Producciones "La Vieja Escuela" Presentan:

sábado, 16 de marzo de 2019

El Azar: el destino en forma de tren.


Przypadek, su título original en polaco, es la cuarta realizada por el director Krzysztof Kieslowski, la cual nos narra como la vida de un estudiante de medicina deja la escuela luego de que su padre muere y le dice que él puede hacer lo que quiera con su vida, luego de esas palabras sale corriendo y toma un tren, o no; todo depende de qué futuro relativo esté a punto de contarles.

La película narra tres probables futuros a los que se enfrentará Witek, en el primero logra tomar el tren que lo lleva a Varsovia, este lo lleva a formar parte del partido comunista de Polonia, luego de conocer a un hombre en el tren, luego Witek recordando pasajes de su vida, y las pláticas de su padre, lo harán creer que de cierta manera vive la vida de este. Estando en Varsovia se reencontrará con su primer amor, con quien retoma la relación, pero esta chica está con el grupo opositor al gobierno, esto pondrá en una situación de peligro a la causa, Witek enfrentará a sus superiores en vísperas de un viaje que hará a París, de modo que ese viaje no lo hará. El segundo escenario posible lo pone en el mismo comienzo, el cual empieza justo como el otro, (salvo cosas que se alteran dentro de la estación) pero a la hora de tomar el tren este se va, es tanto el enojo de Witek que termina a golpes con un miembro de la milicia, esto lo lleva a hacer servicio comunitario, es ahí donde conoce a un joven que lo hará afiliarse no sólo a la oposición, sino a la iglesia, se inmiscuirá en la imprenta ilegal, y luego de reencontrarse con un amigo de la infancia en una de las reuniones clandestinas orquestadas por el grupo, también se reencontrará con la hermana de este, con quien la química será más que evidente, Witek pretende hacer un viaje a París con el grupo de la iglesia que en realidad sirve para contactarse con el grupo opositor en París, pero milicia le reprende el pasaporte y este no volverá una vez más a hacer el viaje a París, además de situaciones que hacen que se aleje de la oposición luego de dedicar tiempo a la hermana de su amigo. El tercer escenario posible también se da con Witek en la estación luego de que el tren lo deja, pero esta vez no es un milicia quien lo reprende, sino la chica con la que salía en la escuela de medicina, y es entonces el único escenario en el que parece Witek tendrá una vida feliz, con su carrera terminada, con hijos; una vida lejos de la que ilustran sus recuerdos que en un principio de la película Kieslowski nos los muestra como pequeños y sutiles flashbacks, el único escenario donde pareciera no habrá cortos circuitos o pequeños encuentros con el destino o lo que puede ser: no es hasta el final que por fin hace el viaje a París que en otros escenarios, donde todo iba mal no hacía, en este que todo parece ir bien, lo hace, y al final sabemos el por qué no lo debía hacer. Aunque para esas alturas resulte predecible.

Al igual que la vez que escribí sobre As Tears Go By de Wong Kar Wai, en esta película si bien no está visible a la luz del sol la maestría del realizador polaco, si se pueden ver desde ya sus influencias y lo que siempre carga el director en el argumento de sus obras: vemos su preocupación y su postura en cuanto al pasado y en aquel momento presente político de su país, vemos de alguna manera también su postura ante la religión, el destino, el azar, es lo más palpable en esta, vemos la contraposición de la búsqueda y la contradicción del final deseado y el final esperado, y la lectura es a mi parecer: “la vida puede tratarnos mal incluso con buenas intenciones, puede estropearnos la vida, pero la vida sigue, pero la cosa más importante que se debe saber al final es que: aunque se haya vivido la mejor de las vidas, la más feliz, esta terminará al igual que la de los demás, y quizá sea antes que la de todos.”

La vida que hace cruzarnos con personas de futuros posibles, o de un pasado que no recordamos más que por fotografías viejas o pequeños videos con película maltratada en nuestra cabeza, es algo que pasa; pero pareciera que Kieslowski lo ha inventado.

Una estructura simple, mesurada, muy similar a todo lo que el realizador rodó mientras estuvo en Varsovia antes de ir a Francia, más sin embargo con este sello característico en su fotografía llena de tonalidades oscuras que evoca a la reflexión de sus personajes y el sentimiento de melancolía de los fieles espectadores de su cine, veamos que, al igual que Kar Wai con As Tears Go By, todo lo que el director quería decir, ya estaba desde su primer trabajo.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario