Hay varios elementos que me han hecho amar la pequeña, hermosa e independiente película de Fabio Vallarelli, que me dictan y me hacen querer escribir sobre esta ella no desde un punto frío, sino desde esa perspectiva que me pide no elaborar un discurso construido y formulaico, sino un discurso que se mueve más entre la emoción y las entrañas, sin pies ni cabeza, pero con mucho corazón.
Dos treintañeros que habían sido pareja en la adolescencia se reencuentran luego de muchos años. Por una serie de hechos fortuitos terminan pasando la noche juntos recorriendo la ciudad e intentando reflexionar sobre quiénes eran y quiénes son hoy.
Lo primero que evidentemente llama la atención de la película y hace que uno se enganche, es la historia y cómo se desarrolla. Primeramente tenemos a los protagonistas, ambos siendo de alguna manera las dos caras de una misma moneda, lados que, dependiendo la perspectiva de quien la mire o la lance, uno es el ganador, otro es el perdedor, o en otras palabras: uno es el triunfo, el otro es el fracaso. Por un lado, para Luca, podría parecer que Dolores es el lado ganador: cantante en ascenso, viviendo lejos de la conflictiva situación financiera de Argentina, con una vida interesante que le permite viajar. Mientras que para Dolores, Luca es quien podría irle ganando en la vida, pues a pesar de haber perdido a su padre recientemente, lleva una vida tranquila, haciendo lo que siempre amó qué era dibujar, sin importar lo absorbente de su trabajo, viviendo aún en su ciudad sin tener que despedirse de los amigos de toda la vida. Lo cierto es que para los románticos como su servidor, compartir la caminata por toda la ciudad al lado de alguien con quien conectamos, es un ganar ganar.
"Es mucho mejor ser un fracasado a no ser nada"
Otro de los elementos palpables que hacen que más de uno instantáneamente se enganche de la historia, es justo el elemento de la caminata y la ciudad, y el símil que este elemento tiene con grandes películas, enamorarnos de parejas y ciudades que no conocemos pero que justamente amamos por el amor a esas historias y las ciudades que se convierten en un personaje más. En el caso de Buenos Aires, las canciones de Fito Paez (y algunos de sus videoclips), el retrato tan melancólico que hace Wong Kar-Wai adornada de tangos y la lente de Doyle, y por supuesto el Obelisco en una secuencia muy al principio de un viaje en taxi (un guiñito a Jarmusch) que hace que recuerde un cuento que escribí hace años.
"Ya somos nuestros viejos"
La atmósfera que Fabio dota a la historia, sobre todo en las caminatas, es muy similar colorísticamente hablando, a películas como Before we go (Chris Evans, 2014) y Stockholm (Rodrigo Sorogoyen, 2013), obviamente con tratamiento-contexto-intención muy distintos. Además de ese elemento tan visual y de composición, uno de sus grandes encantos radica en la narrativa que rige lo que está más presente en la trama: las caminatas que se conducen en voz en off, con pláticas largas, extensas, por momentos continuas y por momentos pareciera que inconexas; son básicamente la construcción de estos personajes que trifurcan entre pasado, presente y futuro. Los cuadros mostrados de la ciudad con ese sentimiento, en escasos segundos de los lugares especiales en su historia, son gratamente efectivos para entender la importancia de la ciudad en la historia de Fabio y en su historia, hablando de Luca y Dolores. El trabajo fotográfico de Mariano Castaño es simplemente magistral, en su sencillez y despojo de pretenciosidad, da a la historia justo el enfoque y encuadre perfecto de cámara, postura e intención. Quizá haya un par de detallitos en cuanto a la iluminación en secuencias de planos abiertos y cerrados de una misma escena, pero realmente son insignificantes. La selección musical es de igual manera muy atinada.
"Crecer es una mentira.
