Esta ocasión les hablaré de un clásico de la literatura mexicana, tan clásico que hace algunos días apenas lo acabo de leer. (No es cierto :) ) Tan clásico como grandes títulos de renombre como "Pedro Paramo" de Juan Rulfo, o "Aura" de Carlos Fuentes. Esta ocasión quiero compartirles la apasionante historia de "Las batallas en el desierto" de José Emilio Pacheco.
Publicada en 1981, esta pequeña novela es narrada por su protagonista ya de edad adulta que cuenta sus experiencias en la década de los cincuenta cuando era un niño y cursaba la primaria, nos narra una entrañable, colorida y por supuesto muy lejana Ciudad de México y Distrito Federal. La decadencia de gobierno de Miguel Alemán por el cual se queja su hermano rebelde, los modismos americanos y las nuevas tecnologías que bombardeaban a nuestro país; son parte del cambio en la vida de Carlos, que al igual que el país iba cambiando él también empezaba a descubrir entre amigos, batallas de juego y las madres de sus amigos (una en específico) que el era el que cambiaba incluso más que la ciudad.
Muchos creerían que al empezar a hablar sobre "Las batallas en el desierto" empezaría a hablar sobre esos amores imposibles (como suelo hacer proyecciones de mi propia vida como el señor Woody Allen) pero no. La verdad es que al leer por primera vez esta novela fue inevitable para mi recordar una serie que fue fundamental para mi desarrollo y mi vida durante la infancia: "Los Años Maravillosos" (The Wonder Years) y así como Carlos hace referencia a esta época con la maravilla de canción puertorriqueña "Obsesión" al igual que la canción de está serie "With A Litlle Help From My Friends" de Joe Cocker, nos hace trasladarnos en el tiempo de una manera tan eficaz, que pretender desear una maquina del tiempo a estas alturas de la vida seria un deseo innecesario y hasta idiota. Como alguien ya de edad (como se escucha en la voz del magnífico narrador tanto en español como en ingles, y como te llegas a imaginar la misma voz del señor Pacheco narrando la historia de Carlos, los que conocemos la voz del señor Pacheco) nos va narrando su vida en la niñez, y como ese gran salto se da desde la misma hasta la pubertad y la adolescencia mientras el mundo también se va enfrentando a cambios quizá no tan drásticos como los que sufrimos nosotros. El hombre llegando a la luna, las guerras que sufre medio oriente y el gobierno norteamericano siempre "tan" preocupado por la paz. Escuchar, leer o ver la historia de tu niñez, si bien no como tal pero si con muchos factores en común como tus amigos de infancia, ese mejor amigo tonto pero bueno de gafas, tu familia, tus hermanos mayores, tu escuela, tu primer amor (que también se llamó Nanci por cierto como la canción de Taller Para Niños "Mario Bros Tres") enamorarte de una maestra, de la hija de una maestra, o incluso porque no; como le pasó a Carlos, enamorarte de la mamá de tu mejor amigo.
Como esta novela fue tan importante en la cultura mexicana que en el año de 1986 se hizo una adaptación cinematográfica llamada "Mariana, Mariana" con la actuación estelar en el elenco del señor Pedro Armendáriz Jr. Y en cuanto a la música la banda Café Tacuba grabó la canción "Las batallas" con clara referencia en la historia acompañada con este maravilloso trozo de aquel bolero puertorriqueño que seguro si aun vive Carlos (o los Carlos) lo estarán recordando y seguiran reproduciendo en sus cabezas: "Por alto que esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo. No habrá una barrera en el mundo, que mi amor profundo no rompa por ti....".Y es que este tipo de historias, historias como esta, estas historias nos gustan tanto por una simple razón: todas desde nuestra perspectiva las hemos vivido, ver siempre películas como "Nuestra Pandilla" o "Cuenta Conmigo" (ambas filmadas entre los ochenta y los noventa) aunque en su tiempo fueron filmadas para niños, y aun los niños que las ven (como mi hermano pequeño) estas historias aunque sean niños los protagonistas, esos niños han crecido como nosotros y con nosotros, nosotros los hemos hecho adultos y ellos cada vez que vemos o leemos sus historias nos vuelven a hacer niños, las historias también se han hecho adultas y viejas con el paso del tiempo.
"Y es que es inevitable sentir en esta clase de historia ver parte de tu vida reflejada, ver como la historia va cambiando como tu vas cambiando, el hombre en la luna, las guerras provocadas por el país del norte haciéndonos creer que quiere paz para el mundo, la invención de los teléfonos celulares, las computadoras, los autos deportivos, los televisores. Cuantas películas, series de televisión, libros y novelas que fueron creadas en las décadas de los ochenta y noventa ahora son el reflejo de nuestra infancia, cuantos amigos ficticios y reales no se quedaron encerrados en aquella bella época. Cuantos Gordys cuantos Christofers, cuantos "Bens", cuantos "Baby Ruths" cuantas "Winnies", cuantos "Kevins", cuantos "Pauls" no nos vienen a la mente al volver a ver estas maravillosas películas; cuantas caras puede tener el "Power Ranger" rojo, el azul, la rosa, Cuantos Tommys enamorados de Kimberly. Por eso es que novelas como la de José Emilio Pacheco se vuelven clásicas y tan universales y de cabecera, porque reflejan la vida y los recuerdos de miles de personas que aunque no sea su propia historia la que esta reflejada en la historia de Carlos si revela los recuerdos y secretos de sus propias historias vividas en aquellos años, y si bien las historias fueron inspiradas y escritas para los niños de aquellos años, como los años avanzan y el tiempo no es eterno como las personas, esos niños también han sufrido y disfrutado el paso del tiempo, esas novelas son escritas para los niños internos de las personas adultas, celebremos cada descalabro y el maravillosos tropiezo que hizo grande a Carlos...."
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