Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

domingo, 7 de diciembre de 2025

Jay Kelly





"Todos mis recuerdos son películas."


Creo que sin querer, o sin planearlo en lo absoluto, ha sido un gran atino ver la nueva película de Noah posterior a ver la película de Joaquim, y no en el afán de compararlas, aunque hay bases para hacerlo en el sentido de que tocan prácticamente las dos mismas líneas argumentales; pero lo que sí me gustaría abordar de manera muy rápida es desde el género que cada uno lo expone.

Sentimental value, que si bien se presenta como una comedia romántica, es más un drama familiar directo (que por supuesto, tiene algunos momentos de comedia), mientras que Jay Kelly busca ser una película de pa a pu cómica, con pinceladas de drama, abordando la misma trama desde distintas figuras familiares: Joaquim desde la figura de una joven actriz que lidia con su padre ausente que es un director de cine laureado, y acompañando a su hermana menor que se alejó del arte; y Noah desde el reconocido y veterano actor que lidia con una crisis de existencia y el remordimiento de no haber convivido lo suficiente con sus dos hijas.

Dentro de los atinos de Noah esta el como discursivamente explora y cuestiona el sacrificio/privilegio no sólo de las grandes estrellas del cine, sino también de quienes están alrededor de ellos. Tiene chistes y detalles interesantes, pero lastimosamente la mayor parte de la película, su comedia no sólo es como la de cualquier otra película del big industry hollywoodense, sino que es simplona y rebuscada, al igual que sus referencias y homenajes (en Nouvelle Vague se entienden porque retrata una época cinematográfica en preciso, en Sentimental value nacen de sí misma, pero acá ni al caso viene la cita de Truffaut), haciendo en el acto que todo sello característico del cine de Noah, incluyendo su inteligente comedia se diluya, salvo por la presencia de Greta.

Y me parece que la película también contradice lo expuesto en Marriage story, pues todo lo que Noah expone (y critica) del personaje de Scarlett (que todos sabemos en quién estaba inspirado), es lo que ahora es. O sea, dicho en otras palabras: se convirtió en lo que juró destruir.

En todo caso, como mejor podría funcionar la película, quizá sin buscar ser eso; es como un homenaje a la carrera de Clooney, que sobra decir que es lo mejor de la película aun con el quilombo que le dejan en esta version edulcorada del Guido de 8 1/2. Guion escrito por el propio Noah y Emily Mortimer, dándose además el lujo de hacer un cameo en la película, para tratar de decirnos inútilmente que es una producción pequeña como las primeras películas del director (nada más falso. En todo caso, Joaquim logra más con menos en ese sentido) que por momentos tambalea (sobre todo en los momentos de introspección a través de estos viajes al pasado medio surreales a lo Annie Hall, pero perdidos). Un Sandler que tiene momentos buenos pero que ni al caso todo lo que se dice de él respecto a nominaciones y demás. Y una Laura que vale la pena lo poco que sale.

Por cierto, confirmo lo dicho hace poco: la verdad no me entusiasmaba tanto ver esta película, Noah me dejó de entusiasmar desde White noise y Barbie, pero la sola presencia de Riley en el reparto, que no supera los 5 minutos en pantalla, me hizo querer verla.

sábado, 6 de diciembre de 2025

Sentimental value





*Este texto lo estoy escribiendo desde el sentimiento y a bote pronto, de modo que si ven algunos errores de redacción, pido disculpas de ante mano.


Mientras veía la pelicula me venían frases y pensamientos a la cabeza como: "lo que es de uno, es de uno", "no hacemos la película que queremos, sino la que podemos" y "como comunicamos el amor en las ausencias que aprendimos".

No sé si podría afirmar que esta es la mejor película de Joaquim porque, al ponerla en comparación con el resto de películas de su filmografía, sé que la nostalgia por ellas podría ponerlas un paso adelante, sobre todo hablando de las dos primeras entregas de su Trilogía de Oslo porque son piezas fundamentales en mí formación cinéfila, pero si las veo en su línea autoral, creo que estamos hablando de la culminación de su directriz discursiva.

