De las preguntas más absurdas que nos pueden hacer en la vida es qué edad tenemos. Porque no nos da ninguna pista de a quién tenemos delante. Yo la verdad es que no lo sé. Ni me importa. Porque lo importante no es cuantos años tenemos, sino en cuantos de ellos hemos vivido.
Yo prefiero decir que tengo:
"Unas 40 miradas en el colectivo que me han hecho sonreír, 6 de ellas me hubiera gustado que duraran un poco más." Tengo 2 “te quiero” suicidas que dije sabiendo que quien tenía delante no me quería a mi. También tengo 14 abrazos inolvidables, 3 de ellos irrepetibles porque quien me los dio ya no está.
Tengo unos 35 “lo siento” de los cuales 8 jamás me perdonaron. Y 2 que me costó mucho perdonar pero que al final lo hice porque la persona era más importante que el problema y al final lo valieron. Tengo 6 noches de hospital al lado de alguien que me importaba y "500 noches pensando en una persona a quien no le importaba yo. Tengo unos 300 besos, pero solo me acuerdo de 4. Tengo 3 veranos que fueron infinitos y 4 inviernos que fueron mejores. Tengo sin exagerar unos 10000 recuerdos de infancia maravillosos y 3 que no lo son tanto pero que ya no importan."
Tengo 6 noches sin dormir y ninguna de ellas fue por fiesta, y algunas lágrimas gastadas en cosas que no
importaban. También tengo 4 lágrimas muy amargas invertidas en algo que
merecía llorar durante años. Tengo 150 carcajadas de esas que hacen que te falte el aire y 10 sonrisas por compromiso.
Tengo 9 deseos de infancia que me reprochan todas esas promesas que nunca cumplí. Tengo 1 consejo recibido que entendí mucho tiempo después. Tengo 2 camas donde me acosté sin querer, 1 sofá que jamás volverá a ser sofá para mi memoria, unas 5 camas donde me hubiera gustado pasar una noche y sólo 1 donde hubiera matado por despertar. Tengo 5 errores que volvería a cometer y 2 de los que me arrepiento mucho, aunque solo un poco.
Tengo miles de cenas, pero pocas como aquellas 6. Y tengo 43 escalofrios que me han recorrido el cuerpo entero. 10 conciertos, más de 1000 películas.... y creo que ninguno de nosotros sería capaz de contar las canciones.
Tengo 9 deseos de infancia que me reprochan todas esas promesas que nunca cumplí. Tengo 1 consejo recibido que entendí mucho tiempo después. Tengo 2 camas donde me acosté sin querer, 1 sofá que jamás volverá a ser sofá para mi memoria, unas 5 camas donde me hubiera gustado pasar una noche y sólo 1 donde hubiera matado por despertar. Tengo 5 errores que volvería a cometer y 2 de los que me arrepiento mucho, aunque solo un poco.
Tengo miles de cenas, pero pocas como aquellas 6. Y tengo 43 escalofrios que me han recorrido el cuerpo entero. 10 conciertos, más de 1000 películas.... y creo que ninguno de nosotros sería capaz de contar las canciones.
Tengo años enteros en los que comía papas en la esquina de mi cuadra viendo la vida pasar con mis amigos. Y unas 30 tardes más recordándolas unos años después.
De las cosas que más atesoro y valoro y que significan algo más para mí, incluso más que años enteros de vida son esos fácil más de 400 atardeceres y poco menos de la mitad de amaneceres, pero todos los cambiaría por volver a vivir aquel amanecer.
Tengo 5 adioses. De dos de ellos nunca quise despedirme en realidad.
Tengo tantas cosas por decir que nunca diré y tantas que me tendría que haber callado. Pero sobre todo creo que tengo muy poco papel.
Quise compartirles esta maravilla de escrito que descubrí gracias al blog de Sindrome Coleccionista llamado ¿Y tú, qué edad tienes?. En su blog ella pone como autor a Macondo, pero indagando un buen rato por la red llegué hasta el blog de Enric Sanchez, ahora no sé si Macondo y Enric Sanchez sean la misma persona, pero lo que si es innegable es que cualquiera que haya sido el autor de este maravilloso conjunto de palabras creo algo grande y sirvió de inspiración para un montón de personas con esas palabras. Me he tomado el atrevimiento de modificarlo con algunas vivencias mías que pude recordar, las partes en amarillo son vivencias mías, algunas recordadas con exactitud como si hubieran sido ayer, con algunas tuve que dar números -datos- generalizados. Así que espero les guste y les dejo el enlace de la versión original y de la publicada en Sindrome Coleccionista.
muy lindo la verdad... casi siempre la edad nunca nos dice nada, jóvenes que vivieron mucho y viejos que vivieron poco hay a montones... y al revés, así que es así, impredecible el tema...
ResponderBorrarpero che, hay que tener memoria también eh... salu2...
Así es, siempre hay que tener memoria y porque no; también recordar buenos tiempos acompañados de un café, la computadora y algún buen amigo que quiera recordar y reír por todo lo vivido -recorrido- en este viaje llamado vida. Saludos.
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