Negra es un documental mexicano dirigido por la realizadora Medhin Tewolde con el apoyo de varias productoras y asociaciones como Ambulante, el Estimulo Gabriel García Márquez para la creación cinematográfica, el FONCA, entre otras. Este año ha empezado su exhibición en festivales, y se ha exhibido, a la fecha, en el muy recién terminado FICMonterrey, donde se llevó el premio al Mejor Largometraje Mexicano Documental, y justo ahora se proyecta en el Vancouver Latin American Film Ferstival.
El documental narra, a través de la propia directora, y la experiencia de cuatro mujeres más de raza negra, las pericias y dificultades que les han pasado en la vida por su color de piel. Vemos prácticamente entrecruzarse sus testimonios de vida, en los que se nos narran experiencias muy similares, y como su conexión se da en muchos ámbitos, es un ejercicio de la directora de tratar de sanar el punto de quiebre o de partida que marcó un antes y un después en su vida cuando era niña, ese punto que la hizo entender lo duro que sería llevar ese peso, que no era el problema en sí, sino de un sistema que se empeña en no darle su lugar y su nombre a estas personas, muchas veces protegido de cierta manera por integrantes de generaciones pasadas de esa misma comunidad. Vemos así entonces, como al documentar y mostrar las historias de estas mujeres, ella sabe que es una carga que sólo ella ha llevado, que otras mujeres sufren lo mismo, y que la sanación, aunque viene de distintas maneras, así como darse cuenta del problema real, que es la intención de un sistema que discrimina, y no una palabra como tal; el arte ayuda en este proceso de aceptación e identificación.
Es interesante por muchos motivos como narrativamente la directora aborda toda la estructura y la trama del documental, por un lado está como es que expone el problema del sistema. Este se expone a través de los testimonios y las pláticas que regalan estas cuatro mujeres a la directora, y menciono que vemos un problema estructural en el sistema ya que vemos como se les trata de hacer sentir menos o inferiores a estas personas desde la escuela, y hay una especie de estigma incluso desde la casa, por lo que implica ser negro históricamente. Hay un lapso al principio con una de las mujeres en la que ella le pregunta a un hombre sobre qué opina de que si hay mujeres negras en el sur de México (el documental recoge los testimonios de mujeres en distintos puntos de Guerrero, Oaxaca y Chiapas), entonces el esquiva la pregunta y termina diciendo que sólo en Estados Unidos hay "negras", relegando así el problema.
La personalidad de cada mujer es muy distinta, y eso enriquece el documental, pues en sus diferencias, vemos un común denominador en la discriminación desde la postura social general. Está la mujer que quizá perdió la oportunidad de empezar una relación con el hombre de su vida, la adolescente que no encaja en los cánones de belleza establecidos por la sociedad (otro tema que se plantea y se toca muchas veces en el documental) y que muestra su enojo con aislamiento, la artista que tuvo que vivir en un entorno difícil que la hizo tener que "blanquear" para poder sobrevivir, y la joven que además de lidiar con la discriminación y la burla por su ascendencia africana, también tenía por otro lado su linaje indígena.
El documental sirve como un examen de conciencia de cómo nosotros hemos cargado y de alguna manera contribuido con malos hábitos de comunicación, que vienen desde la cultura popular mismas al crear estereotipos de siglos pasados y que seguimos de ciertas formas replicando (tales y tan cotidianos son que los encontramos en simples formas de hablar como: "el negrito en el arroz,", o "mi negra suerte"), con comentarios o apodos que en apariencia, son inofensivos, y que sólo los utilizamos para divertirnos, cuando en realidad lastiman a otras personas, y como se menciona en el documental por la directora misma (el ejercicio de la silla vacía es en las mismas proporciones fuerte y espectacular), la palabra en si no es la que está mal, sino la intención que lleva, y también la capacidad de la persona herida de aceptar sus raíces, ya que es otro punto que expone el documental me parece de manera puntual y brillante, el origen de estas personas a pesar de lo duro que es: las personas africanas fueron traídas al país como esclavos, y parte del crecer es conocer y aceptar la historia para no repetir viejas y malas costumbres, y conocer como durante años han trabajado para poder derribar esos estereotipos y mostrar lo importantes que son para la comunidad, un claro ejemplo son las muestras de apoyo en el deporte norteamericano por la violencia racial que se vive en ese país.
Llega un punto al final del documental que el discurso y la imagen se funden y lo hace a través de planos perfectos, como el del monólogo recitado al mar.
La catarsis del documental, y la curación de estas mujeres llega al reconocerse y compartir su experiencia con otras mujeres que vivieron lo mismo, y saber que no son las únicas que vivieron esas cosas. Es así que la directora se refugia y se acompaña de estas historias, para contar la propia, y es así de este modo que, contando las cosas que nos importan, y que en automático se vuelven importantes y universales, se cuentas y proyectan las cosas importantes de tocar y compartir con los demás, las historias del pasado, y las historias que vendrán.
Como comentario final quizá diría que al igual que estas historias unen de distintas maneras a la experiencia de la directora, la sanación también las unen en puntos muy específicos, como el dibujo, el baile, el cine, la poesía, el arte en lo general; pero quizá el punto más importante que las une es la familia, su descendencia, y esta parte al igual de poderosa y emotiva, lo hace comulgar con otros extraordinarios documentales como For Sama y Tote_abuelo.
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