Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

miércoles, 8 de octubre de 2025

Una batalla tras otra.





Escribir sobre las películas de P.T. Anderson siempre resulta una tarea complicada, pero sin lugar a dudas gozosa, pues siempre hay que tocar varias bases para tratar de dar un comentario redondo y objetivo: filmografía, revisión de historia cinematográfica, atención al detalle conforme al lenguaje cinematográfico. El cine de P.T. Anderson es tan magistral, que aunque se intenta, para alguien como su servidor que ha visto crecer su cinefília con la filmografía del último gran maestro cinematográfico norteamericano, la objetividad se pierde un poco para dar paso al gusto de escribir desde el corazón cinéfilo de un joven de 21 años.

Antes de internarme a señalar y apuntar todo lo que me llamó de "Una batalla tras otra", me parece pertinente mencionar todo el revuelo mediático que ha originado la última obra de P.T., pues me parece que algunos de los comentarios que se han mencionado en las redes sociales, sobre todo por parte de crítica avejentada, e influencers de ideas vacuas, pueden desorientar y hacer que el hype se eleve, para hacer que muchos de los que no conocen el cine de este genio, terminen decepcionados. En el sumidas cuentas: me parece que los comentarios generales de la película son o exagerados, o mal leídos.

Hay muchos influencers (no pienso generar tema dando nombres a personalidades que honestamente no me agrada su contenido) que la han mencionado como la mejor película de este siglo, lo cual no solamente es una grosería para las mejores películas de P.T. (la pelea por esta distinción siempre versa entre tres películas), sino para la cinematografía mundial en general. Sólo mencionar una película como Amour de Michael Haneke, hacen que uno se de cuenta que ese comentario es completamente exagerado. Otros la han mencionado como "La mejor película del año", y en este comentario quizá no podría discutir mucho en el sentido que, por la cercanía y vigencia de lo hecho en este 2025 estas declaraciones subjetivas de muchas personas no se podrían discutir en el sentido de que si para ellos es la mejor del año, esta bien, sin aseverar que es la mejor película del año para todos, como podría ser la declaración de "La mejor película del siglo" cuando hay precisamente un bagaje histórico que si podríamos cuestionar. En todo caso mi opinión ante la idea de que "Una batalla tras otra" es la mejor película del año", haría falta hacer una revisión exhaustiva del panorama cinematográfico mundial antes de dar una opinión de estas, y justo es otro de los problemas en los limitados comentarios de muchos influencers, o de las personas influenciadas por estas personas: pues además de que estas personas van invitadas por las productoras y distribuidoras de la película a ver en un estreno especial o alguna función de prensa, además de recibir regalos o pagos por ello; lo cierto es que ellos sólo ven generalmente cine de industria, y en un gran porcentaje, de la industria hollywoodense. De modo que para cerrar esto, puede ser posible que la película sea la mejor película de la industria norteamericana del año, y conecto con otro asunto muy importante.


Sin duda alguna "Una batalla tras otra" ha sido la película más publicitada de P.T., cosa que en consecuencia hará que sea la película más taquillera de su filmografía, aunado con el más que atractivo reparto; pero también hay que decirlo con todas sus letras: es la película menos demandante narrativamente de Anderson, lo cual para nada quiere decir que sea menos. Ahora me explico.

Quizá debería de partir este párrafo escribiendo una sentencia que no creo haya alguien que lo pueda cuestionar: P.T. Anderson no tiene en su haber película mala (10 largometrajes, 1 mediometraje documental [que no sé por qué razón no se habla más de este] y algunos cortometrajes y videoclips). Quizá algunas son menores que otras, pero ninguna es mala. Ahora, el hecho de que "Una batalla tras otra" no sea tan demandante narrativa o/y discursivamente como "El maestro", "Petróleo Sangriento" o la extraordinaria "Magnolia", no la hace una obra menor en lo absoluto.

P.T., hoy día un veterano de esa maravillosa generación del '90, sabe con una perfección y maestría como se debe dirigir una película que le guste no sólo a sus adeptos, sino también al público en general, con una construcción de personajes complejos, con honduras y visceralidad que viene asentada no solo desde el guion, sino desde el conocimiento de lo que el actor elegido puede dar a su personaje. Es un director que sabe presionar hasta donde debe: sin recurrir a la figura del arrogante genio todopoderoso, pero tampoco desde la displicencia y condescendencia. En esta narrativa desde la posición segura de un maestro, siento que P.T. por momentos cae en un desarrollo de situaciones que si bien están perfectamente orquestadas, hay mucha base segura que pisa (como lo es el inicio que por momentos me hacía creer que estaba viendo una película de dos de sus compañeros de generación más talentosos: Tarantino y Nolan, justo hasta la parte en que se encuentran Perfidia y Lockjaw; ahí se introduce el P.T. que yo conocía en el 2010) lo cual hace que en esos momentos yo no vea al genio creativo y propositivo que nos regaló películas como "Boogie nights", "El hilo fantasma" o "Embriagado de amor"; aunque también si consideramos el género principal que define a la película, se comprende que haya mucha llanura o carretera recta, para enaltecer aún más picos telúricos en el vórtice, esas subidas inesperadas.


Un elemento por demás palpitante y que P.T. es de los pocos genios que lo lleva a la maestría y al límite (y con ello a nosotros) es la OST. Todo el tiempo esta la presencia de la magnífica pieza musical creada por el también mega talentoso Jonny Greenwood. Un acompañamiento perfecto que nos introduce a todo el feeling y timing que P.T. ya propone desde el argumento y el desarrollo de la trama. Este poder que P.T. manifiesta desde el score lo podemos ver en las dos mejores escenas de la película, donde somos testigos una vez más de los alcances y dominios que tiene P.T. narrativamente del lenguaje cinematográfico: el de la redada a la tienda del sensei, y la persecución en la carretera. Una singular orquesta con un tempo perfecto y desquiciados donde nada, absolutamente nada sobra y nada falta: duración de planos, campo de profundidad, milímetros de tercios, diálogos involucrados (o no); en fin. Un todo en unos satisfactorios minutos que se disfrutan endiabladamente en una pantalla grande.

P.T. hace una película perfecta, equilibrando la finura narrativa desde la escritura hasta el conocimiento del cine que a todas las personas les puede gustar. Hace una película de manual en muchos sentidos, con chispazos de creatividad que han identificado a su cine durante tres décadas. Esto hace en automático que sea una película con bastante consideraciones para la temporada de premios, donde seguramente lo veremos brillar a él, su crew y a su cast, sobre todo a Sean Penn y a Teyana Taylor (a mi consideración), pero sin dejar de lado las increíbles actuaciones de Leo, Benicio, oncluso ber de vuelta al panorama de muy gratas maneras a una Regina Hall; y la luminosa aparición de Chase Infinity que se ha vuelto en un grato descubrimiento más que le podemos anotar al maestro P.T.


Finalizo sólo recalcando una cosa que ha sido un común denomi ador entre los detractores de la película, que han sido pocos, pero que son peces gordos de la pluma crítica dentro del cine, como el maestro Boyero. Y es que se le ha cuestionado que P.T. crea un relato más superficial que ha realizado, sin hondura discursiva (incluso muchos lo han tachado de rojillo o izquierdista, lo cuál se me hace la lectura más simplona que se puede dar a la película) y sin creatividad constante salvo por los dos (muchos consideran tres) chispazos que tiene en tiempos marcados (supongo que no les quedó del todo claro el género de la película y sólo se dejaron llevar por el particular humor que maneja) de los tres actos de la película (que para mi en realidad la película la podríamos diseccionar en seis partes particulares e importantes, y quizá en su momento escriba puntualmente sobre cada una de ellas, pero ahora no); incluso argumentando que directores realmente legendarios y octagenarios han sido más valientes y arriesgados con su cine como Ford Coppola, Scorsese y el buen Jerzy. Ante todas estas lecturas, que las respeto y las valido porque hay un grado de valor y veracidad en lo expuesto en ellas, es que me parece se debe ver el panorama completo, pues si bien a un artista siempre se le debe de juzgar por su última obra, hay dos verdades en torno a P.T. y a la misma película: lo primero es que si revisamos detenidamente la filmografia de este director, vemos una constancia palpable de su calidad discursiva, argumental y técnica en todo su cine, explorando distintas historias, honduras y géneros, haciéndolo uno de los autores más consistentes de los últimos treinta años del cine hollywoodense. Y lo segundo es que, si bien puede ser una de las películas con menos finura del genio Anderson, si lo comparamos con el panorama actual del cine hollywoodense, se lo lleva absolutamente de calle, y en automático el espectador promedio o la audiencia general creerá (y que bueno que así lo crea y se reconozca a este capo) que está ante una obra maestra.

miércoles, 1 de octubre de 2025

El gran viaje de tu vida: las puertas que somos.





Empezaré este texto haciendo referencia a la recepción general de esta pelicula: a mucha gente no le gustó. Dijeron varias cosas que quizá si rozan en la razón, y otras que honestamente son disparatadas, una lectura muy superficial, o simplemente no le saben a lenguajes y géneros cinematográficos. El asunto es que ninguno de los comentarios leídos, los que busque leer y los que llegaron sin buscar; impidieronque pudiera ver la nueva película de uno de los directores contemporáneos que yo más respeto: Kogonada. 

Con sólo dos películas en su haber, Kogonada conquistó mi corazón cinéfilo con películas enternecedoras discursivamente y hermosas e inteligentes narrativamente, además del hecho de que he tenido la fortuna de ver ambas en la pantalla grande: Columbus en el Festival de Cine de Los Cabos 2018, y After Yang (en su cuarto visionado quizá) hace unas semanas en la Cineteca de mi ciudad en donde tuve la posibilidad y la fortuna de poder programar, en funciones muy peculiares que también ejemplifican hacia donde dictará la tesis de este texto: ambas con tan pocas personas que podría contar con las palmas de mi mano, y con algunas de esas personas durmiéndose; lo cual puede traducirse en que el cine de Kogonada no es para cualquier persona, incluso su película más comercial como vendría a ser esta.

A big bold beautiful journey (título original) no sólo significa el salto de Kogonada (o acaso una intervención que le asegure financiamiento para futuros proyectos más autorales) al cine comercial, mainstream, o de Hollywood; con todo lo que eso conlleva e implica, sino que también significa la primera película que él no escribe, y lo menciono de esta manera porque no puedo decir en toda la extensión de la palabra que esta sea una película de encargo. Ahora me explico.

Con un guion escrito por Seth Reiss (alabado por mucho con su guión de "The menu", que lo cierto es que a mí me pareció muy básico con twists leídos de acá a la Luna) Kogonada lo hace suyo, o al menos se leen muchos gadgets muy de su cine, y eso precisamente es lo que más explota.

La dirección técnica sencillamente es igual de hermosa que las películas antecesoras de Kogonada, pues es un hombre que le aprendió al cine de los más grandes maestros de este arte. Hay guiños a las formas (sobre todo en los planos y las secuencias), de Ozu, Kurosawa, Ford, Howard, Demy, Donen, von Trier y Gondry. En lo visual, la fotografía es excepcional, Benjamin Loeb destaca de sobre manera la luminosidad y la belleza de cada elemento en cada uno de los fotogramas: locación, diseño de producción, y obviamente los personajes y los actores que los interpretan, que ahora vamos con ellos.

