Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

miércoles, 1 de octubre de 2025

El gran viaje de tu vida: las puertas que somos.





Empezaré este texto haciendo referencia a la recepción general de esta pelicula: a mucha gente no le gustó. Dijeron varias cosas que quizá si rozan en la razón, y otras que honestamente son disparatadas, una lectura muy superficial, o simplemente no le saben a lenguajes y géneros cinematográficos. El asunto es que ninguno de los comentarios leídos, los que busque leer y los que llegaron sin buscar; impidieronque pudiera ver la nueva película de uno de los directores contemporáneos que yo más respeto: Kogonada. 

Con sólo dos películas en su haber, Kogonada conquistó mi corazón cinéfilo con películas enternecedoras discursivamente y hermosas e inteligentes narrativamente, además del hecho de que he tenido la fortuna de ver ambas en la pantalla grande: Columbus en el Festival de Cine de Los Cabos 2018, y After Yang (en su cuarto visionado quizá) hace unas semanas en la Cineteca de mi ciudad en donde tuve la posibilidad y la fortuna de poder programar, en funciones muy peculiares que también ejemplifican hacia donde dictará la tesis de este texto: ambas con tan pocas personas que podría contar con las palmas de mi mano, y con algunas de esas personas durmiéndose; lo cual puede traducirse en que el cine de Kogonada no es para cualquier persona, incluso su película más comercial como vendría a ser esta.

A big bold beautiful journey (título original) no sólo significa el salto de Kogonada (o acaso una intervención que le asegure financiamiento para futuros proyectos más autorales) al cine comercial, mainstream, o de Hollywood; con todo lo que eso conlleva e implica, sino que también significa la primera película que él no escribe, y lo menciono de esta manera porque no puedo decir en toda la extensión de la palabra que esta sea una película de encargo. Ahora me explico.

Con un guion escrito por Seth Reiss (alabado por mucho con su guión de "The menu", que lo cierto es que a mí me pareció muy básico con twists leídos de acá a la Luna) Kogonada lo hace suyo, o al menos se leen muchos gadgets muy de su cine, y eso precisamente es lo que más explota.

La dirección técnica sencillamente es igual de hermosa que las películas antecesoras de Kogonada, pues es un hombre que le aprendió al cine de los más grandes maestros de este arte. Hay guiños a las formas (sobre todo en los planos y las secuencias), de Ozu, Kurosawa, Ford, Howard, Demy, Donen, von Trier y Gondry. En lo visual, la fotografía es excepcional, Benjamin Loeb destaca de sobre manera la luminosidad y la belleza de cada elemento en cada uno de los fotogramas: locación, diseño de producción, y obviamente los personajes y los actores que los interpretan, que ahora vamos con ellos.

Una de las cosas que yo más temía de esta incursión de Kogonada al cine de blockbuster y presupuesto descomunal, era el hecho de que tuviera una actriz del perfil de Margot Robbie, y no por el hecho de que sea una mala actriz, sino porque por su perfil actoral y el cine de Kogonada, no veía compatibilidad, pero lo cierto es que no sólo me calla la boca, sino que lo hace maravillosamente, luciendo más radiante que nunca, y la química que desprende al lado le Colin es vibrante, que conoce lo que Kogonada crea, y todo lo que sus personajes lo pueden hacer explorar interpretativamente. Ambos personajes, tienen mucho de los personajes de Columbus, incluso refuerzan mucho uno de los discursos mas importantes en el cine de Kogonada: todos nos podemos sentir perdidos en el camino, son importar la edad que tengamos. Los actores de reparto (sobre todo Phoebe, Jolie en la voz de GPS y el gran actor Kline) también son singulares y están llenos de un carisma incomprendido por los personajes principales (y una importancia que no se permitieron ver los críticos duros), pero que a mi parecer sirven como guías y cómplices para que ellos sigan ese camino de conocerse a sí mismos para conocer al otro, y como compañeros para que el espectador no se pierda y entienda lo que acá está pasando.