Conocerse es una mentira.
el futuro es una mentira"
Los personajes principales de Fabio son interesantes porque no caen en tópicos o en los clichés en que suelen caer este tipo de personajes en rom-com's, son personajes que rayan lo real, en este y muchos sentidos hacen recordar a la pareja creada por Richard Linklater. Agustina Quinci está además de hermosa y encantadora en su personaje, es extraordinaria en la interpretación y realismo que le brinda a Dolores, le da una carga inteligente, sarcástica, emocional y carismática en verdad impresionante; y supongo esto se debe al hecho de que en la vida real ella no es muy diferente a su personaje, actuando y cantando, además de vivir en México desde hace varios años. Y en el caso de Andrés Ciavaglia, el realismo que logra en su interpretación es tan impresionante, que es difícil no sentir empatía y amor por Luca. Los diálogos dichos de manera torpe y atropellada, se sienten genuinos y naturales, pensados así desde el guion, e interpretados magníficamente por Andrés.
"Para ser bueno debes de ser cruel"
La diferencia entre una buena película y una mala película de este género (si es que la tuviéramos que encasillar) está en el guion y que tan reales o personales se sienten los diálogos, y acá no sólo los diálogos son poderosos, sino que la química creada entre Agustina y Andrés es formidable. Hacen tanto de Dolores como de Luca, dos seres que a pesar de los años y la distancia, no dejan de preocuparse el uno por el otro, de querer no sólo saber como están y lo que han pasado, sino también lo que han sentido en el tiempo de ausencia. también se involucran las situaciones de la vida y el contexto político social de Argentina, crisis existenciales de la edad propia, pero también las crisis económicas que han azotado el país (pareciera un tema de refilón o relleno, pero es una manera muy sutil e inteligente de hacer una crítica constante e importante a la política interna que por supuesto afecta a las personas reales y de a pie) hacen que Luca tenga matices que se van desvelando a lo largo de la historia. La evolución de la interacción entre Dolores y Luca también es sublime, vemos como pasan de la timidez en su trato, a la intimidad de las historias recordadas y vividas, la confianza que se va recobrando entre el trago, las confesiones, las canciones y la velada; mostrando sus inquietudes, sus temores, sus deseos y sus sueños. Mostrándose.
"Eso es crecer: hacerse preguntas"
La parte final de la película tiene momentos realmente encantadores: como rompen la cuarta pared previo a que Dolores le cante a Luca uno de los tantos himnos de nuestra generación (yo también soy treintañero e idealista) como lo son las canciones de Dos Minutos. Lo que más me agrada del final es que si bien podía y se justificaba el hecho de caer en un tópico, Fabio no lo hace, ni Luca sale corriendo tras de Dolores, ni Dolores se queda al lado de Luca, viven la noche de su vida, pero al igual que Celine y Jesse, tienen la esperanza de volver a estar juntos: volver al encuentro, cambiar el destino, perder el avión.
Ese hacer cine desde lo independiente (me agradó mucho la importancia que se le da en los créditos a todos los extras, mencionándolos prácticamente al principio de estos, sólo después de los actores principales), pero también desde lo personal, basado en la congruencia y la construcción de todo elemento partiendo del realismo a través de los personajes, es lo que hace que uno conecte y resignifique muchas vivencias en la vida de uno que pareciera no significan nada más que para quien las vive, pero es justo viendo películas como las de Fabio, que uno se da cuenta que el cine está hecho de vida, y que la vida y las vivencias son lo más importante cuando de crear arte se refiere, y es así que tanto el cine como el arte en general, se vuelven más próximos a la vida real, a las personas reales.
Finalizo escribiendo que para todos aquellos que alegan que la película es sólo una copia hecha de fragmentos de la trilogía Before, debo decirles que así como Richard vivió alguna vez una noche significativa con una chica que hizo que Before sunrise naciera, y en consecuencia las secuelas conocidas; seguramente Fabio se vio influenciado tanto por vivencias personales como por referencias cinematográficas. ¿Quién en esta vida no ha vivido una noche así? Todos deberíamos vivir una noche como esa al menos alguna vez en la vida.