Una de las cosas que yo más temía de esta incursión de Kogonada al cine de blockbuster y presupuesto descomunal, era el hecho de que tuviera una actriz del perfil de Margot Robbie, y no por el hecho de que sea una mala actriz, sino porque por su perfil actoral y el cine de Kogonada, no veía compatibilidad, pero lo cierto es que no sólo me calla la boca, sino que lo hace maravillosamente, luciendo más radiante que nunca, y la química que desprende al lado le Colin es vibrante, que conoce lo que Kogonada crea, y todo lo que sus personajes lo pueden hacer explorar interpretativamente. Ambos personajes, tienen mucho de los personajes de Columbus, incluso refuerzan mucho uno de los discursos mas importantes en el cine de Kogonada: todos nos podemos sentir perdidos (más no perdedores) en el camino, son importar la edad que tengamos. Los actores de reparto (sobre todo Phoebe, Jolie en la voz de GPS y el gran actor Kline) también son singulares y están llenos de un carisma incomprendido por los personajes principales (y una importancia que no se permitieron ver los críticos duros), pero que a mi parecer sirven como guías y cómplices para que ellos sigan ese camino de conocerse a sí mismos para conocer al otro, y como compañeros para que el espectador no se pierda y entienda lo que acá está pasando.

El concepto de las puertas en la película es en demasía importante, no sólo por lo que pasa de manera interna en la historia y su entramado, donde nos lleva a momentos importantes en la vida de estos dos personajes y que los definieron para ser lo que son y llegar a donde están, sino que también hay un mensaje muy claro por parte de Kogonada, pero que está escondido entre líneas como el cinéfilo de hueso colorado que él es: las películas también son puertas en nuestra vida. Hay una tendencia muy particular en cada una de las puertas con referencia a influencias cinematográficas que tiene el norteamericano de ascendencia coreana (de ahí que me parece descabellada la idea de las personas que escribieron de manera muy vacua que la película era un torpe intento de musical. Incluso le puedo encontrar cosas de HIMYM, pero nada de La la land), y si bien hay una medida general que predomina en toda la narrativa de la película, no hay que abrir mucho los ojos para darse cuenta que cada una de las puertas, tiene una forma y un propósito, tanto para la trama de la película y lo que viven los personajes, como para nosotros.

Dentro de las debilidades que se notan en la película, unas fuera del control del director, y otras que sí le competen, están muy visibles por una parte los diálogos de los protagonistas, que por momentos si buscan el efectismo a través de frases muy superficiales que buscan una profundidad que muchas veces no llega de forma natural y se tiene que valer de la música (elemento por demás dominante y atractivo) o de la magia de todo el elemento visual desplegado en la escena. Y también lo que muchas veces no juega a su favor, es el lenguaje de videoclip que si suma, pero creo yo nos privó de lo que se pudo haber logrado a través de una mejor distribución de tiempo uniforme entre todas las puertas, y lo que nos podría haber dado un mayor desarrollo más natural entre David y Sarah. Incluso podría decir que de haber llegado el metraje a los 120 minutos, yo lo habría agradecido enormemente. Y al respecto del comercial a Burger King, lo cierto es que a mí no me molestó tanto. Vamos, que hasta Wong Kar-Wai lo hizo para Heineken en una de sus películas más celebradas y una de mis favoritas.

Finalizó este texto comentando la singularidad entre una película de la big industry y una película indie en toda la extensión de la palabra: como antes lo comenté, de haber pasado a tener funciones con un número menor a diez personas, en contextos especiales como un Festival de Cine y la programación personal en una Cineteca; en esta película estuve acompañado de alrededor de 30 personas, en su segunda semana de proyección, con la agradable sorpresa que hace mucho tiempo, no veía una película en completo y absoluto silencio y oscuridad.

Kogonada entrega una película en la cual se permite experimentar en formas narrativas que muchos no comprenderán y se perderán, y confirma al menos para mí, que es un director que sigo queriendo ver en la pantalla grande, aunque en esta ocasión su cine no me haya hecho llorar con las dos veces pasadas.