El concepto de las puertas en la película es en demasía importante, no sólo por lo que pasa de manera interna en la historia y su entramado, donde nos lleva a momentos importantes en la vida de estos dos personajes y que los definieron para ser lo que son y llegar a donde están, sino que también hay un mensaje muy claro por parte de Kogonada, pero que está escondido entre líneas como el cinéfilo de hueso colorado que él es: las películas también son puertas en nuestra vida. Hay una tendencia muy particular en cada una de las puertas con referencia a influencias cinematográficas que tiene el norteamericano de ascendencia coreana (de ahí que me parece descabellada la idea de las personas que escribieron de manera muy vacua que la película era un torpe intento de musical. Incluso le puedo encontrar cosas de HIMYM, pero nada de La la land), y si bien hay una medida general que predomina en toda la narrativa de la película, no hay que abrir mucho los ojos para darse cuenta que cada una de las puertas, tiene una forma y un propósito, tanto para la trama de la película y lo que viven los personajes, como para nosotros.

Dentro de las debilidades que se notan en la película, unas fuera del control del director, y otras que sí le competen, están muy visibles por una parte los diálogos de los protagonistas, que por momentos si buscan el efectismo a través de frases muy superficiales que buscan una profundidad que muchas veces no llega de forma natural y se tiene que valer de la música (elemento por demás dominante y atractivo) o de la magia de todo el elemento visual desplegado en la escena. Y también lo que muchas veces no juega a su favor, es el lenguaje de videoclip que si suma, pero creo yo nos privó de lo que se pudo haber logrado a través de una mejor distribución de tiempo uniforme entre todas las puertas, y lo que nos podría haber dado un mayor desarrollo más natural entre David y Sarah. Incluso podría decir que de haber llegado el metraje a los 120 minutos, yo lo habría agradecido enormemente. Y al respecto del comercial a Burger King, lo cierto es que a mí no me molestó tanto. Vamos, que hasta Wong Kar-Wai lo hizo para Heineken en una de sus películas más celebradas y una de mis favoritas.

Finalizó este texto comentando la singularidad entre una película de la big industry y una película indie en toda la extensión de la palabra: como antes lo comenté, de haber pasado a tener funciones con un número menor a diez personas, en contextos especiales como un Festival de Cine y la programación personal en una Cineteca; en esta película estuve acompañado de alrededor de 30 personas, en su segunda semana de proyección, con la agradable sorpresa que hace mucho tiempo, no veía una película en completo y absoluto silencio y oscuridad.

Kogonada entrega una película en la cual se permite experimentar en formas que muchos no comprenderán y se perderán, y confirma al menos para mí, que es un director que sigo queriendo ver en la pantalla grande, aunque en esta ocasión no me haya hecho llorar con las dos veces pasadas.

domingo, 28 de septiembre de 2025

#SelecciónOficial del #Pa1omaTr3ce





Este año decidí dejar un poco de lado mi figura como director del Festival de Cine Paloma Itinerante, para atender lo que realmente me trajo de alguna manera al mundo cinematográfico: la crítica.

El siguiente ejercicio lo hago con todo respeto para las y los realizadores que este año participaron en la #Selección Oficial del #Pa1omaTr3ce en el que me permito hacer un muy breve análisis de sus trabajos con un enfoque meramente crítico, y me permito hacerlo en el sentido de que, si bien soy el director del Festival en el que sus trabajos participaron, yo no formé parte en ninguno de los procesos de su Selección, ni como equipo de Programación, equipo de crítica o equipo de jurado, por lo tanto las opiniones que yo exprese son totalmente ajenas a estos grupos, así como al mismo Comité Organizador, que es conformado por tres personas además de su servidor.

Por lo demás, cierro estas palabras comentando que también hago este ejercicio para que la gente no crea que sólamente se criticar o hablar mal de trabajos y cortometrajes que no participan en el Festival que yo dirijo. Sin más, comienzo.


*Acá el enlace de mi lista rankeada en Letterboxd:
https://letterboxd.com/johnnyantuhap/list/seleccionoficial-en-competencia-del-pa1omatr3ce/


Hacia el progreso.
Realmente valioso el rescate de material de archivo (found footage) y lo que se crea con este a nivel conceptual. Me agradó el humor que maneja. Recuerda muchísimo a los infomerciales cinematográficos de la década de los 40's.


