Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

domingo, 24 de agosto de 2025

Breves comentarios sobre "Las niñas de los duraznos".





La sutileza de los lenguajes, lo poderoso de los mensajes y lo orgánico de cómo es impecable la comunión fondo/forma, hace que esta película sea una obra extraordinaria y perfecta.

Tiene el poder evocativo de hacerte recordar y revivir propios pasajes de la infancia, y cómo eran las dinámicas familiares, sobre todo a finales de siglo pasado: el defecto familiar de querer hacer crecer de manera forzosa y abrupta, la crueldad inofensiva y sin malicia de los hermanos mayores, y el machismo imperante que permea en todos los ámbitos de la vida.

Lleva con detenimiento el desarrollo de la historia.

La figura observadora, curiosa y taciturna de Valentina, le da un halo de enigma y misterio a la película. Hace que te enganches de inmediato a su particular personalidad.

La narrativa de Deniss es valiente y plausible, pues en determinados lapsos que parece que no vemos nada, lo escuchamos todo. Descubrimos, a ratos viendo, a ratos escuchando.

Hasta cierto punto de la película donde todo es ajeno a Valentina, nosotros vemos lo que sucede a su alrededor, pero sobre todo lo que se dice, y en esos momentos también percatamos, además del gran trabajo de cámara y sonido; lo poderoso de todas las actuaciones.

Un tratamiento de luz naturalista que la fotografía remarca de manera impecable. Lo que logran a nivel imagen, es realmente brillante, matizado y hermoso.

Se le podría asociar cierta similitud en una de sus líneas argumentales respecto a las tramas que aborda, con la película Abel (Diego Luna, 2010), pero el tratamiento narrativo de naturaleza contemplativa que emplea Deniss (que además de detallista, es atenta y que para nada demerita su propuesta rítmica, para aquellos que puedan quejarse de que es muy lenta, y que para nada lo es), es atendido desde una perspectiva totalmente distinta. Mientras Diego lo hace desde el humor dramático, Deniss fija su mirada y su escritura en un enfoque además de realista, atendiendo el impacto sobre cómo la ausencia de un engrane importante de la familia, puede dar a otro miembro de esta, a veces el menos esperado, un lugar que ocupar cuando quizá siente que no encaja, aunque antes no tuviera o sintiera la necesidad de hacerlo. En muchos sentidos, siento que explora algunos de los estudios que Freud firmaba sobre las infancias, pero lo expone con una atención puesta desde una visión para nada simplista o condescendiente, sino totalmente elegante y certera, sin rodeos ni lugares comunes.

Percaté (o eso quise ver yo) paralelismos con el cine de autores que en lo personal amo. Más allá de que si hay algo de Sofia Coppola en este grupo de hermanas (los uniformes del instituto), lo cierto es que quizá es el menos importante, o el más fácil paralelismo a detectar, pero lo que logra a través de lo que para ella significa y es el cine, y lo que seguramente le ha aprendido al cine de otros autores, es realmente precioso: está Reygadas, Tarkovsky, Martel, Erice, Saura, Bergman, e incluso sentí algo de la cadencia del cine de Rohmer.

Deniss está en otro nivel. Su cine, juega en otra liga. En definitiva, la cineasta y autora más importante hoy día del cine duranguense.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Pensamientos derivados de "Tú me abrasas".





No somos obra de los dioses, sino de los microbios muy sensibles.

¿Qué sería del cine argentino sin el recurso de la repetición en la obra de Matías Piñeiro? Probablemente un ente incompleto.

Una vez más el autor argentino hace una película que lleva al límite el lenguaje cinematográfico y la involucración del espectador. Una redefinición del voyerismo.

Jugamos a rozar las cosas.

"Tú me abrasas" es como un diario de viaje buscando la vida, y en el acto esa búsqueda, se convierte en una película, y la búsqueda de esta a través de unos poemas (o fragmentos de poemas en su mayoría) de Safo y el capítulo "Espuma del mar" del libro "Diálogos con Leucó" de Cesare Pavese, crean a partir de su puesta de cámara ante el mundo real, y que se transforma en el registro de la lente, la luz y la textura de la película.

¿Qué es un deseo que se esfuma? [...] Deseo y después busco.

Las imágenes capturadas por la cámara son de naturaleza cotidiana: paisajes en plano general, páginas de libros en primeros planos, dos mujeres (la propia Sago y Britomartis, que a su vez pueden ser muchas mujeres que se encuentran en el viaje que es la vida, y que siempre han sido de vital importancia en el cine de ficción de Matías) que parece charlan en lo cercano y en la distancia. Pero el montaje (y unas preciosas piezas musicales que aparecen de vez en vez) eleva dichas imágenes a un estado de arte en esencia pura.

