Fue en el año 2018 que el joven director belga Lukas Dhont se dio a conocer en el mundo del cine con su película Girl, la cual se presentó en el Festival de Cannes en la sección Una cierta mirada, una película que ciertamente no sólo fascinó a la crítica, sino también al jurado en Cannes pues le fue otorgada la Cámara de oro como la mejor ópera prima, además de un premio especial al actor protagónico de la misma. Esta pequeña introducción la hago para servirme de ella al decir que si el debut de este joven era tan esperanzador como una carga para hacer de su segunda película una obra maestra, y que se presentara cuatro años después en el mismo festival en la selección oficial, me parece la superó con creces. Me explico.
La razón por la cual me parece Close una de las obras más importantes del año pasado, y seguramente una de las más recordadas de la década en curso y de las grandes negligencias de Cannes, es que Lukas tenía tan claramente la forma en que tenía que filmar esta historia, qué me parece es una película perfecta en todos los aspectos, y si alguien tuviera un pero sobre esta, tendría que exponerme bastante su argumento para poderme convencer.
La película tiene algo muy difícil de conseguir en el arte qué usted me diga y mande, y esto es que se vea tan armoniosa la complejidad y la sencillez. Lo vemos desde la historia, qué gira entorno a Leo y Remi, dos amigos de toda la vida que hacen todo juntos cual si fueran siameses, y que al entrar a la secundaria y escuchar a sus compañeros de clase sobre la rara relación entre estos, uno se aleja del otro, haciendo que este acto tenga consecuencias irremediables, el cual marcará a la otra mitad de la relación amistosa, la que resultó menos dañada. Esta premisa "sencilla" y que bien podríamos haber visto en cualquier producto de consumo ligero en el Hollywood donde don señor dinero manda, en manos de Lukas adquiere una complejidad en muchos sentidos.
Partiendo desde lo narrativo, me parece que la forma en que Lukas cuenta la historia, desborda una genialidad apabullante. Desde el principio la película es directa y clara, y en ningún momento se sirve de trucos para que él espectador pueda sentir las emociones y las evocaciones en la vida de cada uno de los personajes en los que nos podamos ver reflejados o con los que nos podamos sentir identificados. La narrativa qué entrelaza la historia y los recursos técnicos para pulir la forma en que se cuenta, inicia desde el minuto 1, un juego de niños en los que la imaginación y la oscuridad mezclan la óptica y el pensamiento de Leo y Remi, y que culmina en un plano secuencia hermosísimo que funge de manera breve y efectiva para darnos el contexto de la naturaleza de su relación, la relación de dos niños que comparten además de juegos, silencios, sueños y susurros. Y de manera casi inmediata Lukas nos muestra el conflicto de la trama, un conflicto que al hablar de una película que refleja "La honestidad del cine" lo podemos leer desde un principio entre líneas, pero la belleza de la historia de Lukas es el como no la va mostrando, como va desenvolviendo y entramando el conflicto principal de la película, y en el acto crear una pieza digna de cualquier espectador.
La trama que crea Lukas, más allá de la lectura fácil, va sobre el duelo que experimenta Leo por tratar de ser un chico con algo especial en su vida, así como Remi tenía el clarinete; la necesidad de Leo de expandir su mundo, un tanto por la edad que le exigía crecer, y por la presión del contexto social a su alrededor (en esto hay un lazo notorio con "Girl") lo hace crecer de una manera más dolorosa que al resto de niños que se les da muy fácil mentir en cuanto a su relación con Remi, cuando a él le cuesta decir la verdad y va soltando su dolor paulatinamente hasta quebrarse en el lugar menos esperado y sin reacción caótica alguna, por quedarse sin su mejor amigo, todo por no tener la madurez necesaria para darse cuenta de que Remi era su amigo, su hermano, su alma gemela. Un coming-of-age que retrata la amistad masculina como ninguno.
La película está plagada de momentos realmente hermosos y duros que a uno lo conmueven hasta el alma, creados en gran parte a las estupendas actuaciones de todo el cast, sobre todo los niños y las mamá. Estos momentos generalmente son acompañados por silencios y sutilezas visuales que revelan mucho sin necesidad de desgastar el lenguaje (o de hacer a la película redundante. En pocas palabras: dicen mucho con poco) que añaden más valor al poder narrativo qué acompaña al ojo de Lukas, que a mi parecer hacen que con apenas su segunda película, este en el olimpo de los grandes creadores cinematográficos, y un claro sucesor del cine de los hermanos Dardenne.
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