Amado hijo.
Loable y destacable trabajo de animación. Una historia linda, con una colorimetría apropiada a mi parecer.


Lenguaje del amor.
Con lo destacada y reconocida que es la figura de la directora de este cortometraje, me parece ya no se puede permitir errores tan garrafales en cuanto al sonido se refiere. Sigo creyendo que no sabe dar finales, con este que, además de redundante, pareciera es excusador. Lo que siempre le reconoceré a Allis son dos cosas de manera más que positiva: la buena actriz que es, y que se atreva a salir de su zona de confort.


La niña de mis ojos.
Sigo convencido de que es uno de los trabajos más perfectos de los últimos años del cine duranguense, sobre todo con ese alucinante trabajo visual propuesto desde la cámara.


Besos prestados.
Uno no puede más que aplaudir y ponerse de pie ante un director que no sólo muestra sus influencias con orgullo, sino que además las hace suyas sin ningún mote de plagio o ínfulas de genio, y con una propuesta e historia muy de él. Además, me agrada que una vez más, el personaje protagónico en un cortometraje de Rafa, se llame Juan.


Lo último que escuché de Samuel.
Lo que se puede conseguir cuando uno está seguro de lo que quiere contar, y hay una inspiración que empuja muy cabrón detrás, como puede ser el amor a la obra de un autor inmarcesible. La tensión, la evocación y como involucran al espectador con sólo crear una atmósfera particular a través del excelente trabajo sonoro, y una sola locación, es formidable. Quizá lo único que yo vería con malos ojos sería la iluminación, pero sé que es requisito de este género cinematográfico.


Hablando con un monstruo.
Quizá Brandon no sea el mejor autor, pero es un excelente realizador, y es un verdadero gusto ver su crecimiento en lo cinematográfico.
Lo que yo más destacaría de este cortometraje suyo, sería la osadía, la valentía y la creatividad de experimentar con lo visual y lo sonoro, con todas sus capas y posibilidades.
Lo único que quizá yo cuestionaría, sería el montaje propuesto muy de producto de encargo por parte de una plataforma de streaming. Si los segmentos de entrevista hubieran sido un poco más concentrados, se habría tenido un dinamismo más apropiado. Brandon demuestra que es un director capaz de hacer un gran cortometraje valiéndose de muchas personas y muchos recursos y elementos narrativos, pero yo espero que no se olvide que también es un director capaz de hacer excelentes trabajos cuando los hace solo, de manera artesanal, metiéndole mucha creatividad y corazón, a pesar de lo que otras personas le puedan decir o puedan pensar.


Siluetas nocturnas.
Cortometraje que, a pesar de lo enredado que puede parecer por momentos la trama, así como su narrativa y su montaje; encuentra su mayor virtud en el personaje del perseguido, y en la ambigüedad de su argumento y desenlace.


domingo, 24 de agosto de 2025

Breves comentarios sobre "Las niñas de los duraznos".





La sutileza de los lenguajes, lo poderoso de los mensajes y lo orgánico de cómo es impecable la comunión fondo/forma, hace que esta película sea una obra extraordinaria y perfecta.

Tiene el poder evocativo de hacerte recordar y revivir propios pasajes de la infancia, y cómo eran las dinámicas familiares, sobre todo a finales de siglo pasado: el defecto familiar de querer hacer crecer de manera forzosa y abrupta, la crueldad inofensiva y sin malicia de los hermanos mayores, y el machismo imperante que permea en todos los ámbitos de la vida.

Lleva con detenimiento el desarrollo de la historia.

La figura observadora, curiosa y taciturna de Valentina, le da un halo de enigma y misterio a la película. Hace que te enganches de inmediato a su particular personalidad.

La narrativa de Deniss es valiente y plausible, pues en determinados lapsos que parece que no vemos nada, lo escuchamos todo. Descubrimos, a ratos viendo, a ratos escuchando.