Y si no sentís amor
pronto querrás amar
aunque no te correspondan


Matías recrea mitología griega en nuestros tiempos, porque la historia y la vida; son repetición.

-Entonces, ¿aceptas el destino?
-No lo acepto, lo soy. Nadie lo acepta.

domingo, 3 de agosto de 2025

Un techo sin cielo, de Diego Hernández.





Sobre nuestros duelos, esos que nos recordamos, y lo que heredamos de nuestros padres: perder nuestros recuerdos, guardarlos en una caja.


Luego de hacer una película a su yo universitario (Los fundadores), a su madre (Agua caliente), y a su ciudad (El mirador); Diego hace de Un techo sin cielo, una película para su padre fallecido, del cual ya sabíamos no sólo por Agua caliente, sino también por Callejones (cortometraje, 2023). Pero además de ser una película dedicada a su padre, es muchas cosas, y entre esas muchas cosas, su mejor película al momento.


En esta película Diego sigue asombrando e impresionando por el dominio que tiene para desdoblar el cine: hacerlo a su antojo, moldearlo, sin barreras, sin límites. Un cine total y completamente libre. 

Por momentos, y sobre todo en la primera parte, mientras el discurso sonoro cuenta una historia: la historia particular de la película; el discurso visual se mueve por otras líneas narrativas: códigos, claves, símbolos y metáforas que cuentan la misma historia, pero de manera distinta, en otro plano, y que en muchos sentidos se puede descifrar solamente conociendo la obra de Diego, porque si: por sobre todas las cosas, Diego es un autor. Por otros momentos, la narrativa es más formal en cuanto a las bases de la ficción, porque si bien nos sumerge nuevamente al igual que en sus películas anteriores, al juego de querer sabes que es ficción que es real, acá se marca que todo en la forma, aún con su naturalidad, es ficción; y el fondo con lo que este retrata y expone, son cosas reales, personales y valiosas en la vida de Diego: su historia.

En todo lo que tiene que ver con la forma, los dos personajes principales que sufren cosas completamente distintas física y anímicamente, con los que empatizamos sin ver demasiado; son acompañados de planos bien pensados, composición perfecta y elevadísima en lo visual, imagen honesta, sin tanto artificio, y en cuanto a la iluminación hay un trabajo sutil y un tratamiento natural, incluso en interiores. Las dobles exposiciones y las transiciones lentas son la muestra del elevado lenguaje cinematográfico que Diego no teme en explorar y experimentar y que viene perfeccionando película a película. El sonido es impecable, el diseño sonoro, perfecto; y la música (que Diego decide utilizar por primera vez en su cine) es profundamente hermosa. 

El fondo y las intenciones arguméntales que acompañan a la historia y la necesidad de Diego de hacer una película para su padre, toca temas muy importantes como las escasas oportunidades de los jóvenes adultos en materia laboral cuando se dedican al arte, la presión de los más adultos y su “echaleganismo”, lo vacías e inservibles que son las herramientas del emotional coaching, y la tirisia; pero con ese humor que Diego maneja en todas sus películas a la perfección: un humor de personas reales, que también muestra y contrasta, palpando de manera implícita el dramatismo de vivir estas cosas. 

Hay dos momentos sumamente bellos y poderosos al final de la película, que conectan con el principio de la misma y con otros dos que son arte en su máxima expresión: el primero, cómo termina y empieza con un blue screen, que además de haberme recordado la pieza de Derek Jarman (hay otros elementos que sin mencionar para no hacer spoiler alguno, me hicieron recordar a Godard y Varda), me hizo precisamente pensar en el estado anímico muy cerca a la depresión que estaban pasando Diego y Liz, manifestado extrapoladamente. El segundo, como la película muy tempranamente, luego de que Diego saca la caja, vemos esos planos contemplativos y de una carga visual potente, mientras escuchamos a Luz y Diego charlar, y justo antes del final, cuando luego de encontrar aquello que los cura a ambos precisamente dentro de la caja, los vemos platicando, pero ya no los escuchamos, escuchamos al viento, al cielo, a una campanita que bien podría simbolizar a su papá, como también lo suelen simbolizar las nubes. 

La puesta en escena del final, es preciosa. A uno lo deja sin palabras, y la forma en que Diego lo captura a dos cámaras. 

Finalizo diciendo de manera muy honesta y respetuosa, que Diego hace el cine que yo mientras duermo, sueño hacer.