Interesante como don Luca en un año estrena dos película, muy buenas, y completamente diferentes, y en ese completamente diferentes, debo decir que me decanto más por “Queer”
Hay muchos elementos y detalles que hacen una buena construcción de la historia en su primera parte concernientes a diseño de producción, respeto al detalle del lugar y época que se retrata y recrea, aunque si se siente mucho la influencia de artilugios tecnológicos para lograr a grandes detalles eso, y se siente un aura de falsa plasticidad.
Se siente mucha influencia de Kar Wai, en muchos elementos, como lo estilístico (no quieran ver los mismos colores en la Latinoamérica de los 50’s que en el Hong Kong de los 60’s), en los dos personajes principales y la toxicidad de esa relación amor-odio.
El personaje William Lee es complejo, completo y perfectamente interpretado por Daniel Craig (ya denle todos los premios a este señor). No hay mucha historia que nos indique conocer del todo a este personaje, pero se pueden intuir sin que erremos del todo: la vida del autor de la novela, la generación de escritores a la que pertenece y la década de la posguerra. Un alma atiborrada de soledad y delirio.
Los elementos oníricos y surrealistas (muy Bi Gan, muy Buñuel, muy Magritte. No es coincidencia toparse a Cocteau) en la historia, y como van tomando notoria importancia hasta ese desenlace extraordinario.
Guadagnino siempre me ha parecido un buen director, que a mí no me gusta tanto, pero que siempre reconoceré como un as en dar extraordinarios finales. También destacar que tiene escenas de ensueño, como la de la caminata lenta al son de Nirvana, la preparación de un jonkie (que pulso para dar esa impresión al detalle general) y la danza de la unión (es Guadagnino, tenia que estar el baile presente).
Para finalizar, debo decir que culpo a Luca, a Daniel y a Queer por hacerme querer volver a fumar.
Hay muchos elementos y detalles que hacen una buena construcción de la historia en su primera parte concernientes a diseño de producción, respeto al detalle del lugar y época que se retrata y recrea, aunque si se siente mucho la influencia de artilugios tecnológicos para lograr a grandes detalles eso, y se siente un aura de falsa plasticidad.
Se siente mucha influencia de Kar Wai, en muchos elementos, como lo estilístico (no quieran ver los mismos colores en la Latinoamérica de los 50’s que en el Hong Kong de los 60’s), en los dos personajes principales y la toxicidad de esa relación amor-odio.
El personaje William Lee es complejo, completo y perfectamente interpretado por Daniel Craig (ya denle todos los premios a este señor). No hay mucha historia que nos indique conocer del todo a este personaje, pero se pueden intuir sin que erremos del todo: la vida del autor de la novela, la generación de escritores a la que pertenece y la década de la posguerra. Un alma atiborrada de soledad y delirio.
Los elementos oníricos y surrealistas (muy Bi Gan, muy Buñuel, muy Magritte. No es coincidencia toparse a Cocteau) en la historia, y como van tomando notoria importancia hasta ese desenlace extraordinario.
Guadagnino siempre me ha parecido un buen director, que a mí no me gusta tanto, pero que siempre reconoceré como un as en dar extraordinarios finales. También destacar que tiene escenas de ensueño, como la de la caminata lenta al son de Nirvana, la preparación de un jonkie (que pulso para dar esa impresión al detalle general) y la danza de la unión (es Guadagnino, tenia que estar el baile presente).
Para finalizar, debo decir que culpo a Luca, a Daniel y a Queer por hacerme querer volver a fumar.