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lunes, 5 de marzo de 2018

París Puede Esperar: Un viaje con muchas paradas.


París Can Wait, su título original, es una película del 2016 (estrenada el año pasado en México) de la realizadora Eleanor Coppola, quien es la esposa del director de cine Francis Ford Coppola y se le reconoce por sus trabajos documentales sobre la realización de películas como Apocalypse Now, The Virgin Suicides y Marie Antoinette.

A sus 81 años de edad la escritora, fotógrafa y ahora directora se aventura a realizar su primera película de ficción en la que hace una especie de autobiografía sobre un viaje que tuvo en el 2009 de Cannes a París, justo como le sucede a la protagonista de la película por la misma razón, pero con una historia romántica de por medio, que se fue inspirando durante el viaje y días después que Eleanor le contó a su amiga todo lo que vio y esta la animó a que escribiera el guión y plasmara todas sus vivencias e inquietudes a la pantalla grande algunos años después.

Y es que la verdad he de decir que la película es muy encantadora, si bien no es una gran obra, si es una película que todo amante de la fotografía, de los viajes, o de la comida, la pueden disfrutar como ninguna otra película. Vemos como Anne, el alterego de Eleanor interpretada encantadoramente por una ya madura pero muy bella Diane Lane, después de acompañar a su esposo, el director de cine Michael Lockwood, quien después de asistir al Festival de Cannes tiene que viajar a Marruecos donde se filma una película de la que es productor, entonces, por un dolor de cabeza que tiene Anne decide no acompañar a Michael por recomendación del piloto del jet en el que viajarían, entonces uno de sus socios con el que habían convivido en Cannes, Jacques; se ofrece a llevarla a París, a donde llegarían en un día, para verse días más tarde con Michael, así que ella no tan convencida accede, así que se embarcan en un viaje en el que este encantador, maduro y amante de la comida francés hace a Anne disfrutar el camino sin pensar tanto en el destino al cual no llegan en un día, ya que este francés se para a la menor provocación para hacer de este viaje algo digno de enmarcar y contar, haciéndola comer en todo lugar encantador que este conoce, mientras ella toma fotografías y paga habitaciones de hotel.

Esta película tiene como objetivo algo no tan banal, pero tampoco tan profundo, y es el de disfrutar, nos hace conocer lugares, escuchar historias, nos hace enamorarnos de la comida del sur de Francia, de sus paisajes, de sus lugares no tan conocidos, con largos y buenos diálogos y algunas frases ingeniosas, no es tan densa como películas como Copia Certificada, y aunque no nos presenta temas tan trascendentales como otros road movies es bastante disfrutable si uno sólo disfruta de lo que se ve en pantalla sin querer ser tan filosófico, intelectual o banal. Una película que habla también aunque un tanto superficial no por no darle importancia, sino porque no tratan mucho el tema, como las relaciones en pareja, la muerte de seres amados, los amores fugaces, las desconfianzas, los sueños dejados de lado por cuidar a los hijos, estos subtemas sólo hacen que uno quede enganchado de la buena comida, del encanto del reparto minimalista de la película, de las buenas cosas que nos da el arte y la historia, las cosas buenas que tiene la película.

Una opción diferente si no quieren ver algo tan diferente o propositivo, pero tampoco las mismas películas de acción o comedias románticas producidas por el Hollywood encasillado, de las comedias románticas mexicanas mejor no hablo, no quiero que se me ponga amarga la boca.




Acá abajo les dejo unas frases que logré recopilar y que me parecieron interesantes.






Una oferta de tiempo es como un sufflé, todo está en el tiempo.

Bien, finjamos que no sabemos a donde vamos, o siquiera quienes somos.

Las pinturas en el metropolitano lucen un poco tristes, como si no quisieran estar ahí.

Conducir es la única forma de ver un país.

-A tí todo te recuerda a la comida.
-Si.

No todo el mundo debe tener una esposa para ser feliz.

Ellas son bombones, tú eres creme brulée de chocolate

-¿Por qué las flores huelen mejor en Francia que en Estados Unidos?
-¿Por qué? Porque estamos en Francia. En Norteamérica se ven hermosas pero huelen a refrigerador.
-Es cierto.
-Si.
-Bueno, las rosas son mis favoritas.
-Pero su perfume no debe intervenir con el aroma del vino.

-Intentas embriagarme, eso está muy mal.
-Sólo bebe lo que te provoque.

-El amor no siempre es justo. ¿Por qué será?
-Para mi nunca tendrá sentido.

-Este queso está hecho con leche sin pasteurizar. Está vivo y muy sano. Su queso en norte américa es pasteurizado, está muerto, va a tu estómago como una bola de grasa.
-Es por eso que ustedes pueden comer toda la mantequilla y el queso que quieran y  nunca engordan.
-¡Si! Y bebemos más vino tinto, desde luego somos mas románticos.

Sólo come lo que te provoque.

A diferencia de fumar, hay estudios que dicen que el chocolate es saludable.

Ustedes los estadounidenses siempre deben tener una razón para todo. Disfrutamos lo que comemos.

Los franceses tenemos una actitud diferente frente al matrimonio, a la de ustedes. [...] Somos prácticos, somos leales a la familia y al matrimonio. Pero somos humanos, y seguimos nuestras pasiones humanas naturales.

La culpa es mala para la digestión.

Una mujer como tú merece tener opciones, nos vemos pronto. J.

-Como te sientes hoy.
-Bien gracias, ya casi no me duelen, gracias a esas mágicas gotas.
-Y la cualidad medicinal del buen vino francés.

Sé lo que es caminar en los zapatos de otro hombre, pero en sus calcetines.

-Basta, se terminó el juego.
-Aun no.

-Alguna vez llegaremos a París.
-Finjamos que tenemos un año para llegar.

-Jack, tenemos que llegar a París y tenemos un problema.
-El problema no irá a ninguna parte.

-Que hay con el auto.
-Esperará a que comamos. Pruébalo todo.

-No creo que sea el radiador.
-No sabría decirlo.
-Claro que no sabrías, no hay nada que comer aquí.

Bueno, este auto fue diseñado para hacerte perder el apetito.

Anne, no tengas tanta prisa en llegar a París, jamás olvidarás tus viajes con Jack.

El cambio de la luna me recuerda que la vida y los negocios tienen ciclos. A veces llenos, otras no.

Llevo eso para recordarme lo frágil que es la vida, y cuán doloroso y exquisito es estar vivo.

Anne escucha, la comida es buena para el alma.

Sólo hay que saber lo que te gusta. Mis recuerdos más felices son en la mesa.

La mejor comida proviene del jardín.

-Nací en Cleveland.
-Nadie es perfecto.

Jack, no puedo expresar lo que este viaje ha significado para mi.

Espera a ver el ascensor, es curioso, ya lo verás, es francés, es diminuto.

-No nos perdamos este momento.
-No lo hemos perdido.


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