las leyendas de los lugareños; que mucho de lo que ella cuenta y narra sobre su padre, está basado en las propias vivencias de Julio siendo un joven que vivió en la ahora Ciudad de México. Vemos "oficialmente" a Julio sólo al principio de la película, invitando a su hija a que haga esta película con él, dándole detalles varios, como el título que pensaba ponerle, pero hay una presencia de Julio que a mi me parece que en el mismo grado que tiene de osada, narrativamente raya en la genialidad, y utilizo esta palabra no sólo en la forma en que se utiliza hoy día, sino que en todo el extenso sentido de la palabra, lo que Julio hace con esta aparición suya que raya entre ninja/fantasmagórica, una prueba más del genio y la gran creatividad que emana de su mente, como el hecho de utilizar al mismo actor para interpretar a todos los personajes secundarios de la historia.
El personaje de Fabiana, a mí bien me podría parecer la hija de aquel peculiar niño que era atacado y amordazado por sus amigos en el fantástico cortometraje Maleza, tiene una presencia muy especial, con su inocencia y la voz que le da a el mensaje dado por su padre, de sus vivencias, y lo que me parece hace que para Julio esta película, y esta historia sea tan importante, mientras se desarrolla lo verdaderamente importante de la película: la visibilidad que le da a un problema tan importante como lo es el desplazamiento de la gente de su lugar de origen y lo voraz que se vuelven las ciudades con tal de ganar más terreno al grado de desaparecer.
Julio vuelve a mezclar me parece de manera más que magistral la ficción y el documental, como alguna vez ya lo hizo con Hasta el sol tiene manchas, y no sólo eso, lo hace de una manera además de orgánica, muy austera, notándose en más de un aspecto que Julio puede hacer tanto obras de gran producción con decenas de personas trabajando a su alrededor, como películas de muy bajo presupuesto con un número limitado de personas las cuales se podrían contar con los dedos de ambas manos. Julio recaba entrevistas de personas que conocieron como fue el lago de Texcoco en su gloria, esplendor y apogeo (además, me parece que la forma en que los presenta y les da voz para que den su permiso para aparecer en la película, abona a la manera tan creativa de "montar" la escena) mientras Fabiana sigue su búsqueda saltándose rejas y reglas en el proceso. Al igual que en Hasta el sol tiene manchas, Julio de alguna manera le da mención, voz y rostro a personas importantes en su vida que lo han ayudado y lo han hecho ser quien es, en esta película en particular se muestran, además de su hija, en dos de sus mejores amigos de la juventud, en la escena del graffiti de Soda Stereo en la pared azul de la pulquería.
Como lo comentaba antes, muchas de sus películas tienen similitudes, hilos en común que no pueden pasar desapercibidos cuando hablamos de un cineasta que es un autor nato, y está demás decirlo, una mente sumamente creativa, por un lado tenemos este lazo docu-ficción en trabajos como ya mencionados, pero no sólo esos dos juegan con esta condición, Polvo, documental producido por el propio Julio y Pablo Larraín, y Las marimbas del infierno es otro, vemos una historia y personas reales, pero que claramente están siendo dirigidos, de manera muy libre si así lo quieren, pero ya hay una mano de dirección por parte del director. Las similitudes entre Te prometo anarquía y Atrás hay relámpagos es algo de lo que ya he escrito cuando precisamente comenté la segunda mencionada, así como su amor por la CDMX y su melomanía, y Cómprame un Revólver nos muestra esta faceta de Julio ya preocupándose por cuestiones más allá de relevancia personal, o de una postura muy propia, sino que su mirada se nota ya enfocada en temas y circunstancias más allá sólo de su persona, ya empieza a preocuparse por los demás, en preciso, por los suyos, sus cercanos, sus hijas, en este grado, parafraseando a un amigo, su cine a partir de Cómprame un Révolver, se vuelve un cine sobre y para niños, contado por y para adultos.
Finalizo diciendo que al final Se escuchan aullidos, nos da prueba una vez más que la realidad supera a la ficción, por muy dolorosa que esta sea, y para muestra, lo que quedó del lago que tantos como Julio recuerdan y extrañan, con una tristeza irremediable de no haber podido mostrar aquello a sus hijos, y con una preocupación y conciencia de que cosas y masacres como esa, a la naturaleza y a nuestros ecosistemas y los lugares que nos importan, vuelvan a pasar.
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