domingo, 25 de agosto de 2019
Atrás hay relámpagos: Oda a la juventud, segunda parte.
Hace un par de años, Julio Hernández Cordón estrenó en festivales dos proyectos cinematográficos mientras aún circulaba en el país su más reciente película (más que nada en espacios alternativos de exhibición de cine independiente), uno de esos proyectos es la película con más proyección del director a la fecha: Cómprame un revólver. Y la otra es la siguiente a comentar: Atrás hay relámpagos.
Atrás hay relámpagos bien podría ser una especie de híbrido de Te Prometo Anarquía, a la cual incluso desde mi perspectiva le vendría mejor no sólo el nombre de esta, sino el título que utilicé cuando escribí sobre ella hará hace poco más de dos años: una oda a la juventud.
(Comentar además que el texto dedicado a Te Prometo Anarquía [mismo que pueden leer en el enlace de aquí] sigue siendo uno de los textos más leídos del blog en sus ya cinco años de vida)
El principio de esta película se nos presenta justo como en la parte más frenética e intensa de Te Prometo Anarquía, la parte en que la relación del par de amantes del ex-df es más unida, en su punto de éxtasis, pero ahora el bromance que se nos presenta es entre un par de chicas bikers costarricenses llamadas Sole y Ana, luego de eso al llegar a la casa de Sole y mostrarle una sorpresa que le tenía preparada a Ana, la relación entre estas dos cambia vertiginosamente luego de un descubrimiento que al final de la película queda olvidado y que sólo era un pretexto para mostrarnos la naturaleza de cada chica, y su situación ante la vida.
Atrás Hay Relámpagos tiene, como ya lo mencioné; muchas similitudes con Te Prometo Anarquía, que para mi bien podría mostrarse como una segunda parte de esta, o su versión costarricense hecha por Julio. Una de las cosas más palpables en su similitud es la relación entre estas dos chicas muy dependiente, relación que no se muestra tan intensa como la que sostenían Miguel y Johnny, pero que seguramente así es. Entre las cosas que son iguales entre la pareja en Te Prometo Anarquía y la de Atrás Hay Relámpagos, está el nivel socio-económico de las chicas, mientras que Sole es de familia rica, que le puede solucionar todo, y que parece ser una carga para ella y como se relaciona con las demás personas, Ana, de quien no se muestra mucho de su vida familiar salvo por su relación con Sole y sus amigos Bikers, claramente no es de mucho dinero como Sole.
El cine de Hernández Cordón a mi parecer es impecable en todos los sentidos, y con esta película no iba a ser la excepción. De las cosas que más me gustan de su cine es que la fotografía tiene un cuidado estético formidable: encuadre, enfoque, iluminación; todo está bien pensado por director y encargado de fotografía, y es formidable, aunque cada escena contribuye al desarrollo de la historia, cada una por si sola a su vez funciona como principio y fin de un episodio en particular. Quizá la cosa que a mi más me gusta del cine de Julio (y que no lo pude disfrutar en Cómprame un revólver, aunque la película me haya fascinado) son sus números musicales, y en esta película en particular el hecho de como muestran por un lado la naturaleza de la juventud y su libertad incluso en sus episodios de bagaje y rumbo indefinido, y por el otro lado como funcionan perfectamente como presentación de personajes que en determinado punto de la película tendrán un rol más que imprescindible en la trama.
Al igual que con Te Prometo Anarquía, me pasó que estaba tan clavado en la trama de la película que Julio me engañó al creer que el final de la misma era antes de lo que era, en Te Prometo Anarquía me pasó en la escena en la que Johnny va patinando por la carretera mientras la música suena a todo volumen y la toma se va alejando de él y nos permite ver ese cuadro magnífico de la carretera haciéndose cada vez más larga y Johnny más pequeño, en esta me pasó en la escena en la que uno de los bikers llamado Frank, que es el tercer personaje en el que cae el peso de la película en determinado momento hasta el fin de la misma, está con su abuelo platicando sobre un mensaje que quiere enviarle a una chica y el significado de este, mientras acaba de construir un circuito para hacer maniobras con la bici.
Esta película por lo que he leído en su apreciación en general no ha gustado tanto como sus dos películas anteriores ya mencionadas, o sus primeros trabajos que también son muy respetados como Las Marimbas del Infierno; y yo supongo puede deberse en gran motivo a la poca importancia que se le da al asunto del descubrimiento que hace que la relación entre Sole y Ana se vea cambiada, y tampoco es como que tuviéramos un preámbulo de como era su relación salvo por la introducción que desde entonces ya mostraba la naturaleza de cada personaje y su rol en la película, y la prácticamente nula consecuencia de este hecho, (que quizá podría argumentar se ve resuelta por la posición económica de Sole) y el hecho de que aunque al principio el tema familiar para Sole era importante, al final parece no tener tanta relevancia o peso para su persona. Pero a mi parecer esto es un tema menor para quien disfruta del cine de Hernández Cordón, que seguramente quería más que nada exponer la confusión creada en dos personajes que luego de ver turbado su esquema de juventud perfecto y su presente, se enfrentan a una relación que ante la inclemencia no es tan buena, en la que cada una quiere ver por su bienestar por encima de los principios de la otra.
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