Hasta cierto punto de la película donde todo es ajeno a Valentina, nosotros vemos lo que sucede a su alrededor, pero sobre todo lo que se dice, y en esos momentos también percatamos, además del gran trabajo de cámara y sonido; lo poderoso de todas las actuaciones.

Un tratamiento de luz naturalista que la fotografía remarca de manera impecable. Lo que logran a nivel imagen, es realmente brillante, matizado y hermoso.

Se le podría asociar cierta similitud en una de sus líneas argumentales respecto a las tramas que aborda, con la película Abel (Diego Luna, 2010), pero el tratamiento narrativo de naturaleza contemplativa que emplea Deniss (que además de detallista, es atenta y que para nada demerita su propuesta rítmica, para aquellos que puedan quejarse de que es muy lenta, y que para nada lo es), es atendido desde una perspectiva totalmente distinta. Mientras Diego lo hace desde el humor dramático, Deniss fija su mirada y su escritura en un enfoque además de realista, atendiendo el impacto sobre cómo la ausencia de un engrane importante de la familia, puede dar a otro miembro de esta, a veces el menos esperado, un lugar que ocupar cuando quizá siente que no encaja, aunque antes no tuviera o sintiera la necesidad de hacerlo. En muchos sentidos, siento que explora algunos de los estudios que Freud firmaba sobre las infancias, pero lo expone con una atención puesta desde una visión para nada simplista o condescendiente, sino totalmente elegante y certera, sin rodeos ni lugares comunes.

Percaté (o eso quise ver yo) paralelismos con el cine de autores que en lo personal amo. Más allá de que si hay algo de Sofia Coppola en este grupo de hermanas (los uniformes del instituto), lo cierto es que quizá es el menos importante, o el más fácil paralelismo a detectar, pero lo que logra a través de lo que para ella significa y es el cine, y lo que seguramente le ha aprendido al cine de otros autores, es realmente precioso: está Reygadas, Tarkovsky, Martel, Erice, Saura, Bergman, e incluso sentí algo de la cadencia del cine de Rohmer.

Deniss está en otro nivel. Su cine, juega en otra liga. En definitiva, la cineasta y autora más importante hoy día del cine duranguense.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Pensamientos derivados de "Tú me abrasas".





No somos obra de los dioses, sino de los microbios muy sensibles.

¿Qué sería del cine argentino sin el recurso de la repetición en la obra de Matías Piñeiro? Probablemente un ente incompleto.

Una vez más el autor argentino hace una película que lleva al límite el lenguaje cinematográfico y la involucración del espectador. Una redefinición del voyerismo.

Jugamos a rozar las cosas.

"Tú me abrasas" es como un diario de viaje buscando la vida, y en el acto esa búsqueda, se convierte en una película, y la búsqueda de esta a través de unos poemas (o fragmentos de poemas en su mayoría) de Safo y el capítulo "Espuma del mar" del libro "Diálogos con Leucó" de Cesare Pavese, crean a partir de su puesta de cámara ante el mundo real, y que se transforma en el registro de la lente, la luz y la textura de la película.

¿Qué es un deseo que se esfuma? [...] Deseo y después busco.

Las imágenes capturadas por la cámara son de naturaleza cotidiana: paisajes en plano general, páginas de libros en primeros planos, dos mujeres (la propia Sago y Britomartis, que a su vez pueden ser muchas mujeres que se encuentran en el viaje que es la vida, y que siempre han sido de vital importancia en el cine de ficción de Matías) que parece charlan en lo cercano y en la distancia. Pero el montaje (y unas preciosas piezas musicales que aparecen de vez en vez) eleva dichas imágenes a un estado de arte en esencia pura.

Y si no sentís amor
pronto querrás amar
aunque no te correspondan


Matías recrea mitología griega en nuestros tiempos, porque la historia y la vida; son repetición.

-Entonces, ¿aceptas el destino?
-No lo acepto, lo soy. Nadie lo acepta.

domingo, 3 de agosto de 2025

Un techo sin cielo, de Diego Hernández.





