-Dime algún recuerdo que hayas olvidado, algo que no recuerdes. Algo que
era tan tuyo que lo escondiste hasta de ti mismo.
-Algo que haya olvidado. ¿Cómo puedo decirte algo que olvidé? algo que
ya no recuerdo.
-No lo sé. Trata de recordar algo.
-Algo. No sé, todo lo que recuerdo es algo que no he olvidado.
-Todos olvidamos cosas y después aparecen al ver, no sé; un objeto,
escuchar una canción, platicar con algún desconocido.
Quedan unos segundos en silencio y ella se abraza fuerte a él.
-¡Ya se como! -dice ella- Hipnosis.
-¿Qué?
-Si, anda es divertido ya lo he hecho.
-Lo has hecho.
-Si, bueno en realidad me lo hicieron.
-Yo te lo hago todas las noches.
-No tonto. Eso no. Una vez en la universidad una amiga no lo hizo a mi y
otras compañeras. Y en verdad funciona pero no es como en los actos de magia
que dicen que no recuerdas nada de lo que dices, lo recuerdas todo, no duermes
por completo, es una clase de despertar. Anda, hagámoslo.
-Pero que te voy a decir.
-No lo sé, será algo que hayas olvidado pero que en su momento significo
mucho para ti, algo profundo.
-Y de cuando será.
-Eso no se puede saber. Tal vez de tu infancia o de una vieja relación.
Eso es lo que te asusta, ¿verdad?
-No, sabes todo lo que fui y soy. Pero no creo que haya olvidado lago
que fuera tan importante.
-Quizá fue una importancia pasajera que sólo te tenía que importar o
algo que significara algo sólo en ese momento. Como ese capítulo que nos hace
llorar de una novela que al final no nos gustó tanto, o ese poema de una
compilación que cada vez que quieres volver a leer no encuentras la página.
Quizá sea eso el recuerdo que extraigamos.
-Bueno, está bien. Hagámoslo.
-Bien. -dijo ella y se levantó para incarse sobre la cama- Ahora relájate
y cierra los ojos.
-Bien. -dijo él y cerró los ojos.
-Ahora piensa en un lugar, un lugar en el que te sientas tranquilo y no
me digas donde o como es este lugar. Puede ser, no sé; una ciudad llena de
gente, o una montaña nevada en la que nunca has estado ni siquiera en sueños.
-Ok.
-No hables. -él sonrió y asentó con la cabeza-.
-Ahora, escuchando y viendo este lugar cuenta hasta tres en tu cabeza.
pasaron unos cinco segundos y ella dijo:
-Ahora, regresa en el tiempo viendo este mismo lugar y háblame de lo que
empieces a ver y sentir.
-No lo sé, está oscuro. Creería que es mi nacimiento -dijo él riendo-
pero que probabilidad existe de que aún recuerde esto. No sé, no creo que uno
sienta nauseas cuando está naciendo y eso es lo que estoy sintiendo justo
ahora, como si estuviera a punto de viajar, o morir. Que se yo. Eh, me duelen
las piernas, creo que estoy subiendo escaleras, he subido muchas porque voy
hacia arriba, oye no será mi muerte, o la muerte de alguna vida pasada. Se ve
una luz al final, viene gente tras de mi, puedo escucharla hablar, son varios.
Me voy acercando a la luz, es una puerta, hay un par de mujeres muy atractivas
esperando. He llegado con ellas y me dan la bienvenida, un segundo creo que las
recuerdo, bueno al menos su uniforme, espera, estoy en el barco, es el barco
que me trajo aquí la segunda vez que te vine a buscar, aunque no sé que estoy
haciendo aquí, recuerdo todo lo que pasó hace tres años. Bueno, sigo caminando,
recuerdo muy bien donde me voy a sentar. el primer grupo de bancas hasta el
frente. Sabes, nunca me gustó alquilar un dormitorio cuando viajaba por barco,
son tan solitarios, si puedes tener algo de privacidad y llevarte a alguna
turista o a alguna de las muchachas que trabajan en el barco como cocineras,
pero eso no les quita lo solos que están. Bien, ahora me siento. Veo pasar a la
gente frente a mi, recuerdo a la chica que esta pasando frente a mi.
-Descríbemela.
-No lo sé. Es muy atractiva, es de piel blanca pero está algo bronceada,
tiene unos ojos hermosos color no sé, verdes, esmeraldas. Me mira y me sonríe,
recuerdo que esa vez quise acercarme para conversar con ela en más de una
ocasión me invadía el impulso, pero
estaba acompañada de al parecer con su madre y una niña pequeña, no sé a verdad
si era su hija o su hermana menor pues la madre se veía bastante bien y joven.
Pero pues no pude acercarme así que, sólo me conforme con sonreírle en ese
momento y cada que salía para afuera, pero non recibí muchas por parte de ella,
creo que sabia o creía que yo buscaba algo.
-Y lo buscabas.
-Te podría decir que si y no sentiría que te estuviera mintiendo, pero
más que buscar algo, sólo me hubiera gustado, no sé platicar con ella o saber
su nombre.
Algo que escondemos de nosotros mismos.
ResponderBorrarUn beso.
Las preguntas raras que pueden nacer cuando alguien despierta sintiendose la persona mas feliz del mundo. Aunque claro también la complicidad y la confianza de la persona con la que despiertas cuenta mucho. Dos besos de regreso para ti.
BorrarLa rutina me ha enredado y paso por Blogger muy poco y rápido, por eso, hoy que puede dedicar más tiempo a leer me he pegado un repaso entero a tus últimos post. Este, sin duda, es el que me más me ha cautivado. Escribes de manera tan delicada y precisa que, no sé, cualquier comentario mío está un poco demás. Simplemente decirte que me ha fascinado.
ResponderBorrarUn abrazo.
Me alegra mucho que te haya gustado. Este en preciso tiene continuación, una segunda parte; aunque todo sean partes inconexas de una sola historia. Aunque bueno, tendrás que esperar un mes para descubrirla. Dos abrazos de regreso (con besos incluidos) para ti.
BorrarTal vez la memoria perfecta sería algo opresivo.
ResponderBorrarQue curiosa Sofía-Esnelia. Y parece que funciona bien esa relación.
Estuve leyendo recién el capítulo anterior y te dejé un comentario.
Lo he leído y le das un plus a la entrada. Saludos.
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