Valor sentimental completa de alguna manera su exploración de personajes perdidos, esos que vienen desde su primera película y que siempre terminan encontrando ese camino y ese motivo que los hace, y nos hace entender que todo ser humano que se pierde, está más cerca de encontrarse, y acá lo hace de una manera más madura.

Lo vemos a él y a su personaje protagónico en este drama familiar que se sostiene y se conduce a través de una forma muy sutil, pero con mucha fuerza, peso y presencia; en una de las dos líneas argumentales que presenta, y si bien puede caer en cosas predecibles, no es por falta de originalidad, sino porque al final de cuentas es un drama familiar. Las tensiones e inconclusos procesos de aceptación y duelo. El peso de no estar y ver que en la ausencia a quien más hemos amado se enrolla en un camino por el que uno ya pasó, y no querer que el otro pase. Que lo que hacemos, por más que lo amemos, nos aleja de las personas que amamos y nos puede llevar a una soledad dañina. Como dicen por ahí: "los polos iguales se repelen" o como diría mi madre: "lo que no quieres ver, en tu cada lo has de tener". Y también es entender que al sufrir un dolor, muchas veces salvamos a otros de que precisamente no sufran ese dolor, aún din darnos cuenta.

Renate es una actriz insuperable, Elle en el mejor papel y la mejor actuación de su carrera, Stellan derrochando maestría, e Inga brindándonos una actuación memorable. Si bien es verdad que Nora es el personaje protagónico, y representa a él alma perdida que conecta a todas las películas de Joaquim, acá el personaje de Agnes es el más importante de la película, un personaje que trae calma y encanto en esas escenas en las que practicamente refleja la rutina de la vida, regalándonos además el abrazo más hermoso del cine en este 2025. El final es simplemente maravilloso.

Y es precisamente en este final de la película, con un silencio y una mirada cómplice entre Nora y Gustav, nos manifiesta que, cuando las palabras faltan, esta el cine; y que siempre hay que ceder una cosa cuando del cine hablamos. Y de eso va la segunda línea argumental: la vida del cine, del actor, del arte. El miedo, el arrojo, la valentía, la realidad. Saber que hay cosas que ceder, como dejar de hacer tu película en un escenario tan importante que tiene una función primordial, como puede ser una casa, para poder hacerla con las personas que siempre han estado, aun en los largos tiempos de ausencia que unos u otros podemos poner. Esta película siento que va sobre eso y para ellos; la gente que siempre esta: familia y amigos.

jueves, 4 de diciembre de 2025

Je me souviens.





A Jonás Trueba, Georges Perec, Harry Mathews y Joe Brainard.



"Fue en ese cine, ¿te acuerdas? Era una mañana "Al este del eden".

James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé...."

Las cuatro y diez - Luis Eduardo Aute



No me acuerdo cuál fue la primera película que fui a ver al cine. Sé que fue El rey león o Jurassic park, y sé que fue entre 1995 y 1997, y sé que tenía entre 5 y 7 años. De lo que sí me acuerdo es de la primera vez que me emocioné de sobremanera. Fue cuando fui a ver Power Rangers, justo en el momento en que Zordon aparece por primera vez en la pantalla grande y el grito de toda la gente en la sala le acompañó, como hace unos años la gente llenaba las salas y gritaban al ver al Capitán América apareciendo en las últimas películas de los Avengers. Me acuerdo de la cara de mi hermano Eduardo esa noche en los años 90's. Me acuerdo de mi mamá, de Ceci y de mi tía Rosa, en ese orden. También me acuerdo que al salir del cine fuimos a Gigante y me acuerdo de los cromos de la película que estaban regalando al comprar una Pepsi. Me acuerdo también haber visto E.T., por esos mismos años.