Sobre nuestros duelos, esos que nos recordamos, y lo que heredamos de nuestros padres: perder nuestros recuerdos, guardarlos en una caja.


Luego de hacer una película a su yo universitario (Los fundadores), a su madre (Agua caliente), y a su ciudad (El mirador); Diego hace de Un techo sin cielo, una película para su padre fallecido, del cual ya sabíamos no sólo por Agua caliente, sino también por Callejones (cortometraje, 2023). Pero además de ser una película dedicada a su padre, es muchas cosas, y entre esas muchas cosas, su mejor película al momento.


En esta película Diego sigue asombrando e impresionando por el dominio que tiene para desdoblar el cine: hacerlo a su antojo, moldearlo, sin barreras, sin límites. Un cine total y completamente libre. 

Por momentos, y sobre todo en la primera parte, mientras el discurso sonoro cuenta una historia: la historia particular de la película; el discurso visual se mueve por otras líneas narrativas: códigos, claves, símbolos y metáforas que cuentan la misma historia, pero de manera distinta, en otro plano, y que en muchos sentidos se puede descifrar solamente conociendo la obra de Diego, porque si: por sobre todas las cosas, Diego es un autor. Por otros momentos, la narrativa es más formal en cuanto a las bases de la ficción, porque si bien nos sumerge nuevamente al igual que en sus películas anteriores, al juego de querer sabes que es ficción que es real, acá se marca que todo en la forma, aún con su naturalidad, es ficción; y el fondo con lo que este retrata y expone, son cosas reales, personales y valiosas en la vida de Diego: su historia.

En todo lo que tiene que ver con la forma, los dos personajes principales que sufren cosas completamente distintas física y anímicamente, con los que empatizamos sin ver demasiado; son acompañados de planos bien pensados, composición perfecta y elevadísima en lo visual, imagen honesta, sin tanto artificio, y en cuanto a la iluminación hay un trabajo sutil y un tratamiento natural, incluso en interiores. Las dobles exposiciones y las transiciones lentas son la muestra del elevado lenguaje cinematográfico que Diego no teme en explorar y experimentar y que viene perfeccionando película a película. El sonido es impecable, el diseño sonoro, perfecto; y la música (que Diego decide utilizar por primera vez en su cine) es profundamente hermosa. 

El fondo y las intenciones arguméntales que acompañan a la historia y la necesidad de Diego de hacer una película para su padre, toca temas muy importantes como las escasas oportunidades de los jóvenes adultos en materia laboral cuando se dedican al arte, la presión de los más adultos y su “echaleganismo”, lo vacías e inservibles que son las herramientas del emotional coaching, y la tirisia; pero con ese humor que Diego maneja en todas sus películas a la perfección: un humor de personas reales, que también muestra y contrasta, palpando de manera implícita el dramatismo de vivir estas cosas. 

Hay dos momentos sumamente bellos y poderosos al final de la película, que conectan con el principio de la misma y con otros dos que son arte en su máxima expresión: el primero, cómo termina y empieza con un blue screen, que además de haberme recordado la pieza de Derek Jarman (hay otros elementos que sin mencionar para no hacer spoiler alguno, me hicieron recordar a Godard y Varda), me hizo precisamente pensar en el estado anímico muy cerca a la depresión que estaban pasando Diego y Liz, manifestado extrapoladamente. El segundo, como la película muy tempranamente, luego de que Diego saca la caja, vemos esos planos contemplativos y de una carga visual potente, mientras escuchamos a Luz y Diego charlar, y justo antes del final, cuando luego de encontrar aquello que los cura a ambos precisamente dentro de la caja, los vemos platicando, pero ya no los escuchamos, escuchamos al viento, al cielo, a una campanita que bien podría simbolizar a su papá, como también lo suelen simbolizar las nubes. 

La puesta en escena del final, es preciosa. A uno lo deja sin palabras, y la forma en que Diego lo captura a dos cámaras. 

Finalizo diciendo de manera muy honesta y respetuosa, que Diego hace el cine que yo mientras duermo, sueño hacer.