Kuxlejal (Vida) es un mediometraje del año 2019 dirigido por la realizadora Elke Franke, alemana radicada desde hace muchos años en México, dato que me parece, es relevante para entender aun con más claridad el trabajo en este documental.
El documental narra la vida de un grupo de jóvenes en la comunidad de San Andrés Larráinzar, Chiapas, donde luego de la alta en los casos de suicidio que se han suscitado en la comunidad, un grupo de jóvenes, liderados por Erick, crean un grupo para combatir este mal. Es así como S-Hip-Hop Jlumaltik, además de ser un grupo artístico donde jóvenes mostraban y desarrollaban su gusto por el baile y el canto, también se volvía un grupo de apoyo para no sentirse solos y hablar sobre sus penas, además de buscar hacer que otros jóvenes se unieran a estas actividades artísticas en vez de caer en los vicios del alcohol y las drogas.
En los testimonios que la realizadora va recabando, podemos escuchar desgarradoras historias sobre suicidios entre los amigos y familiares de estos jóvenes, los problemas de violencia familiar que orillan a algunos de ellos a conocer el mundo de los vicios, y como salen de estos a través del apoyo del estudio y las organizaciones civiles (como la que da vida al documental), pero así como vemos que estos jóvenes combaten este problema, el final del mediometraje es desolador: por mucha ayuda que a veces una persona reciba, o por más indicios que muestre de que está bien y que no pasa nada de problemas por su mente, es demasiado tarde cuando se enteran de otro suicidio.
Hay una aproximación muy atinada e íntima por parte de la realizadora hacia estos jóvenes y su historia, me parece que el hecho de su nacionalidad la hace no acercarnos a ellos desde una tentativa melodramática o de mera inclusión sólo por su origen indígena; nos los muestra de una manera muy real, en su entorno y como ellos se desarrollan. Una gran apuesta que a mí me agrada mucho de este trabajo a nivel producción es que no se nos trata de vender un trabajo perfecto, no hay ninguna pretensión de que lo cinematográfico opaque a su historia, acá no hay la gran iluminación, la gran puesta, o el gran discurso; pero si hay un discurso real y una mirada próxima que es mil veces más valioso que lo anterior, puesto que el fondo siempre va a ser más importante que la forma.
Otro gran aporte que dan estos jóvenes con su historia y su testimonio, es el hecho de que piensan de acuerdo a su comunidad, todo lo que escriben y hacen es para enaltecer sus raíces y su cultura, escriben y cantan en tsotsil (una lengua que a mí me parece bellísima y de la cual me enamoré desde que vi el documental TOTE_Abuelo), y se sienten orgullosos de aportar su granito de arena para no dejar morir su lengua.
Sin lugar a dudas un trabajo más que valioso e interesante, sobre la riqueza que hay más allá de lo que las instituciones gubernamentales y los trabajos centralizados nos tratan de mostrar sobre los pueblos originarios, son estas historias las que nos muestran, que ni somos muy diferentes los unos a los otros, y que todos, buscamos al final del día lo mismo que el otro: bienestar para la comunidad a través del arte.