Luego, estando más grande, como de 17, me acuerdo ver Eragon con toda la pandilla; y haber ganado las entradas de cine para todos lavando una losa de trastes sucios. Me acuerdo cómo de alguna manera se inauguró la tradición de ir al cine en Año Nuevo en los primeros años del nuevo milenio viendo las películas de El señor de los anillos con mis primas más grandes, y cómo luego yo y mi hermano Eduardo continuamos esa tradición unos años después estando solos en La Paz. Me acuerdo de varias películas compartidas con él. Me acuerdo cuando fuimos a ver Man of steel y lo enojado que salí de la sala. Me acuerdo cuando fuimos a ver El caballero de la noche asciende y las gafas de sol que perdí en la sala y que me gustaban tanto, y también cuando fuimos a ver Qué pasó ayer 3 con una sala repleta de niños. Me acuerdo cuando llevé a ver a mi hermano Fernando a ver El principito. Me acuerdo de la emoción que sentí al ir a ver solo El gran Gatsby, Her, La la land y Las oscuras primaveras. Me acuerdo cuando vi en la Cineteca de Durango El Padrino Parte Dos y sentir que estaba viendo una de las mejores películas en la historia, y lo mucho que me acordé de mi hermano Eduardo. Me acuerdo de la conmoción que me dejó ver Interstellar, y lo abrumada y aburrida que salió mi prima Ceci de la sala.


Me acuerdo haber visto Güeros la segunda vez que estuve en un Festival de Cine en mi vida, la primera vez que fui a uno, fue en La Paz, viendo Mr. Pig con Diego Luna en la sala. Me acuerdo de las tres veces que tuve la oportunidad de saludar a Damián Alcázar caminando por las calles de Todos Santos. Me acuerdo de haber visto Porto de Gabe Klinger un 11 del 11 a las 11, y la emoción que sentí al mirar en los créditos que Jim Jarmusch era uno de los productores ejecutivos y entender por qué me había gustado tanto. Me acuerdo cuando vi Columbus en una sala VIP alrededor de unos diez críticos de cine y escuchar como dos de estos dormían plácidamente ante una de mis películas favoritas en la vida. Me acuerdo de haber visto en Los Cabos la película The Florida Project sentado al lado de Astrid Rondero y Fernanda Valadéz antes de que fueran las directoras celebradas que hoy día son. Me acuerdo de haber estado en la misma sala que estaban Terry Gilliam, Adam Driver, Jennifer Morrison, Monica Bellucci, Julio Hernández Cordón, Everardo González, Tatiana Huezo, Amat Escalante, Emilio Santoyo y Diego Hernández. Me acuerdo de haber visto Paterson en El Huevo. Me acuerdo la primera vez que estuve en una proyección en la playa y sentirme como si estuviera en una sala de cine. Me acuerdo cuando vi The Irishman en una función de prensa y la felicidad que me dio el saber que era una de las primeras personas que veía la película en una sala de cine en todo el país. Me acuerdo de haber visto Atlantique de Mati Diop en una sala atascada de gente, y haber sentido una enorme felicidad de estar sentado en uno de los pasillos de la sala. Me acuerdo cuando vi Café Society de Woody Allen y cómo al salir de la sala sentí una felicidad que pocas veces he sentido, y un enorme amor por la vida. Me acuerdo cuando vi A ghost story, y la caminata al hotel detrás de un grupo de tres jóvenes que empezaron riéndose de lo absurda que les había parecido la película, y terminaron filosofando sobre el sentido de la vida. Me acuerdo cuando vi Susurros del corazón con Eliza, y la cena y la caminata posterior en aquel día de San Valentín. Me acuerdo de las muchas noches de cineclubismo viendo películas como El sacrificio del ciervo sagrado, El planeta salvaje, Isla de perros, Reminiscencias de un viaje a Lituania, entre muchas otras más; y a todas las personas maravillosas que conocí en ese tiempo.


Me acuerdo también la primera vez que vi en pantalla grande Cinema paradiso y darme cuenta que esa era la manera correcta de ver esa película en particular, y lo mucho que me habría gustado compartir con alguien ese momento. Me acuerdo de las dos películas, pero no de sus nombres; del Tour de Cine Francés del 2021 que fui a ver con Mónica. Y me acuerdo de la primera vez que me vi en la pantalla grande en Alejandra… todavía Alejandra, y lo que sentí al ver El Editor -Versión Final-.


miércoles, 26 de noviembre de 2025

"Historias extraordinarias" de Mariano Llinás





"Aquí yace, tuvo suerte. Nació con el destino de andar por la vida, lejos."

No hay forma de escribir y abordar el cine de Llinás, sin sentir que uno queda en deuda o no le hace del todo justicia a lo vasto y generoso que muchas veces suele ser su cine. Aún así, me aventuraré a hacerlo.

No dejo de sentir la sensación de que al ver "Historias extraordinarias", es como si estuviéramos viendo un "La flor 0", y no porque en "La flor" se haya perfeccionado lo que acá se expone hablando estrictamente de la "forma" (técnica y narrativa [con un aura muy noir gracias a la propuesta estético/fotográfica muy oscura y con gran poder visual]) que básicamente las aborda de la misma manera, sino porque simplemente esta dura mucho menos que "La flor", pero aún así dura mucho para la media de las películas hoy día (confieso que tuve que verla en dos partes, dos días seguidos).

Y es que la película no es larga sólo por capricho de Llinás o la extensión de los capítulos; es larga porque Llinás apremia al desarrollo detallado y meticuloso de la película y las historias que en ella convergen, historias extraordinarias en lugares más bien comunes y cotidianos. 

Hay una deliberada economía de recursos, que hacen aún más creativa, efectiva e irreal la propuesta cinematográfica de Mariano, que sin duda evidencía la naciente forma de hacer cine a mediados de la década pasada en Argentina, y de cuyo proyecto se desprenden nombres como Laura Citarella (haciendo labor de productora general, asistente de dirección y trabajo en arte), Juan Minujin y Santiago Mitre. 

Acá vemos un rompecabezas más parecido a una novela que a una película. Avanza, regresa, repite, cambia la perspectiva, inicia una historia, luego en medio empieza otras, algunas las termina, otras no. Las vidas de los tres personajes principales (narradas a tres voces) se entrelazan, pero no de la forma que uno creería o creemos que se nos sugiere todo el tiempo, siendo así testigos de un cine de infinitas lecturas, de infinitas posibilidades. Lleno de aventuras, misterios, intriga, reflexión, paranoia, amor, recuerdos, una música riquísima; y vida. En esta película, hay de todo.

La mayor virtud de esta película, es que Mariano manifiesta que el cine argentino es tan grande y vasto como sus hermosos paisajes provincianos y sumamente cinematográficos.

Mis partes favoritas, la historia derivada de “X” en el capítulo "Lola Gallo", porque me recordó a "Los asesinos" de "La flor" por la cadencia narrativa y la canción que se repite en bucle y que no spoilearé pero que revelaré en decir que es una pieza de Roberto Carlos. Y también la conclusión en el viaje de “Z” en el capítulo "El tesoro", sobre todo por el peso y poder del monólogo que hay en este.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

"Después" de Sofía Gómez Córdova: sobre duelos y descubrimientos.





Hay una especie de sentimiento raro que me habita a la hora de estar escribiendo estas palabras para una película que esperaba con muchas ansias poder ver antes de cerrar el año, no sólo porque es de una directora que desde su ópera prima me pareció muy relevante su lenguaje y cuya película puedo considerarla una de mis favoritas mexicanas de la década pasada, sino porque además esta es su segunda película, la primera después de esa ópera prima (Los años azules), pero además me he enfrentado a ese mood insano del hype, ante el cual muy pocas obras ganan, pero aunado a todo lo anterior, Después es una película que ha ejercido sobre mí el ejercicio de la suposición, es decir, que mientras veía la pelicula, todo el tiempo me venía a la mente el pensamiento de: "que habría hecho yo de ser el director".

Ante todo debo decir que, más allá de argumentar internamente y exponer por acá entre los detalles negativos que la película tiene (un montaje confuso que en la mezcla de líneas temporales puede hacer que se pierda más de uno, el tercer acto que afloja y en consecuencia puede provocar el desinterés de más de uno, pero que después hay un entendimiento claro del por qué esa decisión narrativa, y el final final que yo habría desestimado de cualquier plan por lo bien que le pudo haber venido la ambigüedad al cierre e la película, pero que es entendible la decisión de Sofía, además de que hay total congruencia en ese final) y todos los aciertos positivos que se logran, hay un sentimiento unánime al finalizar la proyección en la sala casi vacía. Este sentimiento dice que es una película de resiliencia: es hermosa, pero también es dolorosa, pero también se siente como ese abrazo de amor que alguien te da en un momento de profunda tristeza.

La mirada y el enfoque de Sofía no dista o cambia mucho de Los años azules a Después, pues sigue poniendo el foco de manera muy próxima e intima sobre su personaje principal, incluso por momentos en los que está se siente perdida, o no sabe lo que siente respecto a lo que está viviendo; el foco se pierde y es como si viéramos como ella se experimenta en el dolor, la inquietud y la desolacion: borrosa, desvanecida.

Muchas personas podrían argumentar que a la película le sobra reflector y cámara para el personaje de Carmen (Ludwika Paleta retratada magistralmente en esos primerísimos planos controlados por Ernesto Trujillo), y falta desarrollo de Jorge (Nicolas Haza) y personajes secundarios, pero para mí está sentencia es errónea en lo absoluto, pues desde el comirnzo de la película, incluso desde antes: el trailer, la sinopsis y el cartel, nos señalan que es una película sobre el duelo que vive una madre y como en ese proceso va descubriendo que no conocía del todo al hijo que tanto amo. No es una película sobre un joven en autodescubrimiento, en exploración, que se siente perdido, o sobre los sentimientos de las dos parejas que tenía, o sobre el tío, o sobre el padre; la película es sobre Carmen y como la negación y las capas caen para dejar manifestar la tristeza y el dolor de perder a alguien que amas, de maneras naturales, bellas y genuinas, sin tener que recurrir a extremos dramáticos que quizá impactan pero que pocas veces pueden identificarse con la realidad, aunque cada cabeza es un mundo y los duelos pueden manifestarse de formas infinitas. Sobre todo también hay una ejemplificacion que este velo y la floración de la expresión puede aparecer en momentos y lugares que pocas veces podemos atestiguar, como en la creación de arte y la sanación catártica.

Profundizando un poco más sobre Ludwika y su actuación, que es quien soporta y conduce la narrativa con la que Sofía crea sus historias y su cine (recordemos que Sofía es una de las guionistas más prolíficas y talentosas [generalmente haciendo mancuerna con el también sumamente talentoso Luis Bruo es] que tenemos en el cine mexicano descentralizado), me parece hay una sutileza, una contención y una hondura que sin mucho brillo, intensidad o presencia de palabras (que importantes se vuelven los silencios, la música y el diseño sonoro en la forma en que se nos cuenta la historia, pero también para adentrarnos al mood de Carmen), hace un personaje luminoso, fortalecido con una exquisita y poderosa actuación, que seguramente tocó de maneras muy particulares a Ludwika, pues la hace con su propio hijo en la vida real.

Finalizo comentando algo que me parece trasgiversa de alguna manera lo que la película busca, y el espectador promedio expone por su mirada adoctrinada, sensacionalista y de lectura superficial: muchos usuarios de la red social Letterboxd han escrito que Después vendía a ser algo adicional como la Aftersun mexicana, y me parece que es un completo desatino afirmar y seguir sumando esta apreciación a lo colectivo. No hay nada que asemeje a estas dos películas, salvo por la integración e incrustación de imágenes que vendrían a simbolizar no sólo grabaciones personales en formato casero, sino que además exponen en episodios importantes de naturaleza cotidiana, el punto de vista subjetivo de los personajes. Pero en el fondo de su trama, no hay símil alguno. En todo caso, puedo ver paralelismos más importantes de carácter discursivo con películas como Todo sobre mi madre, The deep end of the ocean, incluso con A ghost story, por muy descabellado que muchos crean mi conjetura.