-¿Por qué tus dedos son tan inquietos?
-No lo sé. Jamás me había puesto a pensar en ello.
-Y nunca nadie te lo había preguntado antes.
-No.
-Trata de encontrar alguna explicación.
-No lo sé. No sé si pueda.
-No lo sé. Jamás me había puesto a pensar en ello.
-Y nunca nadie te lo había preguntado antes.
-No.
-Trata de encontrar alguna explicación.
-No lo sé. No sé si pueda.
-¡Vamos! Me vas a decir que don señor escritor no puede inventarse una historia sobre porque sus dedos no pueden dejar de acariciarme.
-No es eso. Mira, si quisiera encontrar algo muy pretencioso o significativo, sería algo que me costaría mucho inventar. Tendría que agotar todo mi arsenal creativo para hacer que con unas cuantas palabras tú ya no te quisieras ir esta vez, quizá lograría derribarte los miedos y haría que te olvides de todo y te quedes conmigo para siempre.
-No juegues conmigo, por favor.
-Lo sé. Y no te preocupes. No haré eso. Lo que haré ahora, que es algo que debí hacer desde el primer momento en que te vi, es decirte la verdad, del por qué no puedo dejar de tocarte, de sentirte, de buscarte.
-No juegues conmigo, por favor.
-Lo sé. Y no te preocupes. No haré eso. Lo que haré ahora, que es algo que debí hacer desde el primer momento en que te vi, es decirte la verdad, del por qué no puedo dejar de tocarte, de sentirte, de buscarte.
-¿Y cuál es esa verdad?
-Esa verdad es la única verdad que rige mi vida desde que llegaste, y es el hecho de que, desde que llegaste, sabía que había encontrado aquello que había buscado toda mi vida, y que por más que yo quiera vivir más y tenerte más, no puedo hacerlo, y tarde o temprano tú te irás. Incluso el calentamiento global y la paz mundial me importan más cuando estoy a tu lado. Por eso decidí desde el momento en que te conocí que iba a ocuparme en lo que yo pudiera, de mejorar y contribuir para que este mundo sea un lugar cada vez mejor, desde mi humilde trinchera. Y que cada momento que tuviera a tu lado, lo iba a aprovechar al máximo, y no iba a dejar de tocarte y besarte cada vez que un impulso me lo dictara.
-Aunque eso signifique estar juntos desde que llego hasta que me voy.
-Incluso.
-¿Y la escritura? No dejarías de escribir por mi, ¿o sí?
-Cuando estoy contigo ni siquiera siento la necesidad de escribir.
-¿Qué te he hecho?
-No lo sé, pero algo mejor de lo que era antes, seguro que si.
Ainssssssssssss... sólo cabe un suspiro ante esas palabras.
ResponderBorrarMe alegra que te haya gustado. Saludos